Llevamos años obsesionados con los modelos y los asistentes, pero aquí viene una nueva verdad reveladora: la próxima ventaja competitiva en la inteligencia artificial no vendrá de otro benchmark, sino los electrones. Y no cualquier electrón, sino los baratos. A medida que las «guerras de la inteligencia artificial» se intensifican, los ganadores no serán simplemente quienes tengan la mejor experiencia de usuario o más capacidad de cómputo, sino aquellos que puedan asegurar energía abundante y de bajo coste a escala, hora tras hora, año tras año.
Es ahí donde la inteligencia artificial choca con el mundo físico, donde la historia deja de girar en torno al software y empieza a tratar sobre redes eléctricas, turbinas y curvas de precio. Los análisis más recientes muestran que los centros de datos impulsados por IA ya son un motor visible de la demanda eléctrica en los Estados Unidos, y empiezan a elevar los precios minoristas, una señal clara de que la restricción ha pasado de estar en las GPUs a estar en los kilovatios-hora.
Luego está el debate sobre el agua, que necesita unos cuantos matices. En realidad, el problema es que el término «uso de agua» se confunde frecuentemente con «consumo de agua». En los centros de datos, gran parte del agua utilizada en los sistemas de refrigeración se extrae, se emplea para absorber calor y luego se devuelve. Caliente, sí, pero se reincorpora al ciclo hídrico tras reducir su temperatura hasta el rango permitido.
Sólo algunos diseños (principalmente enfriamiento evaporativo) consumen agua por pérdidas de vapor; otros intercambian agua por electricidad usando enfriadores por aire o bucles de líquido directos al chip, lo que reduce drásticamente las extracciones en la cuenca del sitio.
Pensar localmente
La manera adecuada de abordar el problema es a escala local: el estrés hídrico es un problema de cuenca, no global, y el riesgo depende tanto del lugar donde se instala la carga como, sobre todo, de la tecnología de refrigeración elegida. En resumen, los titulares frecuentemente sobredimensionan una «sed universal» que la ingeniería y los datos no respaldan.
Nada de esto minimiza a las comunidades que sí sufren estrés hídrico, donde una sola instalación puede marcar la diferencia. Algunas investigaciones revelan proyectos de clusters de centros de datos en regiones áridas, lo que provoca escrutinios y nuevas regulaciones locales. Esa es la discusión correcta: ajustar las elecciones tecnológicas a los cánones de la cuenca y dejar de tratar el «agua para la inteligencia artificial» como si fuese el mismo problema en todos lados.
En lugares con agua no potable o reciclada, o con refrigeración seca / termosifón, la huella se puede manejar; en cuencas vulnerables, se convierte en una decisión de ubicación, no un problema de ingeniería.
La electricidad es distinta, porque no hay alternativa local si el precio es estructuralmente alto. Y en cuanto al coste, el mercado es brutalmente claro: el último informe Lazard Levelized Cost of Energy+ (LCOE+) confirma una vez más que la energía eólica y la solar a escala industrial siguen en el nivel más bajo del coste, mientras que las nuevas plantas de ciclo combinado de gas suben en precio y la nuclear aún es una opción más cara en países ricos cuando tenemos en cuenta todos los factores que los pro-nucleares siempre intentan quitar de la ecuación. Si lo que quieres es ejecutar entrenamientos masivos o inferencias siempre activas, la diferencia entre energía limpia y barata y generación heredada no es un error de redondeo, sino el margen que decide dónde construir y si la unidad económica tiene sentido.
Pensemos en la energía nuclear: la expansión de la central de Vogtle en Georgia finalmente entró en funcionamiento, sí, pero solo tras sobrecostes y retrasos históricos que se tradujeron en fuertes aumentos tarifarios para los usuarios, como en muchos otros casos recientes. Si la ventaja de la inteligencia artificial es velocidad y escala, cuesta cuadrar eso con tecnologías que llegan tarde, que se pasan casi siempre del presupuesto y que mantienen costes nivelados en el extremo malo de la curva. La física funciona. La economía, hoy, no.
Por eso el nuevo foso defensivo no es el «acceso a la energía» en abstracto: es el acceso a energía barata, entregada con fiabilidad. Ganarán quienes puedan asegurar un suministro económico 24/7, desplazar cargas no urgentes a horas valle y co-ubicar el cómputo con renovables subutilizadas o infraestructuras sobredimensionadas. El resto lo pagará al precio de venta minorista, pasando esos costes a los usuarios o inversores.
Ya estamos viendo a utilities, operadores de red y empresas tecnológicas negociar flexibilidad y reducción de carga, y los modelos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) dejan claro que la demanda relacionada con la inteligencia artificial está creciendo, y pondrá a prueba sistemas que no estaban diseñados para soportar este tipo de cómputo siempre activo.
El factor China
Esto nos lleva a una comparación que nadie en Silicon Valley quiere mencionar en voz alta: China. Miremos más allá de los titulares sobre carbón y sigamos los datos. China alcanzó su meta de 2030 para viento y solar en 2024, seis años antes, y añadió alrededor de 429 GW de nueva capacidad neta a la red en 2024, en su mayoría solar y eólica y respaldadas por una inversión masiva en transmisión. El ritmo importa, porque los megavatios-hora marginales de renovables ultra-baratas establecen el suelo del coste de entrenamiento e inferencia. La red china todavía tiene retos (incluidos los deslastres de generación), pero si la pregunta es «¿quién está generando electrones baratos con escala y más rápido?», hoy la respuesta no es Estados Unidos.
Eso no significa resignación; significa enfoque. Si los Estados Unidos quieren mantener competitividad en la economía de la inteligencia artificial, la prioridad no es otro anuncio de un modelo nuevo, sino la expansión de generación barata y las infraestructuras para moverla. Todo lo que demore eso —ya sea insistir en la volatilidad del gas, pretender que el carbón es barato una vez que se consideran pagos de capacidad y externalidades, o soñar con nucleares que llegarán tarde— mantendrá a la IA donde la energía sea barata y previsible. En un mundo de cargas sensibles a la ubicación, los electrones deciden la geografía.
La conclusión práctica
Si realmente inviertes en inteligencia artificial, tu CFO debería conocer tu coste combinado de electricidad con la misma precisión que tu factura de cloud computing, y negociar ambas. Favorece regiones con abundante viento y solar y buena transmisión; exige tarifas según uso horario y programas de respuesta a demanda; exige a tus proveedores energía libre de carbono 24/7, no compensaciones anuales que no alivian ni los picos ni las demandas locales. Esto no es postureo ESG: es control de costes para una línea de producto intensiva en cómputo cuyas economías unitarias están ligadas a los mercados energéticos.
En cuanto al agua, seamos pragmáticos. Pregunta por diseños de refrigeración, no por slogans. ¿Es evaporativo o circuito cerrado? ¿Cuál es la eficacia en el uso del agua y la temperatura de descarga? ¿En qué punto del mapa de acuíferos del World Resources Institute (WRI) está el sitio, tanto hoy como bajo los futuros escenarios climáticos? Si tu proveedor no puede responder a lo básico, no está listo para crecer allí donde tú planeas hacerlo. Pero no permitas que el meme «la inteligencia artificial se está bebiendo el planeta» oscurezca una realidad más simple: con la tecnología adecuada y una buena localización, el factor limitante es la electricidad barata, no la humedad de un circuito recirculante.
La narrativa está cambiando. La primera fase del boom de la inteligencia artificial premió a quienes podían recaudar capital y comprar GPUs. La siguiente fase recompensará a quienes puedan comprar electrones baratos, limpios y sostenidos en el tiempo. Si deseas un anticipo de quién ganará las guerras de los asistentes, no mires las demos, mira las interconexiones, los acuerdos de compra de energía y los mapas de expansión de capacidad eólica y solar. El software es glamouroso, pero la energía marca el destino.
(This article was previously published on Fast Company)


Uno de los factores que mas influye para la nuclear en los países ricos es que le suben impuestos para que deje de ser atractiva.
En mi humilde opinión, en este tipo de temas, sacar a la nuclear del debate tan fácilmente es un error.
Si necesitamos enfriar ¿Por qué no situar el edificio en zonas frías, es decir por qué no montar el centro en Noruega en lugar de Ciudad Real? ¿Es necesaria la ubicación?
Si necesitas mucha energía ¿por qué no cubres la cubierta del edificio con paneles solares? Algo ahorrarás, ¿no?
Hace muchos años escuché una frase que me encantó:
Si quieres tener pájaros, planta árboles.
Estábamos hablando de la crueldad de tener pájaros enjaulados, pero es aplicable a situaciones de toda la vida: generar las condiciones adecuadas para que las cosas que deseas, sucedan.
Por eso, cuando lees noticias de este calibre:
Basf quietly closed 11 factories in Germany and transferred to China for plant investment
…sabes que el tiro no fue en el pie, sino en la sien.
Idea gratis para el próximo «iluminado» que quiera ganar una elección:
«Es la energía estúpido»
Y por qué está cara la energía en Alemania?…jeje
Ahora en serio (antes de que aparezcan xatakeros por aquí), si el motivo es energía barata Y salarios bajos (también tejido industrial potente, claro), el destino podría haber sido España si pudiéramos devaluar la moneda (que no es lo mismo que abaratar salarios, ya que el precio de p.ej. las casas no baja de manera acorde). Entiendo que energía barata ya tenemos y «solo» nos falta tener una red más resistente ?
Cuando se la compraban a Rusia estaba más baratilla … pero claro, eso es pecado. No como seguir comerciando con Israel, que son majísimos.
Me acuerdo de un libro de mediados del siglo pasado, ‘Energía o extinción’ de Fred Hoyle, abogando por la energía nuclear… y también me viene a la cabeza que el problema muchas veces no está en el suministro, sino en el sumidero; en este caso, en relación con la energía
Pues si el futuro depende de la electricidad barata, apaga y vámonos, aquí no tenemos de esa:
https://es.wikipedia.org/wiki/Precios_de_la_electricidad
Lo que sí podríamos hacer, y si yo fuera un centro de datos me lo pensaría, es saltarme a REE totalmente y poner un parque eólico/solar/marino al lado del centro de datos y abastecerme de ahí. Lo que me sobre, se lo vendo a los vecinos.. ¿No tendría más lógica que pagar un huevo de impuestos? Cada vez que llega mi factura me pongo malo de lo poco que consumo y lo mucho que pago en conceptos ajenos a mi consumo
Loable, inteligente y sensata idea, pero me suena a que te estarías metiendo con el chiringuito de las eléctricas, y conociendo muy poco (lo reconozco, solo de leer lo que pasa por allá, así que puede que me esté equivocando) pero no creo que mansamente acepten a espíritus librepensadores como el tuyo.
Y si lo hicieran, te cocerían a impuestos, burocracia, regulaciones, y un sin fin de situaciones del estilo «en este territorio yo meo más lejos», como para que se te quiten las ganas de innovar, y también como mensaje a futuros librepensadores.
Las mafias tienen «baja tolerancia» a la competencia. Me viene a la mente el tristemente famoso: Impuesto al sol.
«elevar precios minoristas»… eso seguro que ocurriría aquí. Problema, obvio, nuestra red no es lo suficientemente estable, ya lo sabemos, de sobra. Pero claro, igual les importa un pepino…
Ya me estoy imaginando cuan de culpables serán los electrones, si esto de la alimentación a la IA no funciona adecuadamente.
Sé que el «cuan» suena raro, pero me sentía un poco alatriste.
Sólo veo una solución y no se si es sensata, Acompañar cada Data Center de una mini central nuclear que le garantice electricidad barata las 24 horas del dia.
Sí claro, miles y miles de minicentrales nucleares repartidas por toda la geografía terrestre…
En los centros de datos, gran parte del agua utilizada en los sistemas de refrigeración se extrae, se emplea para absorber calor y luego se devuelve. Caliente, sí, pero se reincorpora al ciclo hídrico tras reducir su temperatura hasta el rango permitido.
¡Qué casualidad, igual que en la centrales nucleares! XD
Ampliando el tema, que no sólo de Data Centers vivimos.
En España se necesitan 67GW de energía. Esa es la cantidad de energía que demandan las empresas y proyectos de inversión pero que España no puede proveer. Por ejemplo, ya hace tiempo que oí que la farmacéutica NORMON no puede ampliar su planta de Madrid porque no le conceden la energía necesaria:
https://elperiodicodelaenergia.com/la-industria-no-tiene-donde-conectarse-nueve-de-cada-10-peticiones-de-acceso-a-la-red-electrica-son-rechazadas/
El problema es que el 83,4% de los nudos de la red de distribución ya están saturados, lo que impide conectar la nueva demanda eléctrica.
Así que ni nuclear, ni solar, ni eólica, ni nada, no se pueden poner más generadores de energía porque no se puede distribuir:
https://aelec.es/mapas-de-capacidad-saturacion-de-la-red/
Así que reíros, sí, pero no os extrañe que cada gran consumidor como los DC vengan con su SMR incorporado. Los habrá pequeñitos como para ocupar el volumen de un contenedor estándar hasta grandes que producirán 1/3 de la energía de un reactor estándar -como los que ya ha aprobado instalar el gobierno polaco-.
Pero repito, ojalá en España se quintuplicara la producción solar, ojalá se pudiera, porque el problema será distribuir esa energía. Si no se distribuye las empresas ni crecen ni se instalan nuevas, y sin esas empresas tampoco hay puestos de trabajo.
Hace tiempo, en una discusión similar sobre la saturación de la red y esas cosas, ya comenté que el problema lo teníamos en la red (centros de transformación era la discusión en ese momento…) y en los políticos. «Me calló la del pulpo», y aquí estamos.
Con los centros de datos, el problema no va a ser el precio de la luz. Será un tema de coste operativo (datos – energía sistemas cerrados, y luz por otro) de empresas que de forma conjunta o por separado ofrezcan contratos de servicio a largo plazo. Como todas las industrias, vaya.
Esto da para un comentario largo que si puedo pondré en el día de hoy.
Otra solución sería distribuir las «Vacas/GPU» de la granja de datos.
Es decir, poner servidores individuales con GPU en las casas particulares que ofrecieran calefacción al adoptante. (En verano sería más problemático porque habría que generar frescor tanto para la casa como para el servidor.)
Como también necesitaría transferir datos… podría ofrecernos una conexión de Internet de «Invitado». Incluso podría ceder a bajo precio algo de capacidad computacional al adoptante para su uso particular.