La paranoia como elemento estratégico

HousepartyMi columna en El Español de esta semana se titula «Facebook y la paranoia«, y trata de explicar la importancia de estar completamente alerta y pendiente de las variaciones del entorno, preparado para tomar decisiones si se percibe algún tipo de cambio en las tendencias.

Facebook es el ejemplo perfecto de estrategia basada en la paranoia, en la atención prácticamente obsesiva al entorno y a sus cambios. Para cualquier compañía, desarrollar su actividad dentro del entorno competitivo definido por las redes sociales resulta sumamente complejo: las variaciones de las tendencias son constantes, los cambios en los gustos y las preferencias, los nuevos entrantes… hoy estás en la cresta de la ola, mañana te han olvidado.

Situaciones de ese tipo las hemos visto con redes sociales como MySpace, que pasó de ser considerada el símbolo de toda una generación y de generar más páginas vistas que Google, a tener un uso prácticamente marginal en cuestión de meses, u otras como Friendster u Orkut, que se encontraron de repente y sin haberlo planeado como sujeto de las preferencias masivas en países como Malasia o Brasil respectivamente, y pasaron de intentar una estrategia global, a no poder hacerlo por ser percibidos como fenómenos locales en los que predominaba muy claramente un idioma o una cultura determinada susceptible de generar procesos de alienación en usuarios de otros países.

No entender este tipo de fenómenos y, sobre todo, su velocidad, llevaron a compañías como News Corp. o AOL a perder varios centenares de millones de dólares cuando, tras adquirir redes como MySpace o Bebo respectivamente por $580 millones y por $850 millones, terminaron malvendiéndolas por 35 o por 10 millones tan solo unos pocos años después. Como en 2012 comentaba Rupert Murdoch en Twitter tras anunciar la venta,

«Many questions and jokes about My Space. Simple answer – we screwed up in every way possible, learned lots of valuable expensive lessons.»

(Muchas preguntas y chistes sobre MySpace. Respuesta simple – la cagamos de todas las formas posibles, y aprendimos muchas valiosas y caras lecciones)

En efecto, las redes sociales definen un entorno tan dinámico, tan cambiante, tan caprichoso y tan inestable, que desarrollar cualquier actividad en él tiene que provocar necesariamente un estrés permanente, una hipertrofia de los sentidos, de la capacidad de alerta. Es un entorno en el que, parafraseando el libro de Andy Grove publicado en 1996, «solo los paranoicos sobreviven«: cualquier cosa puede cambiar en muy poco tiempo, y en muchos casos no debido a una razón fácilmente explicable, sino a una simple moda pasajera o a una percepción difícil de detectar.

Facebook sabe perfectamente en qué entorno opera, y actúa en consecuencia, lo que la ha llevado a encadenar ya trece años de evolución positiva y a una valoración de casi 420,000 millones de dólares. Podemos imaginarnos a su fundador, Mark Zuckerberg, sentado en lo alto de una altísima pirámide, desde la cual puede, con un simple movimiento de cuello, ver lo que hacemos casi dos mil millones de personas en todo el mundo. Qué leemos, qué compartimos, qué comentamos… todo. Desde esa privilegiada atalaya, detectar la creciente popularidad de fenómenos como Instagram, WhatsApp o Snapchat es cuestión simplemente de estar atento, aunque es bien sabido que las señales solo lo son para aquel que está preparado para interpretarlas. Pero en cuanto Mark Zuckerberg vio que algunos segmentos sociodemográficos comenzaban a utilizar esas aplicaciones, supo rápidamente que tenía que hacer algo si no quería verse desplazado en un entorno tan sumamente volátil. Así que lanzó ofertas de compra por las tres, con el resultado ya conocido: se hizo con Instagram y WhatsApp, y vio como Snapchat rechazaba su oferta de tres mil millones de dólares. Desde entonces, ha intentado copiar la funcionalidad de Snapchat en hasta cuatro ocasiones, hasta acertar en la última de ellas, Instagram Stories, que ya ha logrado superar a la propia Snapchat en número de usuarios activos.

En entornos tan dinámicos, ese comportamiento paranoico, esa vigilancia hiperactiva y constante es prácticamente puro sentido común. La imagen que acompaña a esta entrada pertenece a Houseparty, una app de vídeos en grupo lanzada a finales de septiembre del año pasado por los creadores de Meerkat. Houseparty está creciendo en popularidad entre jóvenes en Estados Unidos, Canadá y algunos otros países, que la utilizan para comunicarse en múltiples ventanas de vídeo en tiempo real, que se muestran con una calidad bastante alta. La popularidad aún no es especialmente masiva, es simplemente un fenómeno creciente, pero ayer, comentándolo en una de mis clases, la respuesta de una alumna que la utilizaba habitualmente fue tan sencilla y directa como «it’s supercool!».

¿Qué hacer en un caso así si estás sentado en esa pirámide y tienes la oportunidad de ver surgir y crecer algo que tiene posibilidades de convertirse en un fenómeno, y que tiene detrás a los fundadores de una app que, además, ya lo consiguió anteriormente? Meerkat fue la primera app que fue capaz de generar popularidad en torno al fenómeno del livestreaming, el vídeo en directo, se convirtió en la sensación del SXSW de 2015, y únicamente cedió en su popularidad ante la competencia de Periscope, una app similar lanzada desde Twitter, que terminó por provocar el cierre de Meerkat.

Facebook lo tiene claro: para tomar decisiones, es fundamental entender el fenómeno. En este momento, es prácticamente imposible saber si apps como Houseparty van a convertirse en un fenómeno masivo o van a ser simplemente algo minoritario, o una moda pasajera que desaparezca en breve. Saberlo implica trabajo de campo, investigación, información. Así, ha lanzado una encuesta a usuarios de entre 13 y 17 años, preguntándoles si utilizan Houseparty u otra app similar, Fam, que se describe como «un FaceTime de grupo», y proponiendo a esos jóvenes contestar algunas preguntas y formar parte de un focus group en las oficinas de la compañia en Menlo Park, a cambio de un pequeño incentivo económico. Si lo que está en ciernes es un fenómeno masivo, algo que a día de hoy aún resulta muy difícil saber, Facebook quiere estar al tanto y enterarse lo antes posible, porque la decisión resultante puede implicar decisiones como la de lanzar una oferta de adquisición a la compañía o intentar replicar su funcionalidad.

La paranoia se está convirtiendo en un elemento más de la estrategia empresarial. En entornos que se mueven cada vez más deprisa, la paranoia es una consecuencia prácticamente lógica, una línea de defensa fundamental. Pero ojo… se me ocurren cada día más industrias en las que la paranoia se está convirtiendo en un elemento necesario y fundamental. Si crees que esto solo afecta a Facebook, o solo al entorno de las redes sociales, es muy posible que te equivoques. Es más: es muy posible que sea ya demasiado tarde.

This post is also available in English in my Medium page, “Paranoia as a strategic element»

19 comentarios

  • #001
    Luis Hernández - 19 mayo 2017 - 09:23

    Me pregunto si la competencia en un entorno de cambios tan rápidos (y que además parecen seguir acelerándose) puede suponer incluso que no tengas tiempo de amortizar tus inversiones antes de que hayan quedado obsoletas.
    En una situación así quizá la mejor estrategia no sea ya ser un paranóico para mantenerte en la cresta de la ola, sino intentar dar «el pelotazo» con la innovación que sea y después retirarte a vivir, que son dos días.

    • Luis Hernánde - 19 mayo 2017 - 10:26

      En realidad y pensándolo mejor, la estrategia más beneficiosa sería que los innumerables campos de posibles desarrollos y nichos económicos fueran repartidos/cedidos entre las diferentes empresas y todas ellas se ayudaran unas a otras sin necesidad ni posibilidad de competencia.
      Claro que para eso haría falta un gobierno global y alguien o algo capaz de organizar un desarrollo equilibrado y conjunto jajaja. Casi nada…

      • Ignacio - 19 mayo 2017 - 10:37

        Esto que planteas se llama socialismo, y su eficacia económica esta un poco en entredicho.

        • Luis Hernández - 19 mayo 2017 - 12:30

          Seguramente, aunque yo pienso más en algo del tipo de la economía del bien común.
          De todos modos el capitalismo tampoco parece que vaya a ser muy sostenible.

          • Ignacio - 19 mayo 2017 - 13:04

            La economía del bien común es otra vuelta de tuerca al Ordoliberalismo alemán.

            Capitalismo de caracter cristiano. No es casual que la Economía del bien común se fijara en la constitución de Baviera.

          • Ignacio - 19 mayo 2017 - 13:21

            Disculpe, he estado viendo algunos videos sobre Felber y lo cierto es que se aleja bastante del ordoliberalismo. Parece mas un capitalismo de estado, donde el estado planifica que es «el bien común» y favorece a las empresas que «merecen» sobrevivir. Me vuelve a sonar un poco a socialismo :S.

        • Xaquín - 19 mayo 2017 - 19:46

          Me acabo de enterar de que solo existe una definición de socialismo. Y teniendo en cuenta que se trata de un concepto teórico (por lo de ahora) resulta un poco raro tan poca diversidad…

    • Diego - 20 mayo 2017 - 13:25

      Siempre he pensado que eso causará una asintota en la Ley de Moore para un gran número de casos. Porque, ¿quién va a querer invertir en algo que mañana será más barato y mejor? El acortamiento de los plazos de evolución puede generar situación muy graciosas.

  • #009
    Carlos Quintero - 19 mayo 2017 - 10:44

    El libro de Andy Grove (exCEO de Intel, fallecido hace un año) “solo los paranoicos sobreviven“ (Only the paranoid survive) es más que recomendable. Me lo leí por primera vez en 1997 y luego años más tarde. Hace unas semanas lo volví a rescatar de mi librería para volverlo a leer cuando pueda. Lo que cuenta no pierde vigencia y aplica no solo a empresas de cualquier sector sino a cada persona, para su carrera profesional, por ejemplo.

  • #010
    menestro - 19 mayo 2017 - 11:11

    Creo que, o no entiendes lo que es la paranoia, o de verdad el concepto de filtro, que permite seleccionar y categorizar la información relevante, se te ha quedado en el tintero.

    La paranoia no es un estado de hípervigilancia, sino lo que se conoce como pensamiento expansivo; es decir, la incapacidad de discriminar lo real, de lo ilusorio.

    Eso significa que un exceso de información se traduce un percepción falsa del entorno, y por supuesto, es bastante incapacitante.

    La desconfianza o crear relaciones de causa efecto sin conexión, ver conspiraciones inexistentes, la manía persecutoria asociada esa hiperactividad del rafe, celopatia, etc., no es que vayan a ayudarte a tener una conducta flexible y adaptativa.

    Mucho menos aún, en un mundo que precisa de todo lo contrario para prosperar en él.

    Y sí, hay un par de generaciones bastante tocadas, a causa de la moda del éxtasis y las pastillas de diseño y demás percal.

    Si hablamos de la paranoia en una organización, es que has visto pocas películas de terror o no has leído las noticias políticas de la actualidad.

    Existen tres clases de organizaciones que suelen funcionar en base a la paranoia, o lo que es lo mismo, la búsqueda de las lealtades perrunas y la desconfianza de lo ajeno, antes que el talento:

    La Mafia (y traficantes), las empresas familiares, y esa clase de política. Y ya sabemos como acaban.

    (últimamente estoy ampliando la lista de organizaciones disfuncionales)

    Cuando ves la eficacia de Facebook u otras empresas modernas, no estás viendo paranoia sino responsividad; la capacidad de reaccionar rápidamente ante un entorno cambiante.

    Es algo que tal vez Andrew Grove tampoco acaba de entender bien, y lo confunde, con la fantasía de control ante la incertidumbre en un entorno en constante evolución, no como una forma eficiente de estrategia.

    Ese libro fue escrito en 1996, justo antes de que se formase la nueva economía y cambiase la forma en que compiten las organizaciones modernas. Y en la que la información más valiosa, es en la que podemos confiar.


    Paranoia

    Inside Intel – «Only the Paranoid Survive: How to Exploit the Crisis Points (…)»

    • JJ - 19 mayo 2017 - 17:21

      Menestro, muy interesante tu comentario, pero se entiende que aquí no se hace uso de la palabra en su sentido psiquiátrico sino coloquial.

      paranoia (Del gr. paranoia, locura.)

      1. s. f. PSIQUIATRÍA Enfermedad mental caracterizada por la presencia de ideas fijas y obsesivas, al tiempo que se mantiene una capacidad normal de la mente en otras muchas circunstancias.

      paranoia

      f. psiquiat. Conjunto de perturbaciones mentales que provocan un estado de delirio y que se caracterizan por ideas o ilusiones fijas, sistematizadas y lógicas. También suele usarse en sentido figurado: le ha entrado la paranoia de pensar que todos estamos en su contra.

      ‘paranoia’ aparece también en las siguientes entradas: paranoico – suspicaz.

      http://www.wordreference.com/definicion/paranoia

      • menestro - 19 mayo 2017 - 21:04

        JJ, Entiendo que eres un ejemplo de manual de troll, como Krigan, y te agradecería que dejases de darme la tabarra en todos los comentarios.

        No soy el único, y no es la primera vez que os lo han pedido. Nadie tiene que exponerse a ello por participar en un blog.

        Puedes leerlo en las normas;

        «Intenta mantener un ambiente agradable en el que las personas puedan comentar sin temor a sentirse insultados o descalificados. No comentes de manera repetitiva sobre un mismo tema»

        Esta es la única respuesta que vas a obtener de ahora en adelante. Veremos si con una vez es suficiente, o Enrique tiene que recordárte que los comentaristas no son un blanco para los trolls.

        Con una vez que te lo pida debería ser suficiente.

        Gracias.

        • JJ - 19 mayo 2017 - 23:10

          Menestro… por favor, no te pongas paranoico…

          Y perdona la broma !

          :o)

          • menestro - 20 mayo 2017 - 09:24

            JJ, cada vez que añades un comentario me llega una notificación, te he pedido que dejes de molestarme desde este mismo instante.

            Que te tomes a broma algo así de serio, es la prueba de que solo buscas provocar y molestar.

            Si eres aficionado a la psicología, seguro te interesará saber porque quieres llamar mi atención a toda costa; puedes leer un artículo sobre las carencias de los Trolls en este enlace.

            Qué ocurre en la mente de un troll

            Preferiría no tener que pedírtelo más veces.

            No vuelvas a hacerlo, Gracias.

          • JJ - 20 mayo 2017 - 16:40

            Menesro, era una broma, pero parece que estás realmente paranoico. Y ten en cuenta que yo podría perfectamente haberte llamado a ti troll, que tantas veces lo pareces, pero no lo he hecho.

            Que me llames «troll» a mi (seguro que ni me recuerdas) da igual. Pero que te atrevas tu a llamar troll a Krigan me resulta un auténtico disparate.

            Cuando opinas en un Blog asumes un riesgo ya que puedes recibir respuestas, sea que estas te gusten o no. Si no eres capaz de asumir ese riesgo no deberías opinar en un Blog.

            Por mi parte, lo siento, pero si no estoy de acuerdo con alguna de tus opiniones voy a publicar un comentario en ese sentido (creo que es la actitud correcta y la mas enriquecedora). Un saludo.

  • #016
    Gorki - 19 mayo 2017 - 13:05

    Me recuerda aquel viejo chiste

    *¿Que hacen nuestros dirigentes? – Seguir a las masas»

    Desgraciadamente este chiste es cierto, nuestros políticos, empresarios, artistas, filósofos, ,… buscan descubrir hacia donde se mueven las masas y desde ese puesto conseguir simular que los seguimos. Sin embargo, lo que las masas deseamos de verdad, son dirigentes que nos conduzcan hacia las nuevas y atractivas metas que nos propongan.

    Hoy padecemos una falta total de dirigentes, No se si es bueno o malo, pero hecho en falta hombres de la talla de Churchill, de Castro, de De Gaulle, de Kennedy ,de Nasser, de Gandi,… De auténticos dirigentes, capaces de atraer a las masas y generaren ellas el deseo de dirigirse hacia la consecución de grandes objetivos

    • Garepubaro - 20 mayo 2017 - 02:34

      ja ja ja, que ingenuo, ahi arriba no hay nadie, ni emperador ni rey ni ministro ni constitucion ni nada en confiar, ni patriotismo ni que te den el premio Nobel ni na vale ya nada … ahi arriba solo manda el dinero como conseguirlo y salvese quien pueda … es lo que ha quedado para todos, en fin, suerte para todos… ( en realidad no, sino mala suerte, contra mas mala suerte en general mas suerte me cabra a mi )

  • #018
    JJ - 19 mayo 2017 - 15:45

    Parece que a corto o mediano plazo solo tendremos dos tipos de emprresas:

    One hit wonder (o de usar y tirar)
    Enormes (y tal vez infernales) monopolios

    • JJ - 19 mayo 2017 - 15:48

      He querido decir «empresas «

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