La imagen de cinco Jaguar I-Pace de Waymo ardiendo durante las protestas anti-inmigración de la semana pasada en el centro de Los Angeles es algo más que una imagen espectacular: además, evidencia la velocidad con la que los coches sin conductor han pasado de ser una curiosidad de ciencia-ficción a convertirse en símbolo urbano más.
En apenas un año de servicio público, la flota de Waymo se ha integrado tanto en el paisaje de las ciudades que quemar esos vehículos resulta para los manifestantes un acto de protesta inteligible: la inversión del propio argumento de la compañía de que la autonomía hará las calles más seguras al eliminar el error humano.
Esas hogueras, en cualquier caso, iluminan solo una cara del panorama actual. A pesar de los focos de resistencia, Waymo acumula hoy más de 250,000 trayectos de pago cada semana entre Phoenix, San Francisco, Los Angeles y Austin, un incremento de cinco veces en doce meses y una escala sin parangón en ningún otro lugar del mundo. Austin, en particular, se ha convertido en el nuevo laboratorio del sector: ciudad de pruebas original de Google hace ya una década, hoy alberga a Waymo, Zoox y varios outsiders más pequeños mientras espera la entrada, largamente prometida, de Tesla. El primer robotaxi Model Y sin nadie al volante fue filmado recorriendo una avenida el 10 de junio, y Elon Musk asegura que los viajes abiertos al público se iniciarán, de forma tentativa, el 22 de junio con un pequeño número de vehículos.
Al otro lado del Atlántico el tono es mucho más cauto, pero la presión aumenta. El nuevo mecanismo acelerado del Reino Unido permitirá pilotos limitados de taxis sin conductor a partir de la primavera de 2026, con Uber y la londinense Wayve dispuestas a poner coches totalmente autónomos en las calles de la capital a la espera del visto bueno de Transport for London. Lo interesante de la noticia sobre AV 2.0 de Wayve, centrada en inteligencia artificial, es que prescinde de los costosos mapas de alta definición de los que dependen los robotaxis de primera generación y se entrena con materiales de vídeo en bruto, de modo que un solo modelo puede adaptarse a nuevas ciudades. Si funciona, podría saltarse el cuello de botella cartográfico que hoy limita la expansión geográfica: lo que podríamos llamar falta de «micro-cartografía» dinámica fuera de un puñado de metrópolis bien cartografiadas y con ayuntamientos especialmente proactivos.
La Unión Europea, sin embargo, sigue enfrentándose a su propia «tarta con capas de regulación y burocracia«, como se quejó Musk en enero al comprobar la montaña de papeleo necesaria incluso para un FSD supervisado, no digamos ya para la operación sin supervisión (o para simplemente poder utilizar funciones tan básicas en sus vehículos como la salida de una autopista). La regulación es a la vez salvaguarda y lastre: el continente que inventó el principio de precaución se ve observando desde la grada los pilotos norteamericanos y chinos mientras continúa con discusiones bizantinas sobre marcos de responsabilidad.
Mientras tanto, China ha construido silenciosamente el mayor banco de pruebas del mundo. Su Apollo Go, propiedad de Baidu, ha completado más de once millones de trayectos y opera en más de cincuenta zonas piloto municipales, donde un viaje cuesta en torno a 0.35 dólares por milla frente a los dos dólares estadounidenses, una ventaja fruto de subsidios, cadenas de suministro densas y un mercado interno gigantesco. La disposición del gobierno central a tratar distritos urbanos enteros como laboratorios vivientes contrasta radicalmente con el mosaico municipal estadounidense y la inercia regulatoria europea, acelerando la difusión hacia el este.
Los movimientos de capital refuerzan el patrón. Un puñado de gigantes estadounidenses y chinos financian deslumbrantes conjuntos de sensores y silicio a medida, mientras que las regiones con redes de venture capital más escasas deben improvisar. Moove, fundada en Lagos (Nigeria), es la encargada de cargar y limpiar los Waymo en Phoenix y Miami, y planea levantar nada menos que trescientos millones de dólares para convertirse en el próximo unicornio africano, sumándose a un club que aún reúne menos de una decena en todo el continente. Su estrategia de alquilar coches autónomos a emprendedores independientes recuerda a la explosión de la gig economy de la década pasada: los mercados secundarios de la autonomía podrían florecer primero allá donde la propiedad directa sea inalcanzable.
¿Por qué, entonces, la difusión es tan irregular? Primero, porque el sustrato cartográfico importa. Los primeros robotaxis se apoyan en mapas HD bloqueados con LiDAR y exactos al centímetro: generarlos y mantenerlos actualizados ciudad a ciudad resulta sumamente caro y, con frecuencia, políticamente sensible. Los estudios académicos describen esos pipelines cartográficos como un componente crítico pero aún limitado de la autonomía. Las regiones carentes de mapeo continuo y de alta resolución, inevitablemente, irán por detrás, salvo que, como Wayve, apuesten por sistemas de solo visión que aprenden sobre la marcha.
En segundo lugar, la regulación actúa tanto de desincentivo como de acelerador. La autoridad municipal fragmentada de los Estados Unidos permite pilotos audaces, pero también prohibiciones abruptas, como descubrió Cruise tras su percance en San Francisco. El enfoque vertical chino concede licencias a escala de ciudad, pero puede revocarlas con la misma facilidad. Europa superpone normas locales, nacionales y supranacionales, generando ciclos de aprobación difíciles de gestionar que ni siquiera las empresas más capitalizadas navegan con soltura.
En tercer lugar, el capital está concentrado. La conducción autónoma exige no solo quemar ingentes cantidades de recursos en investigación y desarrollo, sino además, financiar flotas, habilitar depósitos de carga, telesupervisión remota y seguros. En ecosistemas donde los inversores siguen persiguiendo fintech o comercio electrónico, los vehículos autónomos parecen un capricho desenfrenado, de ahí la escasez de unicornios africanos y la decisión de Moove de subirse a los activos de Waymo en lugar de levantar su propia flota desde cero.
Por último, surgen también la cultura y la política. Los incendios en Los Angeles demuestran que los robotaxis pueden convertirse en un proxy de conflictos sociales más amplios: la aceptación pública no es automática ni uniforme. Incluso en la muy tech-friendly Austin, Tesla debe empezar con coches de escolta y operadores de seguridad en los asientos de pasajero para tranquilizar a reguladores y usuarios.
El resultado es un patrón de difusión aislado y relativamente puntual, decididamente no una marea. La autonomía florece allí donde confluyen mapas de alta resolución, reguladores permisivos y compañías bien financiadas, y se atasca en otros lugares hasta que nuevos paradigmas de mapeo, los sandboxes regulatorios y la financiación alternativa (vehículo como servicio, infraestructuras público-privadas, etc.) empiecen a echar raíces. Lo que vemos es menos un despliegue lineal que una ramificación evolutiva: mientras algunas ciudades incuban un concepto de movilidad plenamente autónoma, otras albergan modelos híbridos con telesupervisión, y muchas más siguen con conductores aferrados al volante. El equilibrio final dependerá tanto de quién posea los datos y el capital como de los algoritmos que mantienen las ruedas (o las protestas) en movimiento.
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Los incendios de los robotaxis en L.A. no demuestra ninguna oposición a los robotaxis en si.
Lo que significa es que la gente no tolerará facilmente que dichos autos formen parte del arsenal de armas represivas de un estado autoritario, grabando a manifestantes pacificos para arrestarlos.
Si Trump sigue con su idea de mantenerse ilegalmente en el poder , y utilizar los robotaxis como parte de su regimen de vigilancia , la oposición a los robotaxis solo va a crecer.
En un gobierno normal eso no tiene muchos visos de que suceda, incluso aunque la información que proporcione el robotaxi colabore en la lucha contra la delincuencia común.
No es por echar leña al fuego, pero estoy seguro que, de este accidente con el Cruise, aprende mucho más la IA del coche que la IH del Tom, por muy imposible que pudiera parecer… alguien humano, que será capaz de repetir la faena alguna otra vez.
Mejor que quemen Vehículos autónomos sin conductor que maten y arresten a congresistas y senadores demócratas. ¿NO? y ¿ Lo de Israel como lo podemos llamar? Amenaza existencial dicen los sionistas.
«Arrojar una piedra es una acción punible. Arrojar mil piedras es una acción política. Incendiar un coche es una acción punible, incendiar cien coches es una acción política. Protestar es denunciar que eso o aquello no es justo. Resistir es garantizar que aquello con lo que no estoy conforme no se vuelva a producir»
Esto es lo que decía Ulrike Meinhof, ¿sabemos como acabó? El sistema la hizo desaparecer
Que quemen unos cuantos Waymo ¿importa mucho? … y las injusticias que se están cometiendo contra los hispanos. ¿eso cuanto importa?
Vergüenza ajena me da que cuando, Mexico se pone gallito pidiendo que el Rey de España pida perdón por algo que cometieron sus antepasados hace 500 años, y ahora con Trump se la tragan doblada.
PS: Razón tiene Trump que cuando le llaman es para besarle el culo !!! Gobierno de México ECHARLE huevos, pedazo de hipócritas. Se llama al embajador a consultas, rompes relaciones diplomáticas, blindas la frontera. Os están masacrando a vuestra gente y estáis tan pusilánimes…
«… y las injusticias que se están cometiendo contra los hispanos. ¿eso cuánto importa?» Ab-so-lu-ta-men-te NADA, NA-DA. No sé si me he explicado bien. NADA.
La imagen más representativa de las protestas en Los Ángeles. es un manifestante con una bandera mexicana encima de un robotaxi waymo con las cámaras totalmente destruidas y quemado. .
Aunue lo parezca nNo es una protesta contra los robotaxis, (y los coches Tesla), sino contra el uso de cámaras en automóviles asutónomos, por parte de la policía para controlar al vecindario.
Algún día habrá un levantamiento contra las múltiples cámaras de control que ponen ·»por nuestra seguridad». Si hablamos del derecho a la privacidad, desde la existencia del control facial, y la lectura de matrículas, mucho mas lesivo es este tipo de control, que el de Facebook. Al fin y al cabo, a este último le hemos firmado un permiso, aunque nadie se haya molestado en leer para qué, pero lo suponemos, y los datos que ofertamos, los damos voluntariamente y no nos los roban como la cámaras de la calle.
¿puedes explicarme que beneficios tiene taxis autonomos para la población?
En un taxi regular solo caben 3 personas, y por lo visto en taxis autonomos no se permiten pasajeros en la sección delantera, así que el transporte sigue siendo identico. Comparado con autobuses y trenes, la capacidad de carga aumenta exponencialmente conforme se agregan más vehiculos.
El costo del conducto humano es tan bajo, que incluso el precio de cambiar un neumatico supera por mucho al ahorro supuesto del conductor humano.
En poblaciones pequeñas, la gente tiende usar más taxis comparado con ciudades grandes, que normalmente tiene trenes y autobuses. Esas empresas nunca hacen pruebas en poblaciones pequeñas
Para que taxis autonomos sean rentables, tienen que existir en cantidad masivas en sus flotas. La ciudad de Nueva York tiene 13,000 taxis y extrapolando, probablemente se necesitan diez millones de taxis autonomos para todas la ciudades de estados unidos y cada ciudad necesita su propio taller y personal mecanico, así que reemplazas el conductor por una flota de mecanicos más especializados
Y esto es solo un experimento que hice en tan solo unos minutos, es probable que este faltado algunos detalles pero si demuestra que taxis autonomos es irrelevante para la gente
Shhh calla, que hay gente que cree que si quitas el conductor el taxi será baratísimo.
Los mapas son importantes, pero mas importante es probarlo en escenarios de veras retadores, hasta que no se hayan hecho pruebas continuas en ciudades como Calcuta o Lima, no se podra decir que la conducción autonoma esta madura.
La conducción AUTÖNOMA, no puede depender del un plano milimétrico de la ciudad, sino de la información que el vehículo reciba de sus diferentes sensores en cada momento, porque el «plano milimétrico», cambia constantemente debido a la actividad de la propia ciudad (accidentes de tráfico, , podas, mudanzas, manifestaciones, mantenimiento de infraestructuras,,…).
Por tanto, la información del «plano milimétrico» no es nunca fiable al cien por cien, mientras que lo que detectan los sensores situados en el propio vehículo, si lo es.
Efectivamente… y adicionalmente…
Y hay otra realidad( o distopía) una legión de robotaxis dando vueltas en una ciudad para que fueran usados, serían un incremento de tráfico en vacío que colapsaría el centro de las ciudades… como ya predijo una experta hace 10 años, lo que no esperábamos nadie era la «singularidad» del vehículo autónomo y la torpeza de las predicciones de los gurús, es decir que apenas hay.
Musk 2015:
https://www.xataka.com/vehiculos/al-coche-autonomo-de-tesla-le-quedan-un-par-de-anos-en-el-horno-segun-elon-musk
Mientras los taxistas y conductores de VTC, trabajan desde décadas del 2015 para llevar el pan a su casa, como se ha hecho toda la vida, y lo que queda… no esperando a que la RBU llegue a casita…
Al centro de las ciudades hay que acceder con Metro, Cercanías y en caso muy puntuales con vehículos (enfermos, mudanzas, ancianos, etc)
no con Teslas o Waymos llevando un pollo en su interior…
Si de verdad por existir el coche autónomo, renunciáramos al coche propio, para las ciudades seria una bendicion, coches aparcados junto a las aceras, hasta que alguien de la proximidad lo solicite.
Lo que pasa, es que no llego a creerme que renunciemos al coche privado. Al menos, a mi mujer el costaría un disgusto desprenderse del coche propio, porque aparte de ser un vehículo es una cómoda con ruedas que transporte montones de cosas que utiliza en la calle. Bolasa del supermercado, gafas de sol, alza del asiento por si viene la nieta, una chaqueta por si hace frío., crema para las manos,…
Yo sería aún más directo. Empresas tipo Uber o Bolt, ¿Han cambiado realmente para bien el panorama del transporte más allá de un incremento de la oferta a precios, a veces, realmente draconianos?
¿Lo ha hecho el transporte público gratuito e hiper subvencionado?
¿Tenemos metro autónomo? ¿Autobuses en lineas sencillas?
Entonces, ¿Por qué los robotaxis van a ser distintos?
Así que, aún quemando toneladas de billetes durante 10 años, ¿los viajes en robotaxis cuestan 2 dólares por milla?
¿Me estás diciendo básicamente que cualquiera que se mueva un poco en coche (unos 10.000 km al año ≈ 6200 millas) le costaría casi 12.500 euros al año?
Y eso ahora, ¿cuánto costará cuando tengan que hacer rentable 10 años de pérdidas?