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La caída de Twitter y la estupidez de los analistas

Tras la fuerte caída de un 18% en el valor de Facebook hace dos días, ayer fue Twitter la que, tras presentar resultados trimestrales, experimentó una evolución negativa en su cotización que alcanzó el 21% y que, por el momento, continúa su descenso en el horario de mercado extendido.

La compañía publicó unos resultados en los que mostraba un beneficio récord por tercer trimestre consecutivo, concretamente 134 millones de dólares equivalentes a 13 centavos por acción, 17 centavos por acción tras ajustes, frente a una estimación consensuada por los analistas de 16 centavos. Los ingresos de Twitter subieron un 24% hasta los 710.5 millones de dólares, dos millones de dólares por encima de las estimaciones. Hasta aquí, todo habría indicado un buen trimestre. Sin embargo, la compañía presentó una caída de un millón de usuarios hasta los 355 millones debido a la fuerte limpieza de perfiles falsos, bots y trolls que la compañía está llevando a cabo, que fue valorada por los analistas como una supuesta indicación de ralentización del crecimiento, y fuertemente penalizada.

¿Tiene sentido penalizar fuertemente el valor de una compañía por llevar a cabo un proceso de limpieza que la lleva, según todas las indicaciones, a ser una compañía mejor? Que Twitter tome la decisión de priorizar la calidad de su red frente a su tamaño es, por puro sentido común, un movimiento en la buena dirección, una indicación de que, por fin, se ha decidido a tomarse en serio los que todos decían que eran sus principales problemas, una inversión a futuro en una red más sana, con un crecimiento más saludable y más sólido. De hecho, los números son, a todas luces, impresionantes: la compañía se ha pasado los meses de mayo y junio suspendiendo más de un millón de cuentas al día, y sin embargo, en el global del trimestre, únicamente ha perdido alrededor de un millón con respecto al trimestre anterior, lo que prueba, en realidad, un fuerte crecimiento. Pero dado que los analistas ven un número de usuarios que desciende en un millón, interpretan que el crecimiento se ralentiza, y la compañía cae más de un 20% en su valor: ¿tiene sentido? ¿Puede de verdad ser tan limitada la inteligencia del mercado, como para no ver lo que es tan obvio, una compañía en crecimiento y que, además, invierte esfuerzos en tener un producto de mucha mejor calidad?

¿Qué prefiere el mercado? ¿Una compañía que reporta a cualquier precio números más elevados, aunque en realidad todos sepamos que eran falsos, usuarios inexistente, bots creados en granjas para simular perfiles falsos y llenar la red de basura? ¿Es esa la lectura que debemos hacer de la capacidad del mercado para evaluar la salud y las expectativas de una compañía? ¿Debe Twitter valer un 20% menos tras la gestión llevada a cabo durante este trimestre? No, sencillamente no tiene sentido ninguno, y no solo es irracional: es además revelador de un profundo simplismo, rayano en la estupidez profunda. ¿En qué medida puede ser mejor preferir un crecimiento irracional, absurdo y basado en premisas falsas, frente a uno razonablemente saludable?

Que Twitter elimine a las legiones de bots que lo poblaban y se decida a tomar acción contra los trolls es una decisión que únicamente puede ser calificada como positiva: es lo que muchísimos usuarios y analistas reclamábamos a la compañía desde hacía mucho tiempo, porque la alternativa era la consolidación de un clima insostenible que estaba echando a muchos usuarios y convirtiendo a muchos otros en pasivos, en lurkers que únicamente observan, pero no participan por miedo a un clima de agresividad absurdo. Tras muchos años de no hacer nada en función de una libertad de expresión mal entendida, Twitter comienza a mostrar su disposición a resolver ese problema con lo que parecen las medidas adecuadas, sabiendo que no se enfrenta a una tarea fácil, que va a tener un coste, pero que alguien debe de llevarla a cabo por el bien de todos. Y de hecho, en el primer trimestre que incluye esos cambios en la gestión, la compañía prueba que puede crecer en facturación y beneficios, que los anunciantes valoran positivamente las medidas, que el producto vídeo crece con buenas expectativas, y que es capaz, incluso, de incorporar suficientes usuarios como para compensar por una parte importantísima de los que ha eliminado en su limpieza. ¿Tiene sentido que, precisamente en ese momento, se castigue a la compañía con una caída de más del 20% de su cotización? La respuesta es clarísima: no, no tiene ningún sentido, y por pura y aplastante lógica, esa caída en la valoración se corregirá a medida que la compañía pruebe que puede mantener su crecimiento y que los usuarios manifiestan un nivel mayor de satisfacción.

Las medidas valientes pueden tener, a veces, consecuencias complicadas si el mercado no es capaz de valorar lo que realmente valen y el recorrido real que pueden llegar a tener. La caída de la cotización de Twitter de ayer prueba que el mercado, en efecto, puede ser profundamente simplista y, en ocasiones, reducir la complejidad de una decisión a un simple parámetro, y además, mal interpretado. Muy posiblemente, incluso, afectado por la caída de Facebook, en un contexto absurdo de penalización de compañías que, aunque se dediquen a actividades parecidas, no tienen absolutamente nada que ver. Pero para la dirección de Twitter, a pesar de levantarse esta mañana con unas acciones que valen supuestamente mucho menos, las cosas deberían estar claras: es el momento de seguir por el buen camino.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “The fall in Twitter’s share price: what are the analysts thinking?» 

 

Enrique Dans

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Enrique Dans

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