Jorge Mata en el IE

Jorge Mata en el IEAgradabilísima e interesantísima última clase de mi curso en el International Executive MBA con Jorge Mata, fundador de MyAlert. Había asignado el caso MyAlert en versión online, con lo cual los alumnos habían ya visto a Jorge en vídeo, así que lo presenté directamente al principio de la clase, en lugar de «sacarlo de la chistera» como hago otras veces. Tuvimos la oportunidad no sólo de analizar el caso en primera persona y viendo cada tema relatado según la visión de quien lo vivió en primera persona, sino también de entrar en contacto con el nuevo proyecto de Jorge, Berggi. Berggi viene a ser una red social para móviles (ver su blog), que permite a los miembros definir su círculo de contactos e intercambiar archivos, fotos, vídeos, mensajes, tonos, música, etc. de manera gratuita, pagando sólo los costes de la comunicación, o bajarse contenidos que otros usuarios suben a BerggiPARK. El entorno es agradable, compatible con prácticamente cualquier teléfono (tienen la friolera de doce versiones), y hemos podido vivir las explicaciones y los planes de lanzamiento en el momento en que la empresa tiene todavía un puñadito de clientes y un volumen de tráfico muy bajito. No tengo la menor duda de que la cosa se pondrá muchísimo más interesante y concurrida en un breve espacio de tiempo.

2 comentarios

  • #001
    Chemape - 15 julio 2005 - 16:23

    Lo primero que me ha venido a la mente es ¿y Jorge no ha puesto también un Ã?«skypeÃ?» en el cliente –para pasar la voz a datos — porque no se puede, porque no sale a cuenta, o porque ya le parecía demasiado? Muy interesante esto de seguir aprovechando los huecos que dejan las operadoras…

  • #002
    Ultor - 17 julio 2005 - 12:26

    Los del Santander le volveran a meter chorropocientos millones de capital riesgo o ya se han escarmentado? Porque de todas las tonterías de servicios que llevaba por la cabeza (guía de vinos por SMS y similares) lo único que le debe funcionar es lo que hacen todos, iconos y melodías.

    Eso sí, engañó a unos cuantos. Y es que hay unos cuantos caraduras que viven muy bien del cuento.

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