El gran problema y los pequeños gestos

IMAGE: Lesserland - Pixabay (CC0)Tras la reciente publicación del informe del IPCC sobre el cambio climático y las evidencias de que, a pesar de resultar ya de por sí enormemente inquietante, podría incluso haberse quedado corto en sus estimaciones, se suceden tanto los análisis sobre las responsabilidades como los gestos para intentar contribuir a las soluciones, ambos con bastantes posibilidades de análisis.

En el capítulo de responsabilidades, un informe de julio del año pasado del Carbon Disclosure Project (CDP) adscribe el 71% de las emisiones nocivas a tan solo cien compañías y a sus billonarios directivos, encabezadas como se esperaba por las grandes compañías de carbón y petroleras. Bill Gates, en su página, comenta el informe del IPCC y divide los retos de la lucha contra el cambio climático entre los porcentajes de las actividades que los generan: 25% proveniente de la generación eléctrica, 24% de agricultura y ganadería, 21% de la actividad industrial, 14% del transporte, 6% de la calefacción o aire acondicionado de los edificios, y un 10% restante de categorías misceláneas. Categorías sobre las que, de una manera u otra, es necesario actuar si se quiere evitar un desastre, en lo que supone el mayor desafío de la historia para una humanidad que hasta el momento se ha mostrado completamente incapaz de anteponer un gran objetivo común a una infinidad de pequeños objetivos particulares.

Por el lado de los gestos, tenemos desde la donación de un millón de dólares de Exxon Mobil, la petrolera cotizada más grande del mundo y la compañía que, durante años, mintió a los reguladores sobre el fenómeno del cambio climático, a una campaña que propone un endurecimiento de los impuestos a las emisiones, un gesto que podría parecer generoso, pero que en realidad esconde no solo que las petroleras, en la coyuntura actual, disfrutan de unos resultados económicos extraordinariamente buenos, sino que además, saben que las verdaderas medidas que habría que tomar para detener el calentamiento global les harían mucho más daño que un simple impuesto a sus productos.

Una joven de 22 años, Kelsey Juliana, denunció en 2015 junto con otras veinte personas al gobierno de los Estados Unidos por provocar el cambio climático en el caso conocido como Juliana v. United States, y si la petición de la administración Trump para detener la causa no prospera, iría a juicio el próximo 29 de octubre. En el caso no piden indemnizaciones, sino el establecimiento de un plan nacional de recuperación climática basado en la ciencia más avanzada disponible, y por peregrina que pueda parecer la iniciativa, podría marcar un punto importante en la concienciación de la sociedad norteamericana sobre la gravedad del tema.

Y es que en efecto, los gestos, aunque puedan parecer insignificantes o interesados, son susceptibles de jugar en este reto un papel muy importante. En que avancen iniciativas en muchos casos ya planteadas anteriormente o de nuevo cuño, y se conviertan en inspiradoras para otras compañías o, sobre todo, para los clientes finales que deciden con sus bolsillos es donde podemos intentar dejar de ver este tema como algo plagado de catastrofismo y plantearlo como un conjunto de oportunidades para la innovación y la tecnología. Que WeWork, por ejemplo, la mayor compañía de centros de coworking distribuidos por todo el mundo, deje de servir carne en los menús de sus comedores puede parecer un gesto simbólico, pero en realidad, está apelando a la enorme necesidad de reducir la producción ganadera y el consumo de carne como forma de alcanzar la descarbonización (si las vacas fueran un país, serían el tercero por nivel de emisiones tras China y los Estados Unidos).

Que la incubadora Y Combinator lance una convocatoria específica para startups dedicadas a la extracción de emisiones de la atmósfera es otra manera de plantear la tangibilidad del desafío, y de contribuir a la concienciación. Por supuesto, en magnitud no tiene nada que ver con el hecho de que todo un estado como California se plantee que todo el balance de sus emisiones sea negativo en 2045, pero sin duda, incrementa las posibilidades de generar innovación significativa que contribuya a alcanzar el objetivo. Uber, por ejemplo, ha introducido un sobrecoste de 15 peniques por milla en sus rutas en Londres, que puede resultar una amenaza a su posición competitiva, pero que se utilizará para generar un fondo de doscientos millones de libras con el que se intentará que la mitad de sus 45,000 conductores utilicen un vehículo eléctrico en 2021, con el objetivo de que la totalidad de la flota sea eléctrica en 2025.

¿Qué importancia tienen los símbolos? Mucha más de lo que parece. El valor de un símbolo es el de conseguir que las compañías se conciencien con la necesidad de llevar a cabo acciones de descarbonización, provocar que los clientes y analistas juzguen esos símbolos en función de su contribución objetiva, e incluso que lleguen a generar afinidades y preferencias por las compañías en función de ello. Los símbolos posibilitan que, a lo largo de nuestra vida cotidiana, tengamos más «momentos de la verdad» en los que podamos decidir que, aunque un producto sea más caro o no sea el habitual que consumimos, vamos a preferirlo porque demuestra un compromiso con el que es el problema más importante que tenemos en este momento. Recompensar los símbolos en este ámbito significa recompensar la innovación y las ideas creativas, algo que necesitamos desesperadamente para que cambien hábitos arraigados durante generaciones. ¿Cómo de grande tiene que ser una minoría como para que pueda cambiar esos hábitos, cambiar la conciencia de toda una sociedad? Se dice que una minoría comprometida de un 25% es la que puede conseguir que las revoluciones se conviertan en movimientos generalizados. En ese porcentaje, ahora mismo, nos lo estamos jugando todo.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Small gestures can and do make a difference to big problems» 

 

22 comentarios

  • #001
    Carlos Quintero - 24 octubre 2018 - 22:05

    Cualquiera puede dejar de comer carne por completo de un día para otro literalmente, y ya tiene dos buenos motivos: contribuir al medio ambiente (más de lo que parece), y dejar de hacer sufrir a animales, que son seres vivos que sienten. No hace falta hacerse vegetariano o vegano, que son propuestas mucho más exigentes y que conllevan mucho más sacrificio personal (al menos si comes fuera de casa).

    Se puede dejar de usar el coche para muchos desplazamientos, por ejemplo, los fines de semana, donde se dispone de mucho más tiempo para ir andando o en transporte público a los sitios. Pero, por alguna razón, tendemos a pensar que ya que tenemos coche, lo tenemos que usar para cualquier desplazamiento.

    También hay compañías eléctricas y de gas que tienen tarifas Eco, que si bien lo que hacen es compensar las emisiones de gases de efecto invernadero, envían una «señal» a las compañías suministradoras de cómo han de producir la energía.

    La cuestión es ir cambiando hábitos muy arraigados desde nuestra infancia o adolescencia que ni nos planteamos, porque es lo que la sociedad mayoritariamente nos ha inculcado.

  • #002
    ALAN TURING - 25 octubre 2018 - 01:46

    El problema es que los informes que hace el IPCC los leen 4 gatos mientras que los vídeos conspiranoicos de YouTube que niegan el cambio climático tienen millones de visitas cada mes.
    En mi opinión los políticos y los científicos deberían reflexionar muy seriamente sobre este hecho.

    • hg - 25 octubre 2018 - 09:22

      el problema que el cambio cliamtico contradice a un tal Arquimendes y tipo que vivio hace unos añitos ya

      • Luis Hernández - 25 octubre 2018 - 12:39

        Gracias, este es un perfecto ejemplo de argumento conspiranóico:
        Uno de los efectos del cambio climático es que el hielo de los polos se derrite y esto traerá previsiblemente consigo un aumento del nivel del mar. Efectivamente este aumento será debido únicamente al hielo localizado sobre masas terrestres, ya que el que flota sobre el océano no puede contribuir a este aumento.
        No hay ninguna contradicción, sólo manipulación, desinformación o simple desconocimiento.

        • Gorki - 25 octubre 2018 - 20:22

          Cualquier persona de cultura media, sabe que el agua mas densa se da a los 4ªC. Si se calientan los polos y el hielo pasa de los 0ºC a 4ºC, se debe producir una contracción del agua no un aumento.

          Lo cierto, es que el nivel del mar está medido en Alicante desde hace 200 años y no registra ningún cambio apreciable de nivel hasta hoy, cuando es evidente que la temepratura media hace 200 años era muy inferior a la actual como se comprueba en el retroceso de los glaciares.

          Conspiranoicos los hay de todas las tendencias y quienes afirma que el nivel del agua subirá seis metros, no dan un solo dato científico que lo avale.

          • Luis Hernández - 26 octubre 2018 - 15:41

            Pues no sé quién lo mide en Alicante pero subir, sube:

            https://es.m.wikipedia.org/wiki/Subida_del_nivel_del_mar

  • #007
    Ignacio - 25 octubre 2018 - 07:16

    Estimado Enrique y lectores,

    Solo comentar que dejar de comer carne es una opción posible, pero debe hacerse con los conocimientos adecuados, hay una vitamina como es la B12, que se encuentra fundamentalmente en la carne roja, a corto plazo quien cese el consumo de carne no notará nada porque el cuerpo tiene hasta 2 años de esta vitamina, pero las consecuencias para el sistema nervioso a partir de ahí son devastadoras, ver aquí:

    “Vitamin B12 deficiency can potentially cause severe and irreversible damage, especially to the brain and nervous system.[64] At levels only slightly lower than normal, a range of symptoms such as fatigue, lethargy, depression, poor memory, breathlessness, headaches, and pale skin, among others, may be experienced, especially in elderly people (over age 60)[8][65] who produce less stomach acid as they age, thereby increasing their probability of B12 deficiencies.[11] Vitamin B12 deficiency can also cause symptoms of mania and psychosis.[66]”

    Fuente: https://en.m.wikipedia.org/wiki/Vitamin_B12

    En este sentido estos cambios de dieta conviene hacerlos con la información adecuada, es tan sencillo como comprar el complemento vitamínico y consumirlo, pero hay que dar la información completa para evitar que alguien se haga daño, no por dejar de comer carne, sino por falta de información.

    Gracias por el blog.

    Reciba un cordial saludo.

    • Carlos Quintero - 25 octubre 2018 - 09:02

      Por continuar con la información, la vitamina B12 se encuentra también en pescado, huevos y lácteos, no solamente en la carne, está la información en el mismo artículo de la Wikipedia que enlazas. Son las plantas las que no proporcionan nada de vitamina B12 y por eso los veganos necesariamente han de tomar suplementos de dicha vitamina.

      Pero estoy de acuerdo en el consejo que das de consultar con el médico cualquier cambio de hábito alimenticio. Lo mismo aplica a personas sedentarias que empiezan a hacer deporte (ej: correr), etc.

      • Gorki - 25 octubre 2018 - 20:27

        Desde el punto de vista puramente ecológico y ambiental no llego a ver la diferencia de comer carne o pescado, huevos y lacteos, Tanto un alimento como los otros están en la cúspide de la pirámide alimenticia y suponen un inmenso gasto energético su generación.

        Si por lo menos aconsejaras comer, bacterias nonocelulares , el kril que alimenta a las ballenas, ….

        • Carlos Quintero - 25 octubre 2018 - 22:21

          No es lo mismo criar vacas en pequeños prados naturales que se riegan solos que tener que desforestar artificialmente grandes superficies de terreno y suministrar agua, y no se consume la misma energía (ni genera la misma cantidad de gases de efecto invernadero) criar vacas que cultivar plantas, para el mismo aporte alimenticio.

          De todas formas yo dejé de comer carne por otros motivos, y estuve mirando las posibilidades del vegetarianismo y el veganismo.

          Lo del impacto ambiental de las granjas animales lo descubrí más tarde, y no lo he estudiado mucho, pero me alegro de que se empiece a hablar del tema porque, como en muchos otros temas, somos unos completos ignorantes (me incluyo) del «coste» de nuestros hábitos de consumo.

  • #011
    Enrique - 25 octubre 2018 - 09:00

    Es curioso como se van dando pasitos y como la gente los va tragando. Ahora hay que reducir la producción de carne, ojo, no eliminarla, que los ricos la quieren seguir consumiendo cuando se triplique su precio.

    Por suerte, no se puede luchar contra natura y el final del Homo sapiens llegará por un lado u otro. Y dar la espalda a la selección natural sólo hará que acelerar el proceso.

    • Luis Hernández - 25 octubre 2018 - 11:59

      Por suerte, no se puede luchar contra natura y el final del Homo sapiens llegará por un lado u otro. Y dar la espalda a la selección natural sólo hará que acelerar el proceso.

      La selección natural se basa en la supervivencia de los mejor adaptados a cualquier tipo de cambio en el entorno y es el motor de la evolución, no de la extinción.

      • Luis Hernández - 25 octubre 2018 - 12:03

        Por suerte, la evolución cultural y la tecnológica son mucho más rápidas que la evolución genética.

      • Enrique - 25 octubre 2018 - 22:16

        Es ilimitada la prepotencia humana.
        Cuéntale esa frase al resto de especies del género Homo.

        Respecto al comentario de abajo, ¿la cultura y la tecnología, qué es si no un componente más de la aptitud del individuo/sociedad?

      • Jose Miguel - 27 octubre 2018 - 17:54

        Joder Luis, lo que hay que leer. Dices:

        «La selección natural se basa en la supervivencia de los mejor adaptados a cualquier tipo de cambio en el entorno y es el motor de la evolución, no de la extinción«.

        Lo que dices implica que unos sobreviven y otros no, luego acaban extinguiéndose. Es decir, la selección natural, por supuesto, también es el motor de las extinciones. De hecho la evolución implica la aparición de nuevas especies y la desaparición de otras. Es de primero de Biología. Gracias.

        • Luis Hernández - 30 octubre 2018 - 13:14

          ¡Ups!. Lo siento, quise decir «no solo de la extinción».
          Saludos.

  • #017
    Luis Hernández - 25 octubre 2018 - 11:53

    Estoy muy de acuerdo en que los «pequeños gestos» pueden marcar una gran diferencia. Además suponen una forma de hacer cada vez más visible una realidad que aun demasiados ven como exagerada o lejana.

    Estoy convencido de que ya existe más de un 25% de la población sensibilizada con el problema del cambio climático, pero no terminan de pasar a la acción porque, o no saben que pasos dar, o no ven cómo hacerlo sin dar de lado las exigencias sociales y laborales, o símplemente les parece que lo que deberían hacer está fuera de sus posibilidades económicas.

    Por eso, cualquier iniciativa que abra camino y que demuestre ser mínimamente eficaz creo que puede tener mucho éxito.

  • #018
    Ramon - 25 octubre 2018 - 16:56

    Todos conocemos los «pequeños gestos» para ahorrar («Evitar gasto innecesario de dinero, tiempo u otra cosa») y efectivamente, creo que hay mas de un 25% de población sensibilizada, pero también hay mas de ese porcentaje de gente que le falta cultura científica («Que se ajusta a los principios y métodos de la ciencia o está relacionado con ella.») y por eso los pequeños gestos que todos conocemos y que esta en nuestra mano llevar a cabo no se «implementan».
    Ejemplo: Recoger en un cubo los primeros litros de agua en la ducha antes de que salga caliente para luego utilizarlos para el inodoro.
    Persona sin pensamiento critico o científico: ¡Vaya tontería! «molestarme para ese pequeño ahorro» ……
    Persona con él: 10 litros de agua por 8.000.000.000 (población mundial): tropecientos metros cúbicos de agua. Ese agua debe ser limpiada, transportada, elevada, etc. que supone mucha energía que es producida por fuentes generalmente contaminantes.
    Resumiendo: No seamos cafres y analicemos lo que suponen nuestros actos para el medio ambiente.

    • Carlos Quintero - 27 octubre 2018 - 16:57

      Me encanta la idea del cubo. La he propuesto en casa y se va a hacer. Llevo dos semanas duchándome en casa por un constipado que me impide ir al gimnasio antes de ir a trabajar y cada día he pensado en esos litros de agua desperdiciados.

      En una bañera blanca de toda la vida un cubo de plástico de color no queda muy bonito, pero en los platos de ducha modernos, semiabiertos y con mampara de cristal, se pueden encontrar cubos de diseño que no solo no desentonen sino que queden estéticamente bien.

  • #021
    xaquin - 25 octubre 2018 - 18:42

    Si un chino salta retumba muy poco, pero si saltan todos juntos puede que se note.

    Que una petrolera de un pasito atrás, siempre que se consiga que no dé dos para adelante, hay mucho camino andado.

    El gesto es puro teatro, pero si va acompañada de alguna acción (por leve que sea) ya entra en el campo de los avances. Si son gestos positivos, que esa es otra pelea.

  • #022
    Gorki - 25 octubre 2018 - 20:43

    El problema es que el ser humano se ha transformado en una plaga mundial de 7.000,000.000 de individuos. Hasta el siglo XIX, la naturaleza con sus cuatro armas tradicionales armas, la mortalidad infantil, el hambre, las pestes y las guerras. conseguía , mas o menos, mantener el número de seres humanos dentro de algo aceptable para el planeta.

    Pero a partir del siglo XX, se ha vencido a las epidemias y a la mortalidad infantil, se ha reducido mucho las hambrunas, mediante la introducción indiscriminada de la agricultura intensiva y parecer, se han reducido los frentes de guerra, Sigue habiendo guerras, pero en escenarios geográfiicamente muy limitados. Nada que ver las guerras de hoy en Oriente Medio, con la guerra de los Cien Años de la Europa medieval.

    En consecuencia, el número de humanos se ha disparado exponencialmente y sigue creciendo. Para contrarrestarlo, se ha limitado la natalidad en los países mas ricos, y si bien ha impedido en ellos un crecimiento exponencial, ha sido al precio de un envejecimiento brutal de la población que no sabemos muy bien como vamos a hacer frente en un futuro próximo.

    El problema para el que nadie tiene solución, s es como reducir la poblacion mundial de 7.000.000.000 de personas a la mitad, sin utilizar los recursos de las pestes o el hambre y seguir teniendo en esta poblacion reducida una razonable pirámide de edades.

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