Llamar a todo «inteligencia artificial» no solo es ridículo: también es contraproducente

En un panorama saturado de productos que aseguran incorporar «inteligencia artificial» para hacerse absurdamente los modernos, lo sorprendente no es que muchas veces esa etiqueta sea engañosa. Lo realmente interesante es que, según estudios recientes, hacerlo puede dañar directamente las ventas.

Un trabajo académico de la Washington State University y la Temple University, publicado en el Journal of Hospitality Marketing & Management y citado también en The Wall Street Journal, titulado «Adverse impacts of revealing the presence of ‘Artificial Intelligence (AI)’ technology in product and service descriptions on purchase intentions : the mediating role of emotional trust and the moderating role of perceived risk«, concluye lo que a muchos nos parecía de sentido común: cuando una empresa anuncia que un producto está «potenciado por inteligencia artificial», los consumidores tienden a desconfiar más y, en consecuencia, a comprar menos.

La razón de fondo es emocional: la mención explícita de la inteligencia artificial disminuye la confianza emocional del cliente, especialmente en productos de cierto riesgo percibido, como electrodomésticos caros, diagnósticos médicos o servicios financieros. En otras palabras, cuanto más se juega con la idea de que una máquina «decide algo», menos seguridad transmite. A igual producto, una descripción que menciona inteligencia artificial vende menos que otra que no lo hace.

Pero lo peor no es solo el impacto negativo en la confianza. Lo más grotesco es que en muchísimos casos la supuesta inteligencia artificial no existe. Lo que se publicita como «AI-powered» es, en realidad, un conjunto de reglas condicionales básicas, un sensor de movimiento, una detección de patrones simples o unas rutinas programadas que hace décadas nadie en su sano juicio se atrevería a calificar como «inteligencia» sin quedar como el más idiota de los ignorantes.

Ejemplos los hay a patadas, basta encender la televisión o abrir una revista para que te asalten. Hay frigoríficos «con inteligencia artificial» que, en realidad, solo detectan cuándo se abre la puerta y emiten una alerta si está abierta más de cierto tiempo: eso, muy señores míos, no es inteligencia artificial, es un maldito registro de tiempo. Hay lámparas «inteligentes» que en realidad solo ajustan el brillo según la hora del día, algo que se llama «condicional». Hay cepillos de dientes que aseguran usar inteligencia artificial para «mejorar tu sonrisa», cuando lo único que hacen es registrar su posición con un giroscopio y avisarte si te cepillas más de dos minutos. En un caso recogido por WSJ, incluso se detectó que una tostadora «AI-enhanced» no hacía absolutamente nada distinto de lo que hacía una sin inteligencia artificial: calentarse y tostar pan.

Este fenómeno tiene raíces claras en el «AI-washing», la tendencia a usar la etiqueta de inteligencia artificial como gancho de marketing, sin ningún tipo de rigor técnico ni respeto por el significado real del término. Es exactamente lo mismo que ocurrió con el «blockchain-washing» o el «big data-washing», donde toda empresa parecía estar a la moda simplemente por incluir esas palabras mágicas en su discurso de marketing corporativo, aunque no tuvieran ni idea de lo que significaban ni cómo aplicarlas.

La diferencia es que, esta vez, el efecto es tangible y cuantificable: anunciar que tu producto lleva inteligencia artificial reduce, en promedio, la intención de compra. No solo no genera interés adicional, sino que además, puede activar alarmas en la mente del consumidor: ¿qué está haciendo esta tecnología? ¿Me espía? ¿Puede fallar? ¿Debo confiar en algo que no entiendo?

La lección es taxativamente clara. Si de verdad un producto incorpora inteligencia artificial, lo razonable es explicar con precisión qué hace, por qué es útil y cómo mejora la experiencia del usuario el hecho de que la incorpore. Pero usar el término como reclamo vacío, como si bastara con decir «lleva inteligencia artificial» para sonar sofisticado, no solo es inútil: es además contraproducente.

No, no todo es inteligencia artificial. Y cuanto antes lo entiendan las empresas, mejor les irá.


You can also read this article in English on my Medium page, «Why ‘AI-Powered’ products are backfiring with consumers«

13 comentarios

  • #001
    Lua - 30 junio 2025 - 13:51

    ««AI-powered»»

    Alguien recuerda que ya hace meses y muchos, hable de esto…???

    Simplemente, se veia venir: Todo sera IA. No se sabe para que, pero jamon con IA, margarina con IA, cerveza con IA, folios con IA, pinzas de ropa con IA, sandalias con IA… me aburro…

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    • Alqvimista - 30 junio 2025 - 13:56

      A la IA le va a pasar lo que al aceite de Palma: dentro de poco todo se anunciará como producto sin IA.

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      • Lua - 30 junio 2025 - 14:23

        Apostemos… XDDD

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  • #004
    Gorki - 30 junio 2025 - 14:37

    Se abusa en marketing de determinados conceptos, hasta hacer que se que hacen que se transformen de favorables a inconvenientes.

    Yo hoy voy buscando en los hipermercados huevos de gallinas no no sean libres y felices, por estar convencido que el resto de los productores miente. De productos que no digan «sin azucar» para evitar tomarme3 cualquier edulcorante. De productos «artesanales» por tener la conviccion que tiene menor relacióon calidad/precio,….

    Probablemente mañana huya de los productos con AI, para buscar aparatos que hagan sólamente lo que yo les ordene.

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    • Lua - 30 junio 2025 - 14:41

      Es tan facil como leer lo que dice la etiqueta… (que no suele mentir, aunque el «titulo» diga lo contrario… por ejemplo, Cola Zero del Mercadona… lee y luego rie…)

      Los «actimeles varios», los «sal sin sodio», y un largo etc… hay que tener ganas y perder una mañana en cualquier «super»…

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  • #006
    Xaquín - 30 junio 2025 - 16:59

    «No, no todo es inteligencia artificial» (EDans).

    Como le decía un ufano Sancho a un no menos ufano , por bien armado de silicona, Quijote Quijote : No, mi señor, esos de ahí no son gigantes, son solo molinos.

    Y hasta seguro que le podía explicar algo de tecnología molinera, a quien solo sabía de aventuras con heroicos caballeros.

    Pero la fama de inteligente siempre se la llevará (en la vida real) el apéndice humano del Rocinante.

    Así que sí, no todo es inteligencia humana (en modo operativo).

    Porque el hecho de que el ADN de un ser humano tenga marcada la capacidad para desarrollar lo que llamamos inteligencia (racional y emocional), no implica que ese desarrollo se produzca. Necesita de una buena combinación natural de varios genes… y lo que podemos llamar condicionadores de los genes biológicos marcadores… que no es todo tan fácil como ir al súper (y a veces no hay existencias).

    Y además, para más inri, está la intervención social, lo que por aquí llamamos genes sociales , positivos o negativos, que pueden reforzar la maduración de un gen biológico, o, por el contrario, inhibirla…

    Pero dejemos ya la ciencia y rematemos el discursito : no todo ser humano tiene su tecnología de toma de decisiones, en buena forma… algunos no han recibido actualizaciones desde que mamaron la teta por última vez.

    Y, como en todo, se necesita una masa crítica operativa, para una bomba atómica y para poner las neuronas en modo funcionamiento eficiente.

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  • #007
    Greg - 30 junio 2025 - 18:27

    Medio OFF-TOPIC: hablando de IA, hace ya 4 años (04/06/2021) que no nos cuentas nada de Palantir
    Siendo Peter Thiel (representado por Alex Karp) otro nuevo BFF de Naranjito, el miedo me pide menos ignorancia en la materia…

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    • Free Europe - 1 julio 2025 - 08:49

      Interesante comentario !!!.
      Es MUY llamativo que semejante empresa, con un historial(prontuario ??) mas interesante, no esté en debate….
      Como Pegassus….
      De donde era este último ??

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  • #009
    Dedo-en-la-llaga - 30 junio 2025 - 20:20

    Pues yo apuesto a que no, a que las ventas no se verán afectadas por eso, como no se han visto afectadas por otra multitud de lemas que acompañaron, acompañan y acompañaran a multitud de productos que se vendieron, se venden y se seguirán vendiendo, ayer, hoy y pasado mañana. Todo esto es más viejo que un bosque.

    Por consiguiente, el trabajo académico ese de Washington tiene bastante güasa, y no va a ir ni a la esquina. Porque insisto, si hasta las TV pudieron llegar a ser vendidas por su sistema de iluminación (LED, oh, LED, la de Dios…) y no por la clase ni calidad de su panel, ni de su electrónica, ni na’ de n’a, apaga la put*** tele y vámonos… Y como ese ejemplo, puedo poner un país entero de ellos.

    En fin, Washington State University y la Temple University que ya veo que, o vais sobrados de tiempo o vais sobrados de tonterías.

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    • gerardo andres - 1 julio 2025 - 19:16

      Pues en mi caso, fui a comprar una lavadora , «señor está tiene IA!», era una lavadora mucho más costosa y no estaba para nada claro que hacía la IA… resulte comprando la normalita, la que hacía exactamente lo que le programaba y punto.

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  • #012
    Josep Autet - 1 julio 2025 - 07:53

    Es curioso cómo la inteligencia artificial se ha convertido en el nuevo «reclamo» en el etiquetado de productos. Personalmente, creo que es más una estrategia de marketing que una característica verdaderamente revolucionaria en la mayoría de los casos. Como consumidores, deberíamos ser más críticos y entender qué hay realmente detrás de esa etiqueta.

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  • #013
    El hombre que ríe - 1 julio 2025 - 18:41

    El próposito de una IA es dar un servicio, no generar ingresos. Es por eso que la IA siempre es representado en películas y series como albañiles o campesinos, trabajos físicos en general, donde la confianza emocional del cliente se refiere a robots reparando acueductos, casas y calles.
    Usar IA en actividades puramente de marketing es desperdiciar sus habilidades

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