Cuando rectificar es de sabios (y a veces, de Bezos)

IMAGE: An Amazon-branded rocket lifts off amid four Kuiper satellites against a starry dark-blue space backdrop

A lo largo de los últimos años he analizado con cierto escepticismo la estrategia de Amazon y Jeff Bezos con Project Kuiper.

Primero, cuando en 2021 advertí que su reacción al éxito de Starlink era, básicamente, denunciar al que te gana en lugar de competir seriamente.

Después, en 2022, señalé lo insensato que resultaba contratar ochenta y tres lanzamientos con proveedores lentos o todavía inexistentes como ULA, Arianespace y la propia Blue Origin, dejando fuera a SpaceX, el actor más fiable y barato de la industria. Y, en 2023, subrayé que aquella decisión respondía menos a criterios técnicos que a las malas relaciones personales entre Bezos y Elon Musk. Toda una lección de cómo las enemistades pueden costarte miles de millones.

El tiempo ha puesto las cosas en su sitio. El 11 de agosto, un Falcon 9 de SpaceX puso en órbita veinticuatro satélites de Kuiper y llevó la constelación a 102 unidades en apenas cuatro meses. No es casualidad: con lanzadores propios (New Glenn) aún sin volar y con los repetidos retrasos de Vulcan y Ariane 6, Bezos se ha visto obligado a contratar tres misiones con SpaceX para no quedarse atrás. Ironías del destino: la misma empresa a la que intentó frenar en los tribunales es ahora su tabla de salvación.

La espada de Damocles tiene nombre y fecha. La licencia base de la Federal Communications Commission exige a Kuiper tener 1,600 satélites operativos antes de julio de 2026, y la constelación completa con 3,236 satélites en 2029. Con poco más de un centenar de satélites en órbita, el margen se está estrechando, y la única vía realista para cumplir ese calendario es seguir usando (y pagando) los lanzadores de SpaceX, que ya acumulan más de 8,000 satélites Starlink y unos cinco millones de clientes en todo el mundo.

Sin duda, va a haber competencia en la órbita baja… ¿pero de quién? Que existan varios operadores en LEO es, en principio, positivo: se estimula la innovación, bajan los precios y se multiplican los servicios. El problema es que, de momento, los dos sistemas con verdadera escala, Starlink y Kuiper, pertenecen a compañías estadounidenses. En un mundo donde la geopolítica y los cables diplomáticos pasan también por la banda ancha espacial, depender de redes sujetas a la jurisdicción de una sola potencia invita a sospechas de vigilancia e influencia.

No es casual que la Unión Europea haya aprobado un programa de 11,000 millones de dólares para desplegar su propia constelación de trescientos satélites antes de 2030, o que China haya puesto ya en marcha «Thousand Sails«, un plan para tener en órbita quince mil satélites antes de 2030. Cada bloque quiere su red soberana y todo apunta a un cielo cada vez más saturado, donde la coordinación internacional y la sostenibilidad orbital serán tan críticas como el espectro radioeléctrico.

¿Qué escenario nos espera? En primer lugar, consolidación obligada: Kuiper necesita multiplicar su ritmo de producción y lanzamientos si no quiere ver caducar su licencia. Eso implica más contratos con el vecino incómodo, SpaceX, al menos mientras Vulcan, Ariane 6 y New Glenn no ofrezcan una cadencia y un precio mínimamente comparables. En segundo, fragmentación geopolítica: tras los Estados Unidos y China, la Unión Europea ya está en camino. India, Japón o incluso Arabia Saudí exploran constelaciones propias. ¿Veremos un LEO multilateral o una sucesión de burbujas nacionales sujetas a sus gobiernos?. Finalmente, una necesidad de gobernanza urgente: más satélites significan más riesgo de colisiones, basura espacial y radio-interferencias. La ITU y los organismos espaciales tendrán que acelerar normas y mecanismos de mitigación si no queremos transformar la órbita baja en un vertedero caro y peligroso.

La cuestión nos invita a plantear algunas lecciones de gestión y de humildad, porque nos recuerda algo elemental: si necesitas poner satélites en órbita rápido y barato, contrata al proveedor que vuele más y falle menos, aunque sea tu archirrival y lo estés reforzando con ello. Bezos tardó tres años en asumirlo; ojalá lo suficiente para salvar el proyecto y no dinamitar otra vez valor para sus accionistas.

Mientras tanto, la competencia en LEO se intensifica, y la pregunta ya no es si habrá internet satelital global, sino quién controlará las tuberías por las que pasará la información que define nuestro futuro digital. La partida se juega a cientos de kilómetros de altura, pero las consecuencias se sentirán y pagarán aquí abajo. Bezos ha aprendido por fin que, en el espacio, la gravedad puede ser implacable… también en los balances contables.


This article is also available in English on my Medium page,, «Low orbit, high stakes: the satellite internet race«

15 comentarios

  • #001
    Lua - 12 agosto 2025 - 12:11

    «Finalmente, una necesidad de gobernanza urgente: más satélites significan más riesgo de colisiones, basura espacial y radio-interferencias»

    Nos quedamos con esto?
    Hablamos de que el cielo es de Todos y no se puede monopolitzar por los cuatro de siempre?

  • #002
    Pit - 12 agosto 2025 - 12:19

    Europa descrita en un párrafo

    … la Unión Europea haya aprobado un programa de 11,000 millones de dólares para desplegar su propia constelación de trescientos satélites antes de 2030, o que China haya puesto ya en marcha «Thousand Sails«, un plan para tener en órbita quince mil satélites antes de 2030.

    USA tendrá pronto 10k satélites LEO, para 2030 puede que sean el.doble, China reacciona con un plan para tener 15k en 5 años y Europa solo puede aspirar a 300. Lo peor es que en este caso no creo que se le puede reprochar nada a la Comisión Europea: seguramente no seríamos capaces de ir más allá.

    • Benji - 12 agosto 2025 - 13:39

      Incluso los rusos andan pensando en Rassvet

      ¿Cuántos satélites tenemos con el OneLink o algo así de los British?

      • Pit - 12 agosto 2025 - 15:08

        Primera persona del plural y «British» en la misma frase … Si ya cuando estaban en la UE era dudoso su interés real en el proyecto común europeo, ahora es una ilusion.

  • #005
    Grogman - 12 agosto 2025 - 15:46

    Es una rectificación realmente, o le han obligado a ello? Si no recuerdo mal había habido denuncias de los accionistas considerando que Bezos había «barrido para casa» al contratar lanzamientos con Blue Origin y no con SpaceX.

  • #006
    Xaquín - 12 agosto 2025 - 16:24

    Está claro que de los dos modelos posibles de organización material by USA, el barrio neoyorkino (tipo Harlem antiguo) o la urbanización guay (para pelis de Spielberg), nos tocará sufrir el de barrio repleto de cubos de basura… y lo peor, sin putos gatos que nos animen el día. Eso sí, muchas ratas… de cuatro y dos patas!!!

  • #007
    Gorki - 12 agosto 2025 - 16:49

    ¿Sería razonable que OUIGO, Iryo, Avlo,… instalaran cada uno sus vías para darnos el servicio de Alta velocidad? ¿ Sería razonable que Movistar, Vodafone, Orange, Yoigo instalaran c ada uno sus fibras ópticas para suministrarte el servicio de acceso a Internet?
    ¿Cómo no nos parece un derroche sin sentido, que cada cual instale su propia constelación de satélites de órbita baja para ofrecernos la conexón satelital?

    Me parece algo que llenará el cielo de basura espacial que no sabemos como recoger. Los satélites de órbita baja tienen una vida útil reducida, pero sus restos pueden durar décadas. Lo lóoico es una sola compañía despliegue la infraestructura y que todos tengan pagando por el uso lo razonable la posibilidad de utilizarlo.

    • f3r - 13 agosto 2025 - 11:43

      Es un derroche, pero con sentido: la soberanía militar de cada región

      • Gorki - 13 agosto 2025 - 12:50

        Y yo sin saber que Bezos y Musk son dos países, creí que eran dos personas.

  • #010
    Matt - 12 agosto 2025 - 21:19

    ¿Va a quedar algun trozo de orbita baja sin basura?

    • Gorki - 12 agosto 2025 - 21:26

      Es siguiente negocio multimillonario, el de barrendero espacial

      • Alqvimista - 13 agosto 2025 - 07:47

        Estoy de acuerdo en que es un derroche que cada empresa/país monte su propia red, pero en lo que a órbitas se refiere, lo bueno de la órbita baja es que nada permanece ahí por siglos.
        Todos los StarLink están programados para bajar a la atmósfera al fin de su vida útil, pero incluso si se averían y dejan de ser maniobrables, en esa órbita caerán solos en menos de cinco años.

        • Gorki - 13 agosto 2025 - 12:59

          A< los cinco años se desintegran y en vez de ser un objeto que siguen una orbita , son cientos de trozos lanzados en todas las direcciones.

          » Actualmente se calcula que este tipo de basura supera los 110.000 objetos y fragmentos de más de un centímetro de grosor. El resto por debajo de esa medida es imposible de identificar, aunque serían millones de tuercas, tornillos, arandelas, grapas y demás. En cualquier caso unos y otros, convertidos en residuo, generan un tipo de contaminación que no por ignorada resulta menos peligrosa, pues entre esos residuos figuran los que han estado en contacto o contienen material radiactivo.»

          Basura espacial: un problema muy serio

          • Alqvimista - 13 agosto 2025 - 13:33

            ¡Pero Gorki, por dios, que me metes en el mismo saco toda la basura que está a cualquier altura!
            Hasta la ISS tiene que corregir periódicamente la altura para no caer a la Tierra.
            Todo lo que está a menos de 600 km de altura acaba cayendo por sí sola en pocos años debido a la resistencia con la capas más altas de la atmósfera.

  • #015
    Free Europe - 13 agosto 2025 - 10:24

    ¡¡ Una absoluta locura !!!
    Están haciendo un desastre en la orbita baja !!.
    Y los radioaficionados ya estamos en ALERTA porque nos quieren sacar la banda de UHF !!.
    Pagaremos muy caro estas locuras.

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