Devorando sensores: el futuro de la medicina

Abilify MyCiteLa Food and Drug Administration (FDA) norteamericana aprueba un una presentación de un medicamento antipsicótico para el tratamiento de algunos cuadros de desórdenes como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, cuya particularidad es que incluye en la píldora un sensor que, tras disolverse la cubierta, es activado por los ácidos estomacales y envía una señal a un parche colocado en la piel, que se comunica con una aplicación que permite registrar la ingestión. El desarrollo del sensor ya había sido aprobado en 2012, esta es su primera incorporación a un tratamiento.

¿Qué tiene de interesante una píldora que registra su ingestión? En primer lugar, que incide en la llamada adherencia al tratamiento, una variable fundamental en Medicina que describe hasta qué punto un paciente sigue correctamente el tratamiento prescrito. Obviamente, un tratamiento solo funciona cuando es seguido, pero esa idea tan simple encuentra problemas que van desde el simple olvido de una dosis, hasta casos más complejos en los que el paciente no quiere tomar su medicación, la confunde o comete errores de manera sistemática, como puede ser habitual en edades avanzadas o en enfermedades mentales.

La adherencia al tratamiento puede mejorarse con recordatorios, mensajes o aplicaciones que permitan alertar al paciente de la necesidad de ingerir su medicación. La llegada del Apple Watch, por ejemplo, un dispositivo que habitualmente llevamos durante todo el día en la muñeca y que no nos quitamos, se ha querido vincular con cuestiones como la mejora de la adherencia a tratamientos o el control de constantes vitales como la frecuencia cardíaca o la tasa respiratoria, lo que puede permitir, por ejemplo, detectar trastornos como la apnea del sueño o la hipertensión. Ahora, comenzamos a explorar la posibilidad de situar los sensores ya no pegados a la piel en nuestra muñeca, sino incluso en el interior de nuestro cuerpo.

En realidad, una vez abierta la posibilidad de ingerir un sensor, las posibilidades pueden ser múltiples. British Airways registró el pasado año una patente para una pastilla con varios sensores que puede ser suministrada a los viajeros en vuelo, y que permite registrar variables para averiguar si un viajero tiene hambre, frío o en qué fase del sueño se encuentra. Esa información podría ser utilizada para ajustar, por ejemplo, el momento en que se debe servir la comida, parámetros como la luz y temperatura de la cabina, ofrecer una manta, etc. Las posibilidades de configuración de los sensores puede ser muy variadas: existen ya descripciones de tecnologías que permitirían dotar a una píldora con una microcámara que emplearía luz fluorescente para la detección y diagnóstico de determinados tumores cancerosos en el tracto gastrointestinal.

Claramente, la sensorización a cada vez más niveles supone una de las avenidas de investigación más interesantes en el mundo de la medicina. En pocos años, he pasado de controlar algunas de mis constantes vitales únicamente cuando me encontraba mal o cuando iba al médico, a tener sensores en mi muñeca que registran de manera habitual múltiples variables. Situar esos sensores en otros sitios, incluido el interior de nuestro cuerpo, es tan solo un paso más. La medicina se está redefiniendo en función de las posibilidades que proporciona la tecnología, y llevándonos a un entorno completamente diferente, que requerirá una drástica redefinición de muchos conceptos, incluidos algunos de los más fundamentales. Nos queda mucho por ver…

 

 

 

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6 comentarios

  • #001
    Luis Hernández - 16 noviembre 2017 - 11:12

    Se acabó eso de meter la píldora debajo de la lengua para simular habérsela tragado.

  • #002
    SANTIAGO TORIBIO - 16 noviembre 2017 - 11:40

    Tal vez hoy estoy negativo , …, llamo a mi mujer Directora Tecnica de un laboratorio internacional y responsable de Regulatory de ese laboratorio, le cuento la noticia y, ….,tras larga carcajada me dice que los sensores existen en los humanos más o menos desde el tiempo de los egipcios y que se llaman gafas o lupas, jajaja, luego me recuerda que las bombas de insulina, los marcapasos y los corazones artificiales tienen alrededor de 60 años y que la verdadera novedad viene siempre del lado de la miniaturización, y que gracias a esta el avance vendrá en la recogida y analítica de datos y como mucho del uso novel materials, o del desarrollo de biomoleculas capaces de organizarse como ordenadores orgánicos.

  • #003
    Beatriz Martin - 16 noviembre 2017 - 12:00

    Éstos de Abilify se superan cada día. Este sistema funcionará con otras cosas, pero no con pacientes de enfermedad mental, que son muy reacios a tomar la medicación. Ya se administra en inyectable, que es la forma más segura. En fin, supongo que hay que justificar lo que gastan en innovación.

  • #004
    JJ - 16 noviembre 2017 - 17:52

    Estoy de acuerdo con Beatriz Martín. En este caso no parece buena idea.

    aquí se puede ampliar información

  • #005
    Miguel A. Tovar - 18 noviembre 2017 - 02:06

    Sobre la colaboración entre empresas tecnológicas y farmacéuticas os dejo el siguiente artículo que escribí el pasado año: El Internet de las Cosas llega a la industria farmacéutica. Aparte de la smart pill de Proteus y Otsuka, en el mercado hay proyectos y colaboraciones muy interesantes.

    • Miguel A. Tovar - 18 noviembre 2017 - 02:08

      Por si no funciona el enlace la url es: http://www.pharmatalents.es/Blogs/post/4/post&34

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