La falacia de las open office

IMAGE: Diego Schtutman - 123RFUna corriente de opinión parece estar iniciando una cierta resistencia a la fortísima tendencia hacia el modelo de open office u open plan, de oficinas abiertas con mesas no separadas por paredes, que ha conquistado la mayor parte del mundo corporativo: se calcula que hasta un 70% de las oficinas en compañías norteamericanas siguen un modelo sin paredes o con divisiones bajas, con muchas de las compañías de Silicon Valley, consideradas abanderadas de tendencias modernas del management, liderando la corriente.

La razón para la transición hacia modelos de oficina abierta y sin paredes en las que los trabajadores comparten espacios amplios se suponía que era una mayor comunicación que fomentaba el trabajo en equipo, la comunicación y el intercambio de ideas. Sin embargo, muchos afirman que, en realidad, el modelo de oficina abierta se está convirtiendo en una trampa que provoca tasas de productividad y niveles de satisfacción mucho menores.

El tema me resulta, desde un punto de vista personal, enormemente interesante. Con la interrupción de mis cuatro años en UCLA, donde seguíamos un modelo de cubículos asignados de manera fija con paredes altas que proporcionaban un cierto nivel de intimidad, he disfrutado habitualmente de un despacho individual tradicional, pero soy un absoluto convencido de las bondades del modelo abierto. Sin embargo, ese mismo modelo abierto esconde, para mí, enormes falacias que provocan los problemas que destacan varios de los artículos que he mencionado anteriormente.

El modelo de trabajo abierto comenzó, en muchos casos, tratando de ofrecer un mayor nivel de supervisión de la productividad. Eliminar las paredes permitía, de un solo vistazo, comprobar que todo el mundo estaba trabajando, en lugar de simplemente perdiendo el tiempo con otras distracciones en la pantalla. De hecho, en muchos casos, esgrimiendo excusas como la necesidad de privacidad para ciertas tareas, el modelo se convierte en una especie de «sistema de castas», en el que únicamente los trabajadores de determinado nivel disfrutan de despachos individuales, mientras otros trabajan en espacios abiertos. Eso, en mi opinión, no es un modelo abierto: es una basura clasista e injustificable.

Desde mi punto de vista, el único modelo abierto que realmente obtiene sus objetivos y que he visto funcionar a un nivel increíble a la hora de cambiar la cultura de una compañía es el modelo completamente deslocalizado, en el que las personas carecen de espacios asignados y no está permitido dejar absolutamente nada en la mesa: ni un solo papel, ni la foto de la mujer y los niños, ni un simple cubilete con bolígrafos. Una simple asignación por zonas laxamente definidas para cada equipo de trabajo. Por supuesto, eso afecta a todo el mundo, desde el jefe más jefe al último auxiliar administrativo, y se acompaña de una serie de infraestructuras compartidas, algunas en modelo de reserva y algunas otras que permitan actividades más espontáneas, como salas de reuniones o cabinas para hablar por teléfono con cierto nivel de privacidad.

Un modelo así debe acompañarse de normas rígidas en el uso del espacio: de nada sirve organizarse «teóricamente» de esa manera, si solo sirve para que determinadas personas, usando modelos jerárquicos, se «atribuyen» determinados sitios y los convierten en su «guarida», que nadie ocupa y donde dejan todos los objetos que quieren para «marcar el territorio». En algunos casos he visto incluso la «conquista» de infraestructuras teóricamente compartidas, pero que alguien «se asigna» como propias. Pero bien gestionado y evitando abusos, ese modelo tiene una virtud fundamental: es capaz, casi de manera instantánea, de convertir el papel en algo del pasado. Cuando una persona no puede dejar cosas en su mesa, desplaza automáticamente la totalidad de su información a la red – por supuesto, suponiendo que se le proporcione la formación adecuada para hacer uso de esas herramientas de manera eficiente y segura. Para mí, el papel es el gran enemigo a erradicar de las compañías: todo lo que esté en papel circula peor, se comparte peor y se administra peor: el papel es el gran enemigo a batir.

Bien ejecutado y con los medios adecuados, un modelo de open office puede generar auténticos cambios culturales en las compañías. Puede proporcionar la libertad a los empleados para llevar a cabo su trabajo donde mejor lo puedan hacer: en su casa para algunas tareas, en su lugar compartido de trabajo para otras, además de fomentar esa buscada comunicación, intercambio de ideas y trabajo en equipo. Apoyar el diseño de la oficina en herramientas que permitan «reunirse» virtualmente con quien sea, esté en la oficina, en su casa o viajando, con salas de reuniones dotadas de ese tipo de servicios y la adecuada combinación de laptops, tablets y smartphones como herramientas de trabajo con el software adecuado para extraerles partido de verdad. Y por supuesto, ni una sola impresora ni fotocopiadora, ni fax. Con las adecuadas normas de control, un modelo de open office puede ofrecer las buscadas ventajas del trabajo en equipo y la circulación de ideas, junto con el cambio cultural necesario para llevar toda la información de la compañía al entorno en el que pueda circular de la manera más adecuada. Sin esos controles, reduciendo el modelo a simplemente hacer más bajas las paredes, o convertida en una especie de panóptico vigilante, el modelo de open office es una triste parodia de sí mismo, ineficiente, frustrante y absurdo, generador de las falacias que dibujan los artículos que enlacé al principio. No es una cuestión de modelo: es una cuestión de cómo llevamos a cabo su desarrollo y con que cultura gestionamos su implantación.

 

This article is also available in English in my Medium page, “The open office fallacy«

25 comentarios

  • #001
    Marc Salmurri - 1 enero 2015 - 12:53

    En mi humilde opinión, siendo programador, pienso que las oficinas abiertas sólo sirven para destruir la confianza en el trabajador, ejercer una presión innecesaria y muy perjudicial para la salud mental de las personas y lo peor de todo, anhiquilar la capacidad de concentración de todo el mundo mediante la contaminación sonora, lumínica y lo que yo llamo la contaminación social (interacciones humanas excesivas e innecesarias). Por otro lado, pienso que la mejor forma de fomentar la comunicación de calidad es eliminando el ruido cominicativo, reforzando la confianza mutua y mejorando el uso de deadlines realistas a partir de la opinión de la persona que realmente realizará un trabajo. Cuando no hay tiempo, la primera victima es la comunicación y esto es una arma de destrucción masiva.

  • #002
    Gorki - 1 enero 2015 - 16:04

    Será clasismo, pero no conozco ni una sola empresa donde el director no tenga un despacho. Por tanto es puramente teórico hablar de «sistema deslocalizado del espacio de trabajos».

    Generalmente los empleados se dividen en dos grupos, el Staff y el resto a veces llamados los «staffados». Estos últimos son los que trabajan en zonas mas o menos amplias divididas a veces por mamparas y a veces ni eso.

    Gran mi vida laboral ha discurrido pertenecido a este último grupo, pero en el borde de la frontera entre ambos grupos, por lo que unas veces he tenido despacho solo y otras veces he trabajado en el «ruedo».

    La ventaja del despacho, es que posees un punto de intimidad regulable mediante el sistema de tener la puerta abierta o cerrada, lo que te permite mantener conversaciones que no conviene tener en público. Claro esta, que si no tienes despacho suele haber unas zonas de juntas, pero pedir a alguien que te acompañe a la zona de juntas, da a la conversacion una «categoría» poco conveniente en muchos casos, llamara a alguien a tu despacho y decirle que el trabajo que se ha hecho, hay que mejorarlo, no es sicológicamente lo mismo, que llevarte a alguien a una sala de juntas y e indicar que hay que rehacer un trabajo, En el primer caso es establecer un control de calidad y en el segundo es una reprimenda por el trabajo que se ha hecho.

    Por tanto a mi juicio, esto es como todo, hay cosas buenas y malas, la buena del espacio compartido es que formas mas fácilmente un espíritu de equipo, la mal es que careces de intimidad, lo que es en muchos casos conveniente.

  • #003
    Anónimo - 1 enero 2015 - 16:46

    «Con la interrupción de mis cuatro años en UCLA, donde seguíamos un modelo de cubículos asignados de manera fija con paredes altas que proporcionaban un cierto nivel de intimidad, he disfrutado habitualmente de un despacho individual tradicional, pero soy un absoluto convencido de las bondades del modelo abierto.»

    Las críticas que han llegado a mi feed los últimos días (originadas por un artículo publicado en ars technica, si no me equivoco) no son contra las bondades del modelo abierto ni los problemas del despacho privado.

    El problema es que la mayoría de compañias que siguen este modelo tienden a obviar sus carencias, que son unas cuantas y tan evidentes que no hace falta precisamente a un detective para encontrarlas.

    El trabajo que hacemos cada uno de nosotros en privado y sin interrupciones, donde ponemos la mayor parte de nuestro tiempo y concentración es la fuente que alimenta el trabajo colectivo para el que tan beneficioso es el open space.

    PEro ambos tipos de trabajo son necesarios: Si el jefe listillo de turno (que siempre tiene su propio despacho privado, por cierto) quiere beneficiarse de los ahorros del modelo abierto (que al final es todo eso: hacer recortes a costa de la comodidad e intereses de los trabajadores tratando de que la productividad no se resienta demasiado aunque el ambiente de trabajo se acabe pareciendo más a un agobiante call center de la India que al de una empresa en un país desarrollado donde los trabajadores aún tienen derechos), debería al menos dejar a los trabajadores que lo soliciten ciertos días para trabajar desde su casa.

    En mi caso con 10 dias al mes me ahorraría unas 15 horas de viaje y un 2% de mi sueldo en gasolina.

    Mi productividad crecería al distribuir las 8 horas que me pagan uniformemente a lo largo de todo el día, al igual que hice durante los 2 años que trabajé de freelancer

    En cualquier caso la productividad se puede monitorizar con cualquiera de las múltiples herramientas de pago o gratuítas y de código abierto disponibles: http://stackoverflow.com/questions/4229070/anything-similar-to-odesk-team-app-to-measure-developer-productivity-for-private

    En resumen: lo que vale para facebook o google no tiene que valer para una empresa de 50 trabajadores que no se dedica a innovar y hacer outsourcing de las tareas pesadas, si no a hacer el trabajo que hay que hacer. Y aún no he visto ninguno de estos articulos publicar datos recopilados con esta herramienta o alguna otra por el estilo para este tipo de empresas.

  • #004
    Mauricio - 1 enero 2015 - 17:51

    Supongo que este modelo deslocalizado solamente podría funcionar si a la entrada de cada oficina hubiera una maquinita de turnos que repartiera los ordenadores de manera aleatoria. Las oficinas, por lo tanto, se parecerían más a un cibercafé que a cualquier otra cosa y es claro que la mayoría de personas preferiría los documentos y archivos virtuales a los impresos por la simple facilidad de poder acceder a ellos desde cualquier ordenador, además de disfrutar de la posibilidad de tener nuevos vecinos cada día.

    La verdad es que no sé si este modelo es realmente mejor que el de cubículos o el de oficina abierta. Posiblemente ayude a mejorar la productividad individual y es claro que el trabajo grupal se daría sobre todo en entornos virtuales, pero la amistad, el compañerismo y el sentido de pertenencia a un determinado grupo de trabajo serían más difíciles de lograr en este modelo de oficina cibercafé.

    Pensar que la empresa del siglo XXI no será más que una enorme sala llena de ordenadores, donde uno estaría sentado hoy en el puesto 20, mañana en el 31 y los colegas de mi área, departamento o sección en los puestos 14, 58, 90, 111 y 142 o en cualquier otro lugar, es un panorama que no sé si se puede considerar un avance o un retroceso. ¿No se está con esta idea poniendo sencillamente el trabajo colaborativo virtual por encima de la colaboración presencial cuyas virtudes son sin duda mucho mayores, especialmente a nivel psicológico?

  • #005
    Aitor - 1 enero 2015 - 17:58

    Enrique. Tu artículo y los dos primeros comentarios ya dicen casi todo, muchísimo muchísimo.

    #002 Gorki.
    Al «ruedo», también se le llama «pradera». Y ya os podéis imaginar el significado clásico de pradera: «Lugar abierto o cerrado donde pastan o se guardan los animales.»

    En una institución de enseñanza, como la de Enrique, no pasa eso. Lo que describe Enrique es precisamente éso. Él tendrá reuniones periódicas con «el director» y/o con otros profesores en el despacho del director y, si el despacho no es amplio, en una sala de reuniones cómoda e impersonal. Cada uno llevará, explicara y coordinará su trabajo con el director y los demás empleados.
    Lo anterior equivale a lo que hacen los profesores cuando dan clases a sus alumnos. Una vez terminada la clase no queda nada. Una vez transmitidos o dictados los conocimientos y normas, tanto los profesores como, los alumnos se van con lo suyo y a lo suyo.

    Lo de los paneles altos. Enrique: ¡Qué suerte, solo cuatro años.! Con los paneles… Oyendo ruidos y el hablar y hablar continuamente. ¿Sabéis cual es la frase o coletilla más repetida y oída.? Esta: «Habla bajo, qué se oye todo.»

    Creo que esto es una técnica o táctica burocrática de control piramidal. Una forma falsa de crear empleo o enchufar a amigos y familiares. Robar el sueldo a los empleados y crear capataces o supervisores casi policíacos a los que se les da un sueldo equivalente al que se ha robado a los «cuatro gatos» que tienen que «controlar», más que darles trabajo.
    Un cargo o situación perfecta para los políticos y los «Psicópatas sociales.»

    En fin, que es fácil asociarlo a una estructura militar, de cárceles, de campos de trabajo, de plantaciones, de recolectores esclavos de algodon y hasta de campos de concentración.
    Lo más triste lo veo en el comercio. Hay vendedores amabilisimos que de tanto querer ayudarnos hasta se equivican. Esto es debido a que se sienten vigilados por alguien o por alguna cámara de seguridad del despacho del «Jefe» o de los vigilantes de seguridad.

    Me sale la palabra «Hijos de Pura» cuando me ocurre, veo o recuerdo alguna situación como esta.
    Y lo de estar «de pie» todo el día ya me diréis. ¿Tan difícil es que sean los propios vendedores quienes controlen las cámaras de seguridad, por turnos y sentados tranquilamente, para que sean ellos los que atiendan y resultan las dudas de los clientes. ?

    Feliz primer día del año y feliz 2.015.

  • #006
    Michael Zaldúa - 1 enero 2015 - 18:05

    Comparto contigo Enrique lo valioso que es el trabajo deslocalizado y así también las dificultades en su implementación conservando los paradigmas de control inexperados para esta nueva forma de trabajar. Respecto al uso del papel me pregunto como funciona en otros lugares la gestión de los documentos «oficiales», pues al menos acá en Chile donde resido, el tener que mantener archivos y más archivos porque la ley lo exige, hace que esto parta desde su intención como algo incompleto y por ende hace fácil caer en los problemas de implementación que mencionas

  • #007
    Jose Picó - 1 enero 2015 - 18:31

    De la falacia de los Open Spaces a la realidad de los SmartSpaces.
    http://youtu.be/X7kbtR30vI4

  • #008
    Ernesto - 1 enero 2015 - 18:48

    Creo que el reto es tratar de fortalecer los equipos de trabajo, y habiendo trabajado en oficinas donde basicamente habia filas paralelas de gente trabajando en cosas diferentes y que tus compañeros de equipo estaban 2 o 3 filas arriba (y no se podia cambiar pues alteraba a veteranos), se que esa no es la forma de trabajar.
    Mi mejor escenario fue cuando vía un bodyshopping forme parte de un equipo al que se nos asigno una oficina para los 6 o 7 miembros del equipo, claro, el jefe de proyecto tenia un mejor escritorio, pero fuera de eso la comunicación era muy horizontal, no teníamos que ir a otro sitio para las reuniones semanales y se desarrollo una buena sinergia, eso cambio cuando luego de que se concreto una absorción de empresa se decidió que teníamos que trabajar en un entorno mas «diafano» por lo que se tumbaron los drywall y el equipo termino rodeado de otros equipos, estábamos cerca si, pero las dinámicas de equipo se habían perdido.

    Otro si digo que estos entornos amplios no permiten tener espacio para pizarras donde se puede tener el trabajo visible para los miembros del equipo, especialmente si se trabaja con metodologias agiles, pues tener cubiculos (que no despachos) en entornos abiertos te obliga a desplazarte para tener las reuniones….

    Ya he pasado por diversas formas de distribución y estoy convencido de que lo mejor es dar a los equipos su espacio para que desarrollen las sinergias y complicidades necesarias para ser mas productivos.

  • #009
    Antonio Castro - 1 enero 2015 - 19:01

    La ausencia de papel, debe acompañarse de un repertorio de herramientas que normalmente no tenemos en nuestros ordenadores porque en lugar de ello hacemos esas tareas en papel. La estructura jeraquizada de carpetas y subcarpetas no basta. Cada elemento en el ordenador debería estar acompañado no solo de atributos de nombre y fecha sino de palabras clave semejantes a las que usamos cuando publicamos un artículo en un Blog.

    Resulta que una persona que ha publicado mucho en un Blog, localiza cualquier información de su Blog mucho antes que en cualquier otro lugar gracias a la forma en que está organizada esa información.

    Seguimos usando el papel porque no hemos dado el paso necesario para usar la información almacenada en nuestros equipos de forma eficiente

    Tenemos información duplicada, información obsoleta, información inaccesible porque está colgada en un lugar de nuestro sistema de ficheros que ya apenas frecuentamos.

    No usamos mucho el papel, pero continuamos usándolo por pura inercia.

  • #010
    Javier Cuchí - 1 enero 2015 - 19:10

    Cada modelo tiene sus ventajas e inconvenientes. La open office radical pinta muy atractiva -deslocalización, independencia geográfica, etc.- pero también me parecen muy atendibles algunas de las objeciones planteadas en los comentarios anteriores. Donde sí soy radical -y ahí coincido al 100 por 100 con Enrique- es en el tema de las impresoras y las fotocopiadoras y en mi odio africano al papel, no sólo inútil -y costoso y contraproducente y ecológicamente insostenible- sino engorroso y evanescente (sí: muchísimo más evanescente que unos datos conservados en la nube y con copia de seguridad en otro servidor, también en la nube). Además aplaudo hasta con las orejas lo de las herramientas para reuniones virtuales: trabajo en la Administración pública, en un edificio de ocho plantas en el que -así a ojo- el 15-20% del espacio de trabajo total disponible se lo llevan las salas de reunión (y otro tanto, las peceras del staff) y ello en uno de los emplazamientos más caros de Barcelona (y eso sin entrar a considerar la gran cantidad de tiempo que se pierde en una reunión presencial en relación con una reunión virtual). Una verdadera demencia costeada con dinero público. Y estoy hablando de una morfología oficinista que, en la Administración pública, no es absoluto excepcional, al contrario.

  • #011
    Gorki - 1 enero 2015 - 22:04

    Respecto de la reuniones virtuales, discrepo. Quiza porque tenmenos menos experiencia, pero la comunicacion virual no es mi un 80% de eficaz de lo que lo es la presencial, y prueba de ello es que los vendedores siguen visitando a los clientes y no conectan con ello por videollamadas.

    En mi opinión la capacidad de persuasión en reuniones virtuales desciendo al 80% como poco. Quizá es debido a que se pierde mucho de la comunicacion corporal, como los gestos e inflexiones de voz.

  • #012
    cc - 1 enero 2015 - 23:25

    ¿»desde el jefe más jefe hasta la última auxiliar administrativa»? no me ha encajado nada este sexismo en tu blog, que, por otra parte me encanta

  • #013
    Enrique Dans - 2 enero 2015 - 00:04

    #012: Pues eso es fácil, lo cambiamos… :-)

  • #014
    Roberto Pérez - 2 enero 2015 - 09:17

    Es fácil escribir desde un despacho sobre las condiciones de trabajo ajenas. El «open office» es una utopía. Ningún jefe va a prescindir de despacho. Y cuanto más alto el nivel mayor el despacho.
    Los empleados tienen más intimidad en las empresas cuando se les trata como personas y no como recursos (¿humanos?). Eso demuestra confianza y sólo esta confianza incrementa la productividad. Las praderas son cómodas para pastorear el rebaño, nada más.

  • #015
    Germán - 2 enero 2015 - 10:18

    Creo que la voluntad de ahorrar papel no debe estar por encima de la necesidad humana de tener un espacio propio y personalizable. Máxime cuando dicha personalización son a veces las fotos del real motivo por las que las personas trabajan: su familia.

    La deshumanización del espacio de trabajo corporativo es algo que disminuye la productividad (aquí coincido con el comentario #001), y me parece horroroso que en esta «sociedad de la información», en donde teóricamente las empresas buscan ser «cool» para poder generar una cultura que favorezca la innovación, alguien, el jefe, el director, etc., crea que mirando desde su despacho a la gente sentada frente a su ordenador puede ser capaz de reconocer si lo que está haciendo esa persona es productivo o no. Me parece un pensamiento irracional, fordiano, y clasista.
    Té, Enrique, como profe de innovación, sabes muy bien que las innovaciones (las ideas que llevan a ellas) se producen en cualquier momento y lugar, y que estar sentados 8 horas frente a un ordenador no significa hacer algo realmente productivo, sino muchas veces matar las oportunidades.

  • #016
    Esotorrio - 2 enero 2015 - 11:36

    He padecido las Open Office los ptimeros años de los 90 que trabajaba para Digital Equipment Corp. (DEC) y sinceramente fue un rotundo fracaso. Olvidarse de la idiosincrasia humana que requiere de un cierto grado de territorialidad, de control sobre tu puesto de trabajo, donde poder guardsr las cuatro cosas que te ayudan a desempeñar tu tarea mejor y obligar a las personas a prescindir de todo eso es una de esas teorías estúpidas que teóricos de universidad inventan y que el tiempo se encarga de demostrar su tital inutilidad. En DEC eran bastante proclives a aplicar todas las novedosas teorias de esta clase que se parían en USA. Cada seis meses, daban la vuelta por completo a toda la organización y a todo el mobiliario. El resultado final: desaparición de la que fue la segunda compañia informática mas grande del mundo en apenas cinco años de hacer experimentos de esta índole. Sinceramente Enrique creo que estas cosas no pueden funcionar.

  • #017
    Juan Navidad - 2 enero 2015 - 14:33

    Uno de los proyectos que mi nueva empresa quiere gestionar en Manhattan es un centro de contrabajo (me suena horrendo el término en inglés, cuando hablamos en español). Me encanta la idea de una NO oficina que desaparece totalmente a una hora en concreto y desde ese momento, el mismo espacio, en el corazón de la ciudad, puede albergar una proyección, una obra de teatro o una Noche de Tango. Pienso que el futuro quizás vaya por ahí, que una tienda de Stradivarius por el día pueda ser un Pub de moda de madrugada. La tecnología y el conocimiento ya lo tenemos, sólo falta adaptar las leyes a los tiempos y que haya empresas y emprendedores/as que apuesten por este tipo de proyectos.

  • #018
    Raul SB - 2 enero 2015 - 15:26

    Me pregunto cuántos de los que han opinado aquí han probado ambos sistemas…. yo, afortunadamente, lo he experimentado y, aunque no existe el modelo perfecto, creo que el de open office al final funciona mejor, y haré tres apuntes más, en la empresa para la que trabajo, y es «de las grandes», hasta un vicepresidente mundial o presidente de una subsidiaria se te puede sentar al lado (sitios fijos si que tenemos), segundo eso de que los espacios abiertos son más ruidosos depende de todos, no del sistema, si tu gritas los demás te oyen, sino no…. y tercero, yo personalmente para algunas cosas aún prefiero papel. Será nostalgia (…aún no llego a los 40…), comodidad para algunas cosas o tener una pantalla de 12″.

  • #019
    Nacho - 2 enero 2015 - 16:36

    Sufro en silencio (nunca mejor dicho) una oficina abierta, y me parecen la antitesis de lo que debería ser una oficina. No sé me ocurren muchos trabajos en que el «modelo abierto» no sea un incordio. A poco que haga falta colaborar, lo natural es comentar las cosas…pero no se puede sin molestar a los demás. Al final, se acaba tratando todo por mensajería instantanea, pero el impacto en la productividad es brutal.
    Lo de no tener sitio fijo ya me parece el colmo, ya no es sólo que no puedas hablar con tus compañeros, es que no sabes donde están! No tengo claras las ventajas, pero si se quiere que no haya sitios asignados, que no los haya, pero con estancias separadas. Si se quiere una oficina sin papeles, y el negocio lo permite, que se implante una oficina sin papeles. Pero prescindir de las paredes es mala idea en todo caso.

    Trabajando en la misma compañia, con la misma gente, he pasado por tres oficinas con distintos grados de «apertura», y cuando más abierta es la oficina, pero es el ambiente de trabajo y peor la productividad. Cuando el modelo fue mixto, las personas «condenadas» a un espacio compartido con más gente tuvieron peores resultados, y menos comunicación con los compañeros (ya que era más facil hablar con los que estaban más aislados).

    Enrique, creo que este tema te falta experiencia de campo para poder valorar el impacto de la oficina abierta.

  • #020
    Rogelio Ruiz - 2 enero 2015 - 23:21

    Una cuestión pienso que obvia: lo importante es que el tipo de espacio y sus condiciones de confort se ajusten al trabajo que van a realizar sus usuarios. Por tanto no hay una única solución y además esta puede evolucionar con el tiempo.
    Entiendo que la solución óptima será la que más se ajuste a las necesidades de sus usuarios y más capacidad tenga de ajustarse de forma ágil a los cambios. Esto se alcanza, como en tantos otros temas, haciendo a los usuarios partícipes en la definición de su espacio de trabajo y empleando en ello mucho pensamiento por metro cuadrado.
    La deslocalización del lugar de trabajo es una realidad en muchos sectores, tanto respecto al interior de la propia oficina como de esta respecto a la vivienda, el tren o un parque.
    Las cuestiones de climatización y acústica son técnicamente resolubles en la oficina abierta y los proyectos chapuceros habituales son los están arruinando las enormes posibilidades que permitiría.
    El problema es pensar que la oficina abierta para el trabajo de nuestra época es simplemente quitar las paredes, cuando se trata de un tipo de espacio nuevo que apenas se está empezando a definir.

  • #021
    Javier - 3 enero 2015 - 13:49

    Mi experiencia concuerda con la mayoría. He trabajado cómodamente en una zona compartida con más trabajadores, pero todos eramos conscientes de la comodidad y eficacia de tener tu propio espacio personal. Y también he tenido mi propio despacho, espacio físico aparte (necesidad frecuente de mi trabajo) la sensación de paz y concentración es muy superior.
    Lo único que quiero puntualizar es que yo no lo achaco a moda. Es solo una cuestión económica. Las empresas se ahorran dinero y lo defienden como un método novedoso de empresas de éxito. No lo es. Yo he tenido un intercambio de ideas y muchas charlas en común con grupos en mi empresa que trabajaban en el mismo proyecto, o un «grupo de café», y algunos estábamos en el mismo área y otros en otra planta. Era totalmente excepcional que alguno nos habláramos directamente incluso aunque se sentara enfrente mio, usábamos el chat para ello, no molesta a nadie y te da ese extra de intimidad, que no por innecesaria es menos gratificante, incluso para comentarios anodinos. Eso desbanca totalmente la hipótesis de reforzar la comunicación.

    En cualquier caso como puntualizan algunos, existen empresas en que ha cuajado y funciona eficazmente. Pero no, no es por la nacionalidad de la empresa, es solamente las circunstancias de la empresa y como se lleva a cabo. Y sois una excepción, en el 90% de los casos suele ser entre malo y desastroso. Se de gente que se cambio de trabajo simplemente por el agobio de su zona de trabajo.

  • #022
    Javier - 3 enero 2015 - 16:19

    Yo me encuentro fundando una nueva compañia tecnológica y estableciendo el sistema de oficina abierta full.
    Después de haber trabajado 20 años en oficinas tradicionales en el área informática, sentí que era momento de experimentar con un nuevo paradigma.
    En nuestra casona nadie tiene espacios asignados ni privados, nadie. Hay una sala de reuniones para cuando se necesite privacidad.
    Por otro lado, hay variados ambientes, de forma que te sientes en el que mas te acomoda de acuerdo a tus necesidades y estado de ánimo.
    Tenemos una sala de silencio, donde el ruido no es bienvenido, una sala mas ruidosa y casual para aquellos que trabajan mas pegados al telefono, un espacio tipo starbucks, con mesas casuales, una sala de estar, tenemos mesas en el jardin, para el que quiera trabajar bajo los arboles, un comedor con TV y hasta una salita para yoga (donde evidentemente no se trabaja, sino que es para relajo).
    Esto aúnado a que las jornadas de trabajo son de 7 horas efectivas (esto significa que en esas horas no hay FB ni ninguna de esas cosas, ni tampoco idas al baño de media hora) y a que son todos independientes tecnológicamente hablando, con notebooks y moviles, lo que nos permite trabajar libremente desde la casa también, está logrando que nuestros niveles de productividad sean muy buenos, y el nivel de compromiso también. Los audifonos son accesorios indispensables.
    Yo no controlo horarios, ni tampoco hago micromanagement. Cada uno sabe sus tareas y sus tiempos. Si alguno falla por irresponsable en algo grave tiene tarjeta amarilla, y otra falla significa la roja. Somos adultos, cada uno es responsable de sus cosas y saben cuales son las reglas.
    Que queremos lograr? Un estilo de vida diferente, donde sea grato ir a la oficina a trabajar, y donde la calidad de vida se vea mejorada, reduciendo las jornadas laborales ridiculas que tenemos en nuestros países, con un nivel de productividad muy bajo.
    Me es grato leer este artículo y ver que no soy el único loco que cree en este cambio.
    Puede que sea un rotundo fracaso? A lo mejor, pero la única forma de saberlo es intentándolo.
    En un año les contaré como nos va.

    Saludos

  • #023
    Jaime Oro - 3 enero 2015 - 18:59

    #001 Marc Salmurri. Amén a tus palabras. Yo soy ingeniero industrial y estoy 100% de acuerdo contigo. Me ha gustado eso de la contaminación social.

  • #024
    Eugenio Vega Pindado - 3 enero 2015 - 22:22

    #001 Marc Salmurri tiene toda la razón. Lo demás es olvidar la realidad de la mayoría de las empresas e instituciones públicas. Los espacios abiertos sólo han surgido para controlar a la gente y sólo han servido para crear ruido, mucho ruido, descentrar a la gente y hacerles más difícil su jornada laboral.

  • #025
    Jorge - 5 enero 2015 - 00:01

    Estoy de acuerdo en que la apertura es igual a pressing y control ya que sólo se abre a los trabajadores de rango bajo mientras que los de rango alto siguen encerrados y protegidos dentro de su despacho privado.
    Debería abrirse completamente el espacio a todo tipo de trabajadores y todos con el mismo puesto de trabajo independientemente del rango.

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5 comentarios en Menéame

#001
SpeakerBR - 1 enero 2015 - 12:31

Cada persona tiene unas necesidades de temperatura determinadas. En Sevilla yo necesito aire acondicionado 6 meses al año (supongo que el nulo aislamiento de los edificios contribuye a ello) y hay compañeros que lo odian. Son las «guerras del aire acondicionado». Para mí lo mejor es que cada uno tenga su despacho. Y no olvidar el teletrabajo.

Pero en España le gusta mucho a los empresaurios poder entrar en una sala y poder ver a todo su «ganado» controlado.» autor: SpeakerBR

#002
DeusVult - 1 enero 2015 - 13:01

#1 Tener un despacho cada uno baja la productividad ya que el trabajador «hace lo que quiere» mientras que si está entre sus compañeros se corta más: das la mano y te cogen el brazo.» autor: DeusVult

#003
AitorD - 1 enero 2015 - 13:49

Lo que se llama predicar con el ejemplo. O asesorar desde la experiencia:

«Con la interrupción de mis cuatro años en UCLA, donde seguíamos un modelo de cubículos asignados de manera fija con paredes altas que proporcionaban un cierto nivel de intimidad, he disfrutado habitualmente de un despacho individual tradicional, pero soy un absoluto convencido de las bondades del modelo abierto.»» autor: AitorD

#004
ccguy - 1 enero 2015 - 14:10

«Desde mi punto de vista, el único modelo abierto que realmente obtiene sus objetivos y que he visto funcionar a un nivel increíble a la hora de cambiar la cultura de una compañía es el modelo completamente deslocalizado, en el que las personas carecen de espacios asignados y no está permitido dejar absolutamente nada en la mesa: ni un solo papel, ni la foto de la mujer y los niños»

Pues tú punto de vista es una puta mierda. Todos los días recoger el chiringuito e ir cargado, sentarte en una silla que no es siempre la misma (lo siento mucho pero si voy a estarme 8 horas sin moverme quiero una silla totalmente ajustada y no quiero tener que ajustar una todos los días)…» autor: ccguy

#005
MeneanteGeorge - 1 enero 2015 - 14:46

Otro que no se ha enterado que ahora se llama LibreOffice» autor: MeneanteGeorge