Pocas veces he visto una evolución tan desastrosa y desordenada de algo que fue, originalmente, una buena idea como en el caso de 23andMe.
La compañía, fundada en abril de 2006, fue la pionera absoluta de los llamados personal genomics: a partir del envío de una muestra de saliva en su llamado spit kit, identificaba un conjunto muy elevado de marcadores genéticos utilizando técnicas de genotipado SNP que permitían caracterizar una gran cantidad de rasgos médicos de una persona, desde características más o menos obvias, hasta riesgos de enfermedades de muchos tipos.
Auxiliada por una capitalización inicial generosa por parte de Google, uno de cuyos fundadores, Sergey Brin, estaba casado con la fundadora de la compañía, Anne ...