El nuevo teatro electoral

IMAGE: Mikhail Melnikov - 123RFNo nos engañemos: incluso en las democracias más maduras, las elecciones y sus campañas electorales han tenido siempre un elevado componente de teatro. Candidatos estrechando manos, haciéndose selfies y besuqueando niños mientras prometen cosas que, en muchos casos, saben que jamás van a poder cumplir, en inflamados mítines destinados a la exaltación y a las consignas fáciles. Si alguien busca pensamiento crítico o algún tipo de reflexión de calidad, las campañas electorales no son precisamente el lugar para encontrarlos.

Igualmente, durante años, hemos convertido en habitual dar entrada a todo tipo de intereses en las campañas electorales, expresados habitualmente en forma de financiación y recursos para los candidatos que interesaban al donante. Esos aportes de recursos han venido, tradicionalmente, de lobbies empresariales, de grupos de presión o de otros intereses, entre los cuales ha habido, en numerosas ocasiones, países extranjeros. Aportar dinero a un candidato de un país determinado esperando obtener un mejor trato en las relaciones bilaterales, mejores acuerdos comerciales y otro tipo de prebendas es una idea que no nos resulta en absoluto extraña.

Sin embargo, lo habitual hasta el momento había sido que ese tipo de intereses extranjeros se expresasen así, como aportes de dinero que el candidato beneficiado podía utilizar como entendiese oportuno, regulados de manera más o menos transparente por la legislación que regula la financiación de los partidos políticos. La injerencia directa en la campaña electoral es algo mucho más novedoso, y a medida que avanza la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales norteamericanas de 2016, empieza a agotar ya nuestra capacidad para la sorpresa.

Un destacado perfil pro-Trump dentro de la llamada alt-Right norteamericana con más de 80,000 seguidores y extensamente citada por la prensa, Jenna Abrams, ha sido descubierta como completamente ficticia y creada por una troll farm rusa con base en San Petersburgo. El caso se une a decenas de cuentas de supuestos activistas de diversas facciones destinados a explotar y radicalizar las ideas más polémicas y polarizadoras de la sociedad norteamericana durante la campaña, ideas que en muchos casos, como el del racismo, llevaban ya bastantes años fuera de la dialéctica política. La gran cantidad de anuncios financiados por Rusia, que alcanzaron a millones de norteamericanos mediante cuidadosas estrategias targeting en redes sociales como Facebook o Google, eran tan solo la punta del iceberg en un escenario en el que se combinaron hábilmente con todo tipo de cuentas de supuestos norteamericanos inexistentes, personalidades inventadas con mensajes y dialécticas radicales que fueron seguidas o compartidas por millones de personas. Una estrategia a la que, muy posiblemente, las propias compañías tecnológicas contribuyeron con los llamados embeds, empleados colaboradores del equipo de campaña de Donald Trump que Hillary Clinton rechazó, y que aparentemente jugaron un papel muy activo a la hora de definir los mensajes que eran difundidos por el candidato.

Un país cuya democracia es un chiste, Rusia, ha conseguido a su vez convertir en un chiste la mismísima democracia de su enemigo, los Estados Unidos, en una época en la que la guerra fría se consideraba ya como parte de un pasado que había finalizado en 1991 con el colapso de la Unión Soviética. El crecimiento y la adopción masiva de las redes sociales ha generado un nuevo teatro, un renovado patio de operaciones que uno de los políticos más megalómanos del mundo, Vladimir Putin, ha aprendido a explotar hasta límites insospechados. La respuesta, por otro lado, resulta muy compleja: los movimientos iniciados en la última etapa de Barack Obama como presidente, con sanciones diplomáticas de diversos tipos a Rusia, fueron planteados cuando la magnitud de la interferencia estaba aún varios órdenes de magnitud con respecto a lo que ahora conocemos, y ni siquiera está claro que puedan realmente llegar a servir para algo en un entorno en el que el control se antoja sumamente complejo.

Si en algún momento pensaste que la injerencia rusa en las elecciones norteamericanas era algo anecdótico o irrelevante, piénsalo de nuevo. Los Estados Unidos han sido históricamente, y sin ningún género de dudas, el país que más ha interferido con el desarrollo político de otras naciones, financiando partidos políticos, activismo, revueltas o hasta golpes de estado en función de los intereses del gobierno de turno, pero ahora estamos hablando de un juego completamente distinto. Estamos, posiblemente, ante el mayor desafío al que se enfrenta la democracia en toda su historia, con una deriva hacia el populismo que las redes sociales están alimentando en una espiral aparentemente imparable, capaz de llegar a alterar los resultados de las consultas electorales de países con democracias supuestamente maduras y consolidadas. Un problema mucho mayor de lo que originalmente parecía, y cuyas consecuencias, además, han llegado ya demasiado lejos.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Elections, social networks and the new theater of the Cold War» 

 

15 comentarios

  • #001
    Cristina - 4 noviembre 2017 - 15:06

    Parece la misma estrategia de siempre, infiltrada ahora en medios online. La frase «Target cuidadosamente seleccionados» Me hace pensar en una planificación modernizada de las mismas maneras de hacer. Pareciera que la guerra de tanques ya no es tan rentable? Y este tipo de guerra, extendida en sus patrones aunque con escenarios diferentes, parece más rápida, eficiente y le da una nueva cara a la geoestrategia? Las excusas ideológicas a seguir para conseguir lo de siempre? Rusia es ahora? es el mejor amigo de populismos/troskismos/comunismos????
    Bien apasionante…

  • #002
    Xaquín - 4 noviembre 2017 - 16:38

    En toda asamble masiva o manisfestación que se precie, hay una serie de individuos-masa que pueden desparecer en segundos tan rápido como termine el evento. Quiero decir que «dejan de existir» realmente para el movimiento en marcha. Incluso se pueden convertir en contrarios al movimiento tras determinados «pases mágicos » del enemigo.

    ¿Como puede resultar raro que aparezcan los individuos virtuales en esta era de internet?

    Cuando se pasan miles de millones de x moneda de una cuenta a otra, cuando se pueden inventar perfiles como churros para seguir a «fulanita». ¿Por qué los putíns no pueden montar su tinglado de seguidores pro-Trump o lo que le plazca?

    La globalización es algo más que usar mano de obra barata en otro país, o traspasar material de cualquier tipo entre paises para aumentar el beneficio económico-social de una mínoria. ¿Que son los votos en esta sociedad mercantilista, aparte de un fraccionamiento «virtual» del poder?

  • #003
    Javi-C - 4 noviembre 2017 - 16:45

    Vaya novedad. El que definió la democracia como el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás, dio en el blanco.
    Hay que ser muy ingenuo o muy demagogo para creer que la elección popular es un sistema perfecto (será menos malo cuanto más edad mental tengan sus actores, pero en una guardería es un suicidio).
    Las campañas electorales siempre han sido así (igual que los anuncios, que muchas veces producen vergüenza ajena, pero parecen dar muy buen resultado a quienes los encargan).
    Las consignas fáciles, el buscar enemigos imaginarios o el provocar conflictos partiendo de bulos son tan antiguos como la especie.

    • Ppg - 4 noviembre 2017 - 17:54

      Has dado el el clavo. Nuevos medios para lo de siempre.

      Además, enemigos tratando de hacer injerencias va a haber siempre. Pero lo curioso es que el verdadero enemigo es ese populismo (de un lado y de otro), que la gente se siga tragando lo que le dicen y votando a los mismos de siempre porque «es lo menos malo» y «más vale malo conocido».

  • #005
    Gorki - 4 noviembre 2017 - 17:34

    Hay mucha gente asustada porque creen que sus medio de vida corren peligro por productos y mano de obra extranjera que llega a su país.y piensan que un proteccionismo decimonónico es conveniente.

    Esto es lo que vendió Ttrump y tuvo mucho éxito sobre todo entre las zonas mas atrasadas del pais. La Sra. Clinton, no supo contrarrestar con ninguna promesa, cierta o falsa, las promesas de Trump

    ¿Alguien sabe cual era la alternativa de Clinton al ¡American First!, el muro con Mexico y la deportación masiva de emigrantes ilegales? – Desde luego al menos a mi no me llegó esa alternativa. Trump es un demagogo, pero la Sra, Clinton no dio una sola razón para votarla.

    ¿Los rusos apoyaron a Trump? -. Por supuesto , ¡Que mas quiere Putin que un imbecil en la Casa Blanca!.

    Pero las elecciones no las ganó Putin, las perdió la Sra. Clinton, que no supo ofrecer al electorado ninguna alternativa a las «soluciones», (aunque fueran irreales), sencillas y claras de Trump.

  • #006
    JJ - 4 noviembre 2017 - 18:03

    Increíble la cara dura de Trump para pactar con Putin la manipulación de las elecciones norteamericanas.

    Lo que todavía no sabemos es lo que le ofreció a cambio de su inestimable ayuda.

    Toneladas de propaganda rusa en las elecciones USA

  • #007
    Miguel V - 4 noviembre 2017 - 20:24

    A ver, el sesgo de estas entradas me parece alarmante. EEUU ha sido y sigue siendo el pais que mas ha interferido en el exterior: Ha financiado y promovido golpes de Estado, ha corrompido políticos, financiado campañas, diarios y movimientos políticos, ha torturado, ha entrenado torturadores, ha invadido paises, asesinado dirigentes en el exterior. Etc, etc, etc

    Y aun tienen el descaro de hacer un escándalo por un par de perfiles online? Pongámonos serios.

    • Raúl Kidd - 4 noviembre 2017 - 22:10

      Es cierto…. A fin de cuentas estamos hablando de un par de perfiles falsos. A nadie se le obligó a votar y si alguien fue influido fue porque quiso ¿ O no es así?

  • #009
    Juan Navidad - 4 noviembre 2017 - 20:48

    Ya lo he dicho otras veces que has sacado el tema, Enrique. y se le puede dar a los rusos todo el protagonismo que queramos, pero lo que he visto yo desde Nueva York en todo el año pasado es que:
    1º.-Que esa sensación de «buen presidente» que la gente tiene en España de los ocho años de Obama no la tenía todo el mundo en Estados Unidos. Ni el Obamacare es tan bueno ni los casi 3 millones de hispanos irregulares enviados a sus países es un buen argumento para conquistar el voto hispano.
    2º.-Que Hillary dejó un legado pésimo en sus años como Secretaria de Estado (equivalente a Ministra de Asuntos Exteriores). Lo que hicieron en Libia o Siria son dos de sus errores garrafales, más el desastre de Ucrania y muchos más…
    3º.-Desde España veía mucha gente a Hillary como segunda parte de los ochos años felices de su esposo, pero en USA todo el mundo tenía claro que ella era mucho peor que él.
    4º.-Aunque no se hable mucho de ello en Europa, por mis amistades y conocidos demócratas una de las razones de que se abstuvieran muchos de ellos fue la gran cantidad de trampas y juego sucio que ella desplegó en las primarias contra Bernie Sanders. Ella fue quien perdió la presidencia más que ganarla Trump, al dinamitar a su propio electorado que era pro-Sanders y prefirió abstenerse.
    5º.-Existe un gran hartazgo en la clase media estadounidense, expoliada durante las dos últimas décadas de todo lo que huele a Wall Street y Hillary representa eso precisamente. La única esperanza era Sanders y al quedarse fuera, muchos votantes prefirieron no votar.
    6º.-El mito de la primera mujer presidente que tanto vendieron en Europa era muy difícil de conseguir por una mujer que ha demostrado pasividad contra los problemas reales de las mujeres y de todas las minorías, totalmente falta de empatía con la comunidad afroamericana, hispana, LGTB, etc…

    Habrá más razones, pero estas son las principales que yo he visto hablando y sobre todo escuchando a la gente que en noviembre pasado no votó a Hillary ni a nadie y prefirió quedarse en casa. Sanders hubiera ganado a Trump, pero Wall Street y la cúpula demócrata decidió suicidarse con Hillary. Los rusos no creo que tuvieran tanta influencia por mucho informe que nos vendan, si acaso para movilizar el % residual y extra de votantes racista que necesitaba Trump para ganar.

    • Gorki - 4 noviembre 2017 - 21:52

      Opino como tu, Hillary era la candidata del aparato del partido demócrata, pero que carecía del menor carisma popular. No se por qué pero no cae simpática.

  • #011
    Juan Navidad - 4 noviembre 2017 - 22:06

    Además de eso, Gorki,
    en los últimos años se ha producido un aumento alarmante de la desigualdad, se han casi cargado la clase media que no quiere saber nada de Wall Street, que es precisamente quien ha financiado la Clinton Foundation y toda la campaña de Hillary. ¿Cómo van a votar a quienes se han cargado el sistema económico de décadas basado en el consumo desaforado de la clase media?

    Esta gráfica lo muestra perfectamente. El «one percent» del que tanto habló Bernie Sanders es quien maneja los hilos y se ha zampado la riqueza de todo un país en tiempo récord:
    Our Broken Economy, in One Simple Chart
    https://www.nytimes.com/interactive/2017/08/07/opinion/leonhardt-income-inequality.html

    • Matt - 5 noviembre 2017 - 01:29

      Es cierto … pero hay que recordar que los que decían estar hartos de Wall Street a quien votaron fue a un multimillonario niño de papá cuya frase más conocida es «¡estas despedido!». Y hay tienes su gobierno, lleno de tiburones de Wall Street y ejecutivos de multinacionales mientras sus votantes aplauden con las orejas.

      A mí me parece que eso era solo la excusa que ponían, lo que les llevó a votar a Trump fue algo mucho más sencillo y tan viejo como el mismo mundo: Cuando las cosas van mal no hay nada que funcione mejor que echarle la culpa a los extranjeros.

      • Gorki - 5 noviembre 2017 - 11:08

        Creo que tienes razon, Trump presentó un «programa electora» xenófobo, fácil de hacer llegar a una población inmersa en una prosperidad en decadencia. Basta ver unas imágenes de Detroit, para encontrar argumentos contra ·los extranjeros»

        Pero el problema, es que los demócratas, con la Sra, Clinton en cabeza, no supieron, o lo que es peor, no tienen nada nuevo que ofrecer a la gente y solo ofrecen «más de lo mismo», que esta probado que no funciona.

        Trunp es un demagogo, pero como todos los populistas, al menos ofrecen cambiar la situación actual, mientras que los partidos tradicionales siguen ofreciendo la misma receta corregida y aumentada que nos ha llevado a la crisis. Es lógico que por irreal que sea la propuesta, atraigan los votos de los más retrógrados.

      • Juan Navidad - 5 noviembre 2017 - 15:20

        Matt, me temo que ese trasvase de votos demócratas que según dices terminaron votando por Trump y dándole la victoria no se produjo. Puede que hubiera alguna persona despistada que lo hiciera, pero por lo que yo sé, la victoria de Trump fue más consecuencia de los errores y la abstención de los demócratas que se quedaron en casa antes que votar tapándose la nariz a Hillary. Sinceramente, creo que lo que dices es un disparate. Es como si dices que en España quienes votaron a Podemos en las próximas generales van a votar al PP. En fin…

  • #015
    Pedro Torres Asdrubal - 7 noviembre 2017 - 14:42

    ¿En que se diferencia una red de cuentas falsas de Twitter del PP o del PSOE a una de Trump?

    Hace años que se denuncian, yo en su día incluso denuncié una red de cuentas falsas en El País que hacían apología de la invasión de la Siria de Assad a favor de la de los follabobinos. El País no tomo cartas en el asunto, permitiendo millones de comentarios de perfiles practicando el astroturfing.
    Prefiero a la BBC, que directamente paso a no permitir comentarios en sus noticias, quitándose el marrón de moderar los comentarios, un tema en el que otros son expertos, como el Meneame que pario el amigo Gallir.

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