No tenía pensado escribir sobre el estudio de Morse que afirma que Twitter y las redes sociales cuestan a las empresas británicas un total de 1.380 millones de libras en productividad perdida. Me parecía una estupidez tan soberana y un análisis tan profundamente simplista, una falacia tan repetida a lo largo del tiempo, que lo consideraba completamente innecesario. Pero el hecho de que el «estudio» (si podemos llamar «estudio» a hacer cuatro multiplicaciones mal contadas) aparezca profusamente comentado en algunos sitios y haya salido en algunas preguntas en conferencias, me lleva a dedicarle una entrada.
El estudio, en realidad, es una encuesta de TNS a 1460 trabajadores en oficinas de la que se desprende que un 57% de ellos utilizan redes sociales durante su jornada laboral para temas personales, con una media de uso de cuarenta minutos a la semana. Con esos números, lo único que hace Morse es multiplicar la extrapolación del número total de trabajadores por su sueldo medio, y se descuelga con esos 1.380 millones de libras. Que no son más que una soberana estupidez. A ver, pensemos: ¿con qué comparamos esos cuarenta minutos de uso de redes sociales? ¿Con el café? ¿Veríamos razonable un titular que afirmase que el café cuesta a las empresas nosecuantos millones de libras? ¿Con ir al baño? Ah, fíjate, ese cálculo ya se ha hecho…
La clave es cambiar los términos de las métricas utilizadas. En pleno siglo XXI, utilizar métricas de tiempo en una oficina como quien habla de un trabajador de una cadena de montaje es algo que, simplemente, no se sostiene. La productividad en una oficina no se mide en hojas escritas o formularios rellenados por minuto. El trabajador medio en una oficina recibe su sueldo por llevar a cabo una serie de tareas en las que emplea su intelecto, su cerebro, un cerebro que, cada día más, puede emplear como le venga en gana siempre que su rendimiento en el trabajo sea adecuado. Hay personas cuyo rendimiento se incrementa por el hecho de realizar pequeñas pausas, otras que prefieren períodos largos de concentración, y otras, cada día más, que prefieren desarrollar parte del trabajo en otro sitio, como por ejemplo en su casa. Que prefieren una mayor flexibilidad de horario a cambio de un nivel de productividad mayor. Por supuesto, para la empresa que piensa en términos de «cadena de montaje», ese tipo de razonamientos suenan a «extravagancia»: son empresas que pagan por tener el culo de un empleado sentado en una silla durante un número determinado de horas al día: solo les falta ponerle un sensor en la silla para así medir el tiempo que utilizan en ir al baño, en fumar un cigarrillo o en tomar café. Ese tipo de actitudes, en los tiempos que vivimos, son simplemente arcaicas, absurdas e impresentables. Cada día más, las empresas optan por la única métrica razonable: comprobar la productividad de un trabajador, no el tiempo que pasa sentado en su silla. Si quiere leer el periódico, que lo lea. Si quiere actualizar su Facebook y su Twitter, también. Todo vale siempre que su trabajo esté bien hecho en un tiempo razonable. Comprar cabeza, uso de cerebro, en lugar de medir el tiempo que su culo se pasa sentado sobre una silla.
Por supuesto, y lo hemos comentado en infinidad de ocasiones, esto no quita que las empresas no confundan permitir el uso con tolerar el abuso. Como pasó con muchas otras tecnologías, como el teléfono: cuando el teléfono era un recurso caro, las empresas controlaban las llamadas para usos personales. Hoy, a nadie se le ocurriría afearle a un empleado que use el teléfono de la oficina para llamar a su familia, pero sí se le llamaría la atención si apareciesen conferencias con el extranjero de una hora de duración. Una cosa es el uso, y otra el abuso. La lógica es la lógica. En el caso de las redes sociales, el problema de controlar el tiempo de uso es que, en general, hablamos de un uso no exclusivo: en muchos casos, el trabajador mantiene abierta una pestaña con Twitter o Facebook, y simplemente se pasa por ella cada cierto tiempo, una forma de mantenerse en contacto con su realidad social que resulta perfectamente compatible con un trabajo productivo y bien realizado.
Si en tu empresa han hecho la tontería de bloquearte las redes sociales, ya sabes: úsalas desde tu móvil, o aprende a saltarte los bloqueos. Si tu empresa no confía en el uso que haces de tu tiempo, plantéate si estás trabajando en la empresa adecuada. Cada día más, los trabajadores cualificados tomarán a las empresas que pretenden controlar el tiempo que tienen su culo sentado en la silla, y las mandarán a tomar por el ídem. La métrica de «tiempo de culo» en lugar de «tiempo de cabeza» genera empleados mediocres, carentes de compromiso, mientras impulsa a los más brillantes a salir lo antes posible de ahí. Exactamente como en el ya conocido efecto Mar Muerto. Si quieres que tu empresa se convierta en un Mar Muerto, lo tienes fácil: dedícate a pasear por ella con el cronómetro en la mano, y esgrime ante tus empleados estudios estúpidos como el de Morse. La empresa del futuro es humanista, no taylorista.
Estoy totalmente contigo, al empleado hay que controlarle por consecución de objetivos y no por cronómetro. Solo nos falta convencer de ello a un gran número de jefes, que lo hacen con el reloj en mano. Y desgraciadamente no están los tiempos para dejar un trabajo por la razón de tener un jefe inepto.
Estoy de acuerdo al cien por cien contigo y con #Gorki, se supone que no pagan a la gente por estar en la oficina, sino por realizar un trabajo. Yo estoy en el instituto -2º Bach- y creo que 20 minutos de recreo en 6 horas y media que estoy allí es bastante insuficiente; y después la has liado parda si te pillan en un cambio con el móvil mirando el twitter o el correo electrónico. ¿No es eso también contraproducente? Porque hay veces que acabas derivando el sintagma nominal de la mitocondria…
Completamente de acuerdo con el post, hay mucho camino por recorrer en ese sentido. Así se explican las horas extras y horarios inflexibles españoles.
A Gonra, la comparación me parece odiosa cuanto menos. El bachillerato que «sufres» precisamente está lejos del mínimo de exigencia y seriedad que debería tener. Pero si quieres comparamos, 20 minutos + (5 minutos cambio x 4 asignaturas día de media), da casi 40 minutos de descanso bastante más de lo que hay en las empresas. Sin contar con que en el instituto suspendes todas las asignaturas y no pasa nada mientras que en una empresa la cagas en todos los proyectos de un cuatrimestre y de patitas a la calle. Y esto sin meterme en faltas de educación consentidas etc..
La educación bastante humanizada está ya, no me parece un caso relacionable.
Como posible sufridor de la tactica del «culo pegado, trabajador quemado» igual no vale de mucho que diga que estoy de acuerdo. Los directivos siempre pensaran que son excusas disfrazadas de analisis para que la panda de vagos que trabajan para el sigan robandole su dinero (=tiempo). Me temo que la mayoria de empresas de este pais, cortas de miras como solo aui pueden ser, solo se modernizan para controlar ese tiempo de silla mejor cada vez: tarjetas de fichar, programas de gestion de faltas de trabajo, metodos de gestion de proyectos basados en metrica temporales INDIVIDUALES (otra lacra de la que no se habla mucho) etc etc
Me gustaria que un uno de los pocos directivos que realmente trabajan asi nos comentaran que «estoy al 100%» y nos dieran una vision practica de como le van las cosas o alguno de la mayoria de los que si pudiera atar a la silla al trabajador lo haria nos diera su vision del asunto.
Hola:
Pues sí, pero no.
Es evidente que si, en lugar de hacer tu trabajo, te dedicas a otras cosas… no estás haciendo tu trabajo y eso le cuesta dinero a la empresa.
Tened en cuenta que a las 15:00 suena la sirena y la gente se va. Tanto si ha terminado como si no.
Por ahora, lo que cuentas está bien si trabajas en Google, pero en el resto de sitios…
Eso de trabajar «por objetivos» está bien pero ni sirve para todos los ámbitos ni es «objetivo» en España, al menos.
Ojalá lo fuera.
saludos
Yo he llegado a ver informes de utilizacion no productiva de la intranet donde lo encabezaba uno de rrhh buscando preciputas.
Es un tema muy peligroso.No recomiendo a nadie ni acceder a facebook ni twittear ni blogear en el puesto de trabajo.
Esas cosas tan modernas estan muy mal vistas en las empresas españolas.
Lo mejor la internet movil desde el water.
Un ejemplo:
http://www.techflash.com/seattle/2009/10/video_the_grand_tour_of_googles_new_kirkland_campus.html
http://www.businessinsider.com/chart-of-the-day-googles-employees–the-most-productive-theyve-been-in-3-years-2009-10
El tema siempre es, apoyo lo que dices en cuanto a que el trabajo de una organización debería ser evaluado en bases a objetivos y no al tiempo que estas pegados en una silla; muchas veces estas distracciones de las que hablas pueden desbloquear a un diseñador o lograr que alguien de I+D tenga una idea genial, sin embargo y por experiencia propia doy fe de ello, para llegar a esto hace falta concertar con claridad ciertas condiciones, en nuestro caso en particular teníamos una red abierta de la cual se abuso de toda manera posible, descarga de películas, todo el día en el Facebook y la prensa deportiva, incluso streming de eventos deportivos. Toda esta situación genero un gran problema de producción y ademas perjudicaba el acceso de los recursos… al ser una situación insostenible se día la orden de cierre de todo, así sin mas de un día para otro, lo que se obtuvo con esto fue un malestar general, inconformidad y que el departamento IT quedara como el malo de la película ahh con respecto a la productividad no se produjeron cambios importantes, solo un personal totalmente desmotivado; no hubo manera de llegar a un punto intermedio de pronto a los tres meses así como empezó se acabo y entonces si se ha notado el cambio, todos o la gran mayoría usan el internet de forma normal (pequeños descansos para ver lo que necesitan actualizar sus estados etc.), la peña esta contenta y todo a vuelto a la normalidad, fue un duro aprendizaje pero valió la pena; con la parte que no estoy deacuerdo de tu articulo es cuando instas a los usuarios a saltarse los controles que establece la empresa este tipo de acciones perjudican al el empleado como tal y a los encargados de IT que deben seguir las directrices que se dan desde dirección y estando las cosas como están perder un trabajo de esta forma no creo que sea justificado, lo que si apoyo es si te sientes cohibido en una empresa llena de controles vayas buscando otro sitio donde se te permita buscar ese equilibrio para que el trabajo sea agradable
Gracias
Es cuestión de tiempo Enrique. También podías comentar el tiempo de conciencia, que es el que muchos vendedores tienen cuando su empresa les pide productividad aunque estén en casa, y necesitan estar visitando aunque sepan que ese día es imposible generar pedidos. El hecho de estar en la calle, es un bálsamo equiparable a la inutilidad de permancer sentado en una silla.
Un fuerte abrazo
Juan Otero
Lo que menos cuadra en el análisis de Enrique es el hecho cierto e ineludible de que casi la totalidad de empresas del mundo compensan el trabajo de sus empleados en base a las horas dedicadas al mismo. Por ello tenemos en casi todos los países salarios mínimos (que se establecen en dinero/tiempo), jornadas máximas de 8 horas, vacaciones, descanso dominical, pago adicional por horas extras, lapso prefijado para refrigerios, etc.
Todos estos conceptos, en principio protectores del trabajador, sirven de nada y se contradicen con la idea de que la gente no es pagada por poner el culo en tal sitio, por «ir a la oficina» o que al empleado no se controla por «cronómetro». No conozco ningún centro de trabajo donde se controle por cronómetro, una mala caricatura, pero sí muchos con reloj-marcador de tarjetas que nadie objeta y cumplen la misma función.
Hay que pensar entonces al menos dos veces antes de declarar alegremente la caducidad de toda la legislación laboral occidental (que buenas luchas ha costado) solo como excusa para ponerse a Twittear y dejar al trabajador nuevamente a merced del empleador, con el cuento chino de que ahora se le puede compensar por lo que produzca y no por el tiempo que el trabajador se dedica a producir, método «arcaico, absurdo e impresentable», que seguramente todavía utiliza el mismo Enrique al cobrar por horas dictadas, y no por alguna novedosa técnica de cuantificación de los conocimientos que logre vertir en sus alumnos.
De hecho el trabajador y sus derechos importan poco en este blog si les aconsejamos «saltar los bloqueos» que establece su empleador e incurrir en una causal de despido y perder su compensación por despido arbitrario. Mucho más loable fue el segundo consejo: en buena cuenta, si a tu empresa no le gusta el Facebook, elije entre el Facebook y tu próxima quincena.
Una vez desprovista la entrada de la demagogia friki de declarar agotado el modelo de pago al trabajador por las horas laboradas, sólo queda el análisis serio del uso de redes sociales como factor distractivo en un centro laboral.
De que es un factor distractivo, sí lo es, como lo puede ser también la nueva máquina de café instalada en un pasillo, pero con el añadido de que se ubica en la misma herramienta de trabajo del empleado (su ordenador), y en este sentido se parece más al buscaminas o al solitario de un S.O. Más a la mano, más fácil de caer en él y al igual que el café, adictivo.
La siguiente pregunta es si es bueno o no tener factores distractivos en un centro de trabajo y en la generalidad de los casos sí lo es, al punto que inclusive se negocian en los pactos colectivos como parte de las condiciones de trabajo abarcando desde una cafetera o un televisor hasta un gimnasio completo. El acceso a determinadas páginas es negociable como cualquier otra condición y las empresas suelen ceder a ellas, (notoriamente en el caso de la música por internet), sin estar obligadas a hacerlo.
Pero la casuística es infinita y habrá siempre algún puesto de trabajo que debe estar libre del Facebook que no es dogma de fe ni derecho humano. Como por ejemplo el ordenador del encargado de transcribir los resultados de análisis de sangre en un laboratorio. De tal manera que sólo dependerá de cada empleador evaluar si el uso de redes sociales perjudica o beneficia el desempeño de sus trabajadores o de algunos de ellos, si su gente está más contenta con ellas y producen más o si su uso se ha salido de todo control y producen menos. Es una decisión gerencial y particular, así de simple.
Por el contrario, asumir como teorema que el uso de redes sociales durante la jornada laboral son de por sí buenas como hace Enrique, o de por sí malas, como hacen otros, es al final el mismo extremismo tecnofóbico o tecnofílico reflejado en un espejo.
#5 Juan Lucas
Supongo que eres funcionario por eso que sales a las 3 y dejas tu trabajo como sea.
Cuando yo trabajaba jamás me fui de la oficina a la hora en punto si iba retrasado y tampoco lo hicieron los que trabajaban a mis órdenes, y nunca hubo que decírselo. Eso es trabajar por objetivos y tener unos objetivos cumplir, que salvo puntas excepcionales, se cumplen el la jornada de trabajo.
Una persona que cumple así, le puedes dejar perfectamente tomar café, escribir twiter, e incluso que se tome una mañana libre para hacer una gestión personal, se apañará para recuperar el tiempo perdido…
#8·Luis
Lo que cuentas es un fallo de dirección, Un buen jefe no llega a permitir que habiendo trabajo, baje el rendimiento de los empleados por debajo de lo razonables, sin necesidad de «golpes de timón»
2# Gonra, tienes mucha razón en lo que dices, pero deberías darte cuenta de que tu demencial horario y el contenido de tu curriculo escolar están hechos a la medida de los salinizados del «Mar Muerto» en que ha venido a convertirse en gran medida el sistema escolar. Si es que alguna vez fue otra cosa y corrió el agua, que lo dudo.
En absoluto están orientados a cumplir objetivos respecto a los alumnos (ni al contribuyente que paga el tinglado).
Ánimo, que ya te queda poca mili.
Comparto tu opinión. La clave está en cumplir tus objetivos y no abusar. Aunque de algunas frases que dices deduzco que supones que el trabajador es una persona responsable y no siempre es así.
Completamente de acuerdo con Gorki. En las empresas privadas (y modernas, que también las hay muy «afuncionariadas») los horarios son una referencia de tiempo. Trabajas en base a objetivos.
Si lo piensas un poco es absurdo que el empleado te hable de su jornada en minutos y segundos. Entonces el jefe podría estar mirando por encima del hombro para ver qué hace en cada uno de esos minutos, descontando las pausas del café y esperándote por la mañana a ver si llega a la hora… No creo que nadie quiera ese modelo..
Saludos.
#11 Hola Gorki.
No, no soy funcionario. Trabajo como ayudante de jefe de producción de una importante textil española.
La sirena suena a las 7:00 y otra vez a las 15:00. A las 14:50 ya están cerrando equipos… y si se deja trabajo a medias, se lo dejan! y si se te ocurre decir algo… te mandan al sindicato porque el trabajo es de 7:00 a 15:00. Punto.
Conclusión… ni siquiera tienen acceso a internet. No se permite el uso del teléfono y hay amonestaciones si utilizas tu teléfono fuera de los 20 minutos que tienes para almorzar. Si los diseñadores tienen que consultar un patrón o un diseño en internet, piden permiso y pueden utilizar un ordenador con conexión a internet.
No veas lo que ha aumentado la productividad.
Creo que estais un poco alejados de la realidad. Como digo, esto estará bien para los que trabajen en google, facebook, tuenti,… pero no en el mundo real. Al menos, por ahora.
Todavía conozco muchas empresas que presumen de ser modernas pero que miden a sus empleados por el tiempo que calientan su silla. Y lo que es peor, presuponen total disponibilidad horaria de sus trabajadores los 7 días de la semana (sin pagar horas extras) mientras que cuando el empleado quiere tomarse unas horas libres debe pedir audiencia al director general.
Cuando he leído tu término de «pequeñas pausas» me he sentido realmente aliviado, porque así es como se titula una serie de posts de un blog del que no conozco a su anónimo autor pero me tiene enganchado (http://jungladeasfalto.com/).
Y sí, me puede «robar» diez minutos al día que reactivan mi mente para ser más productivo durante toda la jornada.
Lo que realmente me preocupa es cuando los trabajadores dejaran de tener interiorizado el «tiempo de silla» o la perdida de productividad en «amplios» tiempos muertos durante la jornada laboral y sean incapaces de razonar o cambiar la situación. Es como el experimento de los monos en una habitación y una ducha, al final los monos hacen lo mismo que han visto pero sin saber el por qué.
Indudablemente el cambio llegará, pero.. ¿cuanto tardará?
·|#15 Juan Lucas
Yo te aconsejaría que con calma buscaras otro trabajo. Estais condenados, el trabajo de esa fábrica lo realizarán siempre mejor los chinos, los indios o los paquistanís, no tenieis porvenir..
Hola Gorki:
De acuerdo en nuestra condena, pero no se hablaba de eso.
En efecto, la fábrica se cerrará en unos meses (150 personas a la calle) y la producción se va al este de europa. Pero, ¿sabes qué? que allí tampoco les dejarán pausas para twittear, que es de lo que se hablaba en esta entrada.
saludos!
El Technology Officer de Microsoft Ibérica tiene un post interesante en su blog sobre el tema del uso profesional de Twitter que él hace. http://blogs.technet.com/hectormontenegro/archive/2009/10/29/memorias-de-un-twitero-novato-hectorsm.aspx
Todo depende de la responsabilidad de los empleados.
Estoy al ciento por ciento con #10 Mario porque es un análisis que yo no hubiera hecho mejor y una vez más discrepo con el razonamiento de Enrique el cual no es que esté equivocado al 100% ni mucho menos pero cae una vez más en un error básico; a saber: Los Españoles (y hablo de los españoles ojo, porque es la cultura que más conozco al ser español; no he trabajado en otros paises) tendemos a abusar y aunque esta generalización, como todas tiene sus honrosas excepciones me temo que es una generalización válida.
Las empresas claro que juzgan por objetivos; pero las empresas están regidas por personas y las personas son imperfectas per sé por lo que también juzgan por razones subjetivas. Asi que también se juzga la persona que toma mucho café, sale a fumar cada 20 minutos (que esto no se dice pero la prohibición de fumar en las oficinas, aunque beneficiosa para la salud de los trabajadores, también es perjucicial para el rendimiento), o incluso sale a poner el ticket del parking cada 2 horas. El boom de las redes sociales como facebook o twitter no ha venido más que agrandar el problema del mal uso que los empleados hacen de la conexión a internet máxime si este tipo de páginas requiere una atención mayor que la que pueda requerir ojear las noticias o revisar el correo personal.
El problema aquí es común al empleador y al empleado. Es a mi juicio una falta de equilibrio entre lo que uno pide y cómo lo pide y lo que el segundo entrega y cómo lo entrega. Es una falta total de claridad del empleador para con el empleado sobre lo que se espera de este. El empleador no sabe, no puede o no quiere comunicarse con el empleado. Al final el empleado se siente engañado y sus espectativas iniciales con respecto a su trabajo se tornan desmotivadoras y acaba por desconectar totalmente del objetivo primero del trabajo que no es otro que edificar el alma.
Es un tema muy complejo y creo que tanto el artículo de Enrique como el comentario de Mario sólo rascan la punta del iceberg de un debate arto complejo.
Estoy totalmente de acuerdo, pero para poder medir realmente a las personas no por el tiempo que pasan en la oficina estas tendrían que tener unos objetivos (SMART, Specific, Measurable, Assignable, Realistic and Time) y me temo que casi en en 99% de los casos esto no es asi.
Dicho esto, yo en mi caso personal tengo un cargo directivo para toda Europa, Medio oriente y africa y vengo todos los dias a trabajar a mi oficina de madrid, porque aunque si bien si podría trabajar desde casa, creo que el contacto diario con las personas es critico en el ambito laboral.
saludos
Comparto, en general, el enfoque de Enrique y su crítica al estudio de marras. Al final, es una cuestión de libertad y responsabilidad, que siempre van de la mano. Así lo hacemos en Prestigia, y de momento no tenemos planes de cambiar. Damos libertad.
Ciertamente, entiendo a aquellos que dicen que en determinados entornos no puedes dar libertad, que los empleados harían un mal uso, que tienen mentalidad de funcionarios y se van a la hora en punto esté como esté el trabajo….En tales casos, pienso, el tema no es si «capas» o no las redes sociales. El tema es si has sido capaz, como dirección de la empresa, de motivar y comprometer a tus empleados, de involucrarlos en el futuro de la empresa. O si, habiéndolo intentado, no has tenido éxito y quizás debas cambiar de empleados. Pero no culpemos a las redes sociales de todos los males.
Como siempre, un placer leerte, Enrique.
#15: Juan Lucas, tu caso es indudablemente diferente. Hablas del tipo de trabajo más alejado del concepto de «trabajador del conocimiento» que podamos pensar: la persona que trabaja en una cadena de producción haciendo una labor puramente mecánica, que no ha sido sustituida por una máquina simplemente por una cuestión de inversión en desarrollo de la misma. Ahora, se lo llevan a un país de bajos costes laborales unitarios. Más adelante, lo acabarán haciendo robots. Y si no, al tiempo. En esas condiciones alienantes, «nin Internet, nin farrapos de gaita», como diríamos en mi tierra. Y preferentemente, que planifiquen las salidas al baño y a fumar para que no coincidan unos con otros. No, decididamente no es el tipo de trabajador al que me refería. ¿Que existe una economía así? Por supuesto, y muy importante. Pero no hablaba de eso en la entrada. Tanto mi entrada como el estudio se refieren a lo que se llama eufemísticamente «trabajador de oficina», ese al que los norteamericanos se refieren como «white collar» o «cuello blanco». Si tu trabajo se mide como kilos de output partidos por unidad de tiempo, no cabe duda que cualquier distracción es contraria a la productividad. Tan simple como que uno y uno son dos.
Hola Enrique:
No te hablo de la cadena de producción. Te hablo de diseñadores de moda. Trabajo creativo para satisfacer las demandas de los clientes (que a su vez son diseñadores pero de más alto standing) Trabajan con máquinas potentes, plotter de última generación, están en una oficina bonita, llevan trajes caros,… pero como levanten el culo de la mesa… se la cargan. Más que nada porque los plazos son muy ajustados y está en juego mucho dinero como para que les de por enviar un twitt.
saludos!
No solo no tiene por qué perjudicar a la productividad, sino que puede aumentarla. Si tener un messenger interno sirve para no tener que andar levantándose para dar recados (y porque mandar un email también lleva más tiempo y hace que al final no se lean ni la mitad o no se contesten a tiempo) o si twitter puede ayudar a pedir un consejo o ayuda con un problema pequeño gracias a que tienes mucha gente dispuesta a contestar. Está claro que usados con responsabilidad, no quitan tiempo sino lo contrario.
Respecto a lo que sea únicamente privado, yo tengo la suerte de usar herramientas de social media como parte de mi trabajo, así que puedo tener lo personal muy cerca, sin siquiera tener que cambiar de aplicación ni que me distraiga, pero en cualquier caso, en los medios que leo como simple descanso, encuentro también la forma de desconectar durante cinco minutos, sin tener que congregar a más gente para hacer un «cafelillo update» que acaba llevando más tiempo.
Me gustaria saber que opinaría D Enrique si cuando llama a uno de esos serviciso de asistencia que suele poner a caldo por falta de atención, su interlocutor se pusiera a mitad de la conversación a twitear sus asuntos personales con un «espere un ratito por favor».
O si cuando acude al médico, este le dice «espere un momento que ahora le atiendo» y se pone también a twitear un rato.
Enrique, como muchas veces, demagogia pura. Al trabajo se va a trabajar.
No sé lo que vamos a tardar en este país en darnos cuenta de lo que dices, pero mejor que no desperdiciemos mucho tiempo si no queremos quedarnos en la cuneta de la economía global. La empresa avanzada es la que busca los mejores talentos. No es que yo tenga miles de tios parecidos entre los que rebuscar el más barato y dócil, es que si yo quiero a los mejores, tengo que adaptar el funcionamiento de la empresa a sus necesidades. Si lo consigo, atraeré talento. Y pueden colgarse de un blog o una red social, tener hijos acatarrados o gimnastas, estudiar un MBA o literatura china, lo que sea, si rinden no tienen precio. Precisamente en la organización del tiempo está la clave. Yo he tenido una administrativa currando desde casa unos meses de más tras la baja maternal y ningú cliente se ha dado cuenta. Vamos, que cuando se acabó el plazo pactado ni nos habíamos dado cuenta. Cuestión de organización, no de horas.
Eso sí, tienes que saber medir el rendimiento. A veces es complicado porque manejamos muchos intangibles, pero si hay criterios claros y la relación con el trabajador es honesta, no es imposible.
Organización del tiempo, medición de resultados, satisfacción de los trabajadores, relación honesta, quizás demasiado para los empresarios de este país?
Me posiciono totalmente de acuerdo contigo. Para conseguir que los trabajadores sean creativos e innoven hay que dejarles su espacio.
Si se trata de mantener una estructura corporativa y ejecutiva como la de la época de la Revolución Industrial, entonces no se le puede pedir a ese mismo trabajador que se desarrolle como profesional ni que proponga mejoras a su empresa.
Por cierto, escribo esto desde mi trabajo, donde comprenden que lo importante es que cumpla mis objetivos, y donde promueven que genere y proponga nuevas ideas para mejorar los procesos que desarrollamos.
Un saludo.
Así como los trabajadores se dan cuenta que no sólo trabajan por la nómina, sino que tiene que haber algo del proyecto laboral que «entusiasme», que «ilusione», los empleadores tendrán que salir de su zona de confort. O plantan un sueño y convierten sus vinculos en parte de la red social, haciendo grandes sus empresas (pero no sólo desde la cosmética del marketing construyendo reputación como un ejercicio de negocio) o invertirán sus propios «recursos» para que con ellos se beneficien otros.
Pensaba que estas métricas sólo se hacían todavía en España, donde la productividad se mide en horas de culo en silla aunque se esté mirando al techo.
No mencionas, Enrique, que para pasar de «monitorizar el culo pegado» a monitorizar el rendimiento de verdad se necesita cambiar totalmente el estilo de gestión de la empresa. De repente el manager-capataz, feliz él con su cronómetro y su látigo, tiene que ¡¡oh sacrilegio!! encender el cerebro y dotar a sus subordinados de OBJETIVOS que después tiene que MONITORIZAR, revisar de modo regular, apoyar al empleado para que los pueda cumplir… en fin, demasiado TRABAJO Y ESFUERZO para el management. Infinitamente más fácil prohibir el twitter, el facebook, calcular los ahorros obtenidos gracias a esta medida con una multiplicación cutre, y colgarse medallas y recibir palmaditas en la espalda por parte de algún C-suit por ser un crack de la productividad.
No en todos los entornos se pueden aplicar estas reglas. El talento, la no necesidad de controlar a las personas, la iniciativa y proactividad es tan escasa en el mundo laboral. Tu Enrique porque te mueves en un mundo académico, con personas que tienen inquietudes, pero en el día a día de una empresa (y te puedo asegurar que no es una línea de montaje) tratas con muchas personas y no todas tienen inquietudes y muchas hace tiempo que no saben lo que es un libro.
Aunque no lo creare Enrique, a mi me han despedido de una empresa, el RACC, hace unos 5 años ya.. por utilizar el teléfono, por hacer llamadas a mi familia.