El fallo del Tribunal Supremo norteamericano derogando la doctrina marcada durante 49 años por el histórico caso Roe v. Wade y anulando por tanto el derecho al aborto, que pasará a ser ilegal en trece estados (Arkansas, Dakota del Norte y del Sur, Idaho, Kentucky, Louisiana, Mississippi, Missouri, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah y Wyoming), está dando lugar a uno de los más fuertes episodios de polarización en el escenario político norteamericano de la historia, y está generando consecuencias interesantes en la interfaz entre la ley y las políticas corporativas.
Ante un Tribunal Supremo fuertemente politizado y marcado por la incorporación al mismo de magistrados ultraconservadores nominados por Donald Trump, la mayoría de las compañías ...