The Washington Post y el neohumanismo

washington-postOtra noticia que debía haber comentado hace ya bastantes días: un medio de la tradición de The Washington Post publica una serie de normas restrictivas que pretenden regular la participación de sus redactores en la red. Una medida que supone ir en contra de un principio básico: los trabajadores son personas, y las personas, cada día más, se expresan en la red.

Vivimos un avance del neohumanismo: la exaltación de la persona y de su expresión en la red frente al corporativismo y la pertenencia a la empresa. ¿Qué aparece de ti cuando buscas tu nombre en la web? ¿Aparece tu nombre, o simplemente no estás? Y si estás, ¿eres «Fulanito, de la Empresa Tal», o simplemente «Fulanito»? Con el avance de la movilidad profesional, las personas ya no son una extensión de una empresa y de un cargo: son personas, con una expresión individual mediante las herramientas de la web social, y que – adicionalmente – pueden estar trabajando en una compañía. Al día siguiente podrán seguir en la misma compañía o estar en otra, podrán sentirse enormemente fieles y comprometidos con una empresa, pero eso no cambia lo fundamental, la diferencia entre el ser y el estar: seguirán siendo personas, por mucho tiempo que lleven en una compañía. Para el trabajador, la cuestión tiene una lógica aplastante, porque bien planteada, puede influir notablemente en su valor de mercado. Y para las compañías que aprenden a remar a favor de la corriente, aprovechar la proyección de sus trabajadores como personas en lugar de dedicarse a inhibirla es un paso cada día más lógico y racional.

El nuevo escenario de la web social requiere nuevas habilidades de gestión. En una situación así, que surgiesen potenciales fricciones entre la expresión de lo profesional y lo personal era simplemente cuestión de tiempo. En las primeras empresas que empezaron a plantearse este tipo de cuestiones, el tema se solventó mediante dos posibilidades: una, la vía del sentido común, utilizada entre otros por Microsoft: usa la web para lo que buenamente quieras, cuanto más la uses, mejor, porque eso incrementará tu proyección como persona y, en un modo más o menos directo, la de la compañía. Simplemente hazlo con sentido común: nadie en la compañía va a dedicar su tiempo a leer por encima de tu hombro lo que escribes, pero si lo que haces perjudica a tu empresa, tendrás lógicamente problemas si aspiras a permanecer en ella. Pura exaltación del sentido común, que seguramente sea muy recomendable cuando se combina con esquemas y culturas muy poco restrictivos. La segunda posibilidad, la escogida por empresas como IBM o Sun, es la de intentar reglamentarlo todo, toda la casuística y posibilidades: qué se puede decir, cómo se puede decir, con quién contrastarlo en caso de dudas, etc. En ambos casos, estos desarrollos de reglamentación se produjeron consultando directamente a los implicados: fueron en uno y otro caso los que en aquel momento escribían blogs en ambas compañías a los que se solicitó su participaron en wikis para discutir y dar cuerpo a esas políticas corporativas,  que además no quedaron «escritas en piedra», sino dotadas de mecanismos que las abren a cambios posteriores.

El Washington Post podía, en función de su cultura corporativa, haber optado por una vía u otra: confiarlo todo al sentido común de sus redactores (si eres redactor de deportes o de política, no crees una página de exaltación de un equipo o de un partido determinado, porque eso perjudica la imagen de objetividad que se le supone a un redactor del Washington Post), o bien abrir consultas con los implicados para permitirles definir la política de participación. Pero optar por una política muy restrictiva impulsada desde la dirección supone cercenar las posibilidades de desarrollo personal de aquellos que trabajan para el Washington Post: no eres persona, eres trabajador, y cuando alguien te busque en Internet, solo deben aparecer las noticias que escribes para nosotros. La expresión «All Washington Post journalists relinquish some of the personal privileges of private citizens» es incompatible incluso con la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Es un «no compro tu tiempo ni tus obras, compro tu alma», un «evita desarrollar tu dimensión personal». Una actitud que debería resultar inaceptable, convertir al Washington Post en un lugar poco atractivo para el desarrollo de una carrera profesional. En los tiempos que corren, un error.

15 comentarios

  • #001
    ismael peña-lópez - 4 octubre 2009 - 09:50

    Comparto tu opinión sobre la «nueva» «persona» en la Sociedad Red. Sin embargo, al margen de las cuestiones más personales, o humanísticas, me gustaría comentar algo que creo que te dejas fuera y que valdría la pena también sacar sobre la mesa y que es el ámbito estrictamente profesional: el ámbito del trabajador en red.

    A todos los niveles, pero con muchísima más fuerza entre los trabajadores del conocimiento — y los periodistas se ajustan al 100% en esa definición o perfil — la Sociedad de la Información está transformando las carreras profesionales.

    Cada vez se espera menos que uno se quede 40 años en la misma empresa. Cada vez se espera menos que una empresa haga lo mismo durante 40 años. Las relaciones entre distintas empresas y las relaciones entre trabajadores y empresas son cada vez más cambiantes. Son una red con nodos cuyas conexiones se crean y se destruyen.

    En este marco, un trabajador no puede permitirse quedar dentro de la caja negra de una empresa que le reportará poco más que anonimato en el mercado de trabajo.

    En mi propia experiencia, cada vez se valora menos el currículum «formal» y mucho más un currículum basado en competencias respaldadas por un buen portafolio.

    Que a un trabajador le impidan tener su presencia en la red no es sino un ataque a su propia proyección profesional, a la creación de su propia marca. Pero no para mejorar en su trayectoria, sino para mantenerla.

    En esas redes laborales o profesionales reconfigurables, hay que estar para ser.

  • #002
    Gorki - 4 octubre 2009 - 09:59

    ¿Y quien se estudia lo que puede decir y como lo puede decir antes de ponerse a escribir?
    Eso que indicas, tiene toda la pinta de ser un tocho de dimensiones bastante grandes, una especie de Manual de Estilo. No creo que en la práctica nadie consulte esas normas,

    Por mi experiencia, diría que es el resultado de un encargo a unos consultores externos un estudio sobre el uso de las comunicaciones en Internet. Los consultores somos una de las siete plagas de Egipto, tenemos que justificar nuestro sueldo, dando una maleta de documentos y manuales y una frase bonita,como «El Mercado es la meta», «Justo a tiempo» o «Programa, programa, programa» que decía el desaparecido Julio Anguita,

    Supongo que la frase en este caso es «¡Ojo!, el cliente lo lee» algo parecido decían en Inglaterra en 1945 respecto de los espías nazis.

    Es difícil que haya algo nuevo bajo el sol …. (Mi frase de consultor de hoy )

  • #003
    JFA - 4 octubre 2009 - 10:19

    No le auguro mucho éxito a The Washington Post, no… mira que hay gente empecinada en ponerle puertas al mar, parece mentira.

  • #004
    Benet M. Marcos - 4 octubre 2009 - 10:57

    Aparte de estas políticas restrictivas, que me parecen desacertadas, debemos tener presente que todavía existen millones de empresas que consideran al trabajador un número que les pertenece por el sueldo que le pagan, y que no sólo no elaboran políticas de este tipo (que sería un grandísimo avance), sino que le restringen el uso de redes sociales y, peor aún, de Internet. Hacerles cambiar la mentalidad en este punto es, lamentablemente, harto complicado. Está claro que muchas de estas empresas ya buscan en LinkedIn, Xing y otras redes al candidato ideal, pero de ahí a que el propio asalariado continúe promocionándose en redes una vez la empresa ha obtenido lo que quiere, continúa siendo una dificultad para el trabajador y, en España, incluso está «mal visto» en muchos casos.

  • #005
    JJ - 4 octubre 2009 - 11:25

    En las generaciones a las que nos ha cogido por sorpresa lo de las tecnologías de la información hay como dos bandos, unos que creen en la red como un mecanismo de comunicación capaz de mejorar todos los procesos profesionales productivos y otros que lo ven, en el mejor de los casos, como una especie de amenazante moda pasajera que hay que hacer olvidar.

    Los nativos digitales, por el simple hecho de vivir, ya dejan rastro en la red, y cada año que pasa ese rastro es más elaborado, su relación con la red es una especie de extensión de su persona. Decirles que no usen la red es como decirle a un ‘no nativo’ cómo tiene que vestir fuera de sus horas de trabajo, algo que como bien dices es inaceptable.

  • #006
    Sergio - 4 octubre 2009 - 11:27

    Me llama poderosamente la atención que una empresa que vive, supuestamente, de la posibilidad de expresarse libremente ponga trabas a la libertad de expresión de sus empleados.

    Increíble.

  • #007
    Luis - 4 octubre 2009 - 11:40

    Muy buen post.
    La cuestión es cómo fijar unas normas que respeten la libertad de expresión manteniendo el compromiso hacia una empresa.
    Y esto afecta al periodista, pero también al médico o al policía.

    Un saludo

  • #008
    Santiago Bonet - 4 octubre 2009 - 12:08

    Hola Enrique:

    Creo que la clave radica en dos factores:

    1) BENEFICIO: Si analizas la entrevista que me hicieron hace unos dias sobre el uso de web 2.0 y redes sociales en pymes http://bit.ly/QUHQ5 explicaba que la principal barrera de la difusión de web 2.0 es la falta de formación por no ver claros los beneficios de su uso, es decir, si la relación de la EMPRESA y el PROFESIONAL es WIN-WIN, no tiene porqué haber problemas, si no es cuando los hay.

    2) CONFIANZA: En el transfondo del neohumanismo que comentas, el pegamento que une a la EMPRESA y al PROFESIONAL, se llama confianza, en el momento que una EMPRESA decide no poner trabas para que un PROFESIONAL aprenda mediante la innovación que supone el uso de los canales web 2.0, seguro que algún día se equivocará porque es humano equivocarse, no somos máquinas, pero para eso está la corrección de los errores, leáse pedir disculpas si procede, tal y como explicaba el viernes 2-oct Victor Puig en su ponencia sobre ‘Gestión de la Reputación Online’ en el SEARCH CONGRESS VALENCIA, http://bit.ly/2Ngo8H «cuando haces ‘publish’ ya no hay ‘stop’ ” y «Participa de forma transparente, no intentes engañar al usuario. Explicale porque y dile la verdad, como lo vas a arreglar, disculparte,…»

    Saludos,
    Santi

  • #009
    Mediosordo - 4 octubre 2009 - 13:06

    Curiosamente el Washington Post publicaba en Junio una extensa columna acerca del «periodista como marca», aprovechando el estreno en la red de True/Slant.

  • #010
    Gorki - 4 octubre 2009 - 14:58

    En las generaciones a las que nos ha cogido por sorpresa lo de las tecnologías de la información

    ¿Hasta cuando va a ser una sorpresa el ordenador en este país?. IBM se estabecido¡ en España, mas o menos, en el año 1945, pronto la siguieron NCR y BULL y bastante después llegaron las japonesas con Fujitsu pero quizá estemos hablando de 1980, El propio Pc tiene 20 años. En este tiempo han nacido y muerto compañias de ordenadores, el SIMO tuvo su nacimiento en el retiro y murio el año pasado en el Palacio de Esposiciones, la industria nacional produjo sus propios modelos de la mano del INI, hoy desaparecido, y todos hemos visto usar ordenadores en los bancos desde hace mas de 20 años.

    Hablar en el 2009 de que la mecanizacion nos ha cogido por sorpresa, es como si yo al comenzaren 1970 a trabajar, me sorprendiera del teléfono automático, de la existencia de los bolígrafos, o de las calculadoras mecánicas..

    Creo que debemos a comenzar a buscar otras disculpas para nuestros errores.

    El documento en cuestión, es una simple intención de poner la venda antes que se produzca la herida y un caso de entre miles de excesos de mando, que no tienen demasiada importancia, Es como si pasaran una circular, informando que el último que salga debe apaguar la luz y cierrala puerta, o recriminar por el uso excesivo de la fotocopiadora, o dando normas para el uso del teléfono de la oficina.

    En definitiva, es una tontería de la direccion, que también tiene derecho a meter la pata en asuntos de este calibre.

  • #011
    Michael - 4 octubre 2009 - 18:09

    Como el Washington Post acaba de verse involucrado en varios mini-escándalos periodísticos debido a decisiones francamente estúpidas que no hubieran salido a la luz en otras épocas, lo único que piden ahora es que nadie deje constancia de sus prejuicios y distorsiones de la información en la web, donde los lectores – que son cada día menos – lo puedan analizar y comentar. La dirección de el Post, igual que la del New York Times, no ha sabido mantenerse a la altura de las nuevas tecnologías de la información-comunicación. Y no les interesa hacerlo, tampoco: es absurdo pensar que estas normas van a evitar los problemas. Para eso, tendrían que cerrar los comentarios, que no me sorprendería nada que lo intentaran, pero eso sólo provocaría la huida de aún más de sus fieles aunque defraudados lectores.

  • #012
    esanchez - 4 octubre 2009 - 19:24

    Pues tal y como son los americanos, no me extrañaría que empezaran a caerles demandas por mobbing. Limitar la libertad personal impidiendo la comunicación se podría interpretar como un abuso por parte del empleador.

  • #013
    Armando Liussi Depaoli - 5 octubre 2009 - 10:16

    Coincido contigo en cuanto a lo restrictivo de la politica hacia los trabajadores Washington Post: no eres persona, eres trabajador.

    Pero en una ellas -la primera que tomeen consideración- es aquella que dice:
    Post journalists should not be involved in any social networks related to advocacy or a special interest regarding topics they cover, unless specifically permitted by a supervising editor for reporting and so long as other standards of transparency are maintained while doing any such reporting.

    ¿En serio le están diciendo eso a un periodista de investigación?

  • #014
    HectorMontenegro - 5 octubre 2009 - 18:14

    Como Bloguero de una empresa a la que Enrique hace mención, Microsoft, diré que en efecto la libertad es grande, nadie revisa una coma de lo que escribo o dejo de escribir, y el sentido común aplica en cada post.
    Pero si es cierto que uno se autoimpone cierta autocensura de supervivencia: nunca blogueo algo sobre lo que no creo o sobre lo que no me apetece, pero tambien es cierto que la prudencia te dicta no bloguear en contra de tu compañía. Si discrepo en algo, simplemente no blogueo sobre ello.
    Tambien es importante no «ceder» a sugerencias de compañeros de Marketing ;-) Si lo hiciera, poca diferencia habría entre el blog y la pagina oficial de Prensa de Microsoft.
    Otra circunstancia curiosa es que simplemente no es posible desvincularte de la empresa a la que perteneces desde el blog. Porque aunque lo intentes, y realmente pienses que lo consigues, siempre vendrá alguien a recordarte con el típico: «claro, que vas a decir. Te paga Microsoft …»

  • #015
    Marc Serrano i Òssul - 6 octubre 2009 - 10:30

    Un sonoro aplauso desde el Vallès.

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