Robots e impuestos

¿Deben pagar impuestos los robots? - La Voz de GaliciaMaría Cedrón, de La Voz de Galicia, me llamó para hablar sobre la posibilidad de aplicar impuestos a los robots como supuesta forma de paliar el problema que supone un futuro en el que un número cada vez mayor de trabajos son sustituidos por máquinas, y ayer lo publicó en un reportaje titulado «¿Deben pagar impuestos los robots?»

La aplicación de impuestos al trabajo realizado por robots es un tema que se ha comentado en numerosas ocasiones, la más reciente al hilo de unas declaraciones de Bill Gates al respecto el pasado febrero. Mi opinión sobre el tema es que se trata de un intento de aplicación simplista de un modelo conocido, pero que posee problemas fundamentales de diversos tipos.

El primero y fundamental es definir qué es un robot. El problema no es sencillo en absoluto: la primaria identificación de un robot con la imagen de un artefacto antropomórfico con brazos y piernas que supuestamente sustituye a un ser humano es directamente absurda, y no responde a la realidad de que, desde hace mucho tiempo, ya empleamos todo tipo de robots para sustituir muchos trabajos anteriormente realizados por personas. Y más allá de su pretendida «similitud» con el hombre, ¿debemos considerar como robots a los programas de software, y no solo al hardware? ¿Vamos a empezar, de manera retroactiva, a aplicar impuestos a las cadenas de montaje que desde hace décadas emplean muchísimas industrias? ¿A la ofimática? ¿A las aplicaciones de control numérico? ¿Cómo buscamos una equivalencia con el número de puestos de trabajo sustituidos? ¿A cuántos obreros sustituye la imprenta, altamente mecanizada, que imprime el periódico en el que se publica esta noticia? ¿Cómo debemos empezar la base de comparación? ¿Con obreros que supuestamente tuviesen que pintar las letras a mano? ¿O consideramos eso absurdo y parte del pasado, y comenzamos la comparación con los obreros encargados de confeccionar a mano las planchas con los caracteres de plomo de la linotipia, como se hacía a principios del siglo pasado? No existe una equivalencia robot-hombre, un ratio establecido, y si se pretendiese establecer, carecería de sentido en cuanto el robot experimentase una mejora e incrementase su eficiencia. Basta con este problema para darnos cuenta de que, en realidad, estamos hablando de un fenómeno mucho más complejo de lo que parece.

Pero existe un segundo problema, y es, si cabe, aún más básico: la racionalidad de la cuestión. ¿Tiene realmente lógica gravar con impuestos una actividad que, de por sí, ya lo estaba? Si una compañía emplea robots y obtiene con ello una competitividad superior y, en último término, más ingresos y beneficios, ese plus de beneficios estará lógicamente gravado con los correspondientes impuestos. ¿Debemos, además, volverlo a gravar porque esos beneficios se obtuvieron gracias al trabajo de robots? ¿Tiene sentido penalizar a quien emplea la tecnología para mejorar los procesos productivos? ¿A dónde nos llevaría una práctica así? ¿A poner, como decía el famoso anuncio de IBM de los años ’80, a obreros con cucharillas de café a cavar zanjas para así incrementar el número de puestos de trabajo ocupados por humanos, aunque esos trabajo no tengan ningún sentido?

A medida que añadimos un poco de sentido común a la ecuación robots + impuestos, nos vamos dando cada vez más cuenta de que no tiene ningún sentido, y es simplemente un intento de buscar correspondencias con un entorno tan desigual, que simplemente ya no las resiste. A medida que más robots se dedican a tareas que antes llevaban a cabo seres humanos, habrá que plantearnos que esto, en realidad, es lo que ha ocurrido siempre, y a nadie se le ocurrió la peregrina idea de desincentivarlo o castigarlo – aunque hubiese damnificados por ello y tuviesen menos red de protección social que la que tienen ahora. Lo que habrá que hacer es preocuparse de generar un entorno que posibilite que esos seres humanos encuentren otras cosas que hacer, protegerlos de la consecuencia inmediata de la pérdida del empleo, y tratar de proporcionarles opciones para que se desarrollen como personas.

A medida que progresa la tecnología y más trabajos de los que conocemos pierden sentido, más necesario es diseñar elementos que desacoplen la generación de riqueza del trabajo. En la sociedad del futuro, las personas trabajarán, pero lo harán de otra manera, en cuestiones que hoy seguramente no consideraríamos trabajo, y mantendrán con esos trabajos una relación completamente distinta a la que tenemos hoy: no se verán forzados a trabajar en cosas que no les gusten, sino que escogerán sus trabajos en función de otros criterios. La renta básica, sobre la que hemos escrito y discutido en múltiples ocasiones, se configura como una opción de administración de nuestras sociedades que ya no viene únicamente de la izquierda y del lógico intento de redistribución de la riqueza, sino también desde las ideologías liberales y la simplificación de los sistemas de ayuda y cobertura social.

Buscar ese tipo de soluciones y trabajar en las complejas soluciones que precisamos para su aplicación – problemas como la motivación, los flujos migratorios o la esencia e identidad de la persona – resulta mucho más productivo que pensar en «soluciones mágicas» esencialmente continuistas, cuando no directamente simplistas, como la de aplicar impuestos a la actividad de los robots. Ante una disrupción total de los elementos que consideramos durante generaciones fundamentales en la sociedad – la educación, el trabajo, los impuestos, la riqueza, etc. – las soluciones continuistas que pretendan consolidar los mismos elementos de siempre no van a servir. Habrá que buscar necesariamente replanteamientos mucho más radicales.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Taxing robots is not going to help us face the future» 

 

29 comentarios

  • #001
    Gorki - 20 noviembre 2017 - 13:13

    Los robots no deben pagar impuestos como no los pagaron en su día las máquinas de escribir o las cámaras fotográficas, por muchos puestos de pendolistas y pintores eliminaran. Los que deben pagar impuestos son los que se benefician del trabajo de los robots. Si por tener robotizada una empresa aumentan los beneficios de la empresa, si es lógico , (como pasa), que las empresas paguen mas impuestos.

    El problema es que existen muchos mecanismos contables legales para escaquear beneficios como otro tipo de ingresos, amortizaciones, reservas para imprevistos, inversiones, aumentos de capital etc.

    A esto es a lo que hay que meter mano, si un a empresa por lo que sea aumenta sus beneficios reales, QUE PAGUE MAS IMPUESTOS.

    El problema es que debido a la fuerte competencia, en muchos caso la robotización a lo que da lugar, es a una bajada de precio de los productos, lo que hace que las empresas robotizadas, no ganen más que antes, pero si que cierran las empresas no robotizadas, por no poder competir.

    El consumidor final, osea todos), se beneficia, no solo obtiene el objeto que desea por menos dinero, sino que además paga menos impuestos por su adquisición, (paga menos IVA), Lo cual perjudica a los trabajadores, (menos salarios) y a los ingresos de Hacienda, (o sea perjudica a todos).

    Es por tanto algo muy difícil de gestionar. La fabricación masiva reduce costos, y en consecuencia el precio final, Pero ello supone menos trabajo y en consecuencia menos impuestos.

    ¿Habría que establecer cupos de producción? – Los Planes Quinquenales soviéticos, demostraron que tal solución es desastrosa,. ¿Cual es la solución? – La desconozco,

    • Bertie - 20 noviembre 2017 - 16:27

      Je, pues claro que las empresas pagan más cuantos más beneficios tienen. Se llama Impuesto de Sociedades y ya existe desde hace mucho.

      Por otra parte, estoy de acuerdo en que los robots paguen impuestos en función de lo que cobren. Que se les dé personalidad jurídica y que tributen por el IRPF como todo hijo de vecino. Y por supuesto, el IVA de todo lo que consuman. ¡Faltaría más!

    • MyEmulator - 20 noviembre 2017 - 17:55

      Totalmente de acuerdo
      Si una empresa genera más beneficio con robots / máquinas, debe pagar más impuestos.
      Eso de que los robots paguen impuestos me parece un poco surrealista….
      Salu2

  • #004
    Victor - 20 noviembre 2017 - 13:48

    Yo añadiría algo recurrente en el problema de intentar frenar el progreso:

    País A Pone una restricción de dudosa utilidad que desincentiva la inversión. País B no la pone, domina la tecnología y se hace más productivo. País A acaba comprando el producto final barato del País B y eventualmente la tecnología también.

    Si esto ya suena mal añade el problema de la divisa. El País B va a tener un superavit comercial y País A va a tener que devaluar su moneda para ser más productivo. Pero, ¿Que pasa si ambos países comparten moneda? Digamos, España y Alemania. Bueno, eso ya es economía y todo es más complejo que mi explicación, pero sobra decir que no es bueno.

  • #005
    Miguel Arjona - 20 noviembre 2017 - 14:28

    De principio una precisión, los robots nunca pagarían impuestos (al menos hasta que no tengan un desarrollo tal que los llamara a ser considerados como personas) sino los propietarios de esos robots (personas físicas o jurídicas). Más allá de esta precisión debe tenerse en cuenta – como muy bien señala el profesor Dans – que la imagen humanizada del robot (el humanoide) no se corresponde con la mayoría de los robots que realizan actividades productivas que sustituyen el trabajo de los seres humanos, ya que en muchas casos no son más que software. Además la situación de un software robot difiere de la de un hardware, ya que estos software cada vez a menudo son creados por otros software robots, lo que dificulta enormemente la determinación del propietario, lo que incorpora otro problema, aquel de que en la red (en el mundo físico estrictamente no es así, pero este mundo es cada vez más escaso) la propiedad a menudo no se corresponde con el usuario.

    No obstante, debe precisarse que no debemos descartar la utilización del Derecho Tributario como técnica para desincentivar determinadas actividades llevadas a cabo por robots, pero no porque sean realizadas por robots, sino porque son improductivas o incluso nocivas socialmente (aunque sean tremendamente lucrativas para sus titulares) como las operaciones de especulación o «hot money» realizadas por máquinas.

    Una segunda precisión, la utilización del Derecho Tributario que imaginamos, a menudo se corresponde con una sociedad de escasez financiera – y económica en general – que es precisamente la que los robots están matando (las tecnologías de la información sean estas informáticas, genéticas, etc.) dando paso a una sociedad de la abundancia que requiere de una nueva mirada, puesto que genera problemas y oportunidades de una naturaleza bien distinta.

    • Krigan - 20 noviembre 2017 - 20:52

      Respecto a tu último párrafo, la cuestión es si los átomos pueden llegar a ser tan baratos como los bits. Cuando es con bits, ya hay actualmente un gran número de cosas que nos dan gratis. El tremendo aumento de la mecanización que sin duda se va a producir, ¿puede llevar a que Google acabe dándonos ropa y comida gratis?

      • Miguel Arjona - 21 noviembre 2017 - 13:09

        Coincido contigo, y creo que ambos mundos nunca podrán ser equiparables, ya que la ley de rendimientos decrecientes se cumple estrictamente en el mundo de los átomos pero no en el de los bits. No obstante, y como indicas, la automatización bajará los costes de producción de forma increíble, con los interrogantes que supondrá para la crisis ecológica (¿la tasa de reposición ecológica será capaz de crecer al mismo tiempo que la explotación de recursos?) y la propia finalidad de la producción,… En un mundo de producción barata será más necesario que nunca preguntarse qué y para qué producir (¿por ejemplo el papel de la obsolescencia programada?). Creo que finalmente será necesario que avancemos en un nuevo paradigma, si queremos sobrevivir a nuestro propio éxito.

  • #008
    Xaquín - 20 noviembre 2017 - 17:53

    Pienso que no salimos de la fase uterina del ser humano y nos dejamos llevar más por el miedo (al futuro) que por el raciocinio.

    No solo la ciencia ficción de Asimov está a años luz de la mente de muchos humanos. Puede decirse que eses humanos aún no digerieron convenientemente la Enciclopedia Francesa.

    Y podeis decirme chulo, pero realmente aún pocos humanos dirigentes digerieron a Sócrates… la lucha por el poder provoca obsolescencia neuronal!

    • Gorki - 20 noviembre 2017 - 20:00

      Gracias a Dios lo desconocen, porque con las interpretaciones tan ramplonas que hacen de las ideas filosóficas, los políticos sólo se habrían quedado con los prejuicios de Sócrates contra la escritura.

  • #010
    JJ - 20 noviembre 2017 - 18:45

    El problema es que vamos hacia un callejón sin salida donde existirán cuatro mega millonarios (como Jeff Bezos) dueños de todos los medios de poducción informatizados y robotizados y grandes masas se quedarán sin trabajo. Bezos tiene muchos empleados, pero paga proporcionalmente pocos impuestos, como todas las grandes empresas, porque el sistema les permite hacerlo.

    La solución tampoco puede ser prejubilar a media humanidad mediante una pobre renta básica garantizada.

    ¿Qué clase de sociedad pretendemos crear entonces gracias a la tecnología? Un fracaso total, donde unos pocos seres humanos lo tengan todo y lo decidan todo y el resto limitado a sobrevivir sin participar ni decidir sobre casi nada.

    Aunque resulte complicado cobrar impuestos a los robots y a las máquinas en general hay que buscar y encontrar la forma. Además, de dar participación a la gente, a todos, en las empresas.

    Cuando los robots nos quiten el trabajo

    • Bertie - 20 noviembre 2017 - 18:56

      Bueno, es lo mismo que decían y hacían los luditas en la primera revolución industrial. Lo único que pasa es que ahora estamos en la 4ª, pero nada nuevo bajo el sol: aparecen avances tecnológicos que permiten producir más y por menos dinero, y eso evidentemente causa un impacto en el status quo, pero globalmente beneficia a la sociedad aumentando su nivel de vida.
      Es posible que bajen o no suban los salarios, pero se podrá disfrutar de más bienes por menos dinero. Una persona de clase media hoy en día tiene acceso a muchas más posibilidades que los millonarios de hace 30 o incluso 20 años: teléfonos móviles, televisión HD, internet, autopistas, viajes en avión por cuatro perras, avances en sanidad… La robotización no hará más que acentuar ese proceso.
      Si tiene algún pero, es que (como ocurrió con las anteriores revoluciones) supondrá un mayor consumo de recursos naturales.
      Y que el ajuste puede ser traumático para quienes no puedan adaptarse, eso es lo peor.

  • #012
    Gorki - 20 noviembre 2017 - 20:05

    De momento, la mecanización ha generado millonarios como Bezos, pero por un millonario ha sacado miles de pobres de la extrema miseria. https://es.panampost.com/guillermo-rodriguez/2017/07/23/malas-ideas-retroceder-miseria/

    • JJ - 20 noviembre 2017 - 21:08

      Me hace gracia que alguien me llame «ludita». Todo lo contrario.

      La cuestión no es ir contra la tecnología sino distribuir de otra manera. Esta claro que gracias a la tecnología ahora la humanidad es mucho mas rica. El problema será la distribución de esta riqueza.

      Una sociedad de prejubilados de 30 o 40 años, o de gente que nunca consiga un puesto de trabajo será un gran fracaso a pesar de que pueda parecer lo contrario.

      Además, dejar en manos de cuatro mega millonarios el destino del mundo es extremadamente peligroso.

      • Krigan - 20 noviembre 2017 - 21:36

        Creo que son 2 cosas distintas. Es evidente que no es deseable que el mundo lo controlen 4 mega-millonarios, y no tiene por qué ser así.

        Pero prejubilarse a los 30 (que no tiene por qué implicar permanecer ocioso), ¿qué tiene de malo? ¿Por qué eso es un gran fracaso?

        • JJ - 21 noviembre 2017 - 14:43

          Sin la dignidad del trabajo muchos caerán en las drogas, el juego y el porno como modus vivendi.

      • Gorki - 20 noviembre 2017 - 23:35

        Nadie te ha llamado ludita, lo que han dicho es que dices lo que decían los luditas, lo que es cierto, pero ellos ademas quemaban los telares, algo que me consta que tu no ni haces ni aconsejas.
        El asunto es que pese a que exista un Bezos, la realidad es que hoy la riqueza está mucho mejor repartida en el mundo, que por ejemplo en 1950, y en consecuencias una parte abundante de la población ha salido de la miseria. Por tanto sin que la cosa sea perfecta, (aun queda mucha miseria en el mundo) , hemos de convenir que , (hasta el momento), la riqueza surgida de la digitalización, se ha repartido más justamente que la riqueza que genero a revolución industrial. Otra cosa sea que nuestra sociedad que pertenecía a la parte mas privilegiada del planeta, haya perdido como consecuencia parte de sus privilegios y tenga la sensación de que se ha empobrecido, (lo cual es muy posible).
        https://www.libremercado.com/2015-02-26/diez-graficos-que-muestran-la-reduccion-de-la-pobreza-en-el-mundo-1276541660/

        • JJ - 21 noviembre 2017 - 00:24

          Why robots should pay taxes

          Jamás he dicho lo mismo que los luditas sino lo contrario. Los luditas querían acabar con las máquinas porque entendían que les quitaban el trabajo. Yo jamás he creído que hay que destruir las maquinas sino todo lo contrario, es decir, desarrollarlas hasta su máxima expresión para que liberen al hombre del trabajo repetitivo y rutinario.

          Otra cosa es que ahora se nos ofrezca un modelo de sociedad absurda (no olvidemos que el hambre y la peste no se han erradicado del mundo) con miles de millones de ninis y cuatro mega millonarios informatizados y robotizados controlándolo todo.

          Y dado el poder que tienen no sera fácil conseguir que esos cuatro mega millonarios paguen mas impuestos… a menos que todos piensen como Bill Gates, que no parece que sea el caso.

  • #018
    Aurelio Suero - 20 noviembre 2017 - 20:10

    Si se me permite un lenguaje muy directo, no creo que el uso los robots (capital productivo) debe pagar más impuestos que el «uso» de personas (trabajo) … pero tampoco menos.

    En nuestro sistema económico hay un impuesto al trabajo, las cotizaciones sociales, que todos hemos asumido y que pueden llegar a distorsionar la asignación de recursos, ya que el uso de trabajadores se ve discriminado por dicho impuesto. De ese impuesto está exento el capital productivo.

    Pero no sostengo que los robots paguen impuestos, sino todo lo contrario, que el trabajo, como factor productivo, deje de pagarlo.

    ¿Y nos cargamos las pensiones? No. Simplente dejamos de financiarlas mediante impuestos sobre los factores productivos (sobre UNO de los factores productivos, evitando por tanto distorsiones en su asignación) y pasamos a financiarlas a trabes de las rentas (de personas físicas y jurídicas).

    Las ventajas de gravar las rentas frente a los factores de producción son muchas, desde una mayor neutralidad en su asignación a una mayor facilidad de redistribuir dichas rentas (lo que recibimos como pago a nuestro trabajo / capital y de lo que al fin de cuentas vivimos).

    Si persistimos en un sistema de pensiones financiado a través de la cotizaciones de los trabajadores, no solo estamos al albur de la estructura de la pirámide de población, de la calidad (baja) de los trabajos de los jóvenes o de los riesgos de la robótización, sino que estamos estructurando la sociedad en clases: la soliradidad interegeneracional, un imprescindible elecmento de cohexión social, se limita a los trabajadores, los perceptores de otros tipos de rentas no contribuyen al pago de las pensiones.

    El cambio de financiación de cotizaciones sociales a impuestos sobre las rentas (del trabajo o del capital – o del empresario como factor productivo-) hace depender las pensiones de la riqueza nacional y no de la parte de la misma que reciban los trabajadores (que como vemos está en descenso) y eleva la solidaridad con los mayores a un deber de la sociedad en su conjunto y no solo de los trabajadores.

  • #019
    Krigan - 20 noviembre 2017 - 20:33

    Además de la RBU, que es algo con lo que estoy de acuerdo al 100%, hay mucho margen de maniobra en la reducción del tiempo de trabajo, cosa que además ya llevamos más de un siglo haciendo. Reducir la edad de jubilación, aumentar las vacaciones, y reducir la jornada semanal, tanto el número de días de trabajo a la semana, como el número de horas diarias. Además, el aumento de la longevidad lleva aparejado también un aumento del número de años que se vive jubilado, salvo que se aumente la edad de jubilación, como estúpidamente hicimos en el 2011.

    Tenemos una gran masa de prejubilados y de perceptores del subsidio para mayores de 55 años (que es una especie de prejubilación cutre) que antes no teníamos. Y por supuesto, no siempre ha existido la prestación por desempleo. También ha habido en las últimas décadas una proliferación de los trabajos a jornada parcial.

    En total, hay 18 millones de afiliados a la Seguridad Social, en un país de 46 millones de habitantes. Esa es la realidad, menos de la mitad de la población está trabajando. O eso, o hay una bolsa de fraude tremenda.

    • Antonio A. Castillo - 20 noviembre 2017 - 21:24

      Respondiendo a tu última frase. Sí, hay unas bolsas de fraude tremenda. Por una parte, la más grave, proveniente de la corrupción, de la evasión de impuestos e ingenierias financieras varias de las grandes e incluso medianas empresas. Y luego, la menos grave pero no menos importante, la que proviene del pequeño fraude a nivel doméstico que permite a muchas familias sobrevivir porque si realmente todos los que oficialmente están en desempleo y que no reciben ayuda económica del Estado, no ingresarán nada en «B» por el medio que sea, España tendría un grave problema de pobreza mucho más acusado de lo que ya es.

  • #021
    Garepubaro - 20 noviembre 2017 - 21:44

    Hombre el sistema se mantendrá mientras lo mas básico, vivienda, alimentacion, electricidad agua …, sea caro, costoso, requiera de trabajar al grueso de la poblacion al menos 40 horas semanales, si acaso consigue trabajo, y esto es igual en el siglo XXI que en el XIX y antes …

    la robotica esta para que la gente pueda tener algunos caprichos, telefonos moviles, pantallas, algunas chucherias para distraerse despistar …

    pero el sustento básico, techo comida agua energia basica, no puede abaratarse mucho y dejar de ser cada vez mas y mas caro, o el sistema se derrumbaria, poca cosa ha cambiado ni va a cambiar todavia en siglos, sin revolucion a la vista siquiera

  • #022
    José Enrique - 20 noviembre 2017 - 23:44

    ¿Alguien pensó en las fuentes de energía? ¿O en las autopistas de información? ¿incluyendo el espacio radioeléctrico?

    En pocos años se acabará la rentabilidad de los recursos fósiles. No es un tema (sólo) ecológico. Es económico. Y me da que esta nueva industria 4.0 va a tener un consumo eléctrico brutal. Hablamos de Megavatios.

    La capacidad de generación sólo va a poder estar en manos delos estados. Algo así como si de repente todos fuésemos de la OPEP… pero sólo para garantizar el consumo interno.

    Tampoco se puede plantear una industria 4.0 sobre la base de la fibra óptica. Las necesidades de interconexión van a traer un nuevo modelo de telecomunicación que aún no podemos ni imaginar.

    Unas cosas y otras ofrecerán ingresos a los estados para pagar rentas, mantener servicios, aumentar la educación y posibilitar que todos vivamos de la creación cultural… si quieren.

    Muchas industrias podrían volverse hacia la manufactura para evitar los costes inherentes de ese consumo eléctrico. Que para los particulares, por «irrelevante» hasta podría ser gratis.

  • #023
    JJ - 21 noviembre 2017 - 00:30
    • Krigan - 21 noviembre 2017 - 09:11

      Nah, no es un impuesto a los robots, sino una reducción de un preexistente incentivo fiscal a la investigación en automatización.

      • JJ - 21 noviembre 2017 - 14:45

        Es un comienzo.

  • #026
    Luis Hernández - 21 noviembre 2017 - 09:55

    A lo mejor que lo que digo es un poco absurdo pero, en un mundo con superproductividad hipereficiente ¿seguirá teniendo sentido el dinero?.
    Ahora, si el estado por ejemplo, quiere construir digamos que un puente, necesita dinero para pagar las materias primas, los ingenieros, los obreros… pero si todo esto está automatizado y el coste del puente tiende a cero, ¿seguirá haciendo falta el dinero?. ¿Tendrá sentido acumularlo?.

  • #027
    Carlos - 21 noviembre 2017 - 10:00

    Y pienso yo, ¿qué va a pasar cuando tengamos una DAO compuesta por robots y personas, localizados en distintos países, prestando servicios digitales y realizando intercambios de valor con criptomonedas? A ver quien se atreve a regular quién, cómo y dónde se pagan impuestos XD

  • #028
    JOSE LUIS - 21 noviembre 2017 - 22:20

    …¡¿pero qué es lo que es absurdo?!, ¡que pague impuestos o cánones una maquina/robot?, ¿acaso no pagan impuestos vuestros maquinas/vehículos en los que os/nos transportais y os/nos transportan vuestras mercancías?… ¡pero qué razonamientos más puristas estoy leyendo!
    ¡¡¡ el empresario, siempre grande»MULTINACIONAL» , pongamos por ejemplo que de alguna manera automatiza (robotiza, monitoriza, simplifica) su producción, suele ganar el doble vendiendo la mitad (según sus propias previsiones CEOE) , ¿por que no empiezan ustedes a razonar con estas premisas?

  • #029
    Rodrigo del Olmo - 26 noviembre 2017 - 16:46

    El debate sobre la imposición especial al uso de robótica e #IA, en función de la cantidad de horas de trabajo humano sustituidas, resulta útil para captar la atención y enfocarla sobre la cuestión principal que ya señalas: el establecimiento de mecanismos redistributivos de renta, establecidos con criterios de igualación de oportunidades, justicia y cohesión social que compensen la tendencia acelerada a la acumulación de riqueza en los individuos y corporaciones situados en la clave de la pirámide del sistema económico globalista Riqueza generada, en términos agregados, a costa del progresivo empobrecimiento de los estratos menos favorecidos.

    Como ya han indicado muchos académicos de distintas especialidades, los avances tecnológicos son uno de los principales motores de productividad, crecimiento económico y prosperidad. Sin embargo, la revolución informática, digital y robótica es también un importante generador de desigualdad en varios aspectos:

    – favorece a en mayor medida a los trabajadores más cualificados frente a los de menor a los de menor capacitación;

    – incrementa aceleradamente el beneficio a los poseedores de capital frente a las rentas generadas por el trabajo humano;

    – puede agravar algunos de los aspectos más preocupantes del globalismo, reduciendo el empleo y limitando el crecimiento salarial para los trabajadores de ingresos medios, particularmente en la industria manufacturera y los servicios comercializables;

    – aumenta las ventajas, relativas y absolutas, de los más favorecidos económicamente y/o de los más afortunados, generando, además, rentas en mercados extremadamente imperfectos.

    Diversos pronósticos indican que el 47% de los empleos en EEUU correrán peligro en los próximos 20 años. Por otro lado, un informe de McKinsey publicado en 2017 sugiere que la #AI podría eliminar la mitad de los puestos de trabajo actuales para 2035 ¿Cómo se ganará la vida el 50 por ciento de la humanidad si no tiene trabajo?

    En el pasado, las innovaciones tecnológicas cambiaron los modos productivos de sectores económicos enteros (por ejemplo, la mecanización de la agricultura), aunque la tendencia general fue la de aumentar la productividad y el empleo. Históricamente, a medida que un sector debilitaba la demanda de empleados, otro sector absorbía, como mínimo, buena parte de la mano de obra desocupada.

    Esta nueva fase de automatización será cualitativamente diferente. La era industrial introdujo nuevas maneras de extender la productividad del cuerpo humano. La era de la información y la #AI está extendiendo ahora la productividad de la mente humana. Al hacerlo, esta nueva era de automatización afecta a todo el espectro de mano de obra. Una nueva generación de sofisticado software guía a los robots y desempeña otras funciones menos visibles de los procesos, no sólo en el área del trabajo “físico” y tangible.

    A medida que el software mejora su capacidad de asumir más tareas cognitivas, las medidas orientadas a la recapacitación y educación de los trabajadores desplazados pierden eficacia. No habrá, probablemente, otros sectores económicos que estén disponibles como redes de seguridad para absorber a los desempleados desplazados. Para complicar aún más las cosas, algunos lugares del mundo y determinados estratos de la sociedad experimentarán el impacto de estas aplicaciones tecnológicas aceleradas a distintas velocidades.

    Si no es una Renta Básica Universal sufragada con impuestos especiales al empleo de #robótica e #IA, tendrán que ser otras medidas las que solucionen el problema. Más vale diseñarlas ya para que puedan encuadrarse en el marco de las libertades y el respeto a la vida, la salud y la dignidad humanas.

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