Apps de trazabilidad de contactos: monitorizando la expansión de la enfermedad

IMAGE: Apple

A medida que más países van adoptando medidas de desescalada tras los períodos de confinamiento, vamos siendo conscientes de la necesidad de establecer algún tipo de control sobre la evolución de la enfermedad, de una forma que sea razonablemente compatible con la privacidad, pero que posibilite la identificación rápida de quienes hayan podido estar expuestos a ella, con el fin de minimizar nuevos brotes.

Incluso en una enfermedad que ha probado ser tan contagiosa como COVID-19, es importante tener en cuenta que la situación no es la que teníamos al inicio de la misma hace pocos meses: ahora, una parte importante de la población ha adoptado medidas de precaución como el uso de la mascarilla o el mantenimiento de la distancia de seguridad en las relaciones sociales, y ello, unido a una estrategia de administración extensiva de tests diagnósticos que permitan detectar los contagios, debería ser suficiente como para evitar una expansión descontrolada. Pero por otro lado, el virus sigue entre nosotros, y el objetivo, claramente, es evitar que un número elevado de contagios vuelvan a saturar la capacidad del sistema hospitalario: si una persona es diagnosticada, deberíamos contar con la capacidad de poder rebobinar sus actividades durante los días en los que presuntamente pudo estar diseminando el virus, y adoptar medidas de precaución con aquellas personas con las que pudo estar en contacto, algo que puede hacerse de manera manual recurriendo a rastreadores (personas que entrevistan a los afectados y tratan de averiguar en dónde y con quién estuvieron) o, de manera más eficiente, mediante aplicaciones.

Las apps de trazabilidad de contactos son la solución tecnológica razonable ante este problema. y de hecho, han funcionado razonablemente bien en países como Singapur, China, Corea del Sur y otros países asiáticos. En otros países, sin embargo, las reticencias derivadas de la necesidad de mantener un respeto a la privacidad de sus usuarios están limitando su introducción, y podrían terminar teniendo un efecto significativo sobre las posibilidades de control de la pandemia.

¿Qué requisitos debe cumplir la implantación de estas herramientas para que realmente funcione y cumpla el objetivo de controlar los niveles de infección? En primer lugar, respetar la privacidad de manera efectiva. Si un porcentaje significativo de la población recela de este tipo de apps, simplemente no las utilizarán, y el esfuerzo podrá convertirse en inútil. Mantener garantías de privacidad implica, en principio, renunciar a utilizar la geolocalización – aunque algunos gobiernos están utilizándola a través de empresas especializadas para controlar la actividad de sus ciudadanos durante la pandemia – y optar por el Bluetooth, capaz de detectar otros dispositivos y almacenar la distancia a la que están y el tiempo que dura el contacto. A partir de ahí, dos posibilidades: el almacenamiento centralizado de esa lista de contactos en la nube, o en los propios dispositivos de los usuarios.

En el caso de Singapur, que fue el primero en desarrollar una app y en compartir su código, han llegado incluso a recurrir a dispositivos en forma de brazalete pero sin chip GPS ni conexión a internet, con el fin tanto de ofrecer confianza ante la susceptibilidad de sus ciudadanos, como para permitir la incorporación al sistema de quienes carecen de un smartphone adecuado. Esto obliga a, cuando una persona recibe un diagnóstico positivo, pedirle que entregue su dispositivo y este pueda ser conectado a la red para obtener el listado de contactos con los que ha interaccionado, pero al menos soluciona el problema. India, por contra, optó por una app de instalación obligatoria y que sí recurre al uso del GPS, y ha recibido críticas por sus posibles vulnerabilidades.

Hace dos meses, Apple y Google anunciaron una colaboración para tratar de solucionar esta cuestión. La idea de que las big tech debían ser quienes propusiesen este tipo de marcos de desarrollo y que los gobiernos, mayoritariamente, delegasen en ellas la responsabilidad podía tener sentido desde un punto de vista práctico. En el caso de Europa, este trabajo de diseño y construcción de apps comienza a verse ahora, y el caso de Alemania, uno de los entornos habitualmente más sensibles en cuanto a la cuestión de la privacidad, es especialmente interesante. Inicialmente, el país planteó un desarrollo propio, pero cambió sus intenciones al conocer la iniciativa conjunta de Apple y Google, y el pasado día 14 anunció que la app estaría lista para su descarga desde esta mañana.

La Unión Europea ha publicado un marco común de funcionamiento para estas apps de manera que puedan funcionar en todos los países participantes. Italia lleva ya un tiempo con un programa piloto para su app, que permite que los médicos que notifican la infección a sus pacientes puedan introducir en una base de datos centralizadas los códigos generados por sus smartphones y alertar a aquellos que se hubiesen descargado la app y hayan estado en contacto con ellos, y ahora se dispone a llevar a cabo la expansión a todo el país. Francia ha activado también una app de desarrollo propio, y el Reino Unido, tras un primer desarrollo propio que puso a prueba en la isla de Wight y que ha recibido críticas, está poniendo en marcha otro alternativo también a partir de la iniciativa de Apple y Google. España también ha optado por esta alternativa, y está probando su funcionamiento en las islas Canarias.

Las apps de trazabilidad de contactos no pueden, obviamente, solucionarlo todo, y será preciso combinarlas con otros esfuerzos, como el uso de rastreadores humanos. Pero son, sin duda, una forma de mejorar la monitorización de la evolución de la enfermedad, incluso aunque no se alcance el supuestamente mágico porcentaje del 60% de implantación. Su éxito, entendido como su contribución a paliar la expansión de una pandemia que aún dista muchísimo de estar controlada, será sobre todo una cuestión de ser capaces de explicar adecuadamente su funcionamiento para evitar suspicacias y miedos, y de hacerlo, además, lo antes posible. Fundamentalmente, una cuestión de madurez tecnológica. Veremos cómo de bien – o de mal – lo hacemos.


This article was also published in English on Forbes, «We need to sort out the privacy issues with contact tracing apps if we’re going to bring the pandemic under control«


15 comentarios

  • #001
    lector - 16 junio 2020 - 23:00

    El problema de estas apps por lo que he leído es que generen demasiada carga en el sistema de salud. ¿Estamos preparados para que un positivo mande al hospital a medio barrio que estaba en la calle cuando fue al supermercado? Ahora mismo tenemos capacidad para hacer tests a sintomáticos y a gente que ha estado en contacto pero haciendo selección de los casos contagiados más probables, cruzarse con alguien es una probabilidad de contagio mucho menor que una conversación de 1 minuto con alguien por ejemplo. Idealmente se debería poder hacer tests de forma masiva pero no es el caso, consecuencia de un sistema de Salud que a penas aguanta la gripe cada año.

  • #002
    Matt - 17 junio 2020 - 01:34

    Seamos serios: Utilizar estas apps y respetar la privacidad es un oximoron. O una cosa o la otra, las dos a la vez es imposible.

    Personalmente, yo no pienso instalarmelas.

    • Gorki - 17 junio 2020 - 15:21

      Opino como tu, pero no dudo en cambio de su utilidad en una pandemia,

      Lo que me temo es que se utilice o no para controlar la pandemia, es que posteriormente se use para otras cosas que ataquen directamente tu intimidad.

      Si fuera el responsable de la policía tendría demasiadas tentaciones, para no utilizarlas para localizar quien vende drogas, o que hacen los sospechosos de terrorismo, como para no utilizarlo.

      De eso a vigilar a los opositores políticos no hay mas que un paso y a controlar que hace cualquiera otro.

      Pero pasa con esto como con todo lo inventado, que no se puede desinventar.

    • Andrés Notaliv - 17 junio 2020 - 17:48

      Yo tampoco pienso instalarlas. Seguramente sería muy eficaz para un gobierno por salud pública, pero de ahí a que luego utilicen esos datos trazables para otras cosas… Mi abuelo tenía un dicho para estos casos.

      «De meter la punta a meterla entera, sólo hay un golpe de cadera».

      Yo si me hicieran instalar esas apps de forma obligatoria, yo tengo mi solución. Por mi trabajo manejo tres terminales móviles. Instalo la app en los dos que no se mueven de la oficina a la casa y de la casa a la oficina, y listo.

      • Gorki - 17 junio 2020 - 19:25

        Lo malo no será que la instales tu, sino que venga instalada de fábrica como el GPS

    • Ignacio - 17 junio 2020 - 21:06

      No es cierto.

      La app desplegada ayer en Alemania no utiliza ningún dato del usuario ni traza la geolocalización. Únicamente guarda durante 15 días (localmente) las claves critográficas recibidas via bluetooth desde otros dispositivos. En ningún momento la app sabe quien eres o cerca de quien has estado.

    • Germán - 19 junio 2020 - 12:42

      Existen soluciones para realizar tracing de contactos de alto riesgos (que no de personas) en empresas que son perfectamente anonimas.
      De hecho, en mi empresa vendemos 2 tipos de estas soluciones.
      Se basan en tags anóminos que cada persona lleva (en forma de bracelete, x ej.) y la info que se guarda es solo el número identificativo del tag.
      Obviamente, al final del camino alguien en la empresa podrá realizar un mapa de contactos, y saber que personas reales fueron.
      Pero lo interesante es que estos tags no llevan GPS, y solo detectan «contactos de alto riesgo», que, según lo define la UE y la OMS, son contactos a menos de 2 metros de distancia por un tiempo mayor o igual a 15 minutos.
      Y la única info que la empresa es capaz de ver es del tipo: el tag con ID X tuvo un contacto de alto riesgo por el tag con ID Y (dependiendo de la solución, también puede decir que el contacto ocurrió «en la sala 24»). Y eso es todo.
      Para mi esa anonimización es más que suficiente para garantizar privacidad.

  • #008
    Carlos - 17 junio 2020 - 08:40

    Nos queda otra?

  • #009
    Gabriel - 17 junio 2020 - 10:22

    Estimado Enrique,

    Echo de menos alguna mención al código abierto. Obviamente creo que sería una condición que podría dar confianza para la instalación masiva de la app además de un modo rápido de detectar posibles. En estos momentos se están haciendo auditorías de código por parte de investigadores de las universidades. Este hilo de González-Barahona, por ejemplo.

    A lo mejor un buen momento para explicar a la población en general la diferencia entre libre y gratis. Todavía no veo que esté demasiado claro.

    A #001. Me imagino que el número de pruebas que se pudieran hacer a los contactos sería modulable. Hay parámetros que pudieran ser tenidos en cuenta a la hora de gestionar el número de pruebas que se hicieran con respecto a la carga de los laboratorios o realidades científicas sobre el tiempo de contactos. Creo que en estos momentos serían mas minutos que uno. Hacer notar que no soy médico para opinar al respecto pero esto es lo que dicta mi lógica de informático y lo que conozco de la app.

    Un saludo

  • #010
    javier bilbao - 17 junio 2020 - 11:04

    es interesante el debate entre nuestra privacidad y nuestra salud. Creo que si los ciudadanos tuvieran confianza en los politicos que manejan el Estado, podriamos ser solidarios y transparentes. Lamentablemente en España, controlar el CNI es más atractivo que el ministerio de sanidad, se manipulan las cifras de fallecidos y el Estado nunca es condenado en costas. Sería un locura confiar en el Estado cediendo privacidad. Es más, sin cederla, ya esta en peligro.

  • #011
    Pedro Torres Asdrubal - 17 junio 2020 - 11:39

    Curioso que menciones 3 veces a Apple y sea de la mano de Google.

    Hay proyectos para los que necesitas el 100% del mercado, y ahí hay que hablar de como nos organizamos como sociedad, no como consumidores.

    Singapur es un ejemplo de autoritarismo extremo en democracia y la clave está en su progreso económico.

    «El trabajador ideal tiene que tener una dosis de iniciativa y otra de subordinación».

    • Enrique Dans - 17 junio 2020 - 11:46

      ¿Qué tiene de curioso que mencione a Apple y a Google conjuntamente si Apple y Google anunciaron hace dos meses un proyecto para trabajar en eso conjuntamente, y ahora la gran mayoría de las apps desplegadas para ese tema se basan en ese trabajo? Pongo a Apple delante simplemente porque cuando menciono listas de compañías, procuro hacerlo alfabéticamente, sin más…

  • #013
    SIN CENSURA - 17 junio 2020 - 12:04

    Sobre la privacidad del individuo y aquello que se decía cuando vivíamos en democracia real que nuestro expediente médico es privado y que nadie puede divulgar datos de nuestras enfermedades. Lo cual nos queda solamente un grado de libertad y es que se la instale el que quiera.

    Pero realmente el punto clave son los requerimientos. Y si clínicamente tenemos los datos suficientes para establecer esos requerimientos. ¿Cuándo una persona es un contagiador?

    * Cuando tiene anticuerpos parece que no
    * Cuando la PCR le sale positiva parece que si. ¿Por cuantos días? 14, 40….

    El propósito de la app parece que es simple: Avisar si estas delante de un contagiador. ¿No es más fácil exigir el uso de la mascarilla sanitaria (si esa que no contagias y a la vez respiras) ?

    Los pasos lógico para elegir una app serían

    1. Establecer unos requerimientos claros, si la administración sanitaria así lo decide
    2. Establecer un pliego de condiciones
    3. Lanzar un RFI
    4. Leer las propuestas del mercado, y establecer un RFP para adjudicar
    5. A partir de las respuestas hacer una shortlist, negociación comercial y hacer una subasta para bajar el precio de crear la app.
    6. Establecer un contrato con el Ministerio de Sanidad al ganador.

    Pero opino que la app es una chorradina y que lo que hay que hacer es establecer una política clara de distancia social, uso de mascarillas, guantes y geles.

    Lo normal es que el contagiador probable si «pasa» de instalarse la app, nada puedes hacer, si no se pone la mascarilla es cuando le tienes que crujir.

    Al fin y al cabo, si una app te dice que la persona que te cruzas es un «contagiador probable» si cumples con la profilasis el riesgo es casi cero….

    PS:Yo tampoco veo a google o apple haciendo esta app. No aportan nada.

  • #014
    Juan T. - 17 junio 2020 - 12:33

    Tenemos un problema en los casos en que si hay metodos que funcionan pero que necesitan la colaboracion voluntaria de la gente, y en los que se necesita una masa critica de usuarios para que funcione .

    Pero ya no hablo solo de estas apps, incluso en el caso de la solución definitiva que seria el uso de una vacuna efectiva, tenemos por ejemplo que el 26 % de nuestros vecinos franceses, no se la pondrían.

    (https://elpais.com/ciencia/2020-06-02/y-si-llega-la-vacuna-pero-millones-de-personas-se-niegan-a-ponersela.html)

  • #015
    Gabriel - 17 junio 2020 - 13:41

    Otro aspecto interesante me parece la interoperabilidad europea de las apps de traceo de contactos. ¿Se podría volver un handicap no tenerla activa en algunos países de destino a la hora de captar turistas?
    En España parece que va a hacer un piloto de Canarias y el Ministerio de Sanidad parece ser que dice de no implantarla por problemas de saturación en las urgencias.

    Todavía hay partido.

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