La importancia de la percepción social en la adopción de tecnologías disruptivas

Uber cars burned in Barcelona (IMAGE: e-Noticies.cat)¿En qué momento pasaron las empresas discográficas de ser empresas que defendían los legítimos intereses de los artistas, a convertirse en una mafia que presionaba a los gobiernos para obtener leyes que persiguiesen a sus usuarios y vulnerasen sus derechos fundamentales? ¿Cuándo, en la percepción colectiva, dejó de ser una editorial un vehículo transmisor de cultura para pasar a ser una empresa que insultaba a sus clientes y demandaba para ellos medidas coercitivas? ¿A raíz de qué acción o momento pasaron los taxistas de ser trabajadores en peligro que defendían unos derechos legítimos, a ser una mafia amenazante que se dedica a acosar a conductores y a incendiar sus coches?

Los fenómenos de disrupción facilitados por el desarrollo tecnológico siguen un ciclo que, tras ser testigo de unos cuantos, suele repetir bastantes de sus elementos. En la primera fase, el nuevo entrante suele generar una cierta dosis de curiosidad, de perplejidad, que llega a la simpatía. Entender el cambio que da origen a la disrupción es algo que aporta elementos de ingenio: el emprendedor ha sido capaz de idear un sistema que rompe las reglas, que evita una barrera de entrada determinada, y de dar lugar a un efecto que, de una manera general, suele ser percibido como una ventaja para el usuario. En esta fase suele tener lugar una adopción relativamente rápida, determinada por la curiosidad y el interés por la prueba, por una búsqueda de una posición algo más informada.

En una segunda fase, y tras un análisis algo más detallado o la exposición a opiniones de ambas partes, es habitual que surjan conclusiones algo más matizadas: se tiene a pensar en el impacto social, en los derechos o la situación de los perjudicados, en los efectos a medio y largo plazo, en las posibles consecuencias de impactos similares sobre otras actividades… En esta fase, además, los afectados suelen iniciar actividades de resistencia, que pueden ir desde declaraciones más o menos altisonantes a otro tipo de acciones, tales como denuncias, protestas, huelgas, etc.

Esa segunda fase resulta crítica: la capacidad del colectivo afectado para explicar su situación de manera exitosa es fundamental y decisivo a la hora de definir la percepción social vinculada con el fenómeno disruptivo. Acciones con connotaciones agresivas, actitudes percibidas como grandilocuentes o prepotentes, cerrazón y rechazo irracional a todo cambio, o efectos que generen molestias a los usuarios pueden determinar que o bien las actitudes colectivas pasen a favorecer al nuevo entrante y tenga lugar un proceso de adopción masivo, o bien surja un cierto movimiento de apoyo, de simpatía hacia la industria que sufre el impacto de la disrupción. Es un momento clave, un importante punto de inflexión en el proceso que puede determinar en gran medida el nivel de adopción del nuevo entrante, o en muchos sentidos, el futuro a medio plazo de la industria.

En el caso del transporte colaborativo frente a los taxistas, el desarrollo de una percepción colectiva está afectado por las acciones de ambas partes: resulta difícil encontrar alguna movimiento por parte de los taxistas que haya sido capaz de generar algún efecto positivo. Un colectivo que a base de protestas mal entendidas, de argumentos prácticamente infantiles y de actitudes generalmente amenazantes o insultantes en redes sociales han logrado el dudoso mérito de pasar a ser percibidos como una especie de mafia informal, que lo mismo provoca un boicot a un evento, que amenaza a una persona en concreto, o genera molestias a todos los usuarios paralizando una ciudad. En general, la actitud de los taxistas es casi un compendio de cómo no hacer las cosas: un desastre que solo puede ser atribuido a la carencia de estructura de una industria en la que no existen asociaciones o patronales con una mínima representatividad o un nivel mínimo de planificación estratégica.

Si el mayor crecimiento en descargas de la app de Uber tuvo lugar con las protestas y las huelgas de los taxistas, la reciente escalada violenta y los casos de agresiones a personas y vehículos en Barcelona han hecho que ahora muchos usuarios prefieran utilizar Uber porque prefieren dar su dinero a un simpático conductor con una evaluación de más de cuatro estrellas y percibido como «débil», frente a entregárselo a un taxista convertido en el imaginario colectivo en integrante de un grupo mafioso organizado que se dedica a perseguir y a quemar vehículos, o a intimidar a jovencitas. Alucinante, porque ese es precisamente el juego de las percepciones: a nadie le importa que sobre el total, ese tipo de actitudes sean completamente minoritarias, o que la gran mayoría de los taxistas proporcionen un servicio irreprochable. Lo importante en la construcción de la opinión pasa a ser la noticia y  la foto del vehículo quemado.

En el otro lado, Uber: mientras otros participantes o entrantes en el transporte colaborativo, por lo general sensiblemente más pequeños en términos de recursos, han tratado de permanecer al margen de la polémica, Uber ha asumido un papel de liderazgo y ha adoptado una posición frontal, con una clara estrategia detrás y actuaciones perfectamente planificadas. Ha tratado de explicar su modelo, de posicionarlo como algo natural fruto de la disponibilidad de una tecnología y de la no necesidad de unas restricciones, e incluso lo ha encuadrado dentro de un modelo que trata de ir mucho más allá de la idea del transporte de viajeros y alcanza la redefinición completa de las ciudades en base a ideas que podrían llegar a tener sentido.

Por otro lado, también se ha visto en Uber una actitud marcadamente agresiva: estrategias de relaciones públicas cuidadosamente planificadas y que no rehuyen la confrontación directaperiodistas investigados, competidores a los que se ataca directamente, problemas de privacidad en el tratamiento de los datos de sus clientesinversores y analistas amenazados con listas negras… la impresión empieza a ser que la compañía tiene claro que el fin justifica los medios, sean cuales sean estos. Una actitud que podría estar empezando a asustar a algunos inversores de los que aspiran a completar las fastuosas rondas que la han llevado a  una valoración que supera ya los 18.200 millones de dólares.

En la adopción de innovaciones disruptivas, la construcción de las percepciones sociales juega un papel importantísimo, y define en muchas ocasiones las barreras mentales que un usuario debe superar para probar o consolidar el uso. De nuevo, Uber se convierte en un caso capaz de aportar muchos elementos interesantes al análisis. Para bien y para mal.

 

This article is also available in English in my Medium page, “When it comes to adopting disrupting technologies, perception is everything«

34 comentarios

  • #001
    Konamiman - 20 noviembre 2014 - 10:25

    Sería interesante saber si la patronal del taxi (o institución equivalente, no sé cómo van estas cosas) ha condenado oficialmente estos actos vandálicos. La respuesta podría condicionar significativamente la percepción sobre el colectivo (en mi caso al menos lo haría).

  • #002
    Gorki - 20 noviembre 2014 - 12:20

    Es curioso como se repite la historia. El Ludismo quemó los primeros telares mecánicos, por las mismas razones que los taxistas de Barcelona queman los coches de UBER, por miedo a perder los puestos de trabajo.

    Deberían los taxistas leer la historia del Ludismo y observar que sus desmanes no impidieron que los telares mecánicos se multiplicaran y fueran la punta de lanza de algo mucho mas radical la Revolución Industrial.

    En mi opinión, AirBnb, Blablacar y Uber, son la punta de lanza de algo mucho más radical que esta a punto de nacer y no se podrá impedir, la Economía Colaborativa, el que la gente renuncie a la posesión de bienes por preferir tener acceso a su uso en el momento que lo precise.

    Eso va afectar a la fabricación y venta de todos los bienes alto precio y uso escaso o infrecuente, alojamientos y vehiculos fundamentalmente, pero también otro muchos bienes y servicios. Muchos sectores van a verse afectados y nuevas oportunidades de negocio se abrirán para quien sepa «coger la ola».

    ¿Van a quemar los taxistas de Barcelona las bicicletas de alquiler? ¿Y cuando esas bicicletas sean eléctricas, como las de Madrid? ¿Y cuando esas scooter electricas se transformen en coches eléctricos? ¿Cuantos años faltan para que eso ocurra?

  • #003
    Edgar Chimal - 20 noviembre 2014 - 15:30

    Si queda dentro del marco legal, ¿la solución no sería que los taxistas se convirtieran a su vez en una sociedad que compita en los mismos parámetros de Uber?
    Si eso implica que desaparezcan los taxis, tal y cual los conocemos ahora, ¿no vale la pena, si realmente se logran mejores condiciones para todos?

  • #004
    Observador - 20 noviembre 2014 - 16:25

    Vamos a explicar esta entrada:

    El señor Dans lee hoy lo que significa el «Ubergate» y piensa: «coño, pues va a ser que los de Uber no son tan simpáticos y molones como yo pensaba», voy a tener que escribir algo sobre el asunto. Pero claro, después de haber defendido a capa y espada a la compañía y haberse cagado mil veces en las «malas industrias» (al igual que el mamarracho medio que defiende lo primero que le parece «disruptivo») tiene que comenzar por ahí (la industria de la música y tal, que en parte tiene razón, pero que usado como calzador pues pierde seriedad, al menos para los que sabemos qué decimos).

    Otro «Observador was here» en toda la cara. Ya no sé cuántos van…

    ¿Hola, Krigan? Where are you, mate? Coméntanos un poco esto del Ubergate a ver… ¿Uber o privacidad?
    http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2014/11/19/actualidad/1416421959_013970.html

    Y Gorki sigue hablando de ludismo… Y de olas… Eres un poeta, no me cabe duda, pero primero empieza a saber diferenciar olas de tsunamis, porque aunque todo sea agua cerca de una orilla, no, no es lo mismo. Y de «Economía colaborativa» más bien poco, más bien «Economía Comisionista», es decir, unas pocas empresas absorbiendo liquidez de miles de comisionistas por encima de calidad y/o control.

    Pero tú sigue con tu movida del ludismo, si te hace feliz. La comparación de taxi Vs biciletas de alquiler es tan esperpéntica que obviamente no voy a perder el tiempo…

  • #005
    Alfonso - 20 noviembre 2014 - 18:19

    Cualquier acto vandálico es condenable pero…

    Si para escribir este blog la ley te hubiese obligado a pagar una licencia de 300.000€ y unos años después cualquiera pudiese hacerlo gratis quizá entendieses un poco más a los taxistas

    Tenemos que cambiar las reglas del juego de muchos sectores pero hay que pensar en cómo hacerlo sin arruinar a gente que no es uien a fijado esas reglas.

  • #006
    David el Bueno - 20 noviembre 2014 - 18:49

    Uber se está destapando como lo que es, de dónde viene y quién le apoya: la versión refinada del pirata del siglo XVI. Mientras que el viento sopla a mi favor y robo lo que me da la gana a los demás, estupendo aunque destroce la vida a otros y quiera esclavizar al resto a base de salarios sin cobertura de ningún tipo, segurida social de ningún tipo, cobertura de paro de ningún tipo…. Cuando las cosas van en mi contra, saco los cañones, prendo fuego y amenazo y agredo en su libertad a todo el que quiera ponerme una sola traba.
    Me gustaría saber qué comentario tienen que hacer quienes le apoyan, principalmente Google y Goldman Sachs, claro que en castellano tenemos una frase que dice «Pregúntale a mi compañero que es más mentiroso que yo».
    Una vez más la web imponiéndose a base de romper con todo de mala manera o si no romper con todo de cualquier manera.
    ¿Disrupción? No, aniquilación.

  • #007
    José Manuel - 20 noviembre 2014 - 19:08

    Alfonso, #5: Es de entender que alguien que ha tenido que pagar una licencia de 300.000 euros se vea amenazado. El problema es que en décadas jamás han movido un dedo para pedir la eliminación de esas licencias (con incentivos a los que ya la hubieran pagado) y que el sector del taxi se liberalizara. Los propios taxistas han creado una casta en la que es muy difícil entrar, con lo que se han asegurado no tener competencia alguna. Hasta ahora.

  • #008
    Anónimo - 20 noviembre 2014 - 20:26

    Sin duda este artículo describe perfectamente el fenómeno de la disrupción pero a mí lo que más me interesa resaltar es como afecta este fenómeno a las dos principales clases de humanos que en mi humilde opinión poblamos este planeta.

    Lo queramos o no la humanidad más que nunca ha quedado dividida en dos clases de personas. Lo que ahora se engloba bajo el acertado calificativo de casta y el resto.

    Ese resto de personas es la clase media, no solo venida a menos, sino en pronunciada caída.

    Una caída que para unos puede ser a lo más profundo del pozo de la pobreza extrema o teniendo suerte sería una suave aproximación al pozo de la esclavitud en jaulas de latón o de oro según el caso.

    Es una pena que no nos demos cuenta que la clase media alta está muy lejos de la consideración de casta y que aunque a diferente escala padecen el mismo tipo de abusos de la casta. Si por tu situación económica pasas a ser Casta, te pondrán en bandeja toda clase de oportunidades para evadir impuestos o como dicen otros para optimizar tu fiscalidad. Además podrás influir con tu dinero en las decisiones políticas que más te beneficien.

    Lo que caracteriza a la casta no solo es el el dinero, es la poderosa red de intereses creados que la sostiene.

    A mi juicio, la diferencia fundamental desde un punto de vista práctico entre una clase y otra es que unos cada vez ganan más y otros cada vez ganan menos. Se trata de un límite bastante bien definido y las reacciones ante los fenómenos de disrupción yo creo que son de signo contrario en una clase y en otra.

    Unos no quieren que nada cambie, otros quieren que la inmensa mayoría de la humanidad se beneficie de las nuevas oportunidades que ofrece la tecnología y que compiten con modelos de negocio muy antiguos pero muy asentados y sustentados en una enorme red de intereses particulares que mueven muchísimo dinero.

    Desde mi humilde punto de vista la disrupción lo que busca es reestablecer el equilibrio de oportunidades para ganar dinero o para aumentar la calidad de vida. Son puentes y túneles que bordean los obstáculos que los lobbys han conseguido tejer para resistir a la innovación porque esta desestabiliza la poderosa red de intereses creados y de privilegios conseguidos.

  • #009
    Anónimo - 20 noviembre 2014 - 21:47

    Tenemos a unos señores que tras haber pagado una licencia carísima se encuentran con competencia desregularizada.
    Pues bienvenidos al capitalismo.
    A ver. Yo vendo «Pistachos». Si alguien ha comprado al gobierno una licencia de «Vendedor de pistachos oficial» por 300.000€ pues… pues muy bien. yo seguiré con lo mio. Esto no es ni competencia desleal ni gaitas, es el mercado.

  • #010
    alvaro - 20 noviembre 2014 - 21:58

    @alfonso Las licencias de Taxis cuestan 300000€ porque el estado se ha desentendido y ha permitido la especulación para poder trincar una parte del precio declarado (todos sabemos que hay mucho «b») en eso. El problema de jugar con la especulación, como pasó con los pisos, es que cuando compras algo por 10 esperando sacarle 20, cprres el riesgo de que se devalúe y quedarte a 0. Lo del mercado de las licencias es un absurdo. Debería ser el gobierno el que las concediera, no el » piso_para_vender_al_jubilarme» de los taxistas. Y si ellos siguen el juego y luego pierden… Xomo se decía de pequeño:»no fueras jugado»

  • #011
    Pablo Roca - 20 noviembre 2014 - 21:59

    Me quedo con un comentario leído por internet

    «they are being dicks»

    La idea es buena, pero la puesta en práctica creo que no del todo buena. Todos queremos competir con las mismas reglas, que ellos se la saltan a la torera.

  • #012
    Observador - 20 noviembre 2014 - 23:30

    ¿Doctor Krigan? Le llaman desde recepción. Tiene una consulta pendiente…

  • #013
    Javier - 20 noviembre 2014 - 23:32

    #004 Tú Observador, como suele ser habitual en ti, jugando a querer ser el más listillo de la clase. La economía colaborativa existe desde hace siglos, toda la vida las guarderias han tenido que aceptar con resignación la «competencia desleal» que los abuelos les hacen cuando se quedan a cuidar a sus nietos porque los padres han de trabajar. Pero supongo que a ti te encantaría que los dueños de las guarderias fuesen por la calle rompiéndole las piernas a todo anciano que viesen

  • #014
    Gorki - 20 noviembre 2014 - 23:57

    Dicen que Uber que no cumplen las reglas, pero quien quema coches son los taxistas de Barcelona que les molesta la competencia.

    Yo me pregunto quien es el que realmente no cumple las reglas, el que monta a alguien en un coche legalmente autorizado para trasladar cinco personas, un coche que pasa todas las revisiones que la ley le obliga y paga todos los impuestos que le piden, o el que quema coches por la noche.

  • #015
    Lucia - 21 noviembre 2014 - 02:26

    Edans, no acabo de entener qué diferencia hay entre los taxistas protestando contra Uber, la industria discográfica quejándose de que los usuarios infringen su copyright y Apple protestando por sus patentes y bloqueando las ventas de terminales de la competencia.

    En todos ellos veo el mismo patrón. Utilizar los medios de que disponen para parar a su competencia. Curiosamente, te dedicas a llamar de todo a los 2 primeros y no se te vió comentar nada del sonorísimo caso de Apple y la cola que ha traído.

    En cambio, eso sí, hace años tirabas piedras a Microsoft por casos que no conoce nadie…..Curioso, cuánto menos.

    https://www.enriquedans.com/2005/04/microsoft-y-las-patentes-de-software.html

  • #016
    Lucia - 21 noviembre 2014 - 02:28

    #11 ¿Hay que explicarlo? El que quema coches, no cumple las reglas, y de hecho si lo pillan lo llevan a comisaría. A Uber la dejan andar a sus anchas….esa es la «pequeña» diferencia……

  • #017
    Alex - 21 noviembre 2014 - 11:12

    Pues mientras la Comisión Europea y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia estén del lado de la libre competencia, eso sí, convenientemente regulada, los taxistas tienen muy poco que hacer.

    Y la regulación tardará, pero ya están en ello: (http://www.cnmc.es/Portals/0/Ficheros/Promocion/Informes_y_Estudios_Sectoriales/2014/EconomiaColaborativa/Consulta_Objetivos_publicos_de_la_regulacion.pdf)

  • #018
    Observador - 21 noviembre 2014 - 12:37

    #13 Javier, a mi los complejos de idiota que tengáis los demás me traen bastante sin cuidado desde hace ya tiempo. Estoy hasta los mismísimos cojones de leer gilipolleces de todos los tamaños y todas las procedencias y que cuando a ese imbécil le explicas que se ha olvidado un par de cosas te diga «es que vas de listo». De la misma forma, estoy hasta los cojones de leer gilipolleces como la del famoso futbolista-entrenador al que alguien recientemente le denuncia por no tener la licencia necesaria para ejercer y suelta un «es que hay mucho envidioso». Son un par de ejemplos rápidos del nivel de argumentación que no me interesa. No sé si lo captas. Espero que sí. Más claro no he podido ser.

    Ahora lo que podrías explicarnos es cómo llegas a meter en un mismo concepto («economía colaborativa») a una empresa con 15.000 millones detrás y unos abuelos cuidando de sus nietos y que a eso le llames por igual «competencia» para argumentar unas ideas.

    Espero volver a pasarme y que haya una respuesta. Y si ves al Dr. Krigan le dices que tiene una consulta pendiente.

  • #019
    Gorki - 21 noviembre 2014 - 12:58

    #016 Lucia
    ¿No te has preguntado que puede ocurrir que Uber no infrinja la ley, por eso no los detienen y los que queman los coche, si?

  • #020
    álvaro - 21 noviembre 2014 - 13:22

    @Observador Ya te contesto yo:
    La empresa de 15000 millones se lleva ese dinero porque es la que ha puesto la idea y la infraestructura para hacer posible las actividades de «economía colaborativa» en la que participan los usuarios activos (conductores) y pasivos (viajeros) de Uber. No veo ningún tipo de incoherencia en los argumentos. No son para nada incompatibles una empresa que preste un servicio tradicional como intermediaria y unas personas que participen en operaciones de economía colaborativa. Y te puede gustar más o menos y te puede parecer que el pellizco de Uber es más grande o más pequeño, pero mientras sea legal, a diferencia de quemar coches o impedir el tránsito en vías públicas, que no lo es, te tienes que aguantar y tienes que aceptarlo. Lo tienes que aceptar tu y lo tienen que aceptar los especuladores de los taxistas que pagan esas morteradas por una licencia porque al jubilarse esperan sacar el doble. Luego con la especulación vienen las burbujas y como cambien las leyes y las autoridades decidan volver a otorgar las licencias, muchos se rasgarán las veestiduras y se irán a cortar las m30 y a lloriquear que si han pagado mucho… pues no haber pagado tanto. Desde luego, si el colectivo del taxi quiere las simpatías de la gente, deberían empezar por dejar de quemar coches y portarse como una mafia. No tiene que gustarte, desde luego, pero tienes que aceptarlo y respetarlo. Lo mismo que si mañana los taxistas consiguen que lo ilegalicen, los ususarios tendrán que aceptarlo igualmente. Eso sí, no creo que la imagen de los taxistas saliera beneficiada.

  • #021
    Observador - 21 noviembre 2014 - 16:26

    Álvaro, la pregunta es… ¿qué cojones tiene que ver eso con unos abuelos cuidando de sus nietos y una posible competencia contra guarderias, cuando no hay ni un mísero céntimo de por medio? Que es la ocurrencia comparativa que se le ocurrió al cómico Javier de más arriba para hablarnos del tipo de competencia que hace Uber.

    Tenéis un problema cuando queréis reflexionar sobre estos temas, y es que ponéis como criterio la simpatía sobre los demás (aparte de no tener ni puta idea la mayoría de las veces). A mí me importa tres pares de cojones si a ti los taxistas te parecen más o menos mafiosos, más o menos agradables, es un criterio que no me sirve para juzgar una realidad económica y cada vez que usáis ese argumento lo único que hacéis es un ridículo lamentable (aún peor quienes ya se les supone un cierto criterio y escriben blogs).

    Como ya he dicho muchas veces, a mí los taxistas me importan un rábano, de hecho me es gracioso ver cómo reciben de su propia medicina con la facilidad y alegría con la que hablaban de otros sectores. Lo fácil para mí sería decir que los de Uber tienen toda la razón del mundo, pero no, porque la economía no es lo que a ti hoy se te pueda ocurrir al levantarte o untando las tostadas (que es lo que parece que sucede en España).

    A mí no me tienes que explicar que muchos taxistas son unos paletos, unos mafiosos y unos ignorantes, pero eso no me sirve como criterio para juzgar sobre el fondo de la cuestión, que es mucho más compleja. A ver si te crees tú que juzgar un supuesto de hecho es ver quién te cae mejor. No, hombre, no. Para eso tienes los shows de TV.

    Hay un problema con tu teoría económica «colaborativa», y es que una empresa con 15.000 millones detrás y con una cantidad importante de actividad económica ya no se puede llamar «colaborativa» en su esencia. A ti te podrá parecer muy colaborativo y muy molón, casi una donación, el que alguien te lleve en coche por X dinero, pero desde el momento en que hay una transacción eso tiene cierta trascendencia jurídica y económica por muchas cosas sobre las cuales tú no tienes ni puta idea, aunque posiblemente no tengas más de 25 años y ya vayas de teórico económico por la vida.

    Repito lo que he dicho muchas veces: a mí Uber me parece fenomenal, siempre y cuando se abstenga a las reglas económicas de los demás competidores y del sistema en su conjunto y por supuesto teniendo en cuenta los temas tributarios y de relación laboral.

    Lo de que «llego y hago lo que me sale de los cojones saltándome las reglas que sean porque soy innovador y colaborativo» a mí de poco me sirve. Imagino que a ti sí porque te ahorras un par de euros por viaje. Dónde yo resido la tarifa del taxi está regulada y por 5-6 unidades voy a la otra parte de la ciudad. Y por supuesto al taxista no se le ocurre trampearme… Y de ese dinero que yo pago un % se va a escuelas, carreteras y tendido eléctrico de esa ciudad, no desaparece misteriosamente porque no quedan registros.

  • #022
    Pablo Roca - 21 noviembre 2014 - 21:04

    #14 Gorki y #16 Lucía,

    ¿Tengo que decirlo? :)

    Es que quema coches está cometiendo un delito, por eso con buen criterio lo detienen.

    Lo que hace Uber es entrar a una ciudad compitiendo sin atenerse a la regulación (reglas) vigente, y cuando los obligan, empiezan a cumplir con dicha regulación o piden debatir y discutir la regulación.

    Política de hechos consumados, y les va bien ¿Porque van a cambiar?

  • #023
    Krigan - 22 noviembre 2014 - 08:24

    #5 Alfonso:

    Esos 300.000 euros los acaban pagando los consumidores. Son 300.000 razones para que esto cambie. Y no, no veo por qué hemos de preocuparnos del que tenga semejante clase de propiedad. Es un valor enteramente basado en la injusticia. El valor de esas licencias sería cero si cualquiera pudiera sacarse una, como pasa en casi cualquier otro negocio.

    Yo sigo esperando que alguien me explique por qué puede haber tantas fruterías como se desee, y con los precios que cada frutero quiera poner, y quien dice fruterías dice cualquier otro negocio, y que los taxis sean una de las poquísimas excepciones a esta regla. Estas excepciones no se justifican en nada (tampoco farmacias ni estancos).

  • #024
    Observador - 22 noviembre 2014 - 16:21

    Yo sigo esperando que alguien me explique por qué puede haber tantas fruterías como se desee, y con los precios que cada frutero quiera poner, y quien dice fruterías dice cualquier otro negocio, y que los taxis sean una de las poquísimas excepciones a esta regla. Estas excepciones no se justifican en nada (tampoco farmacias ni estancos).

    Decía Feyman que se tenía como alguien muy abierto de mente pero no tanto como para que se le cayera el cerebro. A ti hace tiempo que se te ha caído, Krigan. Bueno, a ti y a los libegales del montón, que sois esos que habláis de economía sin haber abierto un solo libro. En España los hay a patadas, desde el ignorante político de turno al imbécil del autónomo que se creía que todo iba a ser infinito y se tragó a pies puntillas lo que decía el ignorante político de turno (una simbiosis cojonuda ésta). Liberales los hay en los anglosajones, vosotros sois «libegales» (es decir, tipos que queréis ser como otros sin tener ni puta idea más allá de cuatro conceptos que además los anexionáis de forma chapucera).

    Y en Antropología Económica un 0 patatero. Preveo un tiempo largo para que salgáis de la crisis… Que no es que vayáis a salir, sino a mejorar un poco, si acaso…

  • #025
    Krigan - 23 noviembre 2014 - 00:14

    #24 Observador:

    ¿Argumentos? Ninguno, solo descalificaciones. Y encima, repitiendo por enésima vez el error de decir que yo soy liberal. Vaya observador más agudo que estás hecho.

  • #026
    Alfonso - 23 noviembre 2014 - 09:53

    Veo varios comentarios acusando a los taxistas de que los precios de las licencias sean desorbitados cuando quien regula esto es el ministerio?¿
    Si eres taxista es que has tenido que pagar ese peaje, ¿y luego vas a luchar tu porque se elimine y hayas pagado por nada? No os dais cuenta de que ninguno de vosotros lo haría?
    La verdad no se como se desmonta una bola de nieve como esta pero no creo que sea justo cambiarle las reglas a alguien de golpe después de haberse endeudado de por vida.
    Deberíamos encontrar otra solución más equitativa

  • #027
    Krigan - 23 noviembre 2014 - 12:40

    Alfonso:

    Las licencias las dan los ayuntamientos, y por eso los precios de las mismas varían grandemente de un municipio a otro. Mira lo que pasa cuando un ayuntamiento quiere ampliar el número de licencias:

    http://www.lasprovincias.es/v/20140315/ribera-costera/taxistas-xativa-protestan-ampliacion-20140315.html

    http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/merida/taxistas-rechazan-ampliacion-licencias-preve-ayuntamiento-merida_670684.html

    Que conste que no es mi intención acusar ni culpabilizar a nadie (salvo cuando se cometa un acto vandálico), pero sigo sin ver por qué los consumidores tendríamos que seguir pagando el pato. Los taxistas se han pasado toda una vida beneficiándose de una injusticia, que ellos mismos han contribuido a aumentar por su propio interés. ¿Y ahora hemos de preocuparnos los demás de que el precio de las licencias caiga a cero? ¿Por qué?

    ¿Compensamos a los amos cuando la esclavitud es abolida? ¿Compensamos a la SGAE cuando el canon es reducido a un 5% de lo que era? ¿Compensamos a los accionistas de Telefónica cuando el monopolio de la telefonía es abolido? Cuanto más beneficiosa es para algunos la injusticia, ¿más hemos de compensarles?

  • #028
    Observador - 23 noviembre 2014 - 18:45

    #026 Existe un problema, Alfonso. En tu país, una gran parte de la doctrina jurídica y ecónomica española (muchos de los cuales hoy en día van únicamente a calentar la silla) piensan que eso que se llama seguridad jurídica debe significar que, aunque se den circunstancias modificativas que puedan desequilibrar la esencia de lo que se convino, ya no se puede hacer nada porque «es lo que hay» (frase típica del amigo Dans) y «es lo que se pactó». Esto supone un pequeño problema en el que parece que esta doctrina no ha pensado, y es que abre las puertas a todo tipo de estafadores y especuladores para legalizar contractualmente ciertos negocios que desde un punto de vista de justicia material debería ser ilícito. Esto no sería mucho problema de no ser porque en tu país la tasa de estafadores y especuladores es ASOMBROSA. Porque, aunque tu no tengas ni puta idea de lo que te estoy comentando, resulta que hay unos tipos que piensan que jurídicamente «todo vale» mientras esté firmado en un contrato en base a que todos somos libres e iguales (independientemente, incluso, de cómo se haya realizado ese contrato). Resulta que estos tipos suelen estar en desacuerdo con otros juristas que generalmente pueblan los tribunales porque éstos tienden a inyectar cierta equidad en los desfases contractuales, ya que entienden que un contrato debe partir desde el inicio de una justicia material inherente sin la cual el contrato nace viciado. Entonces uno, cuando tiene algo más que ni puta idea, se da cuenta de qué va la película y empieza a conectar cosas.

    Krigan está en ese grupo de tipos que entienden que las circunstancias modificativas no deben conllevar equidad (donde equidad no es regalarle nada a nedie, sino equilibrar algo parcialmente debido a nuevas circunstancias que nadie pudo prever -diferente a si se pudieron prever-). Eso sí, luego es el primero en pedirle al jefe que le pague la nómina que pactó aunque hayan cambiado las circunstancias. Es decir, según Krigan y estos tipos, si eres un taxista que pagó esa licencia porque los Ayuntamientos fueron unos avaros y no tenían ni puñetera idea de lo que hacían competitivamente hablando (que es más que posible), tú te debes de joder porque «es lo que hay» y es lo que se firmó. Es más, aunque posiblemente algunos de los que tejieron este tipo de licencias de estos dinerales supieran que en el futuro los taxistas se verían inmersos en estos temas, os tenéis que joder porque «es lo que hay y es lo que se firmó». Da igual que el negocio hubiera sido una auténtica burrada (que en realidad lo fue probablemente porque los Ayuntamientos vieron ahí una forma de ganar dinero fácil y cómo en EEUU «funcionaba», ¿por qué no iba a funcionar aquí?»), lo importante es que se firmó aunque haya 17 clausulas con la letra más pequeña que el entendimiento de algunos y un tipo muy simpático te pusiera la cabeza con un bombo para que acabaras firmando.

    Así que, primero entiende bien de qué va la historia y luego te pones a debatir sobre el asunto real porque probablemente tú hayas votado más de una vez a esos tipos que suelen estar cerca del discurso que te digo.

    Krigan, si no eres libegal debes de ser una especie en extinción, porque todas las reflexiones que haces están en ese ámbito. Ojo, que a mí los liberales me cane muy bien, sobre todo los de determinados países, pero los «libegales» sólo me dan risa y pena. Y parece que seguimos sin distinguir. Hay muchas gente que es gay sin saberlo hasta que cierto día entiende que es lo que es.

    No te preocupes, si hay que abrirte la puerta del armario yo no tendré problema en hacerlo. Lo principal es que sepas lo que eres y los demás entiendan por qué.

  • #029
    Krigan - 23 noviembre 2014 - 21:00

    Observador:

    O tal vez lo que pasa es que no tienes ni zorra idea de lo que hablas, y por eso dices que soy liberal. Y como no te cabe en la cabeza la idea de que puedas estar equivocado, tu conclusión cada vez que te digo que no lo soy es que ¡yo soy liberal sin saberlo!

    En cuanto a tu curiosa doctrina de lo que (según tú) no se pudo prever, exactamente lo mismo podrían alegar los propietarios de esclavos, que cuando los compraron no sabían los pobrecitos que la esclavitud iba a ser abolida. Otro tanto podríamos decir de los otros 2 ejemplos que puse, el canon de la SGAE y el monopolio de Telefónica.

    Que por cierto, tú sabrás por qué acusas a los ayuntamientos de «avaricia» (querías decir codicia). La gran mayoría de los taxistas le han comprado su licencia a otro taxista que la tenía hasta que se retiró. Ya se ve que eres todo un experto en el tema.

  • #030
    Alfonso - 24 noviembre 2014 - 19:48

    Krigan,
    El precio de una licencia en Madrid se le pagas al taxista que te la vende, no se lo pagas al Ayuntamiento de Madrid. Ese el motivo de esta burbuja, si las licencias ‘volvieran’ al ayuntamiento entonces su precio no se habría disparado fuera de toda lógica.
    Pero partiendo de que esto se hizo mal hace mucho tiempo un taxista que tiene que pagar hoy ese peaje creo que no es el culpable de que el sistema funcione así. Es tan víctima como los usuarios que pagamos un sobrecoste por ello.

    Puedes cambiar el sistema mañana y que no sea necesaria ninguna licencia, como también puedes decir que no necesitas ser arquitecto para diseñar una casa o ingeniero para hacer una presa. No me parece la mejor solución pero puedes proponerlo.
    Me hace gracia que cuando una regulación está obsoleta porque no se ha tocado en años la propuesta para muchos es no regular nada, el mercado ya lo hará con las valoraciones de los usuarios y todo eso… en vez de hacer los deberes y buscar cual es el equilibrio correcto entre derechos de unos y otros, entre garantías para el usuario y libre competencia.

  • #031
    Krigan - 25 noviembre 2014 - 17:57

    Alfonso:

    No cuela. Las fruterías, los bufetes de abogados, las auto-escuelas… todo eso funciona en régimen de libre competencia, y está regulado. Los taxis no operan en libre competencia, no puedes hacerte taxista sin comprarle a alguien una licencia preexistente, porque estas son cerradas, hay un número fijo de ellas por municipio. Tampoco puedes cobrar en tu taxi las tarifas que quieras (y consecuentemente los consumidores no pueden elegir entre taxis más baratos o más caros). ¿Por qué los taxistas son una de las poquísimas excepciones a la libre competencia? No hay ninguna justificación para ello.

    Ya dije que no es mi intención culpabilizar a nadie. Los taxistas no tienen la culpa de nada. Pero el caso es que los demás tampoco la tenemos. No veo por qué los consumidores debemos seguir siendo penalizados con un sistema sin competencia. No veo por qué los contribuyentes le tenemos que pagar ninguna compensación a los taxistas. Lo que sí veo es que el nada competitivo sistema actual ha beneficiado durante décadas a los taxistas, los cuales han sido muy activos en su empeño por mantenerlo.

    ¿Pobrecitos los taxistas? Pobrecitos los demás, que somos los que lo sufrimos. Me parece absurdo que el eliminar una injusticia se quiera pintar como injusto para el que se beneficia de ella.

  • #032
    Observador - 26 noviembre 2014 - 00:39

    Krigan, te repito que tengo la puerta del armario abierta para cuando quieras salir… Sólo tienes que reconocerlo, no va a pasar nada.

    En cuanto a esta gilipollez:

    Que por cierto, tú sabrás por qué acusas a los ayuntamientos de “avaricia” (querías decir codicia). La gran mayoría de los taxistas le han comprado su licencia a otro taxista que la tenía hasta que se retiró. Ya se ve que eres todo un experto en el tema.

    A ver, hesperto, ¿podrías decirnos quien es el dueño último de esas licencias y quien debe de autorizar los traspasos? ¿Es que por algún momento, pedazo de perogrullo, has pensado que los ayuntamientos hacen ese traspaso gratuitamente? ¿Es que los Ayuntamientos no tienen otra forma de ganar dinero?

    Pregunta porque no tienes ni puta idea, como siempre. Y ya, de paso, pregúntate por qué se hace así, y por que así es, por ejemplo, en un sitio tan liberal como Reino Unido, porque, como siempre, no tienes ni puta idea.

    Tú sólo cuentas una parte de la película, pero no cuentas qué pasaría si el Estado no regulara ni controlara, como sucedió (y sigue sucediendo) con el tema de los estibadores en distintas partes del planeta. Porque, como ya ha quedado más que claro, NO TIENES NI PUTA IDEA.

  • #033
    Jose Maria Castellano - 26 noviembre 2014 - 10:26

    Estimado Enrique:

    En este caso no estoy nada de acuerdo, Uber podría tener más componentes de mafia que cuenta con un potente aparato de publicidad y marketing detrás, grupos inversores de dudosa confianza y reputación, y de la pasividad de unos políticos que quieren pasar de rositas. Imagíne usted el caso de un señor que tiene un bar, pague licencia e impuestos, alquiler de local, seguros e incluso tuviese que hacer algún examen para tener el bar. Si un «latero» vendiese latas de cerveza, sin pagar los costes que el bar legal tiene, ni adaptarse a la legalidad, ese señor no es «emprendedor disruptivo», si no que está vulnerando la ley y no está compitiendo en igualdad de condiciones. Ese señor latero infringe la ley, es un pirata. Creo que no tiene sentido defender ni alabar Uber, a no ser que alguien tuviera intereses o trabajase en la misma empresa. Siguiendo el mismo razonamiento, Uber infringe la ley. En países serios se legisla y se prohíbe Uber. Aquí ya sabemos lo que pasa… Nadie quiere quedar mal y aplicar la ley cuando toca. Por último, no me parece adecuado tildar a los taxistas de mafiosos, genéricamente, quizá algunos lo puedan ser, especialmente los que han quemados coches de taxistas «ilegales». Generalizar es fruto del desconocimiento, análisis poco profundos y no creo que sea nada bueno ni para un colectivo ni para otro.

    Atentamente,

    José María Castellano

  • #034
    Jose Maria Castellano - 26 noviembre 2014 - 10:36

    Uber no es transporte colaborativo. No utiliza bien el término. Colaborativo puede ser que yo me coordine con mi vecino o con un compañero de trabajo y que los dos compartamos gastos. Pero cuando yo cojo mi coche y realizo funciones de otra profesión, eso es intrusismo. Hay que hablar de economía intrusista o intrusismo o transporte intrusista. A ver si mañana se va a ocurrir abrir una clínica y empezar a operar pacientes o llevar casos de derecho civil en mi despacho y con todo con mi inmensa «simpatía».

Dejar un Comentario

Los comentarios están cerrados