La guerra de la impresión tridimensional

El cubo tridimensional mutante de la película «Super 8«, escrita y dirigida por J. J. Abrams y producida por Steven Spielberg, se convirtió el pasado junio de 2011 en el primer protagonista de la incipiente «guerra de la impresión tridimensional»: un ingeniero mecánico de Baltimore, Todd Blatt, recibió un requerimiento de cease and desist de Paramount Pictures por ofrecer en una página web réplicas del objeto realizadas con una impresora tridimensional.

Desde entonces, la polémica que en su momento comentamos que dejaría muy pequeña a la de las descargas de música y películas no ha dejado de avanzar. Las primeras referencias que conozco del tema en el ámbito académico provienen del director del Center for Bits and Atoms del MIT, Neil Gershenfeld, en su cada vez más recomendable libro «Fab«: un futuro en el que los progresivos y rápidos avances en la tecnología de impresión de objetos físicos y la circulación incontrolable a través de la red de planos de fabricación hacía que cualquiera pudiese imprimir cómodamente en su casa cualquier tipo de objeto o combinación de ellos.

Pero las hipótesis aventuradas en el libro no han parado de materializarse, a una velocidad insospechada: en enero de 2012, The Pirate Bay anunció una sección dedicada a lo que llamaron Physibles, una página que a día de hoy tiene unos sesenta registros de planos de objetos de todo tipo imprimibles en impresoras tridimensionales domésticas, desde la cabeza de Mark Zuckerberg hasta la máscara de Anonymous registrada por Warner Bros., pasando por ideas de todo tipo y condición. Los avances en el diseño y desarrollo de impresoras tridimensionales han llevado al éxito de varios proyectos desde la artesanal y moderadamente popular Replicator de Makerbot ($1.749), hasta su sucesora, la Replicator 2 ($2.199) con un aspecto infinitamente más pulido, o la llamada «nueva generación» de impresión tridimensional con mucha mejor resolución, con proyectos como esa Form 1 de Formlabs ($2.000) que, desde su petición original de $100.000 en Kickstarter, lleva recaudados casi dos millones de dólares a falta de trece días para el final de la fase de financiación. Realmente, la impresión tridimensional no parece resultar en absoluto complicada, más bien algo al alcance de cualquiera con suficiente incentivo y afición. En estas condiciones, parece que, a medida que nos acercamos a la madurez de la impresión tridimensional, estamos abocados a un futuro en el que casi cualquier persona podría querer tener una impresora tridimensional en su casa. O tal vez no.

Con este desarrollo, era de esperar que empezasen a aparecer recelos y dilemas interesantes. Por un lado, surge la polémica en torno a la posibilidad de imprimir modelos funcionales de armas de fuego: un colectivo que había anunciado su intención de distribuir instrucciones sobre cómo imprimir una pistola ve como el fabricante de la impresora tridimensional que utilizaban en régimen de alquiler aparece en su sede y les retira la máquina diciendo que no puede ser utilizada para actividades ilegales (fabricar un arma de fuego es legal en los Estados Unidos sin necesidad de ningún tipo de licencia). Por otro, vemos aparecer el primer caso de DRM aplicado al ámbito de la impresión tridimensional: una petición de registro de patente pretende que las impresoras tridimensionales estén obligadas en el futuro a contrastar las peticiones de impresión contra una base de datos de objetos protegidos por propiedad intelectual o por otros motivos. Cada vez que nos dirigiésemos a nuestra impresora tridimensional y le diésemos las instrucciones para imprimir algo, ésta se conectaría a dicha base de datos, comprobaría que la pieza en cuestión no está registrada por ningún fabricante interesado en impedir su fabricación, y solo tras dicha comprobación procedería a ponerse en marcha. Obviamente, nada por el momento obligaría a los fabricantes de impresoras tridimensionales a adoptar un procedimiento que, lógicamente, disminuiría enormemente el atractivo de su oferta de productos, pero habría que ver qué pasa cuando dichos fabricantes se encuentren la presión del lobby de turno y las nuevas leyes dictadas al respecto por los políticos.

Realmente, un tema para pensar. La aparición de una tecnología que permite convertir un objeto físico en un conjunto de bits que pueden ser usados para recrear fácilmente dicho objeto está llamada a cambiar muchas, muchas cosas. Y, sin duda, también llamada a ayudar a que vayamos entendiendo muchos contrasentidos.

25 comentarios

  • #001
    Krigan - 13 octubre 2012 - 14:29

    Tiembla, Disney. Vamos a poder imprimir muñecos de Mickey Mouse para nuestros críos…

    MUAHAHAH

    Ahora veremos cuánto tarda en aparecer el primer neoludita que dice que fabricarte tus propios objetos es robar.

  • #002
    Rai - 13 octubre 2012 - 15:22

    Esto me suena a una historia de artesanos textiles y unos despiadados industriales…. Sera este el camino de la autosuficiencia….

  • #003
    David Peñasco Maldonado - 13 octubre 2012 - 16:36

    Ya están los malvados lobbies poniendo puertas al campo. ¡Yo quiero imprimirme un rifle de asalto Kalashnikov si me da la gana! ¡Basta de regulaciones, que esto empieza a parecerse a la industria de la música! ¡Viva la libre empresa, coño!

  • #004
    jacho - 13 octubre 2012 - 16:49

    Y si añadimos a la polémica productos libres como el popular RepRap (http://reprap.org/wiki/Main_Page), impresora 3D más que decente que con un poco de maña te fabricas por menos de 500€ (y que puedes amortizar fabricando piezas para crear clones), el usuario… ¡se convierte también en fabricante de impresoras 3D!
    El DRM, absurdo de por sí, parece un esfuerzo en vano.

  • #005
    Jesus - 13 octubre 2012 - 17:01

    Un pequeño apunte. La máscara no es de Anonymous, es de V de Vendetta dibujada por David Lloyd.

    Saludos!

  • #006
    jakolete - 13 octubre 2012 - 17:19

    Pues yo me estoy construyendo mi propia impresora 3D

  • #007
    ALBERTO - 13 octubre 2012 - 17:22

    Ánimo para los que se ponen como una moto cada vez que pueden piratear algo, la maquinita (impresora 3D) vale no menos de 20.000 euros, los consumibles un pastón y el material resultante es una resina, así que poco va a temblar Disney y como mucho te puedes hacer una pistolita de plástico pero a precio de oro.
    Esto que alguno lo cuenta ahora como novedad existe hace casi 20 años.

  • #008
    jakolete - 13 octubre 2012 - 17:23

    Lo digo por que quien me va a obligar a conectarme a esa base de datos???

  • #009
    Enrique Dans - 13 octubre 2012 - 17:30

    #007: Alberto, vale diez veces menos (dos mil, o menos algunos modelos), la resina es baratísima, y la impresión es francamente barata. No sé que conociste hace casi veinte años, pero no hablamos de lo mismo. Haz clic en los enlaces para verlo.

  • #010
    jakolete - 13 octubre 2012 - 17:35

    Para Alberto. Mi maquinita no me va costar mas de 500 euros. El consumible viene costando sobre unos 15 euros el kilo y el resultado es un plastico denominado abs o pla tipo para que me entienda como las piezas lego. Y por supuesto es opensource

  • #011
    Mauricio - 13 octubre 2012 - 17:44

    Krigan (#1), cuando las impresoras tridimensionales se vuelvan comunes, no sólo aparecerán los neoluditas para combatirlas y los fanáticos de la tecnología para defenderlas, sino que finalmente Apple creará la «iPrinter» que funcionará exclusivamente con los bonitos planos que se venderán en su tienda «iObjects» y tanto los unos como los otros dejarán de lado muchas de sus creencias y decidirán con fervor cuasi-religioso comprarle a la empresa de la manzanita.

    Aquellos que se den cuenta de que simplemente van a ser nuevamente víctimas de la moda tecnológica impulsada desde Cupertino, pensarán que deben liberarse y finalmente comprarán la impresora y los planos que vendan Amazon, Google o incluso Microsoft. Los pocos que alcancen a ver que dicha opción es solamente más de lo mismo, buscarán en Internet qué marca de impresora tridimensional usa Richard Stallman, pero al darse cuenta de que usa una desconocida marca china y de que la libertad implica esfuerzo y liberarse de muchas bonitas ataduras optarán, más bien, por comprarle a HP o a Epson y bajar los horribles diseños que estarán disponibles en los sitios de descarga en Internet y cuyo producto no tendrá un valor superior al de cualquier objeto que se pueda encontrar en una tienda de «Todo a 1 euro».

    Es más, para cuando llegue ese día todos estaremos preocupados acerca de los desafíos de otra nueva tecnología, nos olvidaremos del presente, repetiremos el mismo ciclo y todo seguirá funcionando «normalmente».

  • #012
    ALBERTO - 13 octubre 2012 - 17:55

    Pues sí, estas máquinas de impresión 3D las conocimos hace yo creo que más de 20 años y se importaban de USA (que costaban unos 20 M de las antiguas pesetas), después se empezaron a comercializar en España a precios bastante más reducidos (las comercializaba un exjugador del Real Madrid, podía ser Mijatovich si no recuerdo mal y la única aplicación que tenían era la de prototipos para joyería por su elevado precio). A partir de los diseños en 3D, mediante ficheros .STL (estereolitografía) se conseguían prototipos 3D.
    Es cierto que esto ha evolucionado mucho y loS precios se han reducido pero para obtener modelos de mediana calidad y que se ajusten a las medidas del original hay que seguir pagando, vamos que sale más barato irse a la tienda a comprar el Mickey.

  • #013
    Krigan - 13 octubre 2012 - 19:53

    Mauricio:

    Es cierto que la guerra con los neoluditas será eterna, pero es a través de su continua derrota como la Humanidad progresa. En otros tiempos, cuando querías leer un libro te tenías que ir a la librería o la biblioteca, y conformarte con la más bien limitada oferta que allí había. Ahora tienes a tu disposición una oferta infinitamente mayor en Internet, gratis o pagando, y en muchos casos, si escoges la oferta de pago, el precio es muy inferior al que antes pagábamos. Por el lado de los escritores, muchos están ganando ahora auto-publicando cantidades que antes no podían ni soñar, y eso suponiendo que la editorial tuviese a bien publicar sus libros.

    En cuanto a Stallman, es bastante probable que en algunos de tus equipos estés usando soft con licencia GPL. En este sentido, que es el único que le importa a Stallman, su cuota de mercado es mucho mayor que la de Microsoft.

    Todavía no he visto que ningún neoludita diga que fabricarte tus propios objetos es robar. ¿Será que están perdiendo fuelle? Espero que sean conscientes de las implicaciones de no presentar batalla en este punto, porque si el imprimirte tu propio muñeco Mickey no es robar, ¿cómo puede ser robar el bajarte del p2p tu propia copia de una peli de Mickey?

  • #014
    carlos - 13 octubre 2012 - 20:22

    Yo, hasta que no salga la impresora que te permita imprimirte tus propias drogas de diseño con la fórmula de algún químico exitoso de Holanda, p. ej., no pienso comprarme una…

  • #015
    jon bengoetxea - 13 octubre 2012 - 21:11

    He tratado este tema en un post http://bit.ly/SSm0G2 y lo defino como la siguiente frontera de la piratería. Diversos documentos elaborados por expertos legales, barajan muy seriamente escenarios donde la tecnología de impresión 3D podría ser afectada por patentes pero principalmente por derechos de autor. Los informes no son nada optimistas, reflejan principalmente el temor de que la tecnología en ciernes podría tener sus alas cortadas por los grandes fabricantes tradicionales, que, sin duda, lo ven como una enorme amenaza para sus modelos de negocio. Al igual que en la industria audiovisual, las impresoras 3d y todo lo que las rodea están condenadas a que tarde o temprano empiecen a estar marcadas como máquinas para “piratear” gracias a su capacidad de hacer réplicas perfectas. Es muy probable que la impresión 3D sea la nueva frontera de la pirateria. Es muy probable que reunidos bajo la bandera de la lucha contra la piratería y el robo, los fabricantes establecidos intenten poner las cosas difíciles presionando para adecuar leyes que les permita la “acción directa”, con el objetivo de debilitar el movimiento de fabricación personal. Buscarán herramientas para demandar a los sitios web donde se alojan y comparten diseños 3D y pondrán su maquinaría en marcha para relacionarlos con “paraísos de piratería”. Lo que viene después más o menos lo conocemos.

  • #016
    InforTechBlog - 13 octubre 2012 - 21:35

    La verdad que es increíble como avanza la tecnología en estos aspectos. Aún siendo informático me cuesta creer que la impresión en tres dimensiones pueda existir y no me imagino la forma en que un software puede ser implementado para ello, y menos el hardware.

    Por cierto, un peliculón Super 8.

  • #017
    Anónimo - 13 octubre 2012 - 22:09

    El primer caso docuemntado de takedown por la DCMA fue el del Triángulo de Penrose en Thingiverse.

  • #018
    Hobbers - 13 octubre 2012 - 22:19

    Muy muy buen artículo, Enrique, de esos que te hacen ver que la aparente marcha en línea recta del mundo está a punto de pegar un giro de los históricos..

    si estuviesemos hablando de que en el futuro sería posible bajarse por un internet de modems telefónicos películas enteras, diríamos que era una quimera, ahora decimos que podremos construir/imprimir lo que queramos y hablamos de la complejidad técnica y precios desorbitados.. todo cae, todo llega.

  • #019
    Xaquín - 14 octubre 2012 - 00:51

    Hacer diamantes en un laboratorio es factible, pero mucho más caro que ir a Tiffanys por el. Si la tecnología evoluciona puede hacer el coste rentable. Con la impresora lo mismo.

    Lo que no me cuadra es que no pagues derechos de autor por un diamante y por un objeto «inventado/descubiertoporuntipo» si. Una cosa es cobrar por la obra hecha y otra cobrar por un hipotético derecho a seguir cobrando…. y para más inri, sin pagarle a alguno/a que te dio pistas para llegar al sitio que has llegado….

  • #020
    Am albalá - 14 octubre 2012 - 00:51

    Es la confirmación moderna del la especulación del Neal Stephenson en The Diamond Age con la toma (feed) y el compilador de materia (matter compiler), toda una revolución del poder. Echadle un vistazo http://en.wikipedia.org/wiki/The_Diamond_Age

  • #021
    Gorki - 14 octubre 2012 - 11:50

    003 David Peñasco Maldonado
    Si realmente quieres armas no es necesario que tengas una impresora 3D, basta con que te descargues el Manual de Guerrillas del Che Guevara que distribuye gratuitamente el Gobierno Cubano.

  • #022
    Javier - 14 octubre 2012 - 13:45

    Muy buen artículo. Según lo leía me iba apareciendo una sonrisa… al fin se podrá «piratear» un tomate! Alguno de los autodenominados gente de la cultura quizá se sentirá algo menos agraviado :-DD claro, que no faltará quien quiera cobrar un cánon por si nos da por hacer tomates, que todos sabemos que es como robarle al tomatero… Y todo porque no nos los sirve en la mesa un sábado de madrugada…

  • #023
    ALBERTO - 14 octubre 2012 - 15:48

    Lo triste de todo esto que ha llevado muchos años de trabajo, esfuerzo e investigación y cómo no de mucha inversión con el objetivo de poder crear prototipos industriales, prótesis médicas (lo cual ha sido lo más complicado, lograr materiales de caraterísticas similares al cuerpo humano) y otras nobles aplicaciones se refleje con esta frivolidad en algo tan pobre como replicar el trabajo de otros en lugar de ver la posiblidad de poder crear cuerpos 3D a partir de nuestros propios diseños, pero como siempre, los que defienden eso de «compartir» lo de los demás no saben el trabajo que esto lleva porque no lo han hecho nunca.

  • #024
    Andy - 15 octubre 2012 - 14:04

    Algunos pensamientos:

    1) Sin duda el tema de derechos de autor sobre objetos 3D dará que hablar. No creo que, por ejemplo, el fabricante de una lavadora esté contento que en la Web se encuentren los planos 3D para fabricar en casa cualquiera de sus repuestos. Por algo intentan hacer sus piezas «distintas» a las de otros fabricantes: para que les compres los repuestos a ellos.

    2) Lo mismo vale para la tapa rota del mando a distancia / móvil / portátil / consola de videojuegos, la carcasa personalizada del móvil, infinidad de juguetes, piezas para miñaturas / modelos, merchandising de pelis / series / comics, bolis personalizados, instrumentos de medición, instrumentos musicales, repuestos varios de todo tipo y un laaaargo etc. Habrá jaleo, sin duda.

    3) No creo que el debate sobre derechos de autor afecte directamente a la venta de impresoras 3D en si. Después de todo, aunque las discográficas consideren que duplicar un CD o DVD es piratería, los grabadores de CDs y DVDs se siguen vendiendo sin problemas y en algunos casos por esas mismas discográficas (ej: Sony).

    4) Por otro lado, algunas empresas están más que felices en ofrecer gratuitamente por Internet las piezas de recambio de sus productos, lo que me parece inteligente para poner más foco en el «core» de tu negocio (fuente: aquí).

    5) Si alguno ya se escandaliza con la posibilidad que se puedan fabricar armas (no solo armas de fuego, también armas cortantes), espera a ver qué pasa en algunos países ultra-conservadores cuando se den cuenta que también se pueden fabricar juguetes sexuales…

  • #025
    Mario - 16 octubre 2012 - 15:59

    #24. Yo también querría ver con optimismo este desarrollo de la impresión de objetos físicos, antes restringida al uso industrial pero en un futuro masificada para beneficio de todos. No sólo simplifica la venta de partes, repuestos o accesorios, a precios ínfimos, sino que podría permitir todo un rubro de trabajo nuevo a diseñadores e ingenieros que podrían vender su trabajo directamente al público. Pero eso en un entorno ideal y no en el que conocemos por el antecedente inmediato de la piratería digital.

    Veo en tu enlace que la empresa vende sus descargas (que es propiedad intelectual) por unos pocos dólares y ese es precisamente el problema: en el momento actual de desarrollo de la red la propiedad intelectual no vale nada y por estos repuestos, una vez digitalizados, el público no querrá pagar los US$ 3.00 que piden como no quiere pagar los $ 0.99 que pide un músico por una canción. Más aún si el fabricar el repuesto les ha costado dinero y ellos ya compraron un sintetizador que contenía esta pieza.

    Eventualmente ni siquiera fabricar el propio sintetizador resultará negocio para esta empresa pues bastará con que uno solo de estos salga al mercado para que su diseño industrial sea pirateado y canibalizado en la red perdiendo todo valor monetario.

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