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La era de la vigilancia… hasta por satélite

Un artículo en MIT Tech Review, «Soon, satellites will be able to watch you everywhere all the time«, recoge la creciente preocupación por la amenaza a la privacidad que supone el hecho de que la constante mejora de la tecnología permita resoluciones de imagen cada vez más elevadas desde satélites tomadas de manera más frecuente.

Las limitaciones introducidas normativamente, como la que limita la resolución a 25 centímetros, que ya de por sí no afecta a imágenes de uso militar, son cada vez más difíciles de mantener: compañías chinas que ofrecen imágenes a clientes norteamericanos con resoluciones de 10 centímetros, otras que ofrecen vídeo en HD en tiempo real de hasta 90 segundos, o que posibilitan revisitar un lugar determinado hasta setenta veces al día. Vigilar mediante satélite puede ser algo relativamente caro, pero es técnicamente factible, y cada vez más sencillo y disponible para prácticamente cualquiera, con cada vez menos limitaciones.

La red satelital se está convirtiendo en un entorno cada vez más concurrido. Al reciente inicio de actividades de Starlink se une la petición de Amazon para poner en órbita y explotar 3,236 satélites para ofrecer servicios de conectividad, el conocido como Project Kuiper, que genera cierto recelo considerando que la compañía parece estar convirtiéndose, con la red de cámaras de Ring que está creando en todo el mundo, en una auténtica red que todo lo ve.

El incentivo para usar estas redes de satélites de cara a la obtención de información, por otro lado, es cada día más elevado, al permitir la obtención de indicadores de actividad de muy diversos tipos que tienen un valor cada vez más alto. Si unimos este tipo de posibilidades al hecho de que vivimos cada vez más rodeados de cámaras y que esas cámaras están dotándose de tecnologías de reconocimiento facial que, aunque aún muy imperfectas, prometen avances a medida que se usen más y más como corresponde a algoritmos con cada vez más y mejores datos para entrenarse, o a tecnologías como un láser capaz de identificarnos a distancia en función de las características de nuestro latido cardíaco, parece evidente que estamos pasando a un nivel en el que mantener un control de las actividades de la población podría convertirse en algo cada vez más sencillo.

A medida que este tipo de tecnologías van mejorando sus prestaciones, sería importante poner en marcha una reflexión colectiva sobre las posibilidades que genera su uso, y cómo combinar la perpetua ecuación entre seguridad y libertad. Cuando los escenarios distópicos de ciencia-ficción dejan de ser ciencia-ficción y pasan a ser técnicamente accesibles, es momento de plantearse el tipo de usos que vamos a darles, las posibilidades que ofrecerán, y sobre todo, en manos de quién van a estar y bajo qué controles.


This post is also available in English on my Medium page, «Satellite surveillance: nowhere is private anymore«


Enrique Dans

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