Los periódicos españoles frente a Meta

IMAGE: E. Dans

La Asociación de Medios de Información española (AMI) ha denunciado a Meta por vulnerar la legislación de privacidad durante muchos años y obtener de ello una ventaja que le permitió competir deslealmente a la hora de dar forma al mercado publicitario, por lo que reclaman una indemnización de 550 millones de euros.

Con esta demanda por «incumplimiento masivo y sistemático» de la legislación sobre privacidad, los periódicos españoles se alinean perfectamente con la que ha sido mi tesis durante muchos años: al poner en marcha una maquinaria diseñada para extraer la mayor cantidad de información personal posible de cada usuario, y al recolectar esa información y revenderla al mejor postor, Meta logró posicionarse como prácticamente el único canal que permitía segmentar campañas publicitarias de acuerdo con casi cualquier criterio, y al hacerlo logró convertirse en extremadamente atractiva para muchos anunciantes.

Sin embargo, ese modelo estaba construido sobre una violación de un consenso social fundamental: la publicidad se administra en función de determinadas variables que el usuario exterioriza en su relación con los medios o en función de patrones genéricos como su momento de consumo, su preferencia por determinados contenidos o su localización geográfica – como ocurre cuando vemos un anuncio en televisión, en un periódico o en una valla, que no saben nada de nosotros ni obtienen información personal, sino que simplemente saben que estamos ante la televisión a esa hora, que leemos las páginas de deportes o que pasamos por una calle determinada – pero no debe ser hecha en funciçón de otras variables.

En el caso de las aplicaciones de Meta, la recolección de datos se extiende a todo lo que podamos imaginar: nuestros datos personales explícitos (rellenados por nosotros) o implícitos (deducidos en función de nuestro comportamiento), nuestras preferencias de todo tipo, lo que nos hace reaccionar, el contenido de nuestros comentarios, etc. Haciendo eso, Meta es capaz de obtener una enorme información del usuario que, por mucho que el usuario haya puesto una X en sus términos de servicio, no puede recopilar. ¿Por qué? Muy sencillo: porque la privacidad es un derecho fundamental inalienable, y por tanto, no podemos renunciar a él (del mismo modo que no podemos firmar un contrato para que nos maten, por ejemplo). La idea de «o pagas o estás de acuerdo con que recopilemos tus datos» no se sostiene en absoluto: es, simplemente, un modelo jurídicamente viciado y que no se sostiene.

Al aprovechar esa violación de la privacidad con fines publicitarios, Meta logró distorsionar brutalmente el mercado y hacerse con una parte muy significativa de la publicidad, que los periódicos perdieron. Si consideramos que la legislación establece que todas las empresas necesitan tener consentimiento explícito de los usuarios para tratar sus datos personales con propósitos publicitarios, y que Meta ha aceptado recientemente – al proponer un servicio de suscripción – que lleva a cabo ese comportamiento, parece evidente que Meta se aprovechó de una situación de ilegalidad para obtener un beneficio, y por tanto, parece muy razonable que los perjudicados reclamen una indemnización a la compañía – indemnización que, francamente, considero baja si tenemos en cuenta los daños causados. Además, esto abriría la puerta a otra cuestión más importante: la compensación a los usuarios por el robo y comercialización sistemáticos de su información personal.

La cuestión central, la violación del consenso social sobre lo que es y debe ser información privada y sobre qué uso puede hacerse de ella, debería ser claramente evidente para cualquier juez: en muy poco tiempo, pasamos de recibir publicidad únicamente en función del periódico que leíamos, de la hora a la que encendíamos la televisión o de las calles por las que pasábamos, a recibirla en función de nuestras conversaciones con nuestros amigos, de las cosas que habíamos visto o comentado en Facebook o en Instagram, de lo que decíamos en nuestras conversaciones con amigos en WhatsApp o de muchísimas cosas más, que nunca deberían haber llegado a manos de la compañía y que, sobre todo, no podían ser vendidas ni utilizadas para la segmentación publicitaria. No tiene ningún sentido que se pueda hacer publicidad a una persona en función de todo tipo de variables, incluidas las sujetas a protección expresa como las preferencias políticas, sexuales o las relacionadas con la salud. Y sin embargo, eso es algo que ocurría – y aún ocurre – de manera sistemática.

Ese modelo de publicidad hipersegmentada estaba claramente, como hemos visto por varias sentencias judiciales, al margen de la ley, y sin embargo, la compañía se aprovechó de ello para obtener un beneficio y hacerse con una porción muy importante de la tarta publicitaria, a expensas de los medios tradicionales.

El problema no es ahora que la compañía indemnice a quien tenga que indemnizar, que también. El problema es que durante varios años, la compañía desarrolló un modelo que le ha permitido no solo erigirse en un gigante de la publicidad, sino también que su plataforma fuera usada y abusada para todo tipo de cuestiones, desde la manipulación electoral al genocidio, y todo ello con completo y sistemático conocimiento por parte de la compañía. Ahora, ya veremos cómo arreglamos algo así. Pero por el momento, esta denuncia no parece una mala forma de empezar a poner las cosas en su sitio.


This article is also available in English on my Medium page, «Could Spain’s newspapers be about to turn the tables on Meta

8 comentarios

  • #001
    menestro - 4 diciembre 2023 - 18:42

    Bueno, parece que los perseguidores de ambulancias (rosas?) han levantado la veda. Seguro que llegan a jugosos acuerdos extrajudiciales en los que les indemnizan a cambio de condenas penales.

    Es un modelo de negocio al alza. (Barratry)

    Toda la demanda se basa en que los medios no ven ingresos de la publicidad de Facebook, no de que haya una base real de incumplimiento del GDPR, y que por lo tanto, eso constituye un abuso de posición dominante.

    Sus plataformas de publicidad no son competitivas.

    Es tan temeraria la cosa, que cuestionan el 100% de los ingresos de Meta por publicidad en nuestro país para estipular el monto que reclaman para los periódicos.

    Ha sido un Movimiento 24.2, nada más que añadir, señoría.

    Hemos de recordar que esto ya les falló anteriormente con Google News, que abandonó nuestro país en 2014, hasta hace poco, con la llegada de la nueva legislación europea sobre copyright que les amparaba.

    El retorno a España de Google News – enriquedans.com

    Google News vuelve a España ocho años después de su cierre

    Afortunadamente, el odio a los memos todavía no es delito.

    ¿Un TFM en teoría queer por el MNCARS convalida por un mitin de Lilith y Pablo?

  • #002
    Juan T. - 4 diciembre 2023 - 18:53

    Es posible que con el tiempo pase como con las indemnizaciones multimillonarias a las Tabacaleras en el momento en que se demostró malas prácticas para convertir en adictos a los clientes.

    Tardó en llegar pero cuando llegó fue un buen palo.

    Lo extraño es que no haya sucedido antes con la capacidad de pagarse buenos bufetes de los perjudicados, y la pasta que han perdido con el asunto.

  • #003
    Javier Lux - 5 diciembre 2023 - 08:08

    Acabo de leer los miembros de la AMI y veo: La Razon, El Mundo (Unidad Editorial), Prisa, Vocento… y demás prensa española y ultra

    Entre gangsters anda el juego. Nulo interés por el navajeo que se hagan un ultracotilla, listo y sin escrúpulos contra unos corruptos, vendidos e ultras que me cuentan trolas y han creado un ambiente tóxico en el estado.

  • #004
    Marcos - 5 diciembre 2023 - 09:36

    Veo el primer párrafo y no puedo sino sonreír. Vaya grupo de trileros todos; los denunciados y los denunciantes.

    Que los medios de comunicación que deberían ser veraces pero hayan estado literalmente jugando y modificando de manera más que reflexionada con unos intereses ajenos a lo que se presupone al periodismo más respetable, me hace desear, que todos y cada uno, todos… salgan a latigazos como cuando Jesús sacó la basura fuera del templo.

    Hala… a ver si se arruinan las n la más absoluta soledad y tristeza.

  • #005
    Joan - 5 diciembre 2023 - 10:44

    Al hilo de la noticia y de tu posicionamiento, que comparto de la cruz a la raya, me pregunto también y me gustaría saber tu opinión sobre las cookies de navegación, de las cuales se sacan precisamente algunos datos que utiliza tanto google como esos diarios demandantes.
    Me gustaría saber en concreto, Enrique, qué opinas de la «obligatoriedad» de las cookies que, -dicen- les «obligan» a pedirnos que aceptemos y que de hecho si no las aceptamos o no navegamos o navegamos con restricciones. Saludo.

  • #006
    Luisondome - 5 diciembre 2023 - 11:18

    Dice Dans en el artículo: Meta/Facebook/Instagram «desarrolló un modelo que le ha permitido no solo erigirse en un gigante de la publicidad, sino también que su plataforma fuera usada y abusada para todo tipo de cuestiones, desde la manipulación electoral al genocidio, y todo ello con completo y sistemático conocimiento por parte de la compañía. Ahora, ya veremos cómo arreglamos algo así».
    Muy fácil. Hacer como hizo Australia con Facebook, o los EE UU con Huawey en el asunto de las redes 5G, impidiendo su difusión o su instalación en el territorio.
    A mi no me gusta que Facebook se META en mi vida, ni tampoco otras redes, porque no es la única. Y por eso no me marché hace años de Facebook, y por eso lucho contra las cookies.
    Pero he de confesar que es agotador, y a veces el resultado de la ganancia obtenida por esta lucha es ínfimo.
    Creo sencillamente que mediante este proceder de estas empresas, nos están sometiendo. Nos obligan por la fuerza que da la insistencia a tirar por determinadas decisiones que sin este sometimiento no lograrían, cosechando de esta manera importantes beneficios a nuestra costa, y a costa de otras empresas que pierden su publicidad porque no pueden competir con Meta.
    He llegado a pensar que este procedimiento es la esclavitud del Siglo XXI, aplicada de manera global, y que como en la América sureña del Siglo IXX, los internautas seríamos los negros esclavizados, y Los Zuckerberg y similares serían los hacendados dueños de vidas y recursos.
    Si la sociedad americana pudo acabar con la exclavitud, aunque tuviera que pasar por una guerra civil, tiene que haber un modo incruento en los tiempos de hoy para poner fin a esta pesadilla

    • Dedo-en-la-llaga - 5 diciembre 2023 - 18:42

      LUISONDOME: «Si la sociedad americana pudo acabar con la esclavitud, aunque tuviera que pasar por una guerra civil, tiene que haber un modo incruento en los tiempos de hoy para poner fin a esta pesadilla», ja, ja, ja, ja, «pudo acabar con la esclavitud», esto es el chiste de la semana: ¡¡¡Yo quiero lo que fumas, bro!!!

      Saludos.

  • #008
    c3po - 5 diciembre 2023 - 14:26

    Vaya un Meta malo, Google bueno. Como diría Furby «Si… otra vez»

    Lo de las cookies: Valen para saber quien eres en una web cualquiera (como esta), pero si entras en FB con tu usuario…. como decirlo…. tu no has venido al bosque a cazar osos…

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