Prólogo de #CardioTuit: aplicaciones profesionales de Twitter en Medicina

CardioTuitJosé Juan Gómez de Diego, cardiólogo del Hospital Clínico de Madrid, me contactó hace algunos meses para presentarme un proyecto que me pareció muy interesante: el desarrollo de un libro en el que se detallaban las prácticas y recomendaciones del uso de Twitter para la práctica médica en general, y de la Cardiología en particular. Básicamente, una guía sencilla de Twitter para cardiólogos, creado a partir de una serie de conversaciones de usuarios convencidos que formaron el grupo informal Cardiotuiteros en la Sociedad Española de Cardiología (SEC), y que pusieron en marcha el proyecto contando de entrada con poco más que su entusiasmo por el tema. Pero como en tantos otros proyectos, el entusiasmo es contagioso, y si se tiene interés por hacer algo, terminan por aparecer recursos para ello.

Finalmente, el libro ha sido publicado por la Sociedad Española de Cardiología con la colaboración de la farmacéutica Daiichi-Sankyo, presentado en el Congreso Nacional de Santiago de Compostela, y desde hace un par de semanas está disponible para su descarga en esta página, en pdf o en ePub. También se puede leer una crónica informal del desarrollo del proyecto en la página de José Juan.

El libro está teniendo un importante efecto en la imagen del colectivo de cardiólogos españoles a nivel internacional: en la última edición del Congreso de la American Heart Association (#AHA14), el congreso más importante en el área con más de 18.000 asistentes en el que se suelen presentar varios de los ensayos clínicos importantes del año, los representantes españoles fueron varios cardiotuiteros, autores de algunos de los capítulos del libro. La consecuencia fue que seis cuentas españolas figurasen en el Top10 de influencers del congreso, la transmisión casi en streaming directo de las sesiones más importantes, una visibilidad espectacular para la SEC, y la difusión del congreso en castellano a países latinoamericanos, uno de los objetivos estratégicos de la SEC, que desde hace años es, sin duda, la asociación médica con más interés y proyección por el desarrollo del entorno tecnológico y la adaptación de sus profesionales al mismo. 

A continuación, el texto completo de mi prólogo:

 

Prólogo

El uso de la web social en España sigue una pauta muy interesante: por un lado, somos un país en el que las dinámicas de adopción siguen parámetros, en muchas ocasiones, exponenciales: todos tenemos un amigo, un vecino o un familiar que “sabe de tecnología” y que influencia nuestras decisiones de uso cuando nos cuenta cosas, y la figura del “cuñado tecnológico” está claramente situada en el imaginario colectivo patrio.

Procesos de expansión meteóricos, como el que llevó a situar a nuestro país como el de mayor cuota de mercado de Google en todo el mundo (con un aplastante 97%) a principios de este siglo, o el que recientemente ha incorporado la conjugación de WhatsApp como verbo al vocabulario habitual, dejan claro que en España, cuando la tecnología prende en la sociedad, prende de verdad.

Por otro lado, esa dinámica de difusión social tan hiperactiva choca con otras realidades, como mínimo, curiosas: colectivos que permanecen al margen de la innovación tecnológica aunque aparentemente no deberían estarlo. Y en ese sentido, el de los profesionales de la Medicina es un caso claro: a pesar de desarrollar su trabajo diario rodeados de aparatos que podríamos considerar de alta tecnología, los médicos parecen despreciar todo lo que supone una web social que les lleva a lidiar todos los días en sus consultas con pacientes que invocan la supuesta sabiduría del “Doctor Google” o que pretenden discutir sus diagnósticos como si el facultativo pudiese dedicar toda una tarde – o un trimestre – a explicar los pormenores de sus decisiones. Mientras muchas otras profesiones parecen, de forma más pausada o más rápida, abrazar cierta implicación de sus actividades en la web social, la medicina permanece, salvo honrosas excepciones, llamativamente refractaria.

Los potenciales beneficios de integrar la actividad de los profesionales de la medicina con la web social son impresionantes. De hecho, podríamos vaticinar que el desarrollo y la popularización de la web social va, en muchos sentidos, a cambiar la práctica médica tal y como la conocemos. La progresiva popularización de loswearables, el desarrollo de dispositivos diagnósticos de uso doméstico pero de gran precisión que permanecen conectados a aplicaciones en la web, los avances dentro de la tendencia denominada como “quantified self” y el avance en la concienciación de los posibles beneficios de un control más habitual nos abocan a una gestión de la salud cada vez más continua, más basada en la prevención y en la monitorización habitual de los posibles síntomas. Es posible que este tipo de gestión arranque únicamente con determinados tipos de perfiles de paciente, pero terminarán por extenderse y por implantarse en el conjunto de la sociedad.

Al tiempo, la labor de algunos – pocos, por el momento – profesionales está contribuyendo en gran medida a rellenar el vacío que existía entre el paciente y el facultativo. De una era en la que el profesional tenía un estatus muy similar al del “brujo de la tribu”, pasamos a una era de información ubicua, con redes que permiten contactar con otros pacientes que tienen una dolencia similar, o incluso con foros que permiten evaluar diversos aspectos de los profesionales como si de cualquier otra profesión se tratase. La reacción de los médicos ante ese entorno de mayor presión es variada, y no siempre positiva. Que tus pacientes te evalúen con estrellitas en función de cuál ha sido su experiencia contigo y que de un factor tan aparentemente poco riguroso como ese puedan depender cuestiones tan importantes como el rendimiento económico o la demanda de tu práctica médica no es una cuestión sencilla, pero todo indica que va a ser uno de los elementos que de ninguna manera van a retroceder.

Por otro lado, crece el papel del profesional como elemento fundamental en esa gestión proactiva de la salud. Las labores de concienciación y de formación en determinados aspectos se convierten en prácticas capaces de salvar vidas humanas, con todo lo que ello conlleva. Contribuir a popularizar y difundir buenas prácticas relacionadas con la salud, hábitos saludables o procedimientos a llevar a cabo en caso de emergencias son cuestiones cuya importancia solo comprendemos cuando las vemos suceder en nuestro ámbito personal más cercano, pero que se están probando cada día más importantes.

Por otro lado, surge un nuevo tipo de profesional de la salud que aprende a utilizar las herramientas de la web social de una manera diferente: no simplemente como salida o “output” de su actividad, sino también como “input” de la misma, como forma de proponer una dieta informativa dinámica y adecuada. En efecto, las herramientas de la web social permiten el establecimiento de relaciones con otros profesionales a niveles que hasta ahora considerábamos imposibles: podemos seguir a facultativos de referencia mundial en sus áreas, y ver cómo la distancia “se aplana” cuando contestan a un tweet nuestro o valoran algo que hemos comentado con un retweet o un favorito. Podemos sentirnos mucho más cerca de sus comentarios, crear vínculos que desvirtualizar posteriormente en congresos o reuniones, y dar lugar a un entorno profesional mucho más fértil, más susceptible de mantenernos informados y vivos en una profesión con cierta facilidad para centrarnos únicamente en el día a día. Sin duda, cada vez más fuentes de información están adaptándose para llegar a los profesionales a través de herramientas presentes en la web social, con todo lo que ello conlleva.

A la hora de pensar en el futuro de la profesión médica, podemos estar plenamente seguros de que las herramientas de la web social van a jugar un papel cada vez más importante. Y es en ese momento, cuando consideramos esa evolución, cuando de verdad pasamos a valorar las iniciativas, al principio modestas y discretas, que algunos profesionales están comenzando a poner tímidamente en práctica. Porque, como ocurría en la película “The Matrix”, hablamos de cosas que “nadie puede contarte, sino que has de ver por ti mismo”. La experiencia práctica y el desarrollo de protocolos personales son cuestiones que se desarrollan con el uso, con cada conversación, con cada intercambio de experiencias, con cada participación en la comunidad. Tecla a tecla, con errores – a veces incómodos – y con aciertos. No se aprende de la experiencia de otros.

En todas las profesiones, más tarde o más temprano, surgen colectivos que se dan cuenta de la disonancia cognitiva que supone permanecer al margen de los avances y cambios de la sociedad. En la profesión médica, las iniciativas en este sentido, además de ser tardías, se han mantenido relativamente aisladas, restringidas al ámbito puramente personal, a las inquietudes de aquellos que, por la razón que fuese, mostraban una mayor afinidad por eso que algunos todavía califican como “nuevas tecnologías”, aunque muchas de ellas hayan cumplido ya más de una década de vida. Pero a lo largo del tiempo, muchas de esas personas se han ido encontrando, han ido intercambiando experiencias, tomando conciencia de la importancia de lo que hacían y del potencial que podía llegar a tener. Pacientemente, se han dedicado a refutar las acusaciones más habituales, en realidad auténticas excusas para no hacer nada: que no, que estar en las redes sociales no requiere una enorme dedicación de tiempo ni de recursos. Que sí, que puedo ser un buen médico y mantener una presencia habitual en Twitter. Que no, que mis pacientes no pierden todos simultáneamente la cordura y se dedican a acribillarme con consultas en medio de mi tiempo de ocio. Y un largo etcétera. En realidad, puro sentido común, pero que como en tantas otras ocasiones, prueba ser el menos común de los sentidos. Un trabajo meritorio, que está siendo capaz, poco a poco, de acercar la práctica médica al entorno y al contexto social en el que le ha tocado desarrollarse en esta segunda década del siglo XXI.

Y es en ese contexto donde iniciativas como las que dan lugar a este libro muestran verdaderamente su valor. Una iniciativa loable, una infusión de modernidad y de reciclaje en un colectivo que, decididamente, lo necesitaba, que no podía permanecer de espaldas a uno de los desarrollos que más está cambiando la sociedad tal y como la conocemos. Una iniciativa, además, con un potencial divulgativo y de concienciación enorme, en un ámbito en el que todos tenemos mucho que ganar. Decididamente, una iniciativa a seguir. De corazón.

3 comentarios

  • #001
    Antonio Castro - 24 noviembre 2014 - 09:22

    En general se hace un uso muy ineficiente de la tecnología desde el estado salvo para temas con intereses partidarios como por ejemplo el sistema SITEL.

    Deberían acelerar la digitalización de la justicia.
    La divulgación en temas sanitarios tiene un enorme valor, pero apenas se hace nada.
    Lo que siempre estuvo bastante bien informatizado es la agencia tributaria. Aquí el merito es lograr un sistema ineficaz pese a tener muy buena infraestructura técnica.

    El muro con el cual tropezamos siempre es la voluntad política.

  • #002
    Viajes Sada | vuelos baratos - 24 noviembre 2014 - 12:19

    Dentro de poco ya solo necesitaremos el movil para ir al médico!

  • #003
    Rafael Jover - 24 noviembre 2014 - 19:41

    En nuestra corta experiencia, intentando llevar al médico a la web social, nos encontramos exactamente la realidad que describes en el texto de introducción al libro de los cardiólogos.

    Poco a poco de forma individual, intentamos acercar al médico a dos realidades:
    1º Que él es una empresa y que además es una Marca.
    2º Que su paciente está en las redes sociales y si no encuentra a su médico en ellas, intentará rellenar el hueco con otros perfiles que le ofrezcan ayuda sea esta positiva o no.

    Todos sabemos la influencia que ejercen las redes sociales. De hecho hay algunos estudios en USA sobre el papel de las redes sociales en medicina y por qué los hospitales más influyentes tienen desarrollo en facebook.

    Aunque se perfectamente que no es el sitio ni el lugar, permíteme que ponga el enlace a un resumen que escribí hace unos meses sobre estos estudios para ilustrar el tema. Hay datos interesantes y muy pertinentes sobre este tema.

    Muchas Gracias.

    http://www.effyciens.com/impacto-redes-sociales-en-el-sector-sanitario/

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