Airbnb, su impacto económico y otras consideraciones

El impacto del alojamiento compartido en Madrid - AirbnbEsta mañana tuvo lugar la presentación del estudio «El impacto económico de Airbnb en Madrid» (pdf, 14.1 MB) desarrollado por la propia compañía y por el profesor Francesco D. Sandulli, de la Universidad Complutense de Madrid, a partir de datos de ocupación, encuestas sobre anfitriones y huéspedes de la compañía, datos del INE sobre magnitudes económicas, e información de Cleantech Group sobre impacto medioambiental. Anteriormente se había presentado un estudio similar referente a Barcelona, con magnitudes coherentes: según los datos que maneja la compañía, mientras su actividad genera en Madrid un total de 323 millones de euros y 5.130 puestos de trabajo, en Barcelona llega a suponer un total máximo estimado de 128 millones y 4.310 empleos.

Números aparte, el informe viene a probar cuestiones que tienen, desde un punto de vista intuitivo, todo el sentido del mundo: con su plataforma, Airbnb ha reducido los costes de coordinación y comunicación entre aquellos que deseaban obtener un alojamiento en Madrid y aquellos que podían llegar a tener interés en ofrecerlo. Como resultante lógica, hoy es infinitamente más sencillo encontrar un alojamiento en Madrid que antes de que Airbnb estuviese en funcionamiento, y además, la oferta disponible es muchísimo más amplia: al margen de la oferta hotelera tradicional, cubre todo tipo de posibilidades, desde una habitación compartida en un barrio periférico, hasta un piso con techos altos y maderas nobles en pleno centro. El mapa de puntos es apabullante, como ya habíamos podido ver en su momento con el de París. Todo depende de cuánto esté dispuesto a pagar el que lo demanda. Pero más allá de dinamizar la oferta disponible, Airbnb supone que muchas personas que no se habían planteado nunca poner su propiedad en alquiler, lo hagan gracias a la ya comentada reducción de fricción, lo que de nuevo redunda en una oferta mayor y más variada.

A partir de aquí, las preguntas que surgen son completamente secundarias. ¿Pagan impuestos los propietarios de viviendas puestas en alquiler a través de la plataforma? Pues los habrá que los paguen, y posiblemente los habrá que no lo hagan, exactamente igual que ocurre en cualquier otra actividad económica, teniendo en cuenta que precisamente el hecho de que lleven a cabo su actividad a través de Airbnb supone no un incentivo, sino un desincentivo a la opacidad porque todo queda recogido en una plataforma cuya información puede, en cualquier momento, ser demandada por la Hacienda pública. Antes, un propietario de un inmueble podía ofrecerlo irregularmente a los viajeros que se bajaban de un tren, podía alojarlos, cobrarles en metálico, y no pasaba nada. Podía ofrecer más habitaciones de las que legalmente tuviese inscritas, podía alterar sus precios en función de la demanda sin informar a las autoridades, ofrecer servicios adicionales, etc. Ahora, el huésped paga a través de una app, sin dinero en metálico, y el control es mucho más directo. Eliminemos sesgos absurdos: el uso de una plataforma en internet no elimina transparencia, sino que potencialmente la aporta.

Ah, pero ¿y la propia Airbnb? ¿Dónde diablos paga sus impuestos? Pues sencillamente, y como ya he dicho en innumerables ocasiones: donde se lo permita la ley y le resulte más ventajoso hacerlo. Repito: donde se lo permita la ley. La ley. Sí, esa que si no nos gusta, será cuestión de cambiar, pero que no se puede reprochar a alguien por el hecho de cumplirla. Mientras sea legal llevar a cabo procesos de facturación cruzada, transferir tus beneficios más allá de las fronteras del país en el que se obtuvieron y en el que se generó la actividad, y declarar tus impuestos en otro país, no podremos reprochar a alguien, sea Airbnb u otro, que lo haga. A mí obviamente no me gusta, creo que lo justo es declarar allá donde tiene lugar la actividad, pero esto no es un problema ni de Airbnb ni de ninguna de las empresas que recurren a estas prácticas, que se limitan a cumplir estrictamente la ley y a optimizar su factura fiscal de la mejor manera posible para generar el mayor valor posible a sus accionistas. Pragmático, sí, pero es lo que hay: no hay que pedir boicots a los que declaran en otro sitio, hay que demandar que las leyes obliguen a declarar aquí y a que se eliminen tanto los paraísos fiscales como los mecanismos que permiten esa optimización.

¿Y qué pasa con el pobre vecino que se encuentra de repente con que el piso de al lado se ha convertido en un sitio del que no paran de entrar y salir huéspedes? Pues es lo que hay. Airbnb proporciona muchos más controles sobre el uso de las propiedades que los que se tienen disponibles si la actividad se desarrolla al margen de ese tipo de plataformas. Desde seguros que cubren desperfectos, hasta rankings que clasifican a los huéspedes en función de su comportamiento pasado, ofreciendo al anfitrión la posibilidad de aceptar o rechazar a esa persona. Todos, seguramente, estaríamos mejor con un piso vacío al lado, pero a partir del momento en que ese piso puede ser rentabilizado mediante alquiler, seguramente es mejor que esa actividad tenga lugar en Airbnb que al margen de ella. De hecho, los consejos que la compañía ofrece a los anfitriones de cara a preservar el valor de su inversión – tratar de conocer a los huéspedes, tener atenciones con ellos, brindarse a ilustrarles sobre las propuestas de ocio en la ciudad, etc. – minimizan en gran medida el riesgo de comportamientos vandálicos o antisociales. Sí, todos hemos visto «historias de horror» en propiedades alquiladas con Airbnb. Pero esas mismas historias de horror también se producen – con menos publicidad, sin duda – en propiedades alquiladas al margen de esa plataforma.

El estudio de Airbnb ofrece simplemente una perspectiva, razonablemente bien documentada por mucho que proceda de parte interesada, de lo que puede brindar la economía basada en plataformas colaborativas en una ciudad.  Pero lo importante no es el caso aislado de Airbnb: lo importante es entender que la tecnología ofrece posibilidades que, una vez inventadas, resulta patético y absurdo tratar de «desinventar».

 

This article is also available in English in my Medium page, “Airbnb: like it or not, it’s creating jobs and moving money, at least in Spain«

14 comentarios

  • #001
    Pablo Marín - 30 junio 2015 - 15:23

    Enrique,

    por si no lo viste

    http://www.cnet.com/news/the-internet-has-come-to-this-push-button-pizza-ordering/

    sigo creando botones ;)

    Pablo

  • #002
    Surfer Koala - 30 junio 2015 - 18:23

    Airbnb no solo ha abierto la puerta a aquellos que nunca se plantearon alquilar su vivienda, es un antes y un después en la economía colaborativa. No hay charla sobre este tema que no acabe nombrándola o poniéndola de ejemplo. Más vale cambiar la fiscalidad para este tipo de proyectos que intentar tumbarlos.

  • #003
    Vival Galanternik - 30 junio 2015 - 19:12

    Un artículo excelente, sin desperdicios, en especial por la forma objetiva imparcial usada referente a los impuestos y a las desventajas de hacerlo por la forma tradicional frente a la online. Sencillamente excelente redacción, felicidades, paracere que twittear te esta ayudando a decir mas en menos párrafos.

  • #004
    Observador - 30 junio 2015 - 21:20

    Ah, pero ¿y la propia Airbnb? ¿Dónde diablos paga sus impuestos? Pues sencillamente, y como ya he dicho en innumerables ocasiones: donde se lo permita la ley y le resulte más ventajoso hacerlo. Repito: donde se lo permita la ley. La ley. Sí, esa que si no nos gusta, será cuestión de cambiar, pero que no se puede reprochar a alguien por el hecho de cumplirla.

    Este tipo de análisis es muy de Al Capone, muy de paleto económico, muy de palurdo irreal, no por ti, obviamente, que para eso eres profesor, sinoen general. Algo así como lo que se pensaba en Chicago 30′, que es de donde obviamente apareció la Escuela que ya conocemos. Más que nada porque no entender dónde ha llevado la ligereza en la fiscalización es no haber entendido nada (esto no significa atener que aumentar los impuesto, por si hay algún imbécil que me esté leyendo, que imagino que por estadística unos cuantos). Los paletos que ya conocemos han estado encantados con eso del «déjeme usted hacer a mí, que la economía va sola y yo sé lo que hay que hacer». Pero no, resulta que es bastante más que una mano invisible, y tal. Y que si no controlas esa mano, al final acabas teniendo miles, pero por debajo de todo tipo de mesas.

    Pero sí, al final sólo puede ser dos cosas: la mentalidad económica del palurdo es la misma que la del emprendedortechie, que piensa que recortando costes en tributación -cuando no robando-, las cosas van a ir mejor. Y no digamos del palurdo español, que por alguna razón piensa que las empresas no deberían por qué tener que pagar impuestos, o no al mismo nivel que otros (sólo hay que leer las declaraciones de algunos).

    Entonces sólo puede deberse a dos cosas esta problemática: o tienes unos techies que van de hippies y en el fondo son unos sinvergüenzas (aunque a decir verdad los Bezos y CEOs tipo Aribeneb de hippies poco), o los legisladores son una caterva de gilipollas incapaces de entender o prever lo que pudiera ser los cambios en la competencia y su sostenibilidad.

    Yo apuesto por un conjunto de las dos. ¿Tú, Dans?

    Observen ustedes la versión más dansiana/tecnológica de aquello del: «su derecho llega hasta donde comienza el de otros»….

    ¿Y qué pasa con el pobre vecino que se encuentra de repente con que el piso de al lado se ha convertido en un sitio del que no paran de entrar y salir huéspedes? Pues es lo que hay

    Habría que ver, claro, la versión en la que de repente fueras tú el afectado.

    Lo de «desinventar» ya sólo te lo crees tú y cuatro más, Dans. No sigas por ahí, que haces el ridículo.

    • Miguel A. - 1 julio 2015 - 09:15

      Eres pródigo en calificar pero parco en argumentos.

      • Nacho Campos - 3 julio 2015 - 13:56

        Quizá no sea correcta la forma, pero si el fondo que suscribo completamente.

  • #007
    Observador - 30 junio 2015 - 21:26

    Acabo de charle un ojo al «estudio». Lo voy a resumir brevemente:

    ¿Es una broma o algo así?

  • #008
    Juan Zamoro - 1 julio 2015 - 02:47

    Hay un aspecto que no he visto descrito en ningún lugar y que tiene que ver con el impacto emocional que tiene Airbnb en las estancias ‘obligadas’ en una ciudad. Madrid o Barcelona disfrutan de un sólido turismo sanitario que conlleva, muchas veces, estancias breves o largas tanto de los pacientes, como de los familiares. Frente al descorazonador panorama de una habitación de hotel, o la frialdad de un apartamento turístico, los alojamientos privados ofrecen detalles que, en situaciones de estrés emocional como las descritas, ayudan a aliviar la tensión.

    Lo mismo es aplicable a estancias de otro tipo (por un trabajo de unos días, un proceso de selección, exámenes, etc) en las que lo que prima es estar cómodo y como en casa.

  • #009
    Rafael - 1 julio 2015 - 15:14

    Hola.

    Tengo un apartamento de alquiler turístico, LEGALIZADO y pagando sus correspondientes impuestos, tasas turísticas y demás «inventos» que nuestra querida Generalitat de Catalunya ha tenido a bien inventarse.

    Tras leer el artículo, no puedo estar más de acuerdo con el Sr. Dans.

    Es muy gracioso acudir a las reuniones de vecinos, donde TODOS sin excepción vienen con la Katana desenfundada, intentando dar la estocada «al del piso turístico», hasta que comprueban que los ruidos, basura y demás altercados provienen de VECINOS CON ALQUILER CONVENCIONAL.

    Sr. «OBSERVADOR», el Sr. Dans tiene toda la razón del mundo (Aunque a Vd. no le guste) en decir: ¿Y qué pasa con el pobre vecino que se encuentra de repente con que el piso de al lado se ha convertido en un sitio del que no paran de entrar y salir huéspedes? Pues es lo que hay
    Pues un turista no es una nueva especie de Homínido, sino que es una persona como cualquier otra Y DEBE REGIRSE POR LAS MISMAS NORMAS, así que sí señor, ES LO QUE HAY… Y si este Sr. hace ruido o sale en calzoncillos a la terraza o se orina en el portal, pues habrá que acudir a la Policia Municipal, o a quien corresponda, para que aisle al incívico y le haga pagar su afrenta, COMO SE DEBERÍA HACER EN EL CASO DE QUE FUESEMOS Vd. Yo, o el vecino del 5º el que osase crear tal situación.

    El problema, como Vd. dice Sr. OBSERVADOR, es que hay mucho paleto, efectivamente, que habla sin saber de qué, sin ninguna experiencia (Es gratis abrir la boca y dejar que el aire y la física haga su trabajo) y dejándose influenciar por la sarta de mentiras que los Lobbies hoteleros difunden para los personajes unineuronales , incapaces de distinguir huevos de castañas.

    Por cierto, que Yo llevo dos años sufriendo la construcción de un hotel frente a mi piso, con ruidos, polvo, vibraciones y… sabe cual es la respuesta del ayuntamiento??? pues si: «ES LO QUE HAY», efectivamente.

    Por último, solo comentar que «el gran negocio» de los apartamentos de alquiler turístico, no da ni para pagar la hipoteca del mismo, y que además la «tasa turística» no se destina a NADA QUE BENEFICIE al sector (La publicidad, posicionamiento y demás lo pagamos nosotros… La Generalitat solo te da un número de apartamento y… una cuenta bancaria para ingresar… Es todo).

    Así que sigamos buscando «donde está la bolita», por que es lo que interesa al Mago: Jugar al despiste y que no se vea en realidad lo que prepara.

    Un día quizás se de Vd. cuenta de la merma de libertades que este y otros gobiernos nos están brindando. ¿Propiedad Privada??? ¿Que es eso???

    • Observador - 2 julio 2015 - 13:15

      Rafael, te iba a responder, pero de verdad que se me hace ya muy pesado tener que responder siempre lo mismo.

      Efectivamente, usted puede alquilar un piso independientemente de lo que haga el inquilino porque le están construyendo un hotel enfrente.

      Está claro.

      ………………..

  • #011
    Asier - 1 julio 2015 - 15:18

    Enrique, tengo dudas de si tu mismo has leído ese estudio sobre el que basas la entrada. Puedo llegar a estar de acuerdo en varios puntos de la entrada sobre Airbnb (no en todos), pero el estudio es ridículo en el redactado, y sobre todo en la metodología.

    Me da hasta vergüenza pegar aquí la sección de metodología del estudio. Un becario haciendo un trabajo fin de carrera para cumplir el trámite quizá ?

    Incluso es más preocupante que Airbnb abandere este estudio con su nombre.

  • #012
    Felix Abalde - 1 julio 2015 - 19:53

    Las leyes y reglamentos han surgido en la sociedad por alguna razón, supongo. Cuando diseño instalaciones de protección contra incendios, debo tener en cuenta que en los hoteles, los usuarios no conocen los espacios, debo hacer los pasillos más anchos, etc. Supongo que para alquilar uno o dos días mi casa no tengo que pasar ningún control administrativo. Dudo que la libertad del mercado deba estar por encima de reglamentaciones lógicas.

  • #013
    yo mismo - 1 julio 2015 - 22:44

    Pues una vez leído el «estudio» del impacto sobre Barcelona llego a la conclusión que es propaganda para atraer apartamentos, o sea, AIRBANDB no encuentra suficiente material bien para abastecer la demanda o bien para obtener el nivel mínimo de ingresos requeridos. BYE

  • #014
    xaquin - 3 julio 2015 - 14:35

    Nunca me «creí» demasiado la propaganda de cualquier cosa (problemas del ADN)… pero tengo que decir que este informe «se supera»: tiene la enorme desfachatez de poner gente con cara feliz y, lo que es peor, los porcentajes están redondeados…inadmisible!

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