Hay momentos en los que la política deja de ser mera gestión para convertirse en puro riesgo sistémico. El segundo mandato de Donald Trump está alcanzando exactamente ese punto: cada ocurrencia se traduce en una mecha más larga, un barril de gasolina más, una excusa perfecta para incendiar todavía más la economía global y los principios que sostienen al mundo.
El viernes 23 de mayo el presidente volvió a las andadas y, en su red social Truth Social, lanzó un ultimátum sobre la fabricación del iPhone: «ya informé a Tim Cook… si ese no es el caso, deberá pagar un arancel de al menos el 25%». Wall Street reaccionó con caídas superiores al 1% y Apple perdió más de un 3.5% en la apertura.
Quien conozca mínimamente la cadena de ...