Amazon: enderezando el rumbo… ¿a tiempo?

IMAGE: Amazon

Amazon trata de enderezar el mal rumbo que llevaba la imagen de sus políticas medioambientales y de sostenibilidad anunciando The Climate Pledge, un compromiso con la emergencia climática que anticipa los objetivos del Acuerdo de París en diez años, lo que la lleva a asegurar que su consumo de energía eléctrica será 100% renovable en 2030 y su balance de carbono será neutral en 2040.

La compañía anunció el pasado febrero una inversión de $700 millones en Rivian, un fabricante de vehículos eléctricos que lleva operando de manera relativamente discreta desde 2009 y que aún no ha comercializado masivamente ningún modelo. Como consecuencia de la inversión, la compañía ha introducido en su línea de productos una furgoneta de reparto, de la que Amazon afirma ahora que adquirirá cien mil unidades que desplegará entre 2021 y 2024 para hacer frente a su compromiso de logística de cero emisiones.

Anunciar un nivel de compromiso más amplio con la emergencia climática no es algo que, al nivel de una compañía como Amazon, se haga de un día para otro. En realidad, el movimiento responde a un plan que lleva más de tres años de estudio, en el que la compañía ha llevado a cabo análisis profundos que han incluido modelos científicos para evaluar la huella de carbono de cada uno de sus productos y negocios, con el que pretende demostrar un cierto liderazgo y que ha querido comunicar siguiendo su propia agenda, en lugar de hacerlo, como algunos afirman, respondiendo a la presión mediática. La realidad es que la compañía no ha querido anunciar nada hasta tener aplicada su filosofía de obsesión con la analítica y lo cuantitativo, hasta tener puestos en marcha sistemas de monitorización de todos sus objetivos, hasta poder hacerlo en sus propios términos.

El problema de hacer las cosas siguiendo tu propia agenda es evidente: la compañía se ha pasado varios meses sin hablar de este tema y, peor, dando una imagen no solo de completa insensibilidad ante el tema, sino incluso de desprecio, exteriorizado fundamentalmente cuando, en la pasada junta de accionistas, las demandas de los más de 8,000 trabajadores comprometidos con el activismo medioambiental fueron completamente ignoradas y votadas en contra. Si la compañía llevaba ya casi tres años trabajando en esta respuesta, no decir nada y tratar de guardarlo para un anuncio posterior es una decisión verdaderamente cuestionable en términos de imagen. De hecho, las declaraciones de Bezos en este sentido son claras:

«Ya está bien de esconderse en medio del rebaño en este tema—hemos decidido utilizar nuestro tamaño y nuestra escala para marcar la diferencia»

La frase indica claramente lo que la compañía ha hecho durante los últimos años: nada visible más allá de, como decían muchos de sus empleados, algo de greenwashing. Esa actitud la obliga, por un lado, a mostrar acciones muy decididas y realistas de cara al futuro, y por otro, a embarcarse en iniciativas que demuestren liderazgo, que obliguen a otras compañías a unirse. Algo indudablemente positivo, pero que la compañía, hasta el momento, había capitalizado muy mal, y que sin duda le ha costado mucho en términos de imagen. Ahora, compromisos como la adquisición de cien mil vehículos o la inversión de cien millones de dólares en reforestación, por mucho que sean indudablemente ambiciosos y que llevasen casi tres años en estudio, parecen medidas casi cosméticas – para el tamaño y la influencia de la compañía – y destinadas más a limpiar su deteriorada imagen que a generar un cambio real.

Por otro lado, el problema de marcar objetivos con respecto al Acuerdo de París es que, en realidad, convierte el anuncio en algo excesivamente conservador: todos sabemos que el acuerdo de París está claramente anticuado, y muy por debajo de lo que tenemos que hacer para evitar que lleguemos a un punto de no retorno. Los empleados que anunciaron que participarían en las huelgas y manifestaciones convocadas hoy siguen pidiendo medidas más rápidas y decididas, y de hecho, han mantenido sus convocatorias en lugar de simplemente celebrar el anuncio. Ahora, tras demasiado tiempo de inactividad y de aparente desprecio, la respuesta al anuncio de Amazon no es entusiasta, sino que demanda que la compañía haga todavía más.

Que Amazon anuncie liderazgo en este sentido y que lo haga en Washington es, sin duda, una noticia positiva, y si ello pone presión a otras compañías para secundar estos compromisos, más aún. Pero en este momento, con el Acuerdo de París convertido en papel mojado, abandonado por irresponsables como Donald Trump y etiquetado ya como no suficiente, lo que hace falta ya no son compromisos, es activismo de primer nivel y acciones todavía más decididas. Con la emergencia climática, los ritmos han cambiado, incluidos los de la comunicación. La próxima vez que Amazon o que cualquier compañía se decida a hacer algo, será mejor que olvide sus pretensiones de hacer las cosas siguiendo su propia agenda, y que las ajuste a la agenda de le marca la sociedad.


This article was also published in English on Forbes, «Amazon finally reacts to the climate emergency: too little, too late?«


13 comentarios

  • #001
    Gorki - 20 septiembre 2019 - 14:48

    Un esfuerzo loable. Repito lo que dije el otro dïa al respecto.:

    Me gustaría saber como una empresa que tiene como objetivo servirte en tu domicilio un cepillo de dientes, ensamblados en Taiwan, con mangos hechos en Paquistan y cerdas traídas desde Australia, puede luchar contra el cambio climático.

    ¿Por utilizar embalaje reciclados?

    Pues me equivoqué. Trata de luchar contra el cambio climático, electrificando la última milla del envió. Lo de los embalajes se queda para el siguiente capítulo del cuento de las «Tres Erres»

  • #002
    Javier Abascal - 20 septiembre 2019 - 16:10

    El anuncio de Amazon es un grano de arena en la playa que curiosamente se ha armonizado con la protesta del cambio climático, como coincide que los clientes de Amazon son jóvenes en su mayoría y además los jóvenes son los más «protestones» vamos a darles una ración de marketing climático…. Ahora solo falta que a cada cliente de Amazon happyflower le manden una plantita de fresa y que en 2 meses envíen cuantos metales han recolectado las hojas.

    Pero mientras en la última milla las hace Correos o el courier que corresponda, o el pobre falso autónomo que usa su coche para traerte el pedido:

    «Queremos utilizar nuestro alcance y nuestra escala para liderar el camino».

    PUES JOER HAZLO, y no envíes tus pedidos en trozos, busca proveedores locales, … porque mover 10.000 millones de objetos alguna sinergía podrás aplicar YA para reducir los envíos… pero para este año, no para dentro de 10, 20 o sabe dios. ¿ o qué se cree que Aliexpress no le está comiendo terreno? En 20 años éste está retirado viviendo a todo trapo… y eso si los accionistas sin ver un dividendo y los países diciendo que no cotizan y se lo lleva crudo al paraíso fiscal.

    • Lucio M - 20 septiembre 2019 - 20:20

      Tiene rato que Amazon ha estado integrando verticalmente todo aquello que ve como algo crucial para su negocio y que pueden hacer mas eficientemente en casa que contratando servicios de terceros. Con la logistica de envio tienen dos años haciendolo. Ya tienen hasta aviones para ello. De arriba estan yendo hacia abajo. Eso no es noticia nueva.

      Para ellos significa incrementar sus ganancias. Si eso te molesta, entonces te molesta el funcionamiento de una empresa rentable.

      • Gorki - 21 septiembre 2019 - 13:06

        Sea rentable o no, lo que nos molesta es el envío a trozos.

        Nos molesta abrir la puerta una docena de veces para recibir una única vajilla.que hemos comprado en un único pedido.

        Y además nos parece poco ecológico

        • Javier Abascal - 21 septiembre 2019 - 15:49

          Completamente de acuerdo.

          Nota: cuando detecto que hay algo rarrrrrro en un comentarista no respondo. Entendiendo como raro: guiri, empleado de la franquicia aludida,… O similar

          Aun en las Antípodas ideológicas, si se argumenta honestamente siempre se aprende o se enseña algo. Gracias Gorki por mantener el debate con altura.

          Por cierto que cojones tiene que ver tener un avión con reducir el CO2 y ser ecologista,…

  • #006
    Enrique - 20 septiembre 2019 - 17:09

    Estrategias a 20 años para un e-commerce que no sabe ni lo que va a ser a dos años vista.

    Si estas tontadas le valen para empujar su facturación, enhorabuena al señor Bezos. En una sociedad idiotizada hay que jugar a parecer el más idiota de todos. Como bien sabe nuestro presidente en funciones.

    En cuanto a la mención de D. Trump, se ha convertido en la versión EDANS de la tira diaria de El País sobre que todo provoca cambio climático.

    • Lucio M - 20 septiembre 2019 - 20:30

      Estrategias a 20 años para un e-commerce que no sabe ni lo que va a ser a dos años vista.

      Saben que son e-commerce. En 20 años estarán vendiendo. Al igual que hace 20 años.
      Cuando compras algo, alguien tiene que llevarlo a la dirección que indiques. Esto tiene sentido.

      Si estas tontadas le valen para empujar su facturación, enhorabuena al señor Bezos. En una sociedad idiotizada hay que jugar a parecer el más idiota de todos. Como bien sabe nuestro presidente en funciones.

      Sin palabras. No sabia que las personas les gustara comprar productos de todo aquel que parezca idiota. El actual hombre mas rico del mundo algo debe saber de negocios.

      En cuanto a la mención de D. Trump, se ha convertido en la versión EDANS de la tira diaria de El País sobre que todo provoca cambio climático.

      Es su blog. Y el profesor considera eso de importancia, asi que por eso aprovecha toda oportunidad para hablar del tema.

  • #008
    Iván Köhler Avilés - 20 septiembre 2019 - 17:24

    Bueno, si es lo mejor que Amazon puede hacer, qué queda para el resto de corporativos que, durante un siglo han sido rentables a costa del futuro, porque ahí están, calladitos, esperando a que les digan algo para comenzar a tomar medidas sutiles pero sonoras, que les afecten lo menos posible el bolsillo.

    Hay que decirlo, nunca han sido trasparentados los costos ambientales. Ni siquiera los mencionan en sus contabilidades, porque, claro, eso exigiría de una honestidad intelectual que claramente no tienen.

    El greenwhashing persiste, sólo que a mayor escala, y sólo porque sus empleados los están presionando, porque de no haber ocurrido, ni se les hubiese pasado por la cabeza, y eso es porque nunca les ha importado el medio ambiente, y su «compromiso» es de tan bajo impacto, que considerarlo un avance, a escala planetaria, resulta irrisorio.

    El, «algo es mejor que nada», es conformista y poco realista. Los problemas planetarios, deben ser afrontados a escala planetaria, no sólo con esfuerzos individuales, sino globales, imprimiéndoles la urgencia que amerita, de lo contrario, el inminente colapso sistémico nos va a pillar discutiendo cuál es el próximo paso en la cuestión climática.

    Pero seamos honestos; es lo más probable que ocurra, porque en una sociedad donde el individualismo egoísta ha calado tan profundo, y cada cual sólo ve por lo suyo, tomar medidas globales, a menos que sean impuestas a látigo por una dictadura global, nunca ocurrirá, porque la realidad es que a nadie le importa lo que le ocurra a otros, mientras no nos afecte directamente, mucho menos si ocurre en otro continente.

    Este es el fin, Señores, y un fin merecido, si me lo preguntan, muy ad-hoc con nuestros pobres esfuerzos por evitarlo.

    • Arcadi - 23 septiembre 2019 - 14:24

      Totalmente de acuerdo. La fiesta se ha terminado y nadie se ha dado cuenta.
      No sirve de nada que una o dos personas se vayan, si el propietario del local no cierra y renuncia a vender más copas no habrá nada que hacer. Pero en medio de la fiesta ni el empresario quiere dejar de vender ni los clientes renunciar a la diversión… Alguien tendría que coger el micro, abrir la luz y decir “Señores, esto se ha acabado, váyanse a sus casas y ya veremos como nos organizamos a partir de ahora…”

  • #010
    xaquín - 20 septiembre 2019 - 19:16

    Un pequeño (gran?) desacuerdo. Me parecen nefastos la mayoría de empresarios y ejecutivos empresariales que pululan entre el mercado libre capitalista. Pero curiosamente non me salen mejor parados los trabajadores de esas empresas (o gobiernos) que manipulan el llamado mercado libre. O acaso, hai gente dispuesta a creer que, los trabajadores de grandes empresas y los jubilados accionistas, ¿no tienen que ver en el desajuste económico y ecológico mundial?

    Dejando de lado a las tribus amazónicas que padecen bolsonaritis, se puede decir que muchos de los trabajadores medianamente civilizados, no tienen muy claro lo que es la profesionalidad de un trabajo.

    Es cierto que los «de arriba»» no ayudan, pero como siempre se vio, si se quería ver, en empresas llamadas públicas (también en las privadas) sobra lo de»»mirar para uno» y falta lo de «mirar con los demás». Siempre pongo el caso HUNOSA como síntoma de obreros, más preocupados por renovar su equipo privado de material que hacer un trabajo rentable para todos. Y si, muchos fuimos y seguimos siendo antifranquistas, pero la dejadez obrera y la adicción a la subvención (el enchufismo…), son enfermedades del español medio, propagadas por el régimen político, pero facilmente acogidas por un sin fin de esos que ahora se considerarán españole-españoles.

    Esto viene a cuento de que los empleados de Amazón no disponen de una actitud clara de colaboración en la resolución del problema. Y se pone como negativo que las empresar tengan una agenda propia de lo que sea. Podían empezar sus empleados por exigir algo más concreto como mejor interacción de las «capas empresariales».

    Porque puede que se vayan pareciendo a todos los movimeientos sociales que se indignan con mucha razón, desde el 68 francés, al 19 hongkonés, pasando por los paises árabes o el 15M español. Este último bastante difuminado por un partido político, casi parece que «a conciencia». Hay un exceso de confianza en que las baterías del «todo a cien», pueden ser eficientes como fuente de alimentación duradera en todo tipo de movimiento social

    El otro día aluciné en facebook, porque alguien se quejaba de algo poniendo el sapere aude latino (con permiso de los amos de lo «latino»). Y yo me digo, ¿cuántos seres humanos saben que el saber requiere un esfuerzo mucho más grande que empezar encendiendo cerillas (o mecheros, móviles…) en alguna plaza más o menos pública?

    Y además, siempre vendrá algún ser humano diciendo, que las cerllas y los móviles tienen una huella CO2 considerable. Y que bonitiño queda hablar de «huellas CO2», por cierto.

  • #011
    Gorki - 20 septiembre 2019 - 19:47

    ¡Viva Góngora y conceptismo del barroco!

  • #012
    Abel - 24 septiembre 2019 - 19:09

    Nunca está mal que una gran compañía se sume a estas causas, pero cuando sucede lo veo como un privilegio de los grandes. Siempre recuerdo cuando Zuckerberg, no sé si cuando fue al congreso en U.S o a la Comisión Europea, dijo que había que tener cuidado porque las grandes compañías tecnológicas podían asumir grandes cambios regulatorios, pero a las pequeñas, con pequeños recursos, les costaba más. Lo atacaron diciendo que era un intento de defender su posición, pero la realidad es que tiene razón. Cuando sigan avanzando las regulaciones medioambientales los pequeños no podrán asumir estos cambios, mientras los grandes lo habrán hecho hace mucho y encima ganando fama de comprometidos. Yo como autónomo en España escucho de camiones eléctricos y es casi como si me hablaras de naves espaciales, existen, pero difícilmente tendré uno antes de jubilarme.

  • #013
    Pedro Torres Asdrubal - 26 septiembre 2019 - 14:39

    ¿Sabían que Bezos es un apellido pucelano, de Villabrechos en Valladolid? Jeff fue adoptado por el segundo marido de su madre, un emigrante cubano, Miguel Angel Bezos, a quien le dieron la cruz de Alfonso X el sabio.

    Si no lo sabían, hay una bonita historia detrás.

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