Pebble, Fitbit y algunas reflexiones sobre la escala

Fitbit and PebbleLa noticia de la adquisición de los activos de Pebble, el fabricante de smartwatches que saltó a la fama a partir de Kickstarter, por parte de Fitbit saltó el día 30 del pasado noviembre, y hoy comenzamos a tener algunos detalles sobre la operación, aún no definitivamente cerrada.

La caída de Pebble, que en su momento fue quien desencadenó la aparición de toda una categoría de productos con su éxito en Kickstarter en abril de 2012, que batió el récord de recaudación en la plataforma de crowdfunding, y que fue capaz de volver a hacerlo duplicando la cantidad obtenida con el lanzamiento del Pebble Time en febrero de 2015, resulta escasamente sorprendente considerando la evolución de la categoría.

Antes de Pebble, algunas compañías, tanto consolidadas como startups, habían ensayado lanzamientos que nunca llegaron a consolidarse. La propia Pebble había tenido un primer lanzamiento poco conocido, un modelo para BlackBerry, que había cosechado un moderado éxito para la escala de una startup modesta formada por cinco personas, que la había llevado a diseñar su siguiente lanzamiento. Pero más allá de eso, la categoría smartwatch no existía como tal, y hablar de un reloj con más funciones que la de ver la hora era prácticamente una extravagancia.

El éxito de Pebble con su primer modelo sirvió para muchas marcas como prueba de que el mercado estaba ya suficientemente maduro como para recibir la idea de un smartwatch. Varias marcas se lanzaron a explotar ese segmento, desde algunas de las que ya habían lanzado modelos anteriormente, hasta otras nuevas. Como ha ocurrido en otras ocasiones, la categoría se pobló de experimentos de diversos tipos, pero la palma se la llevó Apple, que tras anunciar su Apple Watch en septiembre de 2014, provocó una detención prácticamente total de las ventas a la espera de su producto, y se convirtió automáticamente en el líder de la categoría. Mientras, Pebble siguió obteniendo éxitos: su segundo vídeo de lanzamiento en Kickstarter, el Pebble Time, muestra a un Eric Migicovsky pletórico, con una compañía de más de cien personas y un lanzamiento que volvió a batir récords… pero de nuevo, para la escala de una compañía pequeña, de una startup venida a más.

La financiación vía crowdfunding tiene un suelo de realidad evidente: el dinero que llega, aunque lo haga en el momento perfecto en el que más se necesita y no obligue a entregar participación a cambio, no es dinero como tal, sino productos pagados anticipadamente que hay que fabricar, enviar y entregar. A partir de ahi, la compañía tiene que dedicarse a intentar capitalizar los intangibles obtenidos en términos de visibilidad y prestigio, tarea nada sencilla para una empresa pequeña. A pesar del éxito que supusieron los dos grandes lanzamientos de Pebble, la compañía terminó teniendo que prescindir del 25% de sus trabajadores, y endeudándose para obtener el capital que los capitalistas de riesgo le negaban.

En realidad, Pebble, pese a lanzar dos productos exitosos y con una enorme exposición mediática, nunca dejó de ser una startup, con todo lo que ello conlleva. Gracias a Pebble y al gran comunicador que es Migicovsky aprendimos que se podía plantear un uso del crowdfunding como estrategia de financiación empresarial, que el éxito no estaba en acudir al crowdfunding en busca de dinero, sino en hacerlo pensando en objetivos como la investigación de mercado, el desarrollo de marca y, sobre todo, la publicidad que se obtenía al aparecer en todas las páginas del mundo dedicadas al análisis del panorama tecnológico. Pero a pesar de sus aparentes éxitos y de su consagración como marca pionera, Pebble siempre fue una compañía frágil, en un segmento dominado por gigantes que podían gestionar un lanzamiento simplemente moviendo un dedo, en lugar de hacerlo poniendo en jaque todos los recursos de la compañía. Cualquier marca de las que compiten en el segmento smartwatch pone modelos en el mercado como quien se levanta por las mañanas, asume fracasos en algunos de ellos con total normalidad y sin despeinarse, y mantiene una constante y encarnizada batalla por las prestaciones y las especificaciones con todo el resto de la categoría… y todo ello, en un segmento del que incluso se duda aún que tenga suficiente arraigo como para perdurar en el tiempo. A día de hoy, y a pesar de la impresionante satisfacción de muchos de sus usuarios, resulta aventurado afirmar que la categoría smartwatch está aquí para quedarse, y muchos aún creen que se trata de una extravagancia que pasará de moda y perderá protagonismo con el tiempo. Como usuario tanto de Pebble como de Fitbit, mi experiencia tiende a hacerme pensar que en un determinado tiempo, la gran mayoría de los aparatos que llevaremos en la muñeca tendrán prestaciones que irán mucho más allá de darnos la hora y entrarán en temas como las notificaciones, la monitorización de la actividad física, etc., pero obviamente, no solo no soy infalible, sino que ya he mostrado en otras ocasiones una cierta tendencia al optimismo patológico.

En ese contexto, que una pequeña compañía como Pebble, que llegó a recibir una oferta de adquisición de Citizen por $740 millones en 2015, termine siendo adquirida por Fitbit por menos de $40 millones, poco más que lo necesario para cubrir sus deudas, entra dentro de lo lógico y razonable: simplemente, no fue capaz de alcanzar la escala necesaria para competir de igual a igual con el resto de los integrantes de la categoría. La propia Fitbit que la adquiere fue capaz de hacerlo gracias a una fortísima expansión que incluyó una salida a bolsa, en una carrera desesperada por alcanzar esa dimensión, ese tamaño mínimo eficiente que da acceso a la distribución, a los medios o a la consideración general del mercado. El mundo de la electrónica de consumo tiene, como todos, unas barreras de entrada complejas, en las que ser conocido o ser la startup de moda no resulta suficiente ni una garantía de nada. Solo unas ventas sostenidas y una secuencia de productos exitosos que muestre una innovación sostenible e interesante pueden garantizar el acceso tanto a la financiación, como a la distribución o al acceso a talento. 

Ahora, Pebble desaparece junto con sus productos, un 40% de sus trabajadores reciben ofertas de trabajo de Fitbit, y Eric Migicovsky retorna a Y Combinator, donde se encargará de la categoría dedicada a hardware, para la que ha probado una más que interesante experiencia práctica. Para la mayoría de los implicados, la historia de Pebble habrá sido una interesante y cotizada línea de curriculum, un aprendizaje genuino en una categoría verdaderamente difícil, una prueba más de que hardware is hard, y en muchos casos, la oportunidad de capitalizarse tanto en términos de experiencia como económicos mientras perseguían su pasión. Para algunos otros, habrá significado la otra cara, la de entregar muchísimo trabajo a una startup para terminar siendo excluidos de la misma y viéndola caer. Y para todos, un caso más de análisis que nos enseña mucho sobre la naturaleza del negocio de la electrónica de consumo y sobre la escala mínima necesaria para competir en él.

 

 

This article is also available in English in my Medium page, “Pebble, Fitbit, and some thoughts on scale»

 

15 comentarios

  • #001
    Gorki - 7 diciembre 2016 - 14:44

    Opino bastante como tu. Hoy se espera de un reloj, que por supuesto de la hora, pero no que SOLO de la hora, salvo que sea una especie de joya que se lleva por prestigio como los ROLEX. El reloj (watch) es como el movil, la radio, el coche, e incluso el horno microondas, dan la hora como un complemento normal y corriente, pero no es esa su misión principal.

    Opino que ya no les vale solo ser relojes, tiene que tener otra misión como fundamental, como actuar de agenda y recordatorio , controlar el pulso , la temperatura corporal, medir lo que andas, o incluso conectarse a Internet para dar el pronóstico del tiempo, y la temperatura exterior e interior y cosas por el estilo. Y por supuesto, se incorporarán las nuevas formas de pago por contacto, y muchas de las utilidades que hasta ahora se adjudicaban al móvil, es mas cómodo ver (o enseñar) el reloj que sacar el móvil del bolsillo.

    Lo lógico es que cada vez puedan potencialmente hacer más cosas y de todas ellas tu elijas las que consideres útiles para ti, mas o menos como ocurre con las App del móvil. Ser una brújula, un GPS, un navegador, un traductor de voz, una radio, un reproductor de música y cosas por el estilo que haya una coleccion de AppWatch, gratuitas y de pago y que tu pongas la que te interesa. .

    Lo que se te ha olvidado al decir «hablar de un reloj con más funciones que la de ver la hora era prácticamente una extravagancia.» es que hace unos años hubo una pléyade de relojes de baratillo que tenían todos un segundo uso, «marcianitos», calculadora, fases de la luna y los planetas, … Nada que realmente fuera interesante, por lo que la moda se pasó y volvimos a ver relojes que sólo daban la hora, Esta vez me parece que esu última oportunidad, o tiene suerte en lo que ofrecen o desaparecen, dar la hora no interesa, hoy la tenemos en todos los lado.s,

    Los relojes de torre dejaron de venderse con la generalizacion de los relojes de pulsera, y estos desapareceran porque hoy todos tenemos un reloj a la vista, con solo girar la cabeza. en el coche, en el PC, en el movil, en las luces de las farmacias, en las paradas del autobus, en el propio autobus, …

    O el reloj de pulsera da otra cosa, o no lo compraremos.

  • #002
    Krigan - 7 diciembre 2016 - 21:09

    Creo que se puede dar por sentenciado al smartwatch, al menos como producto de uso masivo. No es solo que Fifbit compre los activos de Pebble, y esta desaparezca, sino que a Fifbit solo le interesan el 40% de los empleados de Pebble, y se cancela la comercialización de todos los modelos de esta. Hasta el Apple Watch ha conocido un bajón de ventas en el último trimestre. El mercado del smartwatch está ya saturado cuando ni el 5% de las personas tienen uno.

    • Mauricio - 7 diciembre 2016 - 23:59

      Krigan, lo que sucede con el smartwatch es que hasta ahora no existe ningún modelo realmente convincente. Ayer mismo estuve en Media Markt viendo los dos modelos más destacados dentro de este segmento de relojes (Samsung Gear S3 y Apple Watch 2), además de varios otros de otras marcas, y me pareció que todavía les falta bastante camino por recorrer tanto en lo que se refiere a la apariencia como a las funciones que pueden realizar, así como a la duración de la batería.

      A mí, por ejemplo, me interesaría tener un reloj que sea una especie de pequeño smartphone totalmente independiente, que sea capaz de aguantar al menos un mes sin conectarlo a un cable de recarga, utilizando para ello alguna fuente de energía ya existente (cuerda automática o recarga solar de la batería), y que además tenga la apariencia y la solidez de un reloj que puede funcionar por décadas y no la de un principiante en el mundo de la relojería incapaz de resistir tres años de uso intensivo.

      • Carlos Quintero - 8 diciembre 2016 - 09:04

        Yo coincido bastante con Krigan. Por un lado, Apple ha reorientado el marketing del Apple Watch 2 hacia la actividad física, deportistas y nadadores, lo cual limita bastante del mercado. Yo tenía bastante interés en él por mi «afición a los gadgets» y porque nado todas las mañanas antes de ir al trabajo y registro la duración en el móvil «a mano» al terminar, pero sin las brazadas ni calorías estimadas. Pero tras haber intentado comprarlo varias veces sin que hubiera stock ya se me ha pasado el interés. Por otro lado el resto de sus características (duración batería, dependencia del móvil, etc.) me parecen muy limitantes y no le veo ninguna «killer feature». Tampoco es barato para un producto que es mejorado bastante cada 12-18 meses. He mirado otros relojes/pulseras pero me convencían aún menos.

        Creo que otros productos como el iPhone o el iPad tuvieron mucha mejor acogida en su versión 1, y no digamos en la 2. Es posible que el reloj sea un buen producto en la 4 o en la 5, pero para entonces puede que ya no haya ningún interés.

      • Gorki - 8 diciembre 2016 - 10:57

        Vuelvo a lo mismo que dije más arriba.,

        ¿Cual es el numero de Hipocondríacos que hay en la sociedad, ¿Un 5%? pues ese es el de relojes que han vendido, porque al resto no les aporta nada saber cuantos pasos han dado y cuales han sido sus pulsaciones,

        Si ponen un navegador, puede que pasemos del 5% al 7% y si ponen una agenda, puede que suban un 2% mas . El secreto se poner mas utilidades para llegar a mas personas. Pero como no caben todas, lo razonables es que puedas cargar las que te interese como ocurre con las APP,

        Lo de la duración de las pilas se soluciona si en vez de empeñarse en meterlas dentro del reloj, las reparten por toda la pulsera.

  • #006
    IzK - 7 diciembre 2016 - 21:29

    Tic, tac, tic, tac….

    Ha empezado la cuenta atrás para convertir el pebble en stupidwatch.
    ¿El motivo? El software. En el momento en que fitbit elimine el dominio pebble.com, sólo se podrá utilizar el reloj hasta que cambies de móvil/restaures datos de fábrica, ya que para usarlo por primera vez tiene que comprobar si hay actualizaciones.

    Una lástima.

  • #008
    Ernesto Cárdenas - 8 diciembre 2016 - 04:11

    Leña del arbol caido…? la verdad es que me da lastima que las cosas se presenten así para una compañia innovadora, efectivamente jugaba todas sus cartas a una unica apuesta, pero es lo que le tocaba jugar ante la cerrazón de los inversionistas, peor hubiera sido no correr el riesgo.

  • #009
    Rafa González - 8 diciembre 2016 - 12:20

    Me acabo de comprar un Gear S3 de Samsung, lo último, que creo que es la quinta o sexta generación de este fabricante que, como dice Enrique, lanza un modelo como quien se levanta cada mañana. El hardware ya ha alcanzado un punto muy interesante. Sin embargo, el software no le sigue el ritmo, lo cual justifica el estancamiento de la categoría en el caso Android.

    En mi opinión, la adopción útil de herramientas basadas en AI por parte de los fabricantes y la posibilidad de darle independencia real del móvil (al menos mientras los móviles sigan siendo tan grandes y pesados) podrán activar de nuevo esta categoría en menos de cinco años. La eSim puede revolucionar las categorías periféricas al móvil pues le da cierta ubicuidad y cada dispositivo puede ser un front de un móvil en la nube (la tele, el microondas… Móviles everywhere). Y en este escenario, el reloj sería un terminal más. ¿Por qué no?

    • Rafa González - 8 diciembre 2016 - 12:36

      Donde he puesto Android quería decir «no apple» pues éste como sabéis lleva Tizen.

    • Krigan - 8 diciembre 2016 - 17:15

      La eSim es un avance que sin duda será muy útil en smartwatches, e incluso en móviles, pero las teles ya hace unos cuantos años que tienen wifi, y como son aparatos estáticos no necesitan más. Y sin embargo, se siguen usando principalmente para lo que siempre se han usado las teles, listas o tontas: para ver contenidos de vídeo.

      Eso no quiere decir que no haya mucho terreno libre para la innovación, lo hay, pero seguimos hablando de ver vídeo.

  • #012
    Pablo - 9 diciembre 2016 - 00:08

    Pues yo creo que simplemente los PEBBLE, ofrecen lo mínimo que tiene que ofrecer un smartwatch, cosa que no ofrecen el resto, o ninguno.
    Primero, ofrecer 10 días de duracion de batería, frente a 1 o 2 (y eso que no están siempre encendidos) marca una diferencia abismal. Segundo… esas pantallas «preciosas» que al final, están apagadas cuando las miras… o que mejor aún, vas en moto, o corriendo, y a pleno sol no se ven… ¿de que sirven?¿de que sirve tanta resolucion, tantos colores, si no son capaces de mostrar nada, ni siquiera la hora? Aquí PEBBLE vuelve a marcar la diferencia, ofreciendo una pantalla e-paper que es, como se espera, siempre encendida, siempre mostrando la informacion, la hora o lo que sea, y SIEMPRE visible, da igual donde o cómo estés. Partiendo de todo esto, Pebble tiene un smartwatch que puede parecer sencillo o simple, pero SUPERA a todos… es capaz de dar la hora, puedes personalizar esferas, ver notificaciones, mensajes… no sólo es capaz de hacelro, si no de que lo puedas ver en todo momento y haciendo lo que quieras…lo pudes cargar cada 10 días (jamás te dejará tirado)… entonces podemos decir que es un smartwatch simple, pero todo lo que hace lo hace BIEN… yo no espero más de un smartwatch, el resto me parece para enseñar a los amigos, espectacular, pero poco práctico. Saludos

    • DaniP - 12 diciembre 2016 - 23:41

      Totalmente de acuerdo con el comentario 11 de Pablo. Es una pena que pese a haber acertado plenamente en el producto no hayan podido resolver la capitalización como empresa, condenando una gran idea ganadora.
      Espero que mi Pebble Classic pueda seguir funcionado todavía bastante más tiempo :-/

  • #014
    indara - 15 diciembre 2016 - 22:54

    No voy a decir nada que no se haya dicho ya, pero prefiero tener un pebble con pantalla de tinta electrónica ipaper que me deje una duración de 10 días a tener una amoled o retina y que me dure 1dia!!!.
    Esto va por todos los relojes que no pueden hacer pasar su dispositivo a mas de un día,una caca… para mi.
    Como los mobiles que se cargan todos los días es un horror,no puedo ni consentiré estar pendiente de estar cargándolo a cada dos por tres, por eso me compre la mediapad x2, 5.000-MAH, que por lo menos me dura 3 días que ya es un logro y mi pebble time steel rojo, precioso recién comprado que actualmente voy por el sexto día de batería y estoy que no me lo creo, lo dicho.
    Que como en el pebble time no vamos ver fotos ni películas ¿para que queremos una pantalla retina en un reloj tan pequeño si luego no es capaz de ofrecer días y días de batería,?luego estable precio desorbitado de los demás relojes.seguro que a los pebble les quedan todavía muchos años por delante.

  • #015
    Mario - 19 diciembre 2016 - 14:48

    De acuerdo con el artículo y los comentarios, pero aporto un dato adicional.
    Compré un pebble hace más de 2 años y Amazon me lo tuvo que reemplazar TRES veces por fallos en la pantalla. Vamos, que el producto también es malo de cuidado.

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