Hoy toca Meta, y toca porque lo de esta compañía es un no parar: lo del uso de fotos de niñas vestidas de colegio para anunciar a adultos que se unan a Threads, como hoy denuncia The Guardian, no es un error aislado. Es el resultado inevitable de un modelo de negocio irresponsable, avaricioso, sin escrúpulos y amparado por leyes débiles o por la impunidad total.
Meta ha dejado de satisfacer solamente criterios funcionales o de innovación para convertirse en una maquinaria completamente peligrosa e inmoral cuyo único motor real es exprimir datos de usuarios, exponerlos, monetizarlos, jugar con ellos sin importar el daño colateral. Lo que se critica como supuestos abusos aislados es en realidad la lógica estructural de la compañía: recolección masiva, publicidad dirigida, frontera borrosa entre lo público y lo privado, efecto del algoritmo sin responsabilidad.
Ya en su momento sugería que deberíamos considerar penas de cárcel para determinados comportamientos cuando es evidente que se corresponden con un patrón reiterado: las sanciones económicas, por grandes que sean, no cambian la conducta si la empresa gana mucho más haciendo lo que hace: lo ven simplemente como un coste operativo, no como un castigo.
¿Cuántas veces más puede Meta hacer cosas peligrosas e inmorales como usar fotos de niñas sin consentimiento real para publicidad dirigida, sin enfrentar consecuencias graves? ¿Cuánto daño acumulado, cuántas denuncias, cuántas «políticas revisadas» van a ser toleradas antes de que haya algo más que multas que la empresa paga como si fueran un impuesto mínimo?
¿Qué sabemos hasta ahora? Meta admite que las fotos usadas en campañas de promoción (recomendaciones y sugerencias de Threads) eran públicamente compartidas por adultos en Instagram. Los padres están indignados: nunca consintieron conscientemente su uso en anuncios, y por supuesto, jamás imaginaron que se usarían para atraer a adultos extraños, como es evidente que se ha hecho. Las evidencias señalan que este uso de imágenes escolares es explotador, es buscar carnaza deliberada, con obvios riesgos de sexualización, grooming y exposición indebida de menores.
Es simplemente un ejemplo más de muchos: Meta ha sido sancionada repetidamente por vulneraciones de GDPR y privacidad de datos en Europa con multas importantes, pero que obviamente no parecen detener su modelo. Como la multa récord de 1.2 mil millones de euros por violar el GDPR, o las que enfrenta en España por competencia desleal ante medios de comunicación. También son conocidas las acusaciones de que las políticas de sus herramientas de inteligencia artificial permiten comportamientos inaceptables, como conversaciones sensuales con menores, ofrecer desinformación médica, etc.
Meta ingresa miles de millones. Las multas que le impongan, aunque cuantiosas, son a menudo un porcentaje menor frente a sus ingresos. Esto convierte sanciones legales en simples «costes operativos» que soportan sin perder su modelo de negocio. Las leyes de protección de datos, derechos digitales o regulación de redes sociales son débiles o ambiguas en muchos países, con lo que demostrar daño real, responsabilidad individual de ejecutivos, intencionalidad, o que una actividad concreta viola una norma, suele requerir largos procesos legales, recursos, pruebas técnicas complejas. Por lo tanto, la mayoría de casos quedan apenas en multas administrativas, cambios cosméticos, falsos arrepentimientos y promesas de mejora.
Meta se escuda con que sus políticas lo permiten, en que las imágenes estaban «públicas», que los sistemas de recomendaciones funcionan automáticamente, que los usuarios pueden hacer «opt-out» o cambiar privacidad, etc. Todo esto crea una capa de protección legal y retórica que dificulta responsabilizar penalmente o cerrar operaciones. A menudo, además, los reguladores no tienen recursos, no priorizan suficientemente los casos con menores, o no persiguen penalmente a personas físicas, sino que se limitan a multas contra la empresa. Los ejecutivos de Meta raramente pagan consecuencias personales (más allá de posibles sanciones económicas), y no hay riesgo visible real de cárcel u otras medidas que asusten realmente. Todo esto generan una normalización social del abuso tecnológico: mucha gente ya asume que «lo que subes en redes puede ser usado», que «si lo compartes públicamente, estás expuesto», o que «los términos de servicio lo permiten». Eso reduce la presión social, la indignación real, y también la voluntad de muchos usuarios de exigir responsabilidades.
Ya deberíamos estar viendo investigaciones penales contra quienes diseñan, aprueban o supervisan estas políticas dentro de Meta, dado que hay evidencia de que sabían que el uso de imágenes de menores, en ciertas configuraciones, podría generar daño, explotación o riesgo, y aun así lo mantuvieron como práctica aceptada. Deberíamos ver, además, responsabilidades personales: que no solo la empresa, sino sus directivos rindan cuentas, con posibilidades reales de sanciones graves (multas enormes, impedimentos de gestión, inhabilitaciones, incluso prisión si la legislación lo permite). Porque si siempre es la empresa la que paga, sin nadie que lo haya decidido de forma consciente, nada cambia.
Además, necesitaríamos leyes que impidiesen de raíz este tipo de prácticas, de uso comercial o publicitario de imágenes de menores, incluso cuando han sido públicamente compartidas, sin consentimiento explícito para ese uso comercial, y que las recomendaciones y algoritmos no puedan explotarlas como recurso publicitario para adultos. Meta tiene que dar datos públicamente de cuántas veces ha usado contenido de menores, en qué campañas, cuántas personas fueron afectadas, qué decisiones arbitrarias se tomaron, etc. Y por supuesto, tiene que haber sanciones proporcionales al daño y a la capacidad económica de Meta: no basta con multas que resultan absurdas comparadas con sus beneficios. Si ganan mucho más con las prácticas que con las multas, las multas se vuelven irrelevantes. Debe haber sanciones que verdaderamente duelan.
Mi conclusión cabreada, porque no puede ser de otra forma, es que esto ya no es una discusión ética abstracta: estamos en un punto en que Meta ya ha demostrado que no se arrepiente, que no tiene planes reales de cambiar su forma de actuar, y que continuará empujando los límites de lo permisible. Cada vez que se descubre un nuevo abuso, la respuesta es: «oh, lo sentimos, lo revisamos, pero no hemos violado nuestras políticas», «es público», «puedes cambiar tu privacidad», etc. Pero ¿y cuando eso no basta? Meta es un peligro real para los más vulnerables: niñas, adolescentes, personas mayores, quien sea que tenga menor poder de decisión, menor conocimiento técnico, menor capacidad de resistir coerciones sutiles. El hecho de que puedan exhibir imágenes de niñas en uniformes escolares, y usarlas para publicidad que llegue a adultos sin consentimiento expreso, sin una advertencia clara, y sin asumir responsabilidad real, es absolutamente obsceno.
Y lo peor: siguen libres de consecuencias reales. Sanciones económicas que pagan, juicios que tardan, cambios cosméticos que no alteran el modelo. Si no se hace algo YA, y con medidas verdaderamente drásticas, esto seguirá empeorando. Y la sociedad, nuestras leyes, nuestros reguladores, están permitiendo que esto ocurra.
¿Habría que cerrar Meta mañana? Sin duda, un mundo sin Meta sería un mundo muchísimo mejor. Hay que exigir desde ya consecuencias que no permitan a esta empresa operar como si estuviera por encima de cualquier norma moral o legal. Que dejen de pensar que con una multa millonaria «ya lo pagaron y pueden seguir». Que se les ponga delante una puerta de salida real de ese modelo abusivo, y que cada responsable, por pequeño que sea, sepa que podría llegar a responder penalmente, no solo económicamente, no solo con mala prensa.
¿Ocurrirá? No.
You can also read this article in English on my Medium page, «Tentacles of greed: is there no limit to Meta’s grasp on society?»


«convierte sanciones legales en simples «costes operativos»» (EDans).
Los senadores romanos se corrompían en el ejercicio de su función, los políticos de ahora (en general) salen ya corrompidos de casa… salen bien domesticados. Vía partidos políticos, aunque eso no hace inútiles a los partidos como organización política. A fin de cuentas las iglesias son partidos religiosos, que hacen política (malsana).
Y las empresas son, si son de élite, partidos empresariales. En este aspecto la serie «Alien, Tierra», es un compendio de explicaciones socioeconómicas y políticas de altura.
Sin olvidar que muchos de los afectados, a pesar de todo, seguirán usando la red social, con lo que también cabe considerar cuan importante es todo esto para ellos.
Realmente creo que hace ya tiempo que los beneficios de la innovación que supusieron las redes sociales están muy por debajo de sus daños. Son las mayores responsables de que un mundo ficticio esté provocando serios daños en el mundo real.
«Meta ingresa miles de millones. Las multas que le impongan, aunque cuantiosas, (…)»
¿Cuantiosas? ¿Cómo que cuantiosas? Purita calderilla…
Yo digo que las leyes y las normativas se hacen a conveniencia de parte, y si luego te salen en contra, depende quién sea, sí o sí, el juez prevaricador de turno (un juez prevarica por definición si se acepta el primer postulado de que las leyes que aplica están hechas como yo digo que están hechas), te va a librar de ellas o te las va a rebajar…
Hay leyes en este país con las que te pueden llegar a imponer multas a PARTICULARES, de hasta 600.000 euros, -imagine Sr. Dans que mañana le cae una multita de ese tamaño-, que te hunde en la miseria…, pues eso sí que son multas cuantiosas, y lo demás es un cuento chino para dormir a los niños pequeños, o sea, a los borregos de turno. (Aunque luego, nadie de estos las iba a pagar o se las rebajarían corriendo).
Sin ir más lejos, véase el caso Glovo (otiá!, eso sí que son multas cuantiosas para una empresa de ese tamaño. Y lo que le debe a la SSocial, más de 450 millones). Yo los sigo viendo funcionar como si no hubiese un mañana, ¿ha pagado algo?
En el futuro estudiarán Facebook/Meta y se preguntarán: ¿Cómo permitieron sus contemporáneos que cometieran tales desmanes con todas las señales previas que habían tenido?
Pero si quieres saber quien lo permite… follow the money
El argumentario de tu artículo parte de la ficción de que Meta es una excepción. No lo es. Todas las empresas, a partir de cierto tamaño, están por encima del bien y del mal. Es más, toda la historia humana reciente consiste en mega-empresas que han ido devastando la biosfera y la «humano-sfera» al mayor ritmo que han podido, y los estados han sido meros detalles cosméticos, como cuando acabas de hacer de vientre y echas ambientador. A los occidentales nos han colado demasiado bien esta ficción, dado que vivir dentro de las potencias coloniales alineaba parcialmente nuestros intereses individuales con los de estos mega-depredadores, sufriendo las menores consecuencias y parcialmente disfrutando de lo depredado.
El fallo es totalmente sistémico y se han diseñado las reglas para que Meta & co hagan exactamente lo que están haciendo. Es más, las democracias existirán solo en la medida en que no pongan en peligro esta barbarie económico-social.
¿Solo parcialmente?
Por cierto, el sistema, siempre, siempre, va a fallar. El tema es la forma en la que falla. Y me temo que cuando este acabe fallando, será un fallo de aquellos que uno que yo me sé, (otro psicópata que gobernó una nación siempre orgullosa de no ser ni de lejos lo que presume ser, y que encima impone a los demás cómo deben ser…), dirá, «Ha sido un éxito catastrófico», con una sorisa cínica y tenebrosa en su put*** cara, de individuo mitad cerdo mitad humano.
Brillante comentario. Muy acertado. Desde aquí, occidente, no somos conscientes de las prácticas coloniales y depredadoras de nuestras mega-empresas, y en parte hemos disfrutado históricamente de esa riqueza extraída, por supuesto. Por eso somos tan ricos. Si no hubiera habido colonialismo extractivo, no habría tanta diferencia de riqueza entre norte y sur global.
Ahora, a medida que se concentra cada vez más la riqueza, también dentro de occidente, empezamos a notar esos mecanismos de extracción de riqueza (en coste de vivienda, servicios, comida) y vemos más claramente esas máquinas exprimidoras.
El mundo se ve muy distinto desde el sur, supongo. Quizá deberíamos empezar a mirar hacia allí en busca de gente, corrientes de pensamiento y formas de organización, para subvertir las formas de dominación a las que estamos sometidos por estas grandes empresas que también ha capturado, en muchos casos, a los Estados.
¿Donde hay que firmar para que la cierren?
Meta es una empresa que tiene muchísimos inversores, y se ve que sin escrúpulos, porque ellos están haciendo que todo esto sea posible. Pero en una sociedad capitalista dónde el dinero lo es todo, y que las vidas humanas parece que cada vez tienen menos valor, el cierre de Meta es impensable, y es una pena. Porque al final estamos dejando que todos los malos se salgan con la suya.