La música y el problema de perpetuar diseños absurdos

IMAGE: Frank Peters - 123RFUna entrevista en The Verge, publicada bajo el título «Streaming is making the music industry more unequal«, evidencia un problema clarísimo en el diseño de la cadena de valor de la industria de la música: al pasar de la venta de soportes físicos al streaming, las desigualdades entre los músicos superventas y el resto tienden a hacerse mucho más pronunciadas de lo que ya eran anteriormente, y conducen a un sistema en el que la creación musical es completamente insostenible salvo para un escaso grupo de elegidos.

El problema, obviamente, viene de haber permitido que la industria musical, sometida a un fortísimo proceso de concentración que la convierte en un oligopolio, haya sido la voz más importante a la hora de redefinir los nuevos modelos de comercialización. En el paso de soportes físicos a streaming se ha cuestionado absolutamente todo, desde la producción hasta la comercialización, pasando por supuesto por la distribución o incluso cuestiones más amplias como el marco legal. Se ha cuestionado todo, menos una cosa: la estructura de márgenes de las empresas discográficas. Así, nos encontramos con una situación completamente insostenible: que aquellas empresas que hace pocas décadas tenían que incurrir en importantes costes para seleccionar talento, producirlo, distribuirlo y venderlo, y que aplicaban por ello un margen elevado pero justificable en función de su trabajo, se encuentran ahora en un escenario en el que un porcentaje enorme de sus costes se han reducido, pero los márgenes que perciben por su actividad, en realidad, no lo han hecho.

Las empresas discográficas, parapetadas tras potentes estructuras de lobbying capaces de torcer brazos de gobiernos, de apalancarse en estructuras diplomáticas y de forzar cambios legislativos a su favor, han sido capaces de mantener una posición de privilegio que les ha permitido evolucionar sin demasiados cambios desde la década de los ’90 hasta nuestros días. Ante un cambio tecnológico que debería haber acortado enormemente la distancia entre un creador y sus clientes, las empresas discográficas han conseguido tomar posiciones que les permiten seguir percibiendo un porcentaje muy elevado del importe generados por cada venta, aunque la propia operativa de ese proceso de venta haya cambiado completamente y sea irreconocible. Pasar de vender CDs a vender reproducciones de canciones sueltas en plataformas de streaming o de vídeo no supone ningún problema si los precios y la estructura de márgenes están calculados con la idea de preservar ante todo la estructura de márgenes de las compañías, aunque ello implique reducir el importe percibido por los músicos a cantidades ínfimas que hagan únicamente viables las carreras musicales de unos pocos, precisamente de los pocos que son capaces de forzar la renegociación de sus contratos.

Para situarse en ese escenario, las discográficas han utilizado varias palancas: la importancia de su catálogo histórico, que han esgrimido como arma fundamental en todos los procesos de negociación (sin acceso a ese catálogo, toda nueva iniciativa de comercialización era automáticamente considerada inviable), y el control de canales de comercialización como la radio fundamentales a la hora de manipular y dar forma a la demanda, lo que ha conllevado la asfixia de las pocas iniciativas que han intentado comercializar al margen de la industria, y el miedo de los músicos a tratar de plantear su carrera al margen de las discográficas de toda la vida. Las discográficas controlan los canales de comercialización, fijan los precios, participan en los nuevos canales, y siguen manejando la industria como cuando realmente aportaban un valor fundamental e incuestionable a la hora de llegar al público, aunque la realidad sea que ya muy poco de ese valor les corresponde como tal. En la cadena de valor de la música, el papel de las empresas discográficas ha disminuido hasta extremos ínfimos: hoy, teóricamente, un músico podría autoproducirse con un nivel de calidad más que aceptable, podría distribuirse a través de la red, y podría comercializarse mediante estructuras sociales capaces de darle visibilidad a su oferta, todo ello al margen de una empresa discográfica. Sin embargo, las discográficas se las han arreglado para perpetuar un sistema en el que un músico, si no va a través de sus estructuras, carece prácticamente de oportunidades y de llegada al mercado. Los pocos que destacan al margen de su operativa, son rápidamente reconducidos y absorbidos.

Una década y media después de Napster, la música ofrece muchas más oportunidades de acceso que antes a los que pretendemos consumirla (como no podía ser de otra manera en función de un escenario mucho más versátil generado por el avance de la tecnología), pero muchas menos oportunidades de vivir de ella a los que la crean. Si no eres un creador realmente importante, del grupo de los privilegiados, tus grados de libertad son prácticamente nulos, y te resulta prácticamente imposible obtener unos márgenes que te permitan vivir de tus creaciones. Y la responsabilidad no hay que buscarla en los nuevos comercializadores, ni en unas plataformas de streaming que se han encontrado con los números hechos si querían acceder al catálogo histórico y a los derechos de los artistas actuales, ni mucho menos en los hábitos de los usuarios o en la «piratería», sino en unas discográficas que han sido capaces de apalancar su posición de dominio para mantener a la música igual de estrangulada que antes, o incluso más. El resultado de la evolución tecnológica es que los que decidían qué escuchábamos controlando los canales de distribución siguen siendo los mismos, los márgenes se siguen calculando prácticamente de la misma manera, y los músicos siguen percibiendo la misma miseria que cuando la única manera de llegar al mercado era con costosísimos estudios, con complejos procesos industriales de fabricación y con grandes estructuras de marketing inabordables por nadie que no fuera una discográfica. Al final, todo ha cambiado, para que una sola cosa se mantuviese igual: los beneficios de las discográficas.

 

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35 comentarios

  • #001
    Alfredo Hernández de la Iglesia - 30 diciembre 2015 - 10:55

    Hola,

    Ante ello, ¿a quién le interesa cambiar el status quo? (a las discográficas seguro que no), y, sobre todo, ¿quién tiene capacidad para provocar ese cambio?

    Desde mi punto de vista (totalmente subjetivo), creo que la distribución streaming ha conseguido imponerse y es aceptada por el público como un nuevo modelo más eficiente (desde el punto de vista de lo que recibes por lo que pagas). Ante ese panorama, no creo que haya una demanda de cambio de esa estructura de reparto de beneficios que describes.

    Un saludo y feliz año,
    Alfredo

  • #002
    karlggest - 30 diciembre 2015 - 11:08

    Hola.

    No estoy seguro de estar de acuerdo en la mayor parte de lo expuesto.

    En primer lugar, no tengo constancia de que anteriormente no hubiese tantas diferencias. Hablemos de Galicia, que es lo que más conozco: hace 20 años sólo un pequeño bar programaba música mayormente novel en toda Galicia y algunos tenían programación esporádica. Hoy hay montones de salas promocionando mutitud de cosas, noveles o no. Hay gente que distribuye su música gratis, mientras que otros requieren donativos o venden su música a través de plataformas online de todo tipo, desde sencillas webs hasta sitios como Facebook. No, no creo que eso sea un problema.

    Estoy de acuerdo en las restricciones legales impuestas por las «viejas» discográficas. El modelo de negocio debería evolucionar para dar soporte y cabida a cosas que realmente ya se están haciendo.

    Por otro lado, secularmente la principal fuente de ingresos de la inmensa mayoría de músicos han sido sus propios conciertos -en ocasiones, ni siquiera los incluidos en las giras promocionales, en los que buena parte podía acabar en manos de la discográfica de turno XD

    Finalmente, para que mi reflexión no sea aún más larga que la tuya XD, creo que ser músico (ser artista en general) es caro. Y creo que la sociedad, también a través de los poderes públicos, debería apoyar la creación musical igual que hace con tantas otras actividades. De hecho, hay muchos ayuntamientos que hacen pequeñas cosas. Apoyar a los que hacen pequeñas cosas, en lugar de ponerles pegas y quedar bien gastando un dineral en «traer» al artista de moda de turno, creo sinceramente que es el camino.

    Salud!!

    • Sergi - 30 diciembre 2015 - 20:22

      Karl, hace tiempo que no leía una reflexión tan lúcida. De hecho yo iba a plantearle una respetuosa crítica a lo expuesto por Enrique Dans en su artículo.

      Enrique, ¿qué dices que ha de hacer un agente económico en situación de cambio tecnológico? «Adaptarse o morir», ¿verdad? Entonces te diría que mal que nos pese a todos que los grandes siempre tengan una ventaja natural sobre los pequeños, no deberías centrar siempre tu queja hacia los grandes.

      Es decir, en mi opinión el 90% de la gente solo mira por sí mismo si le dejan. Así que no son menos defendibles unos que otros. Tú mismo has dicho en este artículo que es más barato que nunca montar una infraestructura de grabación/emisión/etc… gracias a los medios tecnológicos de hoy y su abaratamiento espectacular. Pues entonces que ESPABILEN ESOS PEQUEÑOS. A ti no te gusta que los de la SGAE vivan del trabajo de otros… ¿porqué los pequeños músicos habrían de vivir BIEN de las infraestructuras montadas por otros? ¿No deberían en cambio montar sus propias infraestructuras, organizarse de forma paralela a las habituales?

      Supongo que sabrás que eso no sucede por varias razones suficientemente conocidas:

      1) es más cómodo que me lo monte todo otra persona… es un palo tener que organizarse ahora

      2) me convendría más poder vender mi música a los grandes pero TAMBIÉN tener la libertad (legal) de probar suerte comercializándola por otros canales, pero eso sí: NO QUIERO PERDER LO POQUITO QUE ME DAN LOS GRANDES

      3) ufff… eso de pagar para que me monten una infraestructura de streaming rebajaría mis ganancias si es que saliese bien el proyecto de independeziranos de las discográficas y funcionar como cooperativas (ahí estoy hablando como freelance informático)… O sea: la gente es muy tacaña a la hora de invertir en infraestructuras de computación (aunque las exijan a las «discos»).

      En fin, a mi no me dan mucha penita los pequeños músicos. Como ha resaltado oportunamente Karlgest: los pequeños músicos siempre se han ganado la vida con el «directo» no con la venta de CD’s… que siempre ha sido una «propina».

      Yo tb conozco a varios músicos y grupos y confirmo lo de Karlgest: les va mejor que nunca. El directo siempre seguirá reportando dinero fresco, y con perdón es lo que debe ser. Como programador nadie me paga royalties por cada vez que ejecuta mi app… me pagan mi trabajo por horas y punto.

      Dejad de defender el esquema de royalties, aunque sea indirectamente, por favor.

      • acerswap - 30 diciembre 2015 - 21:23

        Si te interesa que te paguen por el tiempo que usa la gente tu app, echale un vistazo a Amazon Underground. Quizas te interese.

        • Sergi - 31 diciembre 2015 - 02:10

          Gracias… no lo conocía!

  • #006
    Garepubaro - 30 diciembre 2015 - 11:37

    Hombres pues situaciones incomprensibles, como que aparece que la gentecita «se alegra» porque por fin los Beatles estan en «streaming» legalmente. Pero eso porque, si ya tenia los archivos en el disco duro en que consiste la alegria de que ahora para escuchar a los músicos haya que estar on line y consumir ancho de banda cada vez … eso es ir para atras y como tantas situaciones sin fundamento típica, y que siempre le quieren buscar los 3 pies al gato, esas empresas no va a ninguna parte

    • Ignacio - 30 diciembre 2015 - 11:58

      Hay un fundamento claro.

      Si yo utilizo Streaming para hacer mis listas y escuchar mi musica, utilizar otros dispositivos como discos duros, CDs, etc. es una molestia.

      Al final, me ponen a los Beatles en Spotify y me quito la molestia, consuma ancho de banda o no.

      Es una cuestion de sencillez de cara a organizar nuestro consumo de musica. Y la sencillez es un fundamento DE MUCHO PESO.

      • Garepubaro - 30 diciembre 2015 - 14:35

        Tengo miles de antiguos vinilos, compact disc y demas, y si me planteé realizar con ellos alguna base de datos, pero es algo que no tiene valor, el valor consiste en encontrarte esa sorpresa, ese disco que no te gustaba y ahora te haces con su musicalidad o a la inversa, de todos modos hay se puede hacer la base de datos y tener el control con total facilidad … y para el que quiera mas facilidad y que se lo den todo mascado ahi estan las radio formulas, cadena100, 40 principales y rn3 para todo tipo de música … los proveedores de musica de pago en internet ni hay por donde cogerlos, ni tiene razon de ser … y la tardanza de su total derrumbe, como de tantas cosas, empresas de las mas fundamentales, que se van a derrumbar en internet pero que se resisten, esta retrasando el mundo a lo inevitable son momentos de involucion pero ya no queda mucho, ya no pueden retrasarnos mas mucho tiempo y hacer la realidad patente tras la Metaburbuja en la que esta la globalizacion inmersa por desgracia, pero por fortuna le queda no mucho

  • #009
    Gorki - 30 diciembre 2015 - 11:55

    MI religión no me permite gastarm en aquello que puedo obtener gratis. Para todo habrá gente digo yo, pero sigo pensando que el apuntarse a Netflix, es una tontería cuando hay más de lo que puedes oír y ver en toda tu vida, LEGAL, de CALIDAD y GRATIS en Internet.

    ¿Que aporta Netflix? – Las últimas novedades. Bien, lo acepto, pero al menos yo puedo vivir perfectamente sin lo de hoy, si tengo lo más maravilloso de lo hecho ayer.

    • Ignacio - 30 diciembre 2015 - 12:02

      Los supermercados tiran yogures aun sin caducar en los contenedores. Con lo cual, segun tu religion, comprar yogures es una tonteria cuando puedes ir a recogerlos gratis, por la tarde noche, a las puertas del LIDL.

      Gracias a Dios el precio no es lo unico que marca el consumo de productos o servicios.

      • Gorki - 30 diciembre 2015 - 13:05

        Por supuesto que no compraría yogures, si en vez de irlos a recoger a Lidl, me los trajeran a casa, como hacen con la música. Mi religióon es muy exigente en lo de no gastar en bobadas.

    • Krigan - 30 diciembre 2015 - 20:38

      En Netflix el primes mes de prueba es gratis y sin compromiso, compatible con tu religión. Así hablarías con conocimiento.

      Lo cierto es que Netflix te lo pone todo muy cómodo, es otra experiencia. De verdad, te animo a que lo pruebes. Por lo menos que sepas lo que te estás perdiendo.

      • Gorki - 30 diciembre 2015 - 21:25

        No quiero decir «De este agua no beberé» por que no sería la primera vez que he cambiado de opinión, pero casi te puedo asegurar que nunca sere abonado de NetFLix. como no lo soy de Canal+, Lo que me ofrecen no es del suficiente interés para desplazar lo que ya sin suscribirme a nada tengo gratis a mi alcance. Utilice una temporada Pandora, hasta que las discográficas la cerraron y tuve suficiente experiencia de lo que puedo esperar,

        Se que dan un mes gratis, pero ya estoy harto de intentar darme de baja de servicios que te piden luego que lo mandes por fax, comunica siempre su Atención al Cliente, o cosas parecidas. Vivo muy tranquilo con el hilo musical de Youtube. y es GRATIS

        • Krigan - 30 diciembre 2015 - 22:30

          Con Netflix no es así. Si no quieres continuar más allá del mes de prueba, basta con que pulses el botón de baja en su web, y ya está. Lo sé por propia experiencia porque en su día probé gratis Netflix USA, y no hubo ningún problema con la baja.

          Como ya ha explicado Sergi más extensamente, lo que Netflix te da como experiencia de usuario, eso no lo tienes gratis. Yo he probado de todo, DLNA incluido (y también Plex), y siempre hay algún engorro.

          Fíjate tú que para mí el problema es que ciertas series, como Juego de Tronos, no están en Netflix. Es decir, voy a tener que seguir pirateando Juego de Tronos. Tener que seguir con el Bittorrent para ciertas series es para mí un retroceso.

          • Sergi - 31 diciembre 2015 - 00:53

            Así es… no lo dije antes tan claramente, y por no entrar en detalles, pero ya que tú lo haces: puedo reconocer que he tenido que descargarme la sexta temporada de The Walking Dead porqué no la encuentro en Netflix.

            Dicho eso, Gorki… no lo entenderás hasta que lo pruebes. En la vida como en la ciencia, la experimentación aporta algo que la «teoría y el razonamiento abstracto» nunca podrán suplir. No busques más razones y pruébalo.

            Con lo del miedo a las dificultades para darte de baja también llevaba años tirándome para atrás que Netflix me pidiera los datos de la tarjeta bancaria para tan siquiera PROBAR un mes el servicio… eso no me daba nada de confianza. Fue por eso que no probé Netflix hasta que una amiga no me prestó su usuario y contraseña para probarlo realmente sin compromiso. Así que te entiendo perfectamente ;)

            Un saludo!

        • Manuel - 31 diciembre 2015 - 14:10

          Muy de acuerdo con lo que comenta Krigan, mal que nos pese, pagas por la experiencia de uso, y no por el medio al que accedes. Te lo dice alguien que es melómano hasta la médula, con estanterías llenas de discos comprados a lo largo de 30 años, y que tras casi cinco años siendo suscriptor de Spotify, no puede imaginar una manera más cómoda de escuchar y descubrir música.
          Sea Netflix, Spotify, o cualquier otro servicio que aparezca en el futuro, acabarás cayendo en el momento que el precio de esa comodidad te parezca razonable, por mucho que lo puedas encontrar gratis en otro sitio.

    • Sergi - 30 diciembre 2015 - 20:43

      Hablo como usuario de Netflix desde hace unos 3 meses, Gorki: es la mejor «compra» (alquiler) que he hecho en mucho tiempo… y soy de los que tiene más de 600 pelis en soporte físico y/o digital desde que aparecieron los primeros DVDs. Puedes creerme o no. Yo solo puedo darte mi testimonio e invitarte a que lo pruebes.

      Yo tb me resistí a probarlo por años (en México está disponible desde hace años): poca oferta de títulos (cosa que ha cambiado), la mayoría subtituladas (tb ha cambiado) y como tú piensas yo pensaba ¿para qué si puedo verlo gratis por otro lado?

      Sin embargo, lo probé porqué 1) me lo recomendaron y me prestaron una membresía (me bastaron 24 horas para querer contratarlo) y porqué no soy amigo del «todo gratis» cuando hay una oferta de pago asumible para mi bolsillo y con la calidad «suficiente».

      Resumidamente:

      1) qué gozada que lo que quiera ver (dentro de la oferta de ellos, claro) se pone en marcha en menos de 20 segundos!!!!! sin búsquedas maratonianas, ni descargas, ni popups diabólicos, ni grabaciones mal hechas etc..

      2) calidad de vídeo y audio EXCELENTE… en el 99% de los casos HD impecable y fluido (sin trabarse la imagen ni en un solo fotograma!)

      3) multi-dispositivo de forma nativa!!! (teléfono, tableta, PC, TV….!). Lo más parecido a eso que había conseguido antes era montar un servidor DLNA en mi casa para poder acceder desde otros dispositivos con cliente DLNA a mis archivos digitales del PC. Nada que ver….

      4) realmente por fin cine y series de TV «on-demand» SIN CORTES PUBLICITARIOS… uauuu, eso si merece ser pagado, tú lo sabes… una vez que has probado las pelis en DVD o las descargadas… ya no puedes soportar una película con cortes!

      5) una aspecto sutil y que se menciona poco pero maravilloso: si interrumpes el visionado de la película en el dispositivo en el que estás y abres la aplicación en otro dispositivo, INMEDIATAMENTE puedes continuar el visionado en el punto exacto en donde te quedaste. Y lo bueno es que recuerda ese punto exacto para cualquier película o episodio que hayas dejado a medias!! así que puedes saltar de una a otra sin tener que memorizar en donde dejaste el visionado. En fin… eso es una auténtica gozada que ya ni el DLNA te ofrece (apenas algún reproductor de PC).

      No creo que sea necesario alargarme más, creo que he sido suficientemente detallado. No vayas a creerte: no trabajo para Netflix, jejeje. Solamente soy un enamorado del cine y un enamorado de la tecnología, y amigo: ambos se juntan en Netflix… en mi opinión.

      No creo que haga falta mencionar el precio DE RISA de ese servicio, no? Aún no comprendo ni cómo lo consiguen hacer rentable.

      Un saludo!

      • Garepubaro - 31 diciembre 2015 - 12:43

        Recuerdas que en España habia pocos canales de television, pero muy buenos, porque lo decian extrangeros y todos … luego vino un monton de canales libres claro esta «anunciados como la panacea» luego resulto que no, que estos canales empezaron a empeorar ¿ que pasa aqui ?, y resulto que aparecian muchos canales de pago, jo que casual como se coordina una cosa con la otra una viene detras de otra como de casualidad, luego resulto que ni libre abierto, ni el cerrado, el cerrado de pago este ofrece mil canales y se ha vuelto que resulta que ponen siempre las mismas pelis ¿ que ha pasado ? se anuncia que la tele de cable no, que ahora esto va OnLIne de Neflix finstros y que bueno que hay que terminar pagando que merece la pena, y luego vendra otra …. anda ya …

        La cosa es que en realidad no te timaran, cada vez tendras mas miles de peliculas y mas miles ¿ entonces porque me aburro tanto ? te preguntaras … ah bueno y ahi aparece la «nueva plataforma» donde estan todas las «peliculas distraidas que quiero ver», por un pago eso si y tendras que cambiarte otra vez y pagar mas

        hay que darse cuenta que el timo es dinamico

        • Krigan - 31 diciembre 2015 - 16:47

          Bonita teoría, pero los hechos la contradicen. Netflix es mucho más barato que la tv de pago, y es mucho mejor.

  • #020
    Eduardo Martos - 30 diciembre 2015 - 14:27

    Sucede algo parecido con el mundo editorial. Veo pocas diferencias. El problema fundamental es la promoción, que las grandes discográficas y editoriales cubren con una solvencia que un particular no puede permitirse.

    • Krigan - 30 diciembre 2015 - 20:50

      Alguna diferencia habrá, porque en el mundo de los libros son muchos los escritores que han tenido éxito autopublicando, e incluso en algunos casos se han hecho ricos.

      ¿Por qué los escritores sí han puenteado a las editoriales y los músicos no a las discográficas? ¿Podría ser que los músicos no hayan tenido la suerte de tener un Amazon a su lado?

      • Alejandro - 1 enero 2016 - 14:11

        Hola, a mi entender, hay ciertas diferencias fundamentales entre escritores y músicos que explican eso. La principal: las radios. La música puede escucharse sin estar específicamente buscándola, un aparato de radio encendido en un comercio o en casa de un amigo, nos «obliga» a escuchar las obras que transmite. Si no tenemos un gusto definido, a lo largo de toda la vida de ese bombardeo, puede que nos quede una «cultura musical por default» que nos predispone a gustar de determinados formatos.. Modelando nuestros gustos, nuestra demanda, las discográicas modelan el mercado a sus necesidades. En literatura no pasa eso, uno compra o pide prestado exactamente lo que quiere leer, lo que ya de antemano eligió, o lo que alguien mas le recomienda. El fenómeno de series y películas juveniles basadas en novelas ha logrado vender muchos libros, tal vez sean esos los escritores de los que hablabas, pero no ha sido el poder de llegada de las obras en sí lo que las hizo exitosas, sinó el poder de lo audiovisual (caso Harry Potter, Game of Thrones o Hunger Games por ejemplo). Hay algo mas, y es que un libro se escribe, se edita, se publica y distribuye, y, máximo en este punto, su autor ya no tiene que «trabajar mas» para presentarlo, mientras los músicos deben salir a la carretera a tocar en vivo y trabajar duro para su obra, si quieren hacerla exitosa. Entonces es muy sacrificado cuando no tiene éxito… y también cuando lo tiene!

    • Sergi - 30 diciembre 2015 - 20:51

      Ya que sacas el tema del mundo editorial, debo decir algo parecido a lo que comenté más arriba acerca de la música: hoy en día los «pequeños» autores (los no best-sellers) lo tienen fácil para publicar lo que quieran y hacerlo llegar a todo el mundo… no veo queja posible de indefensión, lo siento.

      ¿Pero qué sucede con esos «pequeños autores»?

      1) es más cómodo si yo escribo y hay otros que me revisan los textos, los maquetan, los encuadernan (o no si son digitales), los VENDEN y luego me dan EL DINERO que me toque.

      2) prefiero llevarme poco (o NADA) por mi libro pero que aparezca con el sello de una gran editorial del sector, que no aspirar a ganar algo razonable pero distribuirlo por medios alternativos (que los hay y muchos).

      Conozco a varios autores que llevan escribiendo libros académicos universitarios y ambos puntos les limitan (mentalmente) a la hora de cambiar de sistema de distribución de sus obras: la flojera y el orgullo.

      A mí no me dan pena. COmo dije en el otro comentario: me da pena la gente que no tiene alternativas, pero no los que teniéndolas optan por dejarse esclavizar por motivos X.

      Afortunadamente para los espabilados, la mayoría de la población ha nacido para trabajar bajo los mandatos de otros en las condiciones que sea… es decir, para dejarse explotar bajo su propia complicidad. Creo que no hace falta decir nada más para aceptar este HECHO, no?

  • #024
    Gorkig - 30 diciembre 2015 - 16:32

    Hay algo que me chirría en tu razonamiento, cuando culpas a las discográficas de seguir con los mismos márgenes comerciales y generar el problema de que hoy un músico no pueda vivir de su trabajo

    Si hoy los margenes son los mismos y un músico no puede vivir con ellos, es que lo que ha variado a peor, son los ingresos que produce la música y es más difícil vivir de la musca, seas músico o intermediario.

    A mi modo de ver, el problema es que no ha variado la estructura de la cadena que lleva la música del creador al publico y que ahí reside el problema. Se suponía que serian menos los eslabones que vivieran de la creación musical y eso hoy por hoy no es cierto. Tenemos una gran infraestructura heredada del pasado y unos ingresos menguantes que tiene que mantenerla y todos padecen de nenos ingresos, músicos, discográficas, los 40 principales, tiendas de discos, y promotores .

    Cuando un músico consigue eludir la vieja infraestructura, y llega al publico sin pasar por los antiguos canales, si consigue vivir, y bien, de la música, porque de su música comen muchos menos personas..

    Pongo el caso de la orquesta de Jazz de Andrea Motis y Joan Chamorro que, pasando de las discográficas, las radios, y antiguos canales, han utilizado las redes sociales, con lo que conseguir aparte de tener a la venta una extensa discografíca , (actualmente tiene a la venta tres nuevos CD ‘s editados en los últimos meses, http://jazztojazz.com/), tiene nueve concierto pendientes de aquí a marzo y así ha sido en los últimos ejercicios desde que formaron la banda, y eso que no son superventas y se mueven en un mundo minoritario como es el Jazz,

  • #025
    menestro - 30 diciembre 2015 - 21:04

    Feliz Año nuevo :))

    • GAREPUBARO - 30 diciembre 2015 - 21:11

      ánimo MENESTRO a ver que nos traes este año en nuestro atajo para informarnos pero de verdad y hacernos billonarios …

      • menestro - 30 diciembre 2015 - 22:26

        Enrique es el que escribe sobre Unicornios y Grifos, deberías hablar con él.

        Feliz Año a todos. ;)

        • Enrique Dans - 30 diciembre 2015 - 23:02

          ¿Por que grifo salen los unicornios? Feliz año, que se presenta muy entretenido!!

    • Krigan - 31 diciembre 2015 - 09:55

      Feliz Año!!

  • #030
    Ricard - 31 diciembre 2015 - 07:34

    La verdad? Patético, por experiencia, sobretodo en según qué sellos y según qué género, hice varios top ten en beatport de techno y nunca vi ni un triste céntimo, todo para los sellos, ya está más que asumido que es un mundo en el que «produces por qué te gusta» y parece que si no piensas así no eres realmente músico, asta tal punto que todos los djs productores acaban por crearse su propio sello en cuanto tienen un cierto nombre, y aún así es mucho más rentable la actuación como dj que la venta de producciones propias,aunque seas el número uno, hablando claro de géneros de segunda, exceptuando a las 20 estrellas del momento comerciales.

  • #031
    José Enrique - 4 enero 2016 - 00:33

    No se puede culpar a las empresas de utilizar su posición dominante para generar recursos. Y hoy por hoy, me temo, todos los contenidos son eso: recursos.

    Da igual que hables de música, de editorial, de fotografía, arte en general o de aplicaciones web.

    Pensar que una persona puede aparecer en internet pretendiendo vender cualquier cosa y que saliendo en Google y manteniendo un buen perfil en redes sociales va a lograrlo es poco realista.

    Por experiencia profesional, puedo sostener que en internet funcionan dos cosas: el «nicho» o el «precio». Y el «nicho» se llama así por algo… no se llama panteón o pirámide.

    El nicho es un subgrupo (o un subsubsub-grupo). Algo evidentemente pequeño. Tanto que el grande no se preocupa por él… hasta que da dinero.

    Y el precio, por definición, significa «el precio más bajo»… lo que se consigue apretando los márgenes del fabricante; da igual que vendas esculturas o faldas.

    La autoedición puede darte de comer si tienes un contacto real con un público especial… el tipo de público que reportaría beneficios infinitesimales a las grandes productoras.

    Eso sí… ¡quien me diera a mí el 0,0001% de la facturación de SONY (o de ZARA o del Corte Inglés).

    Feliz 2016!

  • #032
    Alfonso - 5 enero 2016 - 09:54

    Mencionas Enrique el oligopolio que las discográficas ejercen en su industria. Totalmente de acuerdo y la verdad es que en mi experiencia la llegada de Internet y las nuevas tecnologías en muchos casos acaba provocando posiciones dominantes (google, amazon,…).

    ¿Qué hacemos mal o qué deberíamos hacer mejor para evitar que al final una cuota enorme del mercado esté dominado por unos pocos…? . Esto no es bueno en ningún caso porque facilita los abusos por parte del más fuerte.

    Es verdad que Internet permite que un desconocido con una buena idea triunfe pero al final, cuando los mercados maduran acaban en manos de unos pocos….

    • José Enrique - 5 enero 2016 - 19:56

      No creo que haya nada que estemos haciendo mal… en el sentido que se pueda corregir y funcione de otra manera distinta en un corto plazo de tiempo.

      No hay fórmulas mágicas ni abracadabras… es más bien una nueva manera de entender internet, el internet de los negocios y las maneras de completar los sistemas comerciales que ya hay con lo que ofrece la nueva herramienta.

      Quizás todo esto sea consecuencia de haber creado una falsa expectativa acerca de la herramienta. Pero da igual… corregir, aprender y seguir adelante.

      • Alan - 8 enero 2016 - 00:34

        En realidad si hay cosas que se estan haciendo muy mal; ¿te imaginas que hicieran con Google lo mismo que se le hizo a AT&T en los 80? No me lo creeria ni aunque me inyectaras en vino directamente en vena …….

  • #035
    charlieman999 - 7 enero 2016 - 00:00

    Si las discograficas hubieran sacado servicios como Spotify desde el primer momento en vez de despotricar contra internet y los malvados piratas desde la epoca de Napster otro gallo les cantaria, ahora la industria tiene que competir con servicios como Netflix,Spotify, o la kindle store, asi es como se lucha contra lo que eloos llaman «el todo gratis», con servicios de calidad a precio razonable, la industria audiovisual es quien tendria que haber sacado estos servicios para aprovechar la demanda de sus productos que hay en internet, no lo hicieron asi que ahora que no anden llorando.

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