Analizando el clicktivismo

Activismo a golpe de clic - El Pais (pdf)Rosa Alvares, de El País, me envió un cuestionario intentando llevar a cabo un pequeño análisis sobre el auge de las plataformas e iniciativas que surgen en torno al llamado «clicktivismo», la firma de peticiones en la red para todo tipo de fines, y el pasado domingo me citó brevemente en su artículo titulado «Activismo a golpe de clic» (pdf), en El País Semanal.

A continuación, el intercambio completo de preguntas y respuestas que mantuve con Rosa:

 

P. Causas virtuales, ¿compromiso virtual?

R. Indudablemente, el nivel de compromiso que se genera con una acción de clicktivismo es menor que el que se origina con una acción de activismo tradicional: una buena parte de la percepción de ese compromiso proviene precisamente de la fricción, de la necesidad de bajar a la calle, participar en una manifestación o protesta, etc. Al llevar este tipo de acciones a un proceso de registro – solo si es la primera vez – y un clic, la percepción de implicación desciende, aunque se mantiene el interés y la inquietud por recibir información sobre el resultado de la acción. De hecho, la mayor parte de las páginas que desarrollan este tipo de actividades mantienen el contacto con los firmantes para proporcionarles más información sobre la causa que han apoyado.

P. El clicktivismo predispone a los ciudadanos a ser más comprometidos dadas las facilidades que tienen para actuar? ¿Puede ser un paso previo a la acción directa? ¿O es un activismo descafeinado?

R. El clicktivismo incrementa el nivel de accesibilidad y visibilidad de las campañas: el usuario se encuentra mucho más expuesto a un número mucho mayor de causas, muchas de las cuales le habrían pasado completamente desapercibidas de no haber sido por los mensajes de la página o por la difusión que llevan a cabo otros usuarios. Este hecho, unido al de la escasa fricción implicada, genera que se preste apoyo a causas que, en circunstancias normales, no lo habrían obtenido. El hecho de que todo el proceso se lleve a cabo sin intervención humana, sin tener que hablar con nadie, genera también una sensación de mayor facilidad. Las personas, sin embargo, tienen un cierto «umbral» para este tipo de actividades, lo que puede generar un cierto efecto de «dilución» a medida que ese número de campañas se incrementa.

P. Estas iniciativas son eficaces digamos en un mundo global o más bien solo una ayuda para mejorar nuestro entorno inmediato?

R. Lo más habitual es circunscribirlas a nuestro entorno cercano, a nuestro país. Existen campañas globales y algunas de ellas han tenido éxitos notables, pero típicamente se genera una percepción mayor de empatía y de tangibilidad mediante la proximidad que genera el que la campaña esté en nuestro mismo entorno, o en uno con el que tenemos cierta familiaridad.

P. Muchos ciudadanos ven en el clicktivismo una forma directa de conseguir sus deseos, más que en la urnas, votando cada cuatro años. ¿Le parece una impresión real?

R. Las campañas aportan visibilidad, permiten transmitir inquietudes ciudadanas y trasladar al político un cierto «pulso» de la opinión pública en función de su nivel de apoyo, pero no están integradas como tal en el sistema político, lo que puede hacer que los poderes públicos las ignoren completamente. En cualquier caso, esa visibilidad adicional puede incidir en que se tomen medidas para intentar aportar una pluralidad de puntos de visto u opiniones más elevada, para abrir procesos de consultas con implicados o para, en general, dar mayor voz a los ciudadanos. Pero para esto, obviamente, es preciso que exista un cierto nivel de sensibilidad y voluntad política.

P. ¿Qué tiene de positivo el clicktivismo?

R. El clicktivismo supone, en cierto sentido, una «caída del caballo» para el ciudadano: cuando participa, toma conciencia de que la red ha hecho posible una bidireccionalidad muy superior, y empieza a reclamar de manera instintiva que esa bidireccionalidad se extienda y alcance otros elementos de la vida pública. Tras hacer peticiones, suele generarse una mayor conciencia de participación, que se asume que forma parte de una evolución natural a medio/largo plazo de la política tal y como la conocemos. Si nos fijamos en países con más tradición en el uso de la red, como los Estados Unidos, podemos ver la articulación de cada vez más mecanismos para la participación en la vida pública: los mensajes del presidente del gobierno aparecen en YouTube y cuentan con comentarios abiertos, la página gubernamental tiene su propio mecanismo para acomodar peticiones populares (que además obliga al propio gobierno a responder si se supera un determinado umbral de apoyo), etc.

P. ¿Crees que es un arma realmente efectiva para movilizar a los ciudadanos? ¿Más que las propias urnas?

R. El papel de ambos mecanismos es diferente. La urnas o los mecanismos de voto electrónico son generalmente vinculantes e iniciados por el gobierno, mientras que las páginas de peticiones suelen ser no gubernamentales y simplemente tratar de influir en el gobierno o en las partes afectadas de forma no vinculante. Ambos mecanismos pueden tener un papel perfectamente compatible y activo en una democracia sana.

P. ¿Y no hay un riesgo de banalización, de que la gente firme o dé un like de forma frívola, sin implicarse en realidad en las causas?

R. Lógicamente, la ausencia de fricción en el proceso puede generar que, en algunas ocasiones, se preste apoyo a causas de manera relativamente «alegre», sin pensar demasiado en las consecuencias o sin pararse a razonar, por ejemplo, las posibles contrapartidas de una generalización de la acción solicitada. Sin embargo, este tipo de problemas tiende a normalizarse, a afectar únicamente a un cierto porcentaje residual de usuarios: resultaría absurdo tratar de descalificar una petición con un apoyo masivo en virtud de este tipo de procesos.

P. ¿Podrías darme algún «consejo para el perfecto clicktivista»?

R. La recomendación general es tratar de llevar a cabo un análisis lo más completo posible de la petición: quién la lanza, qué intereses puede tener más allá de los directamente expuestos en la petición, quién es y qué otras peticiones ha protagonizado (no tiene el mismo crédito alguien que lucha por una causa que conoce de cerca, que alguien que simplemente se dedica a lanzar peticiones de distintos tipos cada semana como si fuese parte de algún tipo de reafirmación social, por ejemplo), qué consecuencias podría tener si la petición tuviese éxito y se generalizasen otras similares, cómo afecta a los distintos actores implicados, etc.

4 comentarios

  • #001
    Pedro - 31 marzo 2015 - 13:19

    Avaaz o Change son empresas con animo de lucro que abusan del marketing.

    Creo en la iniciativa privada, pero hay temas de principios donde la rentabilidad no puede ser una cuestion relevante.

    Wikipedia nos ha pedido donativos estos días. Yo suelo colaborar tambien con Mozilla y otras inicitivas, sin animo de lucro, por y para los ciudadanos.

  • #002
    Ignacio - 31 marzo 2015 - 15:10

    A mi me esta pareciendo de lo mas interesante el «empoderamiento ciudadano» de Podemos y sus distintos mecanismos de clicktivismo: http://podemos.info/participa/herramientas/

    Hasta el punto de que en sus estatutos fijan umbrales para que las votaciones en el Reddit de Podemos sean vinculantes.

    Esta siendo una experiencia realmente interesante, en constante evolucion, con sus contradicciones y fallos, y tambien con un sin fin de posibilidades presentes y futuras.

    Creo que son iniciativas que con el tiempo van a ser depuradas, normalizadas y utilizadas por la gran mayoria de actores politicos vengan de donde vengan.

  • #003
    Aitor - 31 marzo 2015 - 18:30

    Enrique… Para cliktivismo éste: Buscar y dar «click»

    – Hay «una cosa o algo digital» teoricamente ilegal y que ha prohibido o bloqueaso en España.
    – Un amigo lo tiene.
    – Voy a su casa y «lo tengo».

    – Hay un portal que, en España, han prohibido y bloqueado por DNS.
    – Busco ese sitio en un buscador.
    – Dicho buscador, para ganar dinero, me llevará a ese sitio por su(s) DNS por donde quiera y como quiera.

    – Resumiendo: Yo busco, yo pincho y yo pago a través de mi compañía de Internet.
    – La oraleja y resultado final es que es una norma, una ley, una idiotez y una nueva forma de robo que hace que el dinero se vaya de España y no vuelva.

    Saludos.

    In Secuola Seculorum. Amén.

  • #004
    Antonio Castro - 2 abril 2015 - 09:39

    #003 Compartir no es ilegal, enlazar tampoco. Para meter la cuña en el tema que te obsesiona parece que vale todo. El tema del post nada tiene que ver con tu malsana obsesión. Te lo dice alguien que no descarga pelís y que casi todos los meses va al cine.

    El clicktivismo en el caso de Avaaz o Change ha derivado en Spam. Al final se me quitan las ganas de participar incluso en las pocas iniciativas que tienen más sentido para mí. Son muy cansinos.

Dejar un Comentario

Los comentarios están cerrados