Mi columna en Invertia de esta semana se titula «China y el cambio de actitud» (pdf), y es un intento de explicar los cambios de actitud y percepción de las compañías chinas a medida que su país sigue evolucionando para convertirse en el nuevo líder mundial indiscutido.
Cuando Xi Jinping confirmó su tercer mandato el 23 de octubre de 2022, repitió ante la prensa una consigna que lleva años afinando: “China abrirá cada vez más su economía al mundo y profundizará la reforma en todos los frentes«, un mensaje que se interpretó como la formalización de una agenda de apertura selectiva pero firme, diseñada para ganar peso en las cadenas de valor globales sin renunciar a la autonomía estratégica. La idea de «China no puede desarrollarse aislada del mundo, y el desarrollo mundial también necesita de China» es sumamente potente por la bidireccionalidad de la misma, y se revela claramente en la estrategia que el país lleva poniendo en práctica desde entonces, sobre todo con su apuesta por las tecnologías relacionadas con las energías renovables o la inteligencia artificial.
Dos años y medio después, el discurso de Xi ha dejado de ser mera retórica. El éxito de DeepSeek, la startup que demostró que la inteligencia artificial no necesita únicamente «fuerza bruta» de GPUs sino ingenio matemático, ha servido de catalizador para un fenómeno inesperado: cada vez más fundadores chinos deciden mostrarse abiertamente como tales cuando salen al exterior. Un reportaje de Rest of World describe cómo, tras años de ocultar su origne chino, las startups hablan ahora de talento, costes y velocidad como ventajas competitivas ligadas a su origen. Una de las emprendedoras entrevistas habla de que «now it’s OK to be Chinese overseas», y sobre cómo esa actitud atrae capital y usuarios en mercados antes reacios.
Esta nueva «visibilidad orgullosa» choca con la narrativa beligerante que domina en Washington. En abril, el presidente de la FCC, Brendan Carr, advertía en el Financial Times de que los aliados europeos debían «elegir entre la tecnología de las democracias occidentales o la del Partido Comunista Chino», señal inequívoca de que la Casa Blanca pretende convertir la conectividad, con Starlink incluida, en una especie de test de lealtad geopolítica.
El contraste no podría ser mayor: mientras Beijing ofrece mercado y recursos, tierras raras, economías de escala, un ecosistema de ingenieros que genera más patentes que nadie, etc. a cambio de adopción mutua y, sobre todo, de legitimidad; Washington reclama adhesión incondicional a un bloque que, paradójicamente, se muestra cada vez más hostil, menos predecible, más chulesco, más proteccionista y, sobre todo, más egoísta, mirando únicamente por el «America First». Toda una decadencia representada por el estilo y los modos de un irresponsable populista llamado Donald Trump.
La consecuencia es que Europa, tradicionalmente celosa de su «tercera vía», se encuentra forzada a gestionar un equilibrio cada vez más inestable. A la hora de desplegar redes 5G, automatizar fábricas o electrificar flotas, la verdadera decisión ya no es si comprar hardware «made in China», sino bajo qué condiciones puede hacerlo sin sacrificar autonomía regulatoria ni acceso a innovación crítica.
En ese escenario, la actitud emergente de las tecnológicas chinas de pasar de la discreción a la exhibición de Chineseness, introduce una variable inesperada: la soft-power tecnológica. Al abandonar el camuflaje, DeepSeek, Unitree o BYD transforman su procedencia en argumento de venta: frugalidad innovadora, dominio de la manufactura robotizada y apertura cada vez más genuina del código fuente. Esa combinación obliga a revisitar el mantra de Xi: abrirse «más y mejor» ya no es solo una meta macroeconómica; es, sobre todo, una estrategia reputacional que capitaliza la ansiedad de Occidente y convierte la competitividad en herramienta diplomática.
Para Europa, y, por extensión, para España, la decisión pasa por diseñar políticas industriales que convoquen a la inversión china sin hipotecar la gobernanza digital. No se trata de «elegir bando», sino de aprender a co-innovar desde reglas claras de transparencia, ciberseguridad y protección de datos. Lo contrario equivaldría a renunciar a la ola de disrupción que, como demuestra DeepSeek, ya no depende tanto del silicio estadounidense utilizado como supuesta «llave del paraíso», sino de la alquimia de algoritmos, restricciones y talento global distribuido.
En última instancia, aceptar la «aportación de China al mundo», que no es otra cosa que tecnología con ambición de liderazgo, implica superar el dilema maniqueo que algunos quieren imponer. La colaboración en inteligencia artificial, robótica o movilidad eléctrica no exige en absoluto abdicar de los derechos humanos ni aceptar sistemas políticos ajenos; exige algo más prosaico y difícil: gestionar interdependencias en un orden multipolar donde la innovación ya no tiene pasaporte, pero sí matices culturales que conviene reconocer, regular y, llegado el caso, celebrar. Porque la próxima ola de progreso, desde la energía a la salud, dependerá menos de banderas que de nuestra capacidad para tejer redes de conocimiento que crucen, sin complejos, la nueva Ruta de la Seda digital.
This article is also available in English on my Medium page, «Poised to strike: China’s innovators step out of the shadows«
La verdad es que a nivel geopolítico más vale que nos alineemos con India. Con sus más y con sus menos es una democracia y tiene un mercado interno igual de numeroso (o más) que el chino. Con nuestra economía empujándoles alcanzarán a los chinos en una década.
Otros amigos deseables: Brasil, Indonesia, Australia, Japón, Corea del Sur, Canadá, México, Nigeria, Sudáfrica
Y nos libra de tener que elegir entre guatemala y guatepeor. Lo que veo es que los chinos están interpretando mejor los tiempos que USA, pero ambos te dan «abrazos» que asfixian y ahogan. Ninguna opción se me antoja deseable ahora mismo.
Vaya, ya se ve que hoy a cualquier cosa zarrapastrosa le llaman «democracia», y así nos va…
Mientras el pueblo pueda votar libremente y echar al que está en el poder o mantenerlo, seguiría siendo estrictamente una «democracia».
Evidentemente hay democracias plenas y otras menos. Lo de Rumanía hace muy poco me ha dado mucho que pensar
¿1 década? Yo diría que ni en 1 década ni en 5 :D
En mi opinión, el único motivo por el que hay gente que cree que la India va a crecer mucho y llegar a ser casi tan poderosa como EEUU es… que China lo ha hecho :D
India ahora ha pasado a tener tanta población como ellos y quieren hacerlo. Nada más. No se parecen en nada.
China tiene las mejores infraestructuras del mundo y un mercado de competencia con capitalismo extremo. La ley de la selva. Y gente acostumbrada a remar en la misma dirección y seguir a sus líderes, elegidos mediante un sistema que intenta que los líderes demuestren que son los mejores antes de serlo.
India tiene infraestructuras horribles y mucha burocracia. Y una cultura que no premia el esfuerzo ni la meritocracia.
Es mi opinión, pero vamos, no creo que India llegue a despegar como China ni en sueños :D
Los profesionales tecnológicos en general por la naturaleza de su oficio les importa nada las posiciones políticas de sus amos políticos. Son cómplices indiferentes e impermeables a la geopolítica. Drones para la guerra, chips, ingenieros, etc., desde siempre toda civilización los ha usado, hoy no es la excepción. Bueno, esperemos que todo salga bien finalmente y cerremos los ojos ante lo que pasa con la gente finalmente. Será la misma gente quien se rebelará si seguimos en esta dirección, es la primera vez que una nueva tecnología como la AI requiere de la participación de tanta gente para ser realidad poniendo a prueba los intereses políticos.
Alguien decía el otro día, sin datos visibles, que los platos lavados por chinos no están tan limpios como los que lavamos los occidentales.
Hoy se deja traslucir que en la India pueden lavar los platos mucho mejor que en la China Popular. Sin tener en cuenta una cosa : que India es un polvorín por sobrepoblación y por estar pegado a los pakistnies, que no le perdonan su mala traducción de una independencia real y bien llevada. La marimorena montada por la hipócrita GB es descomunal.
Mientras que la China Popular, si algo ha demostrado, es que, sea como sea, ha sabido manejar tanto la población como la sociopolítica, bastante mejor que la propia Europa, que ha pasado por dos GM y las trifulcas de Hungría y Praga, sin olvidar el Mayo Francés. O todas las guerras anteriores, como las de los 100, primero, y 30 añitos, después. Y menos mal que fueron bajando en duración… Sin olvidar que, mira tú por donde, somos un territorio invadido por las gentes venidas de Asia.. todos tenemos algún gen del Fu Man Chu (manda carallo!!!).
Y ya no digamos esa Federación Fallida, llamada USA, que ni a Confederación llega.
Pero podemos seguir analizando con instrumental obsoleto la realidad geopolítica del planeta Tierra… un solo planeta, por mucho que algunos sigan soñando con nacionalismos del siglo XIX… porque, curiosamente, ya estamos en el XXI!!!
Coooo ñó, qué rápido olvidamos al primo Mao y su Gran patada adelante en el culo de cada chino, y luego sus Defenestración cultural bajo el lema de que o te sometes o que te la clavo bien clavada. Y así murieron ni se sabe de chinos.
Vamos, un poco más y hasta olvidamos aquello que no se sabe bien qué pasó en aquella plaza de en «Un Santi amén» que me cargo a otro puñao de chinos para luego hacer con ellos «chalchichaschinas». Muy ricas, por cierto…
Ay, señor… qué pereza.
El soft power ha cambiado de bando.
Se supone que si USA y China estan luchando por la primacía de ser la primera potencia deberían seducir a la UE que es la tercera economía del mundo, para ponerla de su lado .
Pues bien China seduce y USA amenaza.
Con los amigos USA no se necesitan enemigos.
Yo comparto la idea de Enrique de que sí hay varias cosas que en diversas áreas deberíamos aprender de los chinos. Es claro que desde el gobierno de Deng Xiaoping hasta la actualidad, China se ha desarrollado de una manera bastante acelerada y esto es, sin duda, algo muy meritorio.
El gran problema de China es el que siempre han tenido las autocracias. En una monaquía absoluta, por ejemplo, si el rey era alguien capaz de administrar sabiamente el estado, contaba con la ayuda de gente capaz y mantenía la paz con los países vecinos, sus posibilidades de éxito eran bastante elevadas. Pero si el monarca era tozudo e incapaz, el trayecto descendente de su reino podía durar décadas. Solo bastaría que el próximo líder del Partido Comunista de China fuera alguien parecido a Nicolás Maduro para que toda la grandeza de la China actual se fuera al abismo en el lapso de pocos años.
En contraposición, la democracia tiene la ventaja de que un mal gobernante solo va a estar en su puesto unos cuatro o cinco años y que además tiene el contrapeso que ejercen los diputados opositores, los jueces, los otros partidos políticos, los medios de comunicación, las organizaciones de la sociedad civil, etc. Es más, creo que muchos europeos no son conscientes de que sus todavía imperfectas democracias son, en realidad, las mejores del mundo y que sus acciones son imitadas por muchos políticos de diversos países. Creo, por ejemplo, que si bien en China se están haciendo bien varias cosas, otras deberían ser fuertemente condenadas como, por ejemplo, las que aparecen en el reciente artículo de la BBC titulado Cómo sobreviví 5 años en una cruel cárcel china para presos extranjeros.
No hay que confundir las palabras de Xi Ping de «apertura», «libre mercado», etc. con la tozuda realidad de los hechos: la autocracia china no abre su mercado, lo tiene cerrado bajo llave y para entrar en él sigues teniendo que pasar por todo tipo de jugadas al estilo «joint venture», robo de propiedad intelectual, competencia desleal, etc., mientras que sus empresas vienen abiertamente dopadas para hacer dumping y hundir las nuestras
No hay que caer en la trampa escondida bajo perfumes y palabras melosas, sigue siendo una trampa, solo que con la sutileza que le falta al mono naranja, pero mucho más ladina y dañina a largo plazo
Offtopic: Google io 2025
Nunca se debe elegir bando. Cuando dos se pelean por ser el amo del cotarro, hay que ir con quien más te convenga en cada momento. Cuando la solución china sea mejor se utiliza la china y cuando lo sea la estadounidense se utiliza la estadounidense pero seguir encerrados en el bando yankee como si fueran mejores que los chinos es ridículo.
Es curioso que lo que dices, Matt, tendería a inclinarse más hacia el pensamiento chino actual que hacia el estadounidense: 不管黑猫白猫,捉到老鼠就是好猫
«不管黑猫白猫,捉到老鼠就是好猫», dijo aquí un su día uno de los tipos más cínicos, sinvergüenzas, corruptos, y un largo etc., que hoy sigue militando donde milita sin que nadie se haya atrevido a meterlo preso, ni darle una buena patada en el culo y echarlo de este put*** país.
La pedrada de este girapuertas ya la dió en 1979, En el XXVIII Congreso, recuerdo que pensé en ese momento, éste con tal de llegar a tocar pelo, es capaz de cualquier cosa, luego vino el OTAN de entrada NO, los GAL, la cal, en fin… para que seguir.
China tiene tanto poder económico porque ha combinado una estrategia de industrialización acelerada, mano de obra barata, exportaciones masivas y una planificación estatal fuerte. Desde los años 80, abrió su economía al mundo, atrajo inversiones extranjeras y se convirtió en la «fábrica del mundo». Además, ha invertido fuertemente en tecnología, infraestructura y educación, posicionándose como una potencia en sectores clave como la manufactura, tecnología y comercio global.
sin duda