Google y la batalla de Australia

IMAGE: Google and Australia - E. Dans (CC BY)

Juan Diego Godoy, de El País, me envió ayer algunas preguntas por correo electrónico para hablar sobre lo que está ocurriendo con Google en Australia, y hoy incluye algunos de mis comentarios en su artículo titulado «Reemplazar a Google: Microsoft pone Bing a disposición de Australia» (pdf).

Fundamentalmente, se trataba de poner en contexto la amenaza de Google de abandonar Australia si el gobierno persistía en sus planes de obligar a la compañía a pagar a las editoras de prensa en función del uso que hacía de sus noticias, un precedente que viví muy de cerca en el caso de España y que culminó, en diciembre de 2014, con la decisión de Google de poner fin a la edición local de Google News, que aún se mantiene cerrada. Sin embargo, una cosa es plantear la cancelación de un servicio como Google News, que no aporta ingresos a Google de manera directa, y otra poner encima de la mesa la salida del país de Google en su conjunto.

Si un gobierno, además, reacciona a esa amenaza de manera completamente absurda abriendo un diálogo con Microsoft para que sustituya a Google con su buscador Bing, estamos ya en el colmo del absurdo: no, los gobiernos de los países, o al menos, los países democráticos y que respetan los derechos fundamentales, no toman decisiones sobre qué buscador usan o dejan de usar sus ciudadanos. Cuando una compañía como Google amenaza con abandonar un mercado en el que facturó 2,700 millones de euros en 2019, hay que entender que quien está amenazando es Google, no el gobierno australiano, y que por tanto, lo que hace el gobierno australiano no es, como tal, un «contraataque», sino más bien una medida paliativa.

¿Qué consecuencias podría tener que Google tomase la decisión de que las condiciones que el gobierno australiano pretende imponerle son abusivas y abandonase ese mercado? En mi opinión, muchas menos de las que parece. En primer lugar, porque el australiano medio usa Google desde hace muchísimo tiempo, está acostumbrado a sus prestaciones, e incluso si se plantease cambiar de buscador, se encontraría con que las otras opciones disponibles, en general, son bastante inferiores para un uso cotidiano. Nos pongamos como nos pongamos, Google lleva muchos años de ventaja en el desarrollo de algoritmos de búsqueda, y la experiencia cuando alguien intenta cambiarse por decisión propia suele ser marcadamente inferior. Si el cambio, además, no es por decisión propia sino fruto de una política gubernamental, lo normal es pensar que el ciudadano australiano medio, simplemente, pasará a utilizar Google.com, que por supuesto, seguiría siendo perfectamente accesible desde el país. Ante esa tesitura, es igualmente razonable pensar que las empresas australianas optarían por seguir anunciándose en Google, dado que les sigue ofreciendo la posibilidad de segmentar geográficamente (y por una larguísima lista de criterios más), lo que llevaría a la compañía a poder seguir facturando en el país, simplemente haciéndolo desde fuera de sus fronteras.

Conviene, por tanto, establecer distancia: nadie está planteándose que Google deje de estar disponible en Australia, ni que un australiano no pueda acceder a Google. Eso, simplemente, no va a ocurrir. Lo que ocurrirá es que, amenazas aparte, Google continuará su negociación con el gobierno y con los medios australianos, y más tarde o más temprano, llegarán a algún tipo de acuerdo, como ya ha ocurrido en otros mercados. No hablamos de que no vaya a llegar la sangre al río, sino de que, en este caso, ni hay sangre, ni hay río: solo amenazas fundamentalmente simbólicas. Al gobierno australiano le tocará decidir si quiere tener contentos a sus medios de comunicación, o pasar a ser uno de los poquísimos países del mundo en el que no existe una edición local de Google, pero eso es todo. Al final, una cuestión de dinero.

Que un buscador tenga que pagar por ofrecer resultados de noticias de medios es una circunstancia absurda: los medios quieren ser indexados, Google quiere indexarlos, que no lo haga es malo para ambas partes, y lo que está en discusión no tiene nada que ver con la propiedad intelectual ni nada por el estilo: es, simplemente, el intento de extorsionar a una compañía que gana mucho por parte de otras que ganan mucho menos. Y es enormemente peligroso, porque si Google se ve obligada a pagar por indexar noticias, podría ocurrir que cualquiera que pretenda vincular una noticia se encontrase con una demanda de pago por hacerlo, algo que sería completamente contrario a la naturaleza de una red en la que enlazar siempre fue absolutamente libre. La pretendida batalla entre los medios y Google es, en realidad, pura prostitución, un «dame algo» aunque sepa perfectamente que no me corresponde, protagonizado por unos medios inadaptados que se encuentran, además, con la connivencia de algunos gobiernos que quieren salir guapos en ellos, y les ofrecen legislar a su conveniencia. Ni más, ni menos.

A continuación, el intercambio de preguntas y respuestas que crucé con Juan Diego sobre el tema:

P. Australia continúa su batalla contra Google. El país quiere que la mega compañía pague de manera justa a las empresas de medios australianas por usar contenido de noticias que los gigantes tecnológicos extraen de los sitios de noticias. Google ha dicho que no lo hará y ha amenazado con irse, razón por la que el Gobierno y Microsoft han conversado para que sea Bing —buscador de esta compañía— quien reemplace a Google.

R. La posición del gobierno en este sentido es completamente absurda y poco realista: los usuarios quieren Google porque, como demuestra su posición de supremacía en el mercado, les parece un mejor buscador, y un gobierno no es quien para decir a sus ciudadanos cómo deben buscar en internet. Partamos de la base de que Google nunca abandonaría Australia, simplemente dejaría de ofrecer su versión local, lo que posibilitaría que sus usuarios australianos lo pudiesen seguir utilizando exactamente igual, simplemente conectándose a Google.com o a alguna otra versión (el gobierno nunca impediría esas conexiones, sería completamente absurdo e injustificado). Pensar que esos usuarios que aún pueden consultar Google van a quedarse tranquilos utilizando Bing es algo profundamente simplista. Google decidirá si quiere llegar a un acuerdo con los medios o no, pero no será derivado de si el gobierno le dice o no a sus ciudadanos que utilicen Bing en su lugar: esa batalla ya la ganó Google hace mucho tiempo.


P. ¿Qué tan factible ve la salida de Google de Australia en términos digitales, tomando en cuenta que 19 millones de australianos utilizan el buscador?

R. Google no saldría de Australia, y sus 19 millones de usuarios seguirían pudiendo utilizar Google, simplemente no se encontrarían google.au, sino google.com. Google podría, incluso, seguir segmentando su publicidad en función de la dirección IP de la que proviene el usuario, lo que le permitiría seguir teniendo ingresos por publicidad, que simplemente facturaría desde otro país. La amenaza de abandonar el país es muy simbólica, y muy diferente a la que Google hizo en España, en donde dejó de producir una edición de Google News que, sin medios españoles, perdía bastante de su sentido. En el caso del buscador, este efecto no es tan drástico, y sí permite a Google presionar al gobierno del país. En un mundo hiperglobalizado e hiperconectado, la decisión de «me voy de Australia» no tiene nada que ver con que los australianos ya no puedan utilizar Google.


P. ¿Qué tan factible ve este “reemplazo” de Google por Bing, tomando en cuenta que Bing tiene una cuota de mercado del 3,6% y Google dice que tiene el 95%?

R. Google lleva muchos años invirtiendo más que nadie en la tecnología de su buscador, algo que Microsoft, decididamente, no ha hecho con Bing. Los resultados de búsqueda de Google son muy superiores a los de cualquiera de sus competidores, como lo es su nivel de adaptación a lo que el usuario está tratando de encontrar. Pensar que un usuario va a quedarse tranquilo utilizando un producto sensiblemente inferior como Bing debido a una decisión de su gobierno es absurdo: simplemente, redirigirá sus búsquedas a otra versión de Google. Incluso aquellos usuarios que se plantean dejar de utilizar Google para reducir su nivel de dependencia de la compañía, se encuentran con que para determinadas búsquedas, como las de imágenes o algunas especializadas, se ven prácticamente forzados a seguir recurriendo a Google, para no resignarse a perder una buena parte de su productividad.


P. ¿Es viable, hoy por hoy, prescindir de Google a nivel de estado?

R. La única opción de prescindir de algo en la red es plantear un sistema de bloqueo similar al que China lleva años desarrollando, una «gran muralla» a modo de enorme firewall que impida determinadas conexiones. Esto, en un país democrático, solo se justifica en casos muy concretos, e incluso en esos, no termina de funcionar de manera completa y puede ser evitado por cualquiera que sepa cómo utilizar una red privada virtual o VPN, que puede ser desde gratuita si renuncias a tu privacidad, hasta tener un coste anual de entre cien y doscientos euros, en función de la red de nodos que tenga, de su velocidad, etc. Con una VPN, un usuario puede establecer una conexión con un nodo en otro país y simular una conexión desde el mismo, lo que le permite acceder a recursos que pueden estar bloqueados en su país. Eso funciona incluso en China, que no es un país democrático y que teóricamente prohibe el uso de VPNs, y aún así lo utilizan a diario casi todas las compañías que mantienen relaciones comerciales con el exterior. Las posibilidades de conseguir un cierre de ese tipo en un país que respete los derechos fundamentales de sus ciudadanos son completamente nulas.


P. ¿Podría la partida de Google de Australia provocar un efecto dominó en otros países que quieran prescindir de Google?

R. Los países no pretenden prescindir de Google. Simplemente, pretenden obligar a Google a pagar más a determinados actores, o a declarar más ingresos, etc., pero no pretenden echarla de ningún sitio. En ese sentido, la medida es un intento de ejercer presión sobre un gobierno por parte de Google, no al revés: no es que Australia amenace con echar a Google, sino que Google amenaza con irse de Australia si intentan obligarla a aceptar condiciones que no está dispuesta a aceptar. No existe un efecto dominó, porque para cualquier país, que Google abandone su versión local es una pérdida de la que deben responder ante sus ciudadanos, y que resulta difícilmente justificable. En realidad, veremos cómo Google termina por negociar un acuerdo con los medios australianos, como ya ha hecho en Francia, o bien convierte su servicio en un opt-in, como hizo en Alemania, o cierra Google.au pero ofrece a los australianos seguir haciendo sus búsquedas en Google.com, pero no veremos más sangre que esa llegando al río.


7 comentarios

  • #001
    sin censura - 4 febrero 2021 - 15:27

    Voy poco a poco

    Enrique: «… pretenden obligar a Google a pagar más a determinados actores… »

    Pregunta: ¿Cuánto pagaban en España y Australia por usar sus textos en G.news?¿cuánto pedía la otra parte?

    Tengo entendido que G. en España pagaba cero pelotero ¿cierto?

    Si es así, como tengo entendido, se debería haberse redactado de una forma más cercana a la realidad

    «… determinados actores pretenden de Google que pague por el uso de su propiedad intelectual en su servicio … »

    Recordemos que G.news introduce

    a) trozos de texto de los medios
    b) los indexa según su criterio, que puede ser contrario a los intereses del medio. En otras palabras que puede cobrar dinero dependiendo de como hace el sumario, posiciones, etc
    c) que introduce publicidad (directa o indirecta) en sus servicio

    • Enrique Dans - 4 febrero 2021 - 17:44

      En España, como en todas partes, Google no paga nada a los periódicos por incluir sus noticias. Google News es un servicio gratuito y sin publicidad que sirve para que los usuarios puedan acceder a las noticias desde una página centralizada, nació cuando, en el 11 de septiembre, las páginas de muchos medios cayeron por exceso de tráfico. Como bien sabes, Google News deriva su tráfico a los medios, porque solo incluye un titular, un snippet corto y una imagen. Si los medios no quieren ser incluidos, no tienen más que notificárselo a Google y son inmediatamente excluidos. ¿Por qué debe Google pagar por un servicio que deriva tráfico a los medios, del que Google no obtiene ingresos, y del que pueden salirse si tienen algún problema?

      Simplemente, lo que quieren los medios es encontrar una fuente de ingresos más sometiendo a Google a un chantaje auspiciado por el gobierno de turno, que está loco por tener a la prensa contenta. Lo siguiente será que me quieran cobrar a mí por enlazar a una noticia…

      • sin censura - 4 febrero 2021 - 19:33

        Lo de enlazar me parece correcto y pensamos lo mismo. No es el objeto de discusión

        He estado repasando, artículos tuyos del tema, que te voy a contar, que no sepas, y que no te hayan comentado ya…

        En su momento recuerdo el google news de España y por noticia era el título y unas 3 líneas. Acabo de entrar en google news Alemania, y ha cambiado, y tiene el titular, el link al medio, y algo que me imagino que no les debe hacer gracia, que es la misma noticia desde distintos medios…. es decir que si un periódico lo da en cerrado tienes a la competencia. Adios estrategia comercial del medio y buscar la fidelidad del visitante para mostrar otras noticias de tu mismo medio.

        Lo que si que no estoy de acuerdo es que se haga sin pedir permiso previo, el método de a las bravas al modo google, me parece fatal.

        Y como usuario, hay otra puñeta, lo que decía cuando comentaba «The social dilemma», no es que tu busques una noticia, es que la noticia viene a ti (como en FB). Y eso no es bueno. Y el mundo que te presenta google es el que quiere que veas con sus gafas, su sesgo… con su propia caja de resonancia….

        Así que me parece lógico que a los medios no les guste.

        Otra cosa es que a mi me ha parecido interesante el google news de Alemania, y lo voy a usar (lo siento una cosa es lo que pienso como se deben hacer las cosas, y otra que me parezca bien usar algo como usuario de google. Mientras lo encuentre útil….) Ya es incoherente, pero….

        • Enrique Dans - 4 febrero 2021 - 19:37

          En Alemania los medios intentaron hacer pagar a Google, y la respuesta de la compañía fue quitarlos y convertir Google News en opt-in especificando que no se pagaba nada. Decidieron entrar todos para evitar perder el flujo de tráfico, y se les acabó la tontería…

  • #005
    Xaquín - 4 febrero 2021 - 16:00

    Mayor eficiencia en la búsqueda de imágenes, uso de VPN… en fin, lo clásico de «las puertas al campo». Si no funciona con un «muro de Berlín» totalmente analógico, ¿como quieren que pensemos que puede funcionar con un muro virtual?

    La caída del bloque soviético «o del maoismo by Mao», no se debe a ataques de agencias de inteligencia varias, ni tampoco al desencanto de la gente (aunque eso ayuda, pero somos capaces de aguantar campos de concentración). Lo que realmente acaba con el imperio soviético es la mayor eficiencia, casi infinita, entre una empresa privada «bien llevada» y una empresa estatal «tipo INI». En China lo aprendieron en su revolución cultural realmente operativa y lo demás son cuentos, y no chinos «de ahora» precisamente.

    Una gran diferencia entre la política realmente liberal y la trumpista, es que la primera intenta sobrellevar el peso (parcialmente inhumano) de la economía en base a empresas eficientes. Mientras que el trumpismo vive en los costados de una empresa totalmente ineficiente , cuando no en franco destartalamiento (típicas zonas fabriles o campos depauperados USA).

    En cierto modo, la ideología trumpista nace del desecho fabril y la competencia en «igualdad de condiciones» (capitalistas) del inmigrante. Que antes era muy deseada, por empresarios y «obreros», por ser mano de obra esclava. Pero que, pasado el boom del antiesclavismo, fue quedando obsoleto para el lobbismo USA, fuertemente anclado en su esplendor «cuasiromano».

    En el fondo Trump es un torpe intento de volver a sentir los laureles de Roma, pero usando lo más posible las «legiones extranjeras». El muy imbécil, como si China Popular no fuera una Galia o, ya no digamos, una Persia, triplemente reforzadas. Y , para más inri, él, de César, no tiene ni un julio.

    Y claro, Australia, no llega ni a ser USA.

  • #006
    Javier - 4 febrero 2021 - 16:43

    … a ver.. en líneas generales, y si abstraemos la mirada a sólo este tema puntual, sí: Google es la víctima y el gobierno Autraliano es el malvado. Pero lamentablemente nunca las cosas son tan blancas ni tan negras. Creo que, de a poco, todos los gobiernos le van a ir pasando factura a Google y el resto de las GAFA, por todos sus malos actos:

    – Eludir / Evadir impuestos
    – Hacer acuerdos de exclusividad por fuera de los reguladores para ser el buscador «por defecto» generando un monopolio de facto
    – Matar, impedir o castigar a la competencia
    – Permitir, facilitar o ser actor pasivo de la persecución de tus empleados cuando buscan sindicalizarse por razones estrictamente éticas y de caracter humano

    Vamos, que no puedes hacer lo que te venga en gana, perjudicar a muchos y salir indemne y además, adalid de la divina providencia.

    Predicción: Así como en la película «Naufrago», un día el viento «cambia de dirección» y ahora las oportunidades pasan a estár a favor de los gobiernos, que se agarrarán de lo que sea para pasarles factura.

  • #007
    David - 5 febrero 2021 - 11:44

    Parece que han llegado a un acuerdo https://blog.google/products/news/google-news-showcase-launches-australia/

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