La creciente importancia del lado verde de la responsabilidad social corporativa

IMAGE: Triplebotline (CC BY SA)Desde la definición de las actividades englobadas dentro de la llamada Responsabilidad Social Corporativa (RSC), se ha hablado siempre de las tres líneas principales de actuación que la gobiernan, conocidas por el término acuñado por John Elkington en 1994 de «triple bottom line« o «triple cuenta de resultados»: las tres «P» de «People, Planet and Profit«, traducido habitualmente como «Social, Económico y Ambiental». 

Ahora, a medida que va quedando cada vez más claro el impacto del cambio climático, la parte medioambiental de la RSC está tomando, como debe ser, una importancia cada vez más radical. Cada día que pasa está más claro que simplemente reducir las emisiones ya no es suficiente: necesitamos medidas de emergencia que vayan mucho más allá. El gobernador de California, Jerry Brown, de quien hablábamos hace algunos días al hilo de la decisión de obligar a que el 100% de la energía generada y consumida en su estado sea limpia en el año 2045, ha añadido a esa medida una orden ejecutiva que, además, aspirará en el mismo plazo a convertir la totalidad de la economía del estado en carbono-neutral, es decir, capaz de reducir el dióxido de carbono al menos en la misma medida en la que lo emite mediante mecanismos que eliminan dióxido de carbono de la atmósfera.

La idea, cada vez más, es contribuir a la construcción de una nueva economía del carbono, que sea capaz de eliminar más dióxido de carbono del que es emitido. Una economía que, según algunos cálculos y teniendo en cuenta todos los elementos implicados, podría llegar a tener una contribución positiva a la economía global calculada en 26 billones de dólares.

Siguiendo este principio, algunas compañías han comenzado a redefinir sus políticas de RSC potenciando de manera muy marcada el elemento verde, que hasta hace algunos años era considerado simplemente por muchos como un «nice to have», casi un maquillaje de la memoria corporativa anual. Así, Lyft ha anunciado inversiones de millones de dólares para conseguir la meta de la neutralidad, que dada su actividad, significa compensar en torno a un millón de toneladas métricas de dióxido de carbono. Medidas que van desde la adquisición de créditos compensatorios supervisados (inversiones en actividades que compensen las emisiones de la compañía), hasta inversiones en la electrificación de la flota, en la incorporación a su flota de vehículos sin emisiones como bicicletas o patinetes eléctricos, o en la promoción del uso del transporte público.

Ikea anuncia que llevará a cabo una transición progresiva de su flota de vehículos de reparto para convertirlos en eléctricos, transición que establecen en el año 2020 para ciudades como Amsterdam, Los Angeles, Nueva York, Paris y Shanghai, y en 2025 para el resto de las ciudades del mundo. La compañía sueca sigue el precedente marcado por empresas de mensajería como DHL, que lleva desde 2016 incorporando un vehículo eléctrico de desarrollo propio a sus flotas de reparto en Alemania con el objetivo de alcanzar el 70% de la logística de última milla con vehículos libres de emisiones en 2025, o a UPS, que anunció el pasado marzo el comienzo de la transición a una flota eléctrica en Londres (la ciudad ya exige desde el pasado enero a todos los taxis nuevos que sean de cero emisiones) con un vehículo cuyo diseño, según algunos, parece tomado de una película de Pixar

Las medidas de este tipo no se quedan simplemente en la economía, sino que alcanzan también a la política: C40 es una red de ciudades que colabora compartiendo experiencias destinadas a la reducción de las emisiones, que mide elementos como el nivel de competencias de cada ayuntamiento y su progreso de cara a la reducción de las emisiones. Lógicamente, como en el caso de la RSC, a la preocupación más o menos genuina por la salud del planeta se une la posibilidad de construir una dialéctica atractiva para el ciudadano o el cliente, que podría llegar a redundar en una toma de conciencia colectiva que sesgase el voto o el consumo hacia aquellas opciones que demostrasen tomarse más en serio este tipo de iniciativas.

La RSC, cada día más, se está pintando de verde, y eso es algo muy bueno. Ahora solo falta seguir hablando del tema para que esa toma de conciencia no se quede en las compañías o en los políticos, sino que alcance a cada ciudadano, a cada consumidor, a cada habitante del planeta. Pasar de una mentalidad de mirar el cambio climático irresponsablemente como algo que «no me tocará a mí, ni a mis hijos, ni a mis nietos», y pasar a estimar la verdadera importancia de la situación, que se ha convertido en el problema más importante que tenemos y que requiere cada vez más medidas de emergencia. Medidas de emergencia que empiezan por todos y dependen, cada día más, de todos.

 

 

 

This article was also published in English on Forbes, “Corporate Social Responsibility is turning green, and that’s a good thing» 

 

7 comentarios

  • #001
    Gorki - 14 septiembre 2018 - 14:50

    Cada día que pasa está más claro que simplemente reducir las emisiones ya no es suficiente: necesitamos medidas de emergencia que vayan mucho más allá.
    «Houston, we have a problem»

    De poco nos va a valer que California, se como a su mierda, si los demás no hacemos lo mismo, Pero bueno, algo tiene que vender los políticos y al de California le ha dado por ahí, aqui estamos con lo de no vender bombas que maten civiles. Cada loco con su tema.

    Sin embargo eso de pasar la flota a eléctrica, tiene pleno sentido para las flotas de reparto en el interior de las ciudades, ninguna furgoneta de reparto en Madrid, trabajando 14 horas, anda más de 400 Km, Otra cosa son los de Boyacá. que llevan los periódicos a toda la peninsula.

    Sin embargo eso no es nuevo y las empresas lo están haciendo de «motu propio» y no por responsabilidad social por ser mas económico, desde hace montones de tiempo, ¿Conocen los buggies de golf, los trenes de maletas de los aeropuertos, los «toros» de los almacenes? – Pues son eléctricos desde antes que Carrillo utilizara peluca.

    Hace ya años en Valencia, los motoristas de una cadena de hamburguesas a domicilio, creo que era, pero no me atrevo a asegurarlo, Burguer King, cambio todos sus ruidosos y contaminantes Vespinos, por motos eléctricas, mucho mas silenciosas a la hora de las cenas. La razón, cargaban las baterías en el bar, los repartidores las cogen, la ponen en la moto y se largan al domicilio, a la vuelta la ponen a cargar y si tienen que salir cogen otr., Algo mucho mas barato y cómodo que ir a la gasolinera periódicamente a cargar el depósito. Desconozco si lo hacen todos los Burger King, o solo el de la Avenida de Alfahuir en Valencia, pues fue en ese donde me fije.

    También mientras salgo por la noche en Madrid, (viajo mas que la Valeria de Sánchez), para cubrir las necesidades de mi «jodido can», veo muchos servicios nocturnos, repartidores, cambiadores de afiches de las paradas del autobús, basureros, y e el del que voy a hablar. el mantenimiento de las motos en Carsharing de color verde. Dos señores van en una furgoneta eléctrica y mientras uno cambia la batería, el otro comprueba luces frenos, neumáticos, matrícula, …

    Es indudable, que sin necesidad que lo imponga «Nuestra Señora de Correos», el vehículo eléctrico se impondrá sin problemas, siempre y cuando haya vehículos eléctricos, de precio similar, que ejecuten el mismo servicio, pues el vehículo eléctrico es superior en todo menos en autonomía, (desgraciadamente es también muy superior en peso, lo que le hace poco eficiente a la hora de consumir energía).
    .
    Pero el problema es que hoy, SOLO unos pocos servicios , se cubren por igual con vehícuo eléctrico que con vehículo de gasolina,

    Urge, que los fabricantes se pongan las pilas, (nunca mejor dicho) y saquen dos o tres modelos de remolques intercambiables de generadores eléctricos, para transformemos de la noche a la mañana todos los vehículos eléctricos existentes, (salvo los pesadísimos Tesla), en híbridos. Así el raro día que decidimos ir a Reus, en vez de al Hipermercado, los enganchamos en las electro gasolineras y a hacer millas, (nunca mejordicho). Hasta que eso no ocurra, seguiremos comprando coches diesel que contaminan menos que los de gasolina, (si lo permite «Nuestra Señora de Correos», XD)

  • #002
    Pedro Torres Asdrubal - 14 septiembre 2018 - 17:33

    ¿El futuro del planeta depende de quienes tienen como objetivo maximizar beneficios?

    ¿Mantener limpio el edificio depende de que cada vecino limpie el rellano de su piso? Si hay una comunidad de propietarios es porque hay problemas que son comunes.

    El poder está en función del problema y el planeta necesita un poder global que lo enfoque. Y no solo hay que hablar de ecología, sino de derechos humanos, migracion o competencia fiscal.

    Mientras el mundo sea un reino de taifas, no tendremos la herramienta necesaria para responder a los problemas globales.

    • Jose Miguel - 14 septiembre 2018 - 19:47

      Has dado en el clavo. Este problema no tiene solución mientras nos organicemos por naciones. Y veamos a otros humanos como amenaza porque ocupan el planeta como nosotros. Me temo que no tiene solución inmediata. Hay quien quiere desmembrar aún más nuestra forma de organizarnos. El ser humano, siendo la cúspide de la evolución, es el motor de su propia extinción. Es cuestión de tiempo. Parece ser que somos una aberración de la evolución. Y GAIA se autoregula y nos eliminará.

      • Pedro Torres Asdrubal - 18 septiembre 2018 - 16:30

        Justo vivimos la época con mayor desarrollo de la humanidad. LLamame humanista, pero antepongo las personas a la naturaleza.

        En todo caso hay una buena noticia, que desde 1970 la natalidad mundial está en descenso y es cuestión de unas décadas que lleguemos a un máximo y empiece a reducirse.

        Por otro lado, si somos mortales, al planeta le digo: «bienvenido al club».

  • #005
    xaquin - 14 septiembre 2018 - 19:37

    Me hace gracia esa manía de considerar que los conceptso ecológicos son exclusivos de la biología. La interrelación entre fenómenos es algo que afecta a todo, ya que la Tierra no deja de ser un ecosistema global.

    Así que demonizamos el diesel y potenciamos la gasolina. Y resulta que la neogasolina aumenta los nitrosos que favorecen la putrefacción pulmonar y son peores que los carbónicos en el efecto invernadero.

    Pero además (todo está interrelacionado), los nitrosos son agentes que rebajan las defensas ante los alérgenos. Algo que todo el mundo se pregunta, ¿ como es que hay tanta alergia?. Incluso se inventan metaconspiraciónes del tipo : es que antes no se media tanto. Algo así como los aditivos alimentarios : ahora aparecen más tumores porque «se va más al médico».

    La ecología enseña precisamente que el beneficio económico (si Marx levantara la cabeza) está intimimamente ligado a la explotación del medio. Puede decirse que va en su ADN fundacional. Y en su interrelación con los trabajadores y consumidores no se puede decir que sea precisamente una prioridad en los consejos de dirección de las corporaciones (y menos en los fondos buitre, o directamente la mafia, que en parte las financian).

    Lo mismo que el dicho de «vísteme despacio, que tengo prisa», podíamos retrucar con este otro «lávame la cara , pero dame beneficios». Aún estamos muy lejos de considerar que el beneficio ecológico es el básico para la supervivencia de una empresa.

  • #006
    Camino a Gaia - 14 septiembre 2018 - 23:01

    Me temo que se está acabando la pintura para el capitalismo verde. El capitalismo tendría que cambiar tanto que dudo que se reconociera como tal. El primer gran obstáculo es la incompatibilidad del crecimiento infinito en un planeta finito, con las leyes de la Física.

    • Gorki - 15 septiembre 2018 - 10:43

      ¿Alguien tiene una solución para diezmar la población existente. 7000 millones de habitantes, diferente de los tradicionales Cuatro Jinetes de la Apocalipsis, (La guerra, a peste, el hambre y la muerte)?

      Porque el problema, es que somos MUCHOS y tenemos que reducir el número de humanos, para no ser un PLAGA,

      Cortar la fertilidad, que es el sistema que hemos aplicado los occidentales (y los chinos), somete a la poblacion a un stress y unos desajustes que le llevan a su propia total destrucción,

      Basta ver la evolución de la «Pirámide de población» en España, que esta tomando a pasos agigantados la forma de un pino piñonero, para darse cuenta que el descenso de la natalidad, no soluciona el grave problema de habernos convertido en plaga.

      https://felixmaocho.wordpress.com/2017/08/25/el-futuro-de-la-actual-situacion-demografica/

      Quizá la solución la tome la Naturaleza y sea asfixiarnos a casi todos los humanos en las ciudades, como si fueran cámaras de gas ideadas por un sabio nazi.absolutamente loco

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