Google Now: entre lo útil y lo inquietante

GoogleNowScreenshotUna captura de código de una página de Google en pruebas parece indicar que la compañía está dispuesta a extender su asistente personal, Google Now, hasta el momento solo disponible para Android, nada menos que a su página web, probablemente en forma de app para Chrome. El desarrollo proporcionaría a Google Now una visibilidad muchísimo mayor que la que actualmente tiene, pero me parece interesante plantearse a qué precio.

Mi experiencia hasta el momento con Google Now ha sido desigual, tirando más bien a decepcionante. Al principio, las tarjetas de tiempos de desplazamiento – dato que ya tenía disponible con Waze – me parecían interesantes y razonablemente bien calculadas, aunque no pasaban de una utilidad meramente anecdótica. Otras tarjetas, como las de aviso de «vete saliendo para tu próxima reunión en tal sitio», me parecían una buena idea porque soy de natural más bien difuso, pero en la práctica no llegaban a hacerme falta nunca, y tampoco salían con la regularidad suficiente como para quedarse esperando por ellas. Y en cuanto salía de una cierta rutina regular (de casa al trabajo y del trabajo a casa), las sugerencias eran de todo menos útiles: lugares que extraía de razonamientos que no alcanzo a entender, sugerencias de hoteles en los que nunca había estado ni esperaba estar, y recomendaciones que, como mínimo, resultaban desacertadas y difíciles de entender.

En paralelo, un cierto tufillo inquietante, ese punto de materialización de que «Google lo sabe todo» que si bien a mí nunca me ha resultado demasiado preocupante (o tal vez sea que mi enorme curiosidad por el tema supera a cualquiera de mis posibles recelos), sí veía posible que generase una cierta preocupación en otras personas. Cuando lo empecé a introducir en mis contenidos habituales en clase, confirmé esa impresión: un porcentaje relativamente elevado de alumnos en diferentes niveles de edad afirmaban que Google Now les resultaba inquietante, y algunos llegaban a adjetivarlo como «creepy».

La decisión de llevar el producto a la web es, como mínimo, algo que hay que sopesar cuidadosamente con ese factor. El googler medio o determinados tipos de usuarios no ven ningún problema en que un asistente virtual combine todo lo que sabe de ellos a través de toda su línea de productos para recomendarles acciones en cada momento, o que incorpore mensajes del sistema público de alertas ciudadanas. Es más: posiblemente, si son usuarios de muchos productos de Google, las recomendaciones mejoren sensiblemente en calidad. Pero a muchos de los usuarios medios que conozco, la idea de que esa página de Google que utilizan casi como sinónimo de internet les diga de repente que «vayan saliendo de casa, que si no, van a llegar tarde a la cena en el restaurante» hace prácticamente que miren nerviosos a su alrededor como intentando encontrar dónde está la cámara oculta.

Que sí, que todos sabemos que Google sabe mucho de nosotros, pero solo los usuarios avanzados saben cómo llegar al panel de control de privacidad, y la casi totalidad de los que he visto entrar en él no pueden evitar sentir una cierta inquietud. Y es precisamente ese «hacer tangible y evidente lo mucho que sabe Google de uno», esa evocación casi orwelliana, lo que me lleva a plantearme si Google Now, aún siendo un producto técnicamente impresionante, será una buena o una mala idea una vez llevada a la web. Aparte, por supuesto, de lo que significa que la página de Google rellene toda su inmensa blancura minimalista con algo que, salvando las distancias, podría recordar a la idea de «portal» que tantos recuerdos nos trae de los ’90…

15 comentarios

  • #001
    Mario - 23 abril 2013 - 04:47

    Google desarrolla una suerte de super valet/secretaria virtual que te va a indicar qué vestir (clima), qué ruta tomar (tráfico), qué almorzar (calorías), qué leer (buscador), qué comprar (publicidad), enfin, esas miles de decisiones diarias que en cierta medida nos hacían sentir libres -y cometer errores es una parte importante de sentirse libres. Lo que Google nos ofrece es que un algoritmo gobierne nuestras vidas y poder contar todos con servicios de asistencia personal de valets o secretarias, que eran el lujo de los privilegidos de antaño; su precio: eliminar el error, el azar de nuestras vidas, y renunciar a nuestra privacidad.

    Lo que sucede es que nuestra relación con los valets o las secretarias de antaño que cumplían estas mismas tareas -para quienes los tuvieron-, era claramente de subordinación. Aceptábamos de buena fe la presencia de estos extraños y su conocimiento de nuestras actividades más íntimas, renunciábamos también a nuestra privacidad, pero porque se trataba de humanos que estaban a nuestro servicio, elegidos por nosotros para velar por nuestros intereses, y lo más importante, que podíamos despedir a voluntad o con quienes desarrollábamos una relación sólida de confianza.

    Nunca va a suceder lo mismo con el gigante de Mountain View. En primerísimo lugar, al valet «Mister G» sólo le interesan sus propios intereses y muy concretamente los resultados trimestrales. Si para lograr eso nos tienen que «sugerir» una compra inútil o que comamos un tipo de alimento auspiciado, lo harán. En segundo lugar no se puede despedir a Google, así destruya nuestra confianza como le ha sucedido a Enrique hace poco con el Reader o a mí hace más años con el Gmail. La finalidad de los servicios de Mister G es tornarse imprescindibles, por comodidad, gratuidad, etc., y es imposible ser internauta hoy en día sin abrir una cuenta en Google, aunque solo sea para Youtube. Tercero, yo sí reclamo mi derecho a equivocarme, a tomar la ruta más larga porque me gusta un río, a pagar demás porque me gusta la vendedora, a olvidarme de los cumpleaños, a ser irracional, ingobernable, impredecible.

    ¿Qué opción me gustaría a los servicios de Mister G? Una internet totalmente subordinada a mis necesidades, que no sepa nunca quien soy pero que a un click, y solo si me apetece, me de la ruta, el clima o mi conteo de calorías. No me interesa que nadie, y menos una empresa, quiera saber más de mi que yo mismo. Más aún, esa sola idea como visión de negocio me parece inquietante y me hace sentir dentro de un panóptico digital contra mi voluntad.

    OFF TOPIC: No sé si habías leido los ToS de Google Glasses, super innovadores y como para no dejar dudas de que su priodidad está puesta en obtener nuestra data y no en ofrecer un gadget de avanzada. Una vez que tienes unos, ya no puedes «revender, prestar, transferir o dar» -parece un dvd- tu aparato a ninguna otra persona sino te desconectan. Puedes eso sí, dar unos nuevos como regalo a tu mujer, pero ella tiene que activarlos registrándose en Google Wallet y ella ya no podrá «revender, prestar, etc.» Obviamente, lo que pasa aquí es que si la gente empieza a prestar sus lentes a sus amigos la data que obtiene Google estará corrupta.

    Parece que para Google ya no es tan cool «compartir» -así se dice no?- sus lentes como sí las creaciones de terceros. ¿Qué dirán la EFF, PK, Techdirt de esto? Tanta libertad reclamada para «crackear» la PS3, para «liberar» al consumidor de música del pago de derechos de autor, para eliminar los DRM y cuanta restricción haya, tanta lucha por el «yo hago lo que me da la gana», y ahora sucede que no puedes ni prestar unos lentes a tu hijo que se va de vacaciones. Si te sirve de consuelo, al menos todavía puedes dar tus viejos dvds a la caridad o vender legalmente tu colección de vinilos. La historia en PC Magazine:
    http://www.pcmag.com/article2/0,2817,2417896,00.asp

  • #002
    Krigan - 23 abril 2013 - 08:57

    Mario:

    Naturalmente, la gente hará lo que quiera con sus gafas, y si es necesario romper alguna protección, se romperá. Eso suponiendo que la gente llegue a comprarlas, claro, porque todavía está por ver si van a tener éxito.

    No somos nosotros los que hemos de replantearnos nada, sino tú. Un DVD se puede revender o alquilar, una peli comprada en Internet no. Como además lleve DRM, ni siquiera la vas a poder ver en los dispositivos que quieras, y no digamos ya el prestarla a un amigo. El infierno de las restricciones es para quien hace caso a Satán. Los que seguimos el lado luminoso de la Fuerza no tenemos esos problemas.

  • #003
    Pit - 23 abril 2013 - 09:49

    No era difícil aventurar esta deriva de Google. Es una empresa cotizada y, eso, desde los 90, implica que la gestión de la empresa se orienta casi exclusivamente a que el valor de la acción suba AHORA. Y para que eso ocurra, no es suficiente con que los pricipales medidores económicos de la compañía mejoren, sino que deben hacerlo por encima de lo esperado. Y eso, para empresas exitosas, implica que cada año crezca más que el anterior …

    Esto no suele ser bueno para la compañía a largo plazo, pero ahora mismo, los accionistas y demás stakeholders «don’t give a shit for it». Estabilizarse por encima de 800$ y llegar a 850$ requiere muchos más ingresos que los que puede obtener con sus ingresos actuales, porque el mercado acual es cortoplacista.

    De modo que es inevitable que una vez estabilizado el crecimiento (ojo, digo el crecimiento, no su cifra) de sus ingresos publicitarios «tradicionales», la dirección de Google se ve obligada a convertir en caja todos los servicios que potencialmente tenga esa posibilidad, y a eliminar los que no. Y no encuentro un verbo mejor que obligar

    En mi opiniíon, no hemos visto nada aún …

  • #004
    Hume - 23 abril 2013 - 10:07

    Concuerdo con el sentido de las afirmaciones hechas tanto por Enrique como por muchos comentaristas. No me considero una persona especialmente paranóica: uso la red, compro… pero la deriva que google está adoptando en los últimos tiempos me causa recelos y, de hecho, estoy empezando a migrar los servicios.

    La diferencia con otras empresas de la red (Microsoft, Apple…) es que estas obtienen ingresos de otras fuentes (venta de software o hardware), mientras que facebook (que personalmente no uso) o google se nutren exclusivamente de los ingresos por publicidad y eso, en estos momentos, me hace desconfiar excesivamente de ellos, porque da la sensación de que están en esa fase de «todo por la pasta».

    En esta vida, la confianza es algo esencial y lo malo de la confianza es que cuando se rompe, está rota.

  • #005
    Jos - 23 abril 2013 - 10:54

    Se nota que Edans ya empieza a ser mayorcete para ciertas innovaciones.

  • #006
    Manuel - 23 abril 2013 - 11:43

    Bueno Enrique, ya sabes lo que dicen «Google ya sabe sobre ti mucho más de lo que necesita. Si no te da respuestas obvias, si no se adelanta a tus necesidades, es simplemente porque no estamos preparados».

  • #007
    Hume - 23 abril 2013 - 12:53

    005 Se nota que se hace mayor y le entra el raciocinio.

  • #008
    Mario - 23 abril 2013 - 16:56

    #002. Naturalmente la gente NO hará lo que quiera con sus gafas porque se arriesgan a perder la conexión necesaria para que estas funcionen. A diferencia de otros compromisos que asumes cuando adquieres un producto, esta vez el fabricante sí tiene forma de descubrirte y hacer valer su contrato contigo.

    El punto es que estos ToS, sean efectivos o no, demuestran una enorme hipocresía por parte de Google que alienta y financia el lobby pro-piratería de la Free Internet, mientras que establece condiciones de uso para sus propios productos, más restrictivas que cualquier industria cultural.

  • #009
    Pedro - 23 abril 2013 - 18:33

    #008 Google es la empresa más hipócrita que te puedas echar a la cara. Que su lema sea «Don´t be evil» ya lo dice todo.

    Don´t be Google

  • #010
    Miguel Cuesta - 23 abril 2013 - 20:44

    No sé si has leído, Enrique, esta mañana en Technology Review, que han vuelto a hablar del mismo tema
    http://www.technologyreview.com/featuredstory/513696/deep-learning/
    Es un artículo más extendido (y mucho más interesante) que uno más corto que escribieron en enero sobre Ray Kurzweil, el fichaje estrella de Google en los últimos años
    http://www.technologyreview.com/view/510121/ray-kurzweil-plans-to-create-a-mind-at-google-and-have-it-serve-you/

    Google quiere crear un HAL «benigno» que nos ayude en nuestro día a día, un asistente personal que nos ayude en todo lo que nos interesa. Y para eso hay que ir entrenándolo con 1000s de parámetros personales.

    Este es, para mi sin duda, el proyecto que va a marcar el futuro de la compañía y que tendrá diversos interfaces, incluidas las gafas. Quizá sea un salto en las formas, pero no decubrimos nada nuevo que Google no haya estado recordando durante los últimos años. De hecho, cuando se lanzaron las «polémicas» búsquedas personalizadas en marzo de 2004, se lió una gordísima porque muchos usuarios veían un ataque a su privacidad. Ahora, creo que podríamos decir con mucha tranquilidad, que el 99% de nosotros no nos preocupamos de que Google sepa quiénes somos ni qué buscamos si nos ayuda a encontrar lo que deseamos.

    La historia se está repitiendo a lo largo de los años: aquí tiene usted una herramienta que le hará la vida más fácil, pero tiene el inconveniente de que un % de su privacidad quedará al descubierto en nuestros servidores. Ha pasado con las búsquedas personalizadas, con Gmail o con Android, pero casi todos estamos de acuerdo en que nos ayuda bastante.

    Ahora, como tú dices, está por ver que Google Now sea tan útil como esperamos.

  • #011
    Gorki - 23 abril 2013 - 21:06

    Siempre me divierte engañar a las máquinas, Es mi hobby, cuanto más crean que saben de mi, más me divierto llenándolas de datos falsos.

  • #012
    Krigan - 24 abril 2013 - 01:20

    Mario:

    ¿Mande? Cuando yo compro algo, no adquiero ningún compromiso, ni suscribo ningún contrato, simplemente lo pago y pasa a ser de mi propiedad. Google puede decir misa, los compradores van a hacer con esas gafas lo que les apetezca, que por algo han pagado por ellas. Los fabricantes de consolas también se pensaron que podían dictarle las reglas al comprador, y ya ves lo que pasó. Al fabricante que no le guste eso, que no venda el equipo, que lo alquile. Queda muy bonito decir que lo vendes, y luego querer seguir siendo el que manda sobre el equipo. Pues lo siento, no es así como funciona el mundo.

    En cuanto a hipocresías, mayor me parece la tuya. Mucho criticar a Google por sus gafas, pero no dices nada de una industria de contenidos que no permite revender ni prestar las pelis y canciones compradas en formato electrónico. Un poco de coherencia no te vendría mal.

  • #013
    Mario - 24 abril 2013 - 15:10

    012- Cuando compras algo sí adquieres compromisos, los ToS son contratos, lo responsable es cumplir los contratos que uno suscribe o si no te gustan no suscribirlos. Normas elementales de la vida en sociedad Krigan, otra cosa es que seas tan torpe que ni siquiera te das cuenta: estrella tú mismo tu coche y trata de cobrar el seguro, sumerge en agua tu laptop nueva y trata de hacer valer la garantía, sube un video pornográfico en tu cuenta de youtube, crackea tu PS3 y trata de jugar en linea. El «yo hago o que me da la gana» es un infantilismo majadero si cuando haces lo que te da la gana te expones a perder más, como es el caso con GoogleGlasses.

    Que un fabricante te diga como usar un producto y que te prive de su servicio si incumples tu obligación no es nada nuevo ni es ilegal, lo que objeto de Google es alentar el incumplmiento de restricciones frente a terceros cuando establece para sí restricciones aún mayores porque sabe que esta vez sí las puede hacer cumplir.

    Enfin, serás tú contra Google, o sea tú tratando de usar un gadget sin conectividad, sin aplicaciones, sin nada, y que le costó mil quinientos dólares. Suerte con ello.

  • #014
    Krigan - 25 abril 2013 - 00:15

    Mario:

    A ver si lo he entendido. Cuando compro unos zapatos, yo pago el precio íntegro, pero el que decide qué puedo hacer con los zapatos es el zapatero. El que pone la pasta soy yo, pero el vendedor sigue siendo el dueño. ¿Es eso? Total, los zapatos no fueron en realidad vendidos (pese a que en la tienda me dijeron que yo los estaba comprando), sino que fueron en realidad licenciados. Mi dinero, por supuesto, también fue licenciado, y el vendedor, por tanto, no puede usarlo en lo que quiera, sino que ha de atenerse a mi ToS.

    La ley apoya lo que digo, con independencia de si los zapatos incluyen o no tecnología patentada o software sujeto a derechos de autor. Se llama doctrina de la primera venta. Incluso si algún día los legisladores se volvieran majaras, y cambiasen la ley, seguiría siendo cierto lo que digo. Si no quieres que alguien haga lo que quiera con un objeto, más vale que no se lo vendas. Las reclamaciones posteriores del vendedor, tercera puerta a la derecha.

    En su día ya fue «yo contra Sony», y el que ganó fui yo. Dos veces. Acudí a una pequeña tienda cercana a mi hogar, y me chipearon la PS2. Compré una batería «especial» por Internet, e hice lo que quise con mi PSP.

    Google no alienta lo que dices. Por tanto, tu crítica carece de fundamento.

  • #015
    Krigan - 27 abril 2013 - 16:36

    Mario:

    Mira y aprende:

    http://es.engadget.com/2013/04/27/google-glass-acceso-root/

    Google Glass rooteado antes de salir al mercado.

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