Los llamados mercados de predicción – herramientas que permiten apostar, con dinero real o virtual, sobre la probabilidad de que ocurra un determinado evento futuro- no son nuevos, pero están alcanzando ahora un punto de madurez y relevancia que merece una reflexión seria.
Su funcionamiento se basa en una premisa que hemos visto validarse repetidamente en la teoría económica: el mercado, tomado en su conjunto, sabe más que cualquier individuo. Esta idea, desarrollada entre otros por el Premio Nobel de Economía Eugene Fama y su conocida «hipótesis del mercado eficiente«, sostiene que toda la información disponible se encuentra ya reflejada en los precios, y que nadie puede, de manera sistemática y constante, batir al mercado. Si eso es cierto, ¿qué pasa cuando ese mercado no refleja precios de activos financieros, sino probabilidades de eventos?
Los mercados de predicción como Polymarket, Augur, PredX, Hedgehog Markets o Gnosis, entre otros, llevan tiempo explorando precisamente ese terreno. Su propuesta es simple en apariencia: permitir que cualquier persona apueste sobre si un evento determinado ocurrirá o no -desde el resultado de unas elecciones hasta la aprobación de una ley o el hallazgo de vida extraterrestre antes de determinada fecha- y, a través del mecanismo del mercado, consolidar en tiempo real una probabilidad ponderada por el interés y conocimiento de sus participantes. La idea es que quien participa con su dinero tiene incentivos para informarse y analizar bien antes de apostar, generando así un tipo de señal más robusta que la simple opinión o encuesta.
Como ocurre con muchas innovaciones tecnológicas que cuestionan los marcos regulatorios tradicionales, los mercados de predicción han sufrido una evolución accidentada. En muchos países han sido declarados ilegales, al ser equiparados con plataformas de apuestas o juegos de azar. Estéticamente, la idea de personas cruzando apuestas sobre los temas más variados es, como mínimo, peligrosa, y puede llevar a que muchos arriesguen su dinero pensando que tienen información privilegiada o un conocimiento más extenso de un tema. Otros han intentado asimilarlos dentro del marco financiero tradicional, exigiendo cumplimiento con normativas que, en muchos casos, están diseñadas para otro tipo de productos. A esto se suma la polémica ética: ¿es lícito apostar sobre el asesinato de un político, el estallido de una guerra, o la muerte de una celebridad? ¿Qué efectos puede tener eso sobre los incentivos de ciertos actores?
Recuerdo haber invitado a los fundadores de Augur en octubre de 2015 para que presentaran su modelo a mis alumnos de MBA. En aquel momento, la idea de que una red de smart contracts sobre Ethereum pudiera gobernar un mercado de apuestas descentralizado sonaba como una fantasía casi especulativa, más cercana al experimento libertario que a una infraestructura seria para la toma de decisiones. Pero el tiempo ha hecho su trabajo. La madurez de la cadena de bloques como plataforma, la irrupción de los smart contracts y el crecimiento de una comunidad activa interesada en medir, cuantificar y especular sobre la realidad futura han dado forma a una nueva categoría de herramientas de análisis predictivo. Ya no se trata solo de apostar, sino de explotar la capacidad de agregación de expectativas que tienen los mercados.
En este contexto, resulta muy significativo el anuncio reciente de que X ha designado a Polymarket como su socio oficial para desarrollar un mercado de predicción integrado en la red social. Es un movimiento que no solo puede legitimar este tipo de tecnologías, sino que además, las dota de una visibilidad y una escala sin precedentes. X, con su dinámica de conversación pública y su base de usuarios global, podría ser un entorno muy interesante para poner a prueba la hipótesis de Fama en el terreno de las predicciones sociales.
¿Qué puede salir de esta fusión entre la conversación pública y el análisis predictivo descentralizado? En primer lugar, una fuente valiosa de información agregada en tiempo real. Si el mercado de Polymarket indica que hay un 73% de probabilidad de que Trump gane las elecciones o de que el BCE baje tipos en septiembre, esa cifra no es el resultado de una encuesta ni de una simulación: es el consenso dinámico de miles de personas que, literalmente, están poniendo su dinero donde está su opinión. No se trata de «lo que creen», sino de «lo que están dispuestos a respaldar económicamente». Esa diferencia es esencial.
Pero también debemos considerar los riesgos. La integración de estos mercados en plataformas como X plantea dilemas regulatorios importantes: ¿quién supervisa la integridad de estos mercados? ¿Cómo se evitan la manipulación, el uso de información privilegiada o la instrumentalización política? ¿Podrán los gobiernos seguir permitiendo estas herramientas, o intentarán censurarlas por miedo a sus efectos disruptivos? Y, sobre todo, ¿estamos preparados para vivir en un mundo donde nuestras expectativas colectivas se convierten no solo en pronósticos, sino en referencias operativas para la acción?
En un mundo cada vez más mediado por la inteligencia artificial, los mercados de predicción pueden desempeñar un papel fundamental como mecanismo de señalización para modelos algorítmicos, y de ahí el interés de Elon Musk en combinar los resultados de Polymarket con su algoritmo generativo Grok. Si bien los sistemas de inteligencia artificial son capaces de procesar grandes volúmenes de datos y establecer correlaciones sofisticadas, necesitan fuentes fiables y agregadas de expectativas humanas para afinar sus predicciones. Los mercados de predicción ofrecen precisamente eso: una forma cuantificada de la intuición colectiva, capaz de alimentar modelos de aprendizaje automático con señales complejas que integran análisis, experiencia y conocimiento distribuido. ¿Cómo de manipulable o de influenciable? Resulta difícil saberlo.
Además, el hecho de que estas plataformas operen sobre la cadena de bloques añade una capa crucial de transparencia y trazabilidad: cada operación queda registrada de forma inmutable, reduciendo el riesgo de manipulación y proporcionando un archivo histórico que puede ser auditado y analizado a posteriori. No es casualidad que muchas de estas plataformas -como Augur, Polymarket o Gnosis- se hayan construido directamente sobre Ethereum u otras cadenas similares: la descentralización no es solo una cuestión ideológica, sino una condición necesaria para garantizar la integridad y resiliencia de estos mercados frente a presiones políticas o económicas.
Los mercados de predicción representan una frontera fascinante entre el análisis de datos, la economía conductual y la inteligencia colectiva. Son una herramienta que, si se utiliza con responsabilidad, puede ayudar a reducir la incertidumbre, anticipar tendencias y tomar decisiones más informadas. Pero también nos obligan a replantear qué entendemos por «sabiduría de las masas», y a reconocer que esa sabiduría no siempre es neutral, ni está exenta de sesgos.
Como ocurre tantas veces con la tecnología, lo importante no es solo lo que permite hacer, sino lo que estamos dispuestos a hacer con ella.
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Estamos llegando a un tiempo que la imbecilidad de las personas alcanzan cada día un límite que parecía mentira se pudiera llegar (ejemplo ley del más tonto y cotización de BTC)…
Si al trading tradicional incluimos herramientas predictivas que democratizan ciertos resultados, las preguntas que te haces las respuestas algunos la tenemos muy claras, el problema que veo, es que los que apuesten en estos juegos, tendran un efecto tunel en su mirada, y en cuanto acierten un poco, la han jodido…
Esto me recuerda hace algunos años cuando las personas querían comprar una vivienda, y los bancos pedían como garantía el piso de los padres….
Al final esto es lo mismo nuevas experiencias financieras, y si en aquel entonces los bancos no perdían, hoy los que no pierden son los que reciben dinero a cambio de pasadita por el lomo a los incautos… eso si pasadita digital !!
Gorki hace un apunte interesante (solo que los mercados a futuro no cotizan en bolsa como tales, sino que tienen sus propios mercados regulados aunque enlazados), pero dejando la matización de lado, es un claro ejemplo de que por mucho “algoritmo o IA” que metas por medio, una DANA o similar en sequía, no se predice aun año vista, y todo lo que has metido allí, se va al garete en cero coma (ejemplo productos agrícolas).
Sin Dana mediante, hemos visto como la simple especulación, ha hecho que el precio del aceite de oliva se fuera más allá de máximos, y por ese afán especulador, ahora las almazaras estén perdiendo dineros a mansalva… lo mismo con los que invirtieron en ese mercado… Ahora le toca al café y al cacao… sin olvidar al plátano de canarias, que para mantener su valor de mercado, están quemando toneladas de producto para que exista una mínima escasez que aguante los precios (algo que no es táctica nueva).
Saber vía examen, de redes y demás, las opiniones del personal y a partir de ahí, “especular”, como podría ir el mercado se me antoja un tanto difícil. En redes la gente dice muchas tonterías… Por lo demás, sobradas películas hemos visto de lobos, tiburones, gatos y ratones de Wall Street para saber que por mucho algoritmo que metas, si cuatro capitostes deciden subir o bajar precios, les bastan sus cojones morenos y una llamada de teléfono…
Hay algún negocio mas amañado que la bolsa…???
Los que tienen la «banca» nunca pierden en las apuestas. Otra cosa es que estalla una guerra en Ucrania y de repente todo el aceite de girasol venía de allí, y subío de 1€ a 5€…. Especulación pura y dura.
Le tengo el mismo aprecio a la bolsa que a los bitcoins… ninguno,. con eso creo que lo digo todo.
Cuando hablamos de IA y que va a acabar con un montón de empleo. Es mentira. Lo que va a acabar es el sistema capitalista, para los que los empleados les importa lo mismo que un pimiento.
El otro día hablaba con alguien, que le daba cierta inteligencia, al movimiento de caza del inmigrante en EEEU, y que estaba Trump asesorado por los cuatro imbéciles que se rodea, en el sentido que con IA y con Robots iban a necesitar mucha menos MO. Mi respuesta es que ni de coña eso es así, aún falta un tiempo para que la robotización llegue a no necesitar MO no cualificada para la cantidad de trabajos que hay.
Lo que si es verdad, que si alguien tiene las de ganar es China, que está en un estado del arte de IA/robotización mejor (hacen los mismo a los 4 meses de los americanos a una fracción de coste) y por política esas empresas están manejadas por el PCCh que tienen como objetivo desarrollar el pais, e ir avanzando… otra cosa que la sociedad del bienestar (lo que conocemos) aún les quede bastante, pero en esas están. Y no va a haber Musks o Altmans que su única finalidad es engordar su cuenta corriente. Algo similar a lo que aquí con Franco se hizo con el INI, controlar la producción a nivel Estado, la contrapartida era que los sueldos eran una mierda. De hecho el nivel salarial español de 1962 era el mismo que en 1919… Y que el desarrollismo de los 60s fue gracias a la emigración, y el dinero que entró en las familias por ellos… luego claro se lo apuntaron. Similitudes con China las hay, pero hay que tener en cuenta que España era un ratón y China es un elefante…
Lo del aceite de oliva lo digo de primera mano… muchas risas hace dos años (65€/5L), muchos lloros ahora…
Veremos dentro de dos meses cuando vaya al pueblo a cuánto me dejan la garrafa de 5l. Ya te digo que no pagare más de 14€ y gracias. (y son familia…)
Y si, las almazaras están llenas y no aceptan la producción de este año porque no les cabe… mas lloros…
«es un claro ejemplo de que por mucho “algoritmo o IA” que metas por medio, una DANA o similar en sequía, no se predice aun año vista, y todo lo que has metido allí, se va al garete en cero coma (ejemplo productos agrícolas).»
Por eso se crearon los futuros de materias primas, y el mercado de futuros de materias primas.
Es lo que permite que los agricultores puedan plantar algo ahora sin saber por cuánto se venderá dentro de 10 meses. Y por tanto, sin saber si ganarán o perderán dinero con esa cosecha. Con un contrato de futuros, se garantizan un precio de antemano y puede saber si le sale rentable o no plantar la cosecha o usar tales pesticidas.
Ejemplo: un agricultor planta ahora algo y se lo vende a alguien ya, a un precio acordado en la fecha futura acordada. Cuando dentro de 10 meses recoja la cosecha, le dará a su comprador la cosecha y el comprador le dará el dinero pactado.
Durante un tiempo trabajé para una empresa especializada en mercado de futuros, que poco mas o menos es lo mismo, sólo que las predicciones se limitan a especular con el valor de las acciones de las empresas cotizadas en bolsa, a por ejemplo seis meses. Con un riesgo muy grande podías obtener grandes beneficios con muy poco capital,
Pese a trabajar en esa empresa no llegué a comprender del todo en que consistía el negocio.
«La idea es que quien participa con su dinero tiene incentivos para informarse y analizar bien antes de apostar, generando así un tipo de señal más robusta que la simple opinión o encuesta».
Si esto es en lo que se basa otorgar más confianza que una mera apuesta convencional, es que no han entendido nada del comportamiento humano. Por eso la economía no es una ciencia exacta, porque el comportamiento de las personas no se puede ni predecir ni racionalizar.
Burbuja a pinchar en 3,2,1,…
Me parecen una herramienta más que hacen al mercado seguir siendo lo más eficiente posible. Si se puede sacar ventaja de esa información se sacará, no hay más. Otra cuestión es cómo deberían regularse, ahí no me meto.
Entiendo que puede introducir algunos nuevos problemas como los mencionados pero los mercados tradicionales tampoco han dejado de ser en ocasiones problemáticos por cuestiones muy parecidas.
Históricamente muchas herramientas financieras como derivados, el quant trading o el high-frequency trading fueron controvertidas y es bien sabido que introducen riegos pero nada ha impedido que se acaben utilizando. Probablemente por los mismos que ahora muestran reticencias respecto a los mercados de predicción.