El futuro y la dilución de la presencia

IMAGE: Project Starline (Google)

El aprendizaje llevado a cabo durante la pandemia en cuanto al uso de herramientas como la videoconferencia en todo tipo de contextos está llevando a varias compañías a experimentar con las tecnologías e interfaces que podríamos utilizar en la llamada «nueva normalidad», cuando la pandemia se vea ya como algo del pasado.

La idea fundamental es, claramente, la sustitución de la presencia mediante tecnologías que permitan, de alguna manera, traspasar la incomodidad que supone el llamado «modelo Zoom».

En efecto, la pandemia convirtió a Zoom en uno de sus grandes ganadores, a Eric Yuan en una de las personas más ricas del mundo e incluso amenazó con convertir su marca en un término genérico, pero nos permitió también comprobar el agotamiento que genera estar mirando a alguien y mirándonos nosotros mismos en una pantalla, y las limitaciones que tiene ese modelo de interfaz.

La propia Zoom, tomando ideas de interfaces de cámara virtual mucho más avanzados como Mmhmm, empieza a experimentar con posibilidades como importar presentaciones para utilizarlas como fondos de pantalla virtuales (que era precisamente lo que algunos hacíamos al principio de la pandemia exportando nuestras presentaciones a imágenes para evitar el uso de la limitadísima función de compartir pantalla) o posibilitar que las imágenes de los asistentes aparezcan como si fueran alumnos en los pupitres de una clase. Pero más allá de esos intentos, aparecen otras posibilidades, ya basadas en combinaciones especializadas de hardware y software, en las que se propone ir un poco más allá, y acercarnos a la idea de replicar la presencia utilizando tecnologías que empiezan a recordar a los hologramas.

Así, compañías como Spatial utilizan avatares para simular la presencia simultánea en un entorno virtual, otras como Microsoft tratan de expandir las posibilidades de sus HoloLens mediante interfaces como Mesh o de construir salas de reuniones con cámaras direccionales que eliminen la necesidad de utilizar visores y permitan que los asistentes presentes y los conectados virtualmente compartan una mesa de trabajo (similar a la telepresencia que ya ofrecía Cisco hace bastantes años). Otros buscan metáforas similares a las de la ventana o la de la mesa separada por un cristal, como hace Google con su Project Starline que ilustra este artículo, en donde la sensación es mucho más real y tiende a trascender completamente la interfaz (nos da la impresión casi genuina de estar con la persona, salvo lógicamente la posibilidad de tocarla o abrazarla), pero que aún se encuentran en fases experimentales y que aún parece difícil imaginar en un contexto habitual o cotidiano.

Sin embargo, ya sabemos cómo funciona la tecnología: posibilidades que hace poco nos parecían prácticamente ciencia-ficción o solo al alcance de profesionales, como que Oprah Winfrey y Barack Obama conversen delante de una chimenea cuando en realidad están cada uno en un lado del país, empiezan a resultar cada vez más sencillas y al alcance de cualquiera con un mínimo de interés y ganas. ¿Tendremos todos, en el futuro, una habitación en nuestra casa pintada completamente de verde chroma, que utilizaremos de manera habitual para vernos con quienes queramos y sentirnos como si estuviésemos literalmente con ellos?

Cada vez tengo más claro que el futuro tiene que ver con la dilución de la presencia: que para un número creciente de situaciones, el que estemos en uno u otro lugar llegue a tener relativamente poca importancia, porque la tecnología nos permitirá sentirnos prácticamente como si estuviésemos en la misma habitación. Y las consecuencias de algo así a la hora de posibilitar más grados de libertad, de permitirnos decidir dónde queremos vivir e independizarlo de dónde queremos trabajar, pueden ser ilimitadas. La clave, como con cada tecnología, será que dejemos de imaginar esas posibilidades tratando de replicar los mismos parámetros que utilizábamos hasta ahora, y que pensemos en nuevas formas creativas de hacer las cosas.

Pronto, más.


This article was also published in English on Forbes, «The future and the dilution of presence«


12 comentarios

  • #001
    Heimat - 21 mayo 2021 - 18:14

    Decía Cicerón que «La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio», ahora ademas la pintaremos de verde chroma.

    Y crearemos una mentira tecnológica, por fin podremos tener una ratonera de 20m2 y con unas gafas de VR pensar que estamos en el lujo de una mansión colonial en el Caribe.

    Bueno y zoom mira que invierte en publicidad pero será la secuela del film «días contados», desde el pico en bolsa de otoño (plena pandemia) 559$ ha caido a los 318$ de ahora mismo, otros que van apañados, y que si vuelven a la normalidad volverán a menos de 100$. Siempre nos quedará la video llamada de google meet o FB, por la tecnología no hay que preocuparse que ha venido para quedarse.

  • #002
    Mauricio - 21 mayo 2021 - 20:35

    Enrique, todo esto es muy interesante, pero a veces los analistas están olvidando la razón central del triunfo de Zoom. En realidad, Zoom ha triunfado porque permite realizar videoconferencias con conexiones de internet no muy veloces y con computadoras relativamente antiguas. Y esto es muy claro en la mismísima Alemania, donde Zoom es la única herramienta que funciona bastante bien en los cursos de las Volkshochschulen (universidades populares), donde hay una cantidad muy significativa de alumnos que viven en pueblos y que no tienen computadoras modernas.

    Ya quisiéramos muchos tener un aula virtual con grandes y nítidas interfaces o, mejor aún, un entorno donde los alumnos estén presentes como hologramas de alta definición, pero por el momento sería conveniente que, entre otras cosas, Google simplifique cosas tan elementales como cambiar el nombre de los participantes en Meet o que Microsoft dedique sus esfuerzos a mejorar el funcionamiento de Teams, cuyo rendimiento a un par de decenas de kilómetros de Fráncfort deja mucho que desear. No entiendo, por ejemplo, la razón por la cual se demoraron tanto tiempo en implementar los breakout rooms, que es también uno de los puntos fuertes de Zoom. Nótese, además, que ni siquiera me estoy refiriendo al desempeño de algunas de estas herramientas en mi querida América Latina.

    Por otro lado, la imagen con la que ilustras esta entrada hace referencia a algo que ya existía desde antes de la pandemia, pero que muchos no se han enterado, ni siquiera en los últimos tiempos. Millones de migrantes utilizan desde hace varios años principalmente Skype para comunicarse con su familia y dicha herramienta sigue siendo la reina para este tipo de comunicación. Esto se vincula, entre otras cosas, a un fenómeno que muchos ni siquiera saben que existe que es el de la denominada transnational motherhood (maternidad transnacional) o transnational parenting (crianza transnacional). Dale un vistazo a este artículo de 2011 titulado Skype Mothers: Technology, Multi-Directional Care in the Transnational Filipino Family que ilustra de manera general este drama, en el que si bien el progresivo mejoramiento de la tecnología jugaría algún rol importante, más lo harían la regularización de migrantes indocumentados, las visas de reagrupación familiar y aún más una renta básica universal y un seguro de salud de alcance global.

  • #003
    Chipiron - 21 mayo 2021 - 20:36

    Yo he dado todas las clases tanto de teoría como de problemas por Microsoft Teams a través de un iPad con pencil cómo pizarra durante el confinamiento.

    Y tengo que decir que la experiencia ha sido súper positiva:

    a) Asistencia masiva de alumnos, mayor que en presencial (a algunos repetidores no les cuadraban los desplazamientos por horarios)
    b) Ruido de fondo nulo, pues todos tenían el micro apagado y no hablaban entre ellos
    c) Mayor interactividad, pues no les obligaba a poner la cámara y tenían menos vergüenza a preguntar
    d) Grabación de las sesiones. Quién no podía seguir la sesión síncrona, podía ver la clase en diferido
    e) PDF de lo que escribía «en la pizarra», es decir, en la app GoodNotes del ipad
    f) Extrema facilidad para insertar vídeos y animaciones para reforzar conceptos

    Y eso sin haberme metido a fondo con «kahoots», «MMM» y otras herramientas para fomentar la interactividad. Desde luego, para muchas tareas, la presencialidad física ya es innecesaria. Y con nuevas herramientas (al menos en la educación) puede suponer un verdadero paradigma de cambio de modelo en la enseñanza.

    • Kujoku - 22 mayo 2021 - 08:11

      Todo eso que dices tienes razón,pero si todo se graba ,las inquietudes y preguntas,, ¿tu para que vas a servir?

      • Chipiron - 22 mayo 2021 - 14:26

        Muy buena pregunta!

        Yo creo que en ella radica el cambiante paradigma de la docencia. Al menos la universitaria.

        Es más, porque eres muy respetuoso, pero podrías preguntarme: Y porque no les pones una «máster class» del que mejor enseña tu temario en España o en el mundo?

        Es decir, con el consentimiento de Harvard o el Mit, mis clases podrían ser «un mediocre completo» de las «lectures» de los mejores profesores del mundo.

        Ese es uno de los grandes dilemas y cambio de paradigmas que debemos pensar a fondo: que pinta un mediocre profesor cómo yo, si los alumnos pueden recibir clases del mejor docente del mundo en mi materia?

        Por ahora la única respuesta que tengo es resolver dudas personalizadas, evaluarles y asistirles en las las prácticas de laboratorios dónde, por ahora, se requiera presencialidad.

  • #006
    r. - 21 mayo 2021 - 22:59

    Como ya dije, el confinamiento lo que ha provocado es un masivo descubrimiento de, acceso a y uso de información proveniente de Internet, por parte de toda la población. Que se ha quedado enganchada, algo que me gusta y que ya se quedará cuando los confinamientos terminen. Adiós Michio Kaku, hola gata de Schrodinger.

  • #007
    Gorki - 22 mayo 2021 - 10:18

    Despues de nueve meses han podido desplazarse a a Madrid mi familia de Valencia.

    Cuando los ves cara a cara, te das cuenta de la inmensa diferencia que hay entre verlos analógivamente, a verlos digitalmente.

    Todas las teorías que tengas, que se basaban en que las videoconferencias eliminan la necesidad de los viajes, se te vienen abajo.

    He sido vendedor, desde luego, mi capacidad de persuasion se reduciria mucho en una videoconferencia por mas cromas que le eches al asunto.

    • Mauricio - 22 mayo 2021 - 16:31

      En esto tienes toda la razón, Gorki. Cualquier migrante que hable cada semana por Skype con su familia en el extranjero podrá, además, confirmártelo. Las videoconferencias ayudan bastante a mantener el vínculo familiar, pero no sustituyen la presencia directa.

      En las clases virtuales que están reemplazando a las presenciales tiende a pasar algo similar y el impacto es particularmente elevado en lo que se refiere a la socialización de los estudiantes. En un entorno digital no es tan fácil que surja la amistad y el compañerismo como en la clase presencial, donde después de la misma pueden los participantes ir a tomar un café y conversar sobre diversos temas.

      Lo que sí permiten de manera increíble las clases virtuales es la posibilidad de que los estudiantes tengan clases con buenos profesores que se encuentran en ciudades distantes o el configurar grupos de alumnos que viven en lugares alejados entre sí y que de otra manera nunca se hubieran conocido. En este caso, es claro que los beneficios son muy grandes y los costos muy bajos.

  • #009
    Juan T. - 22 mayo 2021 - 11:46

    Y eso que todo ello sucederá…»… cuando la pandemia se vea ya como algo del pasado».

    Pero como pase algo como esto ni te cuento…

    https://elpais.com/ciencia/2021-05-22/dos-expertos-chinos-que-identificaron-el-coronavirus-alertan-del-peligro-del-virus-de-la-gripe-h5n8.html

    • Chipiron - 22 mayo 2021 - 14:33

      …y siguen vivos? O están encarcelados?… Es un poco de ironía. Y aclaro, yo no tengo nada en contra de la población China, al revés, es admirable. A quien no puedo ver es a su gobierno, y me duele que por el volumen de negocio en juego, los mensajes por los medios de comunicación ayuden a que la población tolere, de forma impávida, el comercio con un régimen totalitario que no respeta ni el más básico de los derecho humanos…

      Y he de reconocer que hasta han podido conmigo: compro productos Apple hechos en China….

      • Ignacio - 8 junio 2021 - 13:39

        Pues la población China, a la que admiras, tiene en bastante buena consideración a su gobierno, al que no puedes ni ver.
        La idea de que el liderazgo debe cimentarse en los méritos y la eficiencia está muy arraigada en su sociedad.

  • #012
    Xaquín - 22 mayo 2021 - 15:32

    A partir de una conversación anterior, entre Kujoku y Chipiron, sobre «el papel del docente», nos metemos por el medio para recordar el mal consejo que daba Golpes Bajos, cuando decían aquello de «no mires a los ojos de la gente…»

    El mal profesorado solo puede impedir una buena construcción de circuitos neuronales en su alumnado. Así que no entro a discutir su innecesaria función (como director de «obras») en dicha construcción neuronal.

    Pero un buen maestro, director de obras, seguirá siendo necesario tanto en fase de diseño (en estudio), como en fase de ejecución (a pie de obra). Con la diferencia fundamental de que los edificios no interaccionan con nosotros al modo «ser vivo». Lo que si hace cualquier elemento del alumnado que no esté ya «hibernando en clase», sea ésta en aula analógica o digital.

    Y todo es proceso de dirección de obra se basa, prácticamente, en un simple fenómeno de interacción humana, que podemos llamar «mirar a los ojos del discente». Única forma de conseguir mantener una interacción comunicativa real, incluso con el discente que presente problemas de expresión oral.

    Lógicamente si no se es capaz de mantener la mirada (previa atracción ) del discente, poco tiene de director de obra el que tituló en el mismo MIT.

    Y ahora viene la pregunta del millón, quién se puede permitir el lujo de aguantar una mirada (mismo de odio infantil o preadolescente) sin tener una visión directa, vía analógica o digital, con los ojos de esa cría de ser humano, que espera (aunque el no lo sepa conscientemente) algo de su «director de obra», adulto colaborador, a fin de cuentas, en ese proceso tan complicado de adaptarse a un determinado ecosistema. Porque no todos los ecosistemas humanos tienen forma de selva adaptada a las andanzas de tarzanes varios.

    Y nuestro director de obra no es un tarzán pedagógico, solo un ayudante en el camino que tanto cuesta iniciar. No olvidemos que una de las tareas más complicadas del llamado sistema educativo no está en ninguna aula universitaria. Lo más complicado, y, por otra parte, más útil para un proceso real educativo, que colabore en la evolución del ser humano, se da en los primeros años de vida de una cría humana.

    Nunca debemos olvidar que no se nace con odio, el odio se inculca en las crías humanas a base de mucha perfomance, artística o militar, efectuada por los adultos.

    A loa viejos los puede cuidar otro viejo, pero las crías humanas no pueden quedar a merced de la educación de adultos que está apunto de acabar su ciclo vital y están demasiado lastrados por la edad y los hábitos «tradicionales». Con lo cual se evita el carácter regenerador que trae toda cría humana en su ADN.

    Pero volviendo «ao rego», digamos que ningún profesor del MIT le va a dirigir, de un modo eficiente, la «obra de adaptación vital» a una cría congoleña. Por decir un lugar, donde los belgas dieron pruebas claras de que la civilización europea, era todo menos civilización. Como pasaba con el Imperio Romano, frente a «sus» bárbaros, ni más ni menos.

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