Instacart: negocios hechos con piezas de otros

InstacartInstacart es uno de esos modelos que me llama poderosamente la atención: hablamos de una compañía con una valoración por encima de los dos mil millones de dólares, fundada por un ex-empleado de Amazon empeñado en ser emprendedor y que fracasó en veinte proyectos anteriores antes de dar con este, y que es calificada por algunos como «la compañía más prometedora de los Estados Unidos«.

¿Cómo funciona? Muy sencillo: te das de alta con tu código postal, y si el servicio está disponible en tu zona, te pide que escojas en qué supermercado quieres hacer tu compra. Especificas la lista de productos que quieres, un trabajador a tiempo parcial de la compañía hace la compra por ti, y te la lleva a casa en una o dos horas. Todo en el servicio está construido mediante piezas de terceros: la compañía no tiene almacenes, ni camiones, ni logística propia, ni nada de nada. El modelo más ligero posible: compra en supermercados existentes y mediante trabajadores a tiempo parcial que ganan hasta 25$ por hora utilizando su propio coche para transportar los pedidos (trabajadores que escogen en cada momento cuándo y dónde quieren trabajar, aunque haya quienes hablen de explotación).

En su cortísima historia en un negocio con márgenes habitualmente bajísimos, Instacart ya ha tenido ocasión de llevar a cabo multitud de pruebas. Su modelo de negocio ha ido evolucionando desde ganar dinero con los costes de envío y mediante sobreprecios en determinados productos, hasta convertirse en una auténtica plataforma a la que los supermercados subcontratan su venta online. Recientemente, la empresa ha comenzado a notificar a sus usuarios en su página en el momento de la compra en qué productos pagan el mismo precio que en la tienda, en cuáles pagan más y en cuáles pagan menos.

Para los usuarios, Instacart supone conveniencia y la posibilidad de comprar en supermercados como Costco, que habitualmente solo permiten el acceso a quienes tienen su tarjeta de compra. Además de la logística generada a partir de trabajadores a tiempo parcial, la compañía está experimentando con envíos realizados por terceras partes, con el fin de crecer más rápido. En cuanto haces tu compra, la aplicación te permite seguir los pasos de tu comprador personal: ver dónde está en un mapa y cómo tu compra se acerca a tu casa. Si alguno de los productos que solicitaste no está disponible, puedes optar por especificar un sustituto en el momento de hacer la compra, o por pedir que tu comprador te llame para ofrecerte las posibilidades. Finalmente, el comprador llega, hace la entrega, y típicamente, se lleva una propina.

El fundador, Apoorva Mehta, lo intentó en numerosas ocasiones hasta encontrarse con este modelo, que algunos han denominado «el Uber de los supermercados». Aplicó a la incubadora Y Combinator fuera de plazo, y lo terminaron admitiendo por pura persistencia tras torturar su sistema haciendo pedidos como doscientas botellas de dos litros de Coca-Cola (que el comprador no fue capaz de meter en su coche y, desesperado, terminó recibiendo ayuda del propio fundador de la compañía). Finalmente, empezó a popularizarse por puro boca a boca, y comenzó una historia de crecimiento que la ha llevado a la valoración actual.

De nuevo, uno de esos casos que parecen estar convirtiéndose en signo de nuestros tiempos: un supermercado que no tiene almacenes, ni camiones, ni locales, ni trabajadores fijos… pero vale más de dos mil millones de dólares y crece sin parar.

 

This article is also available in English in my Medium page, “Instacart: the supermarket Uber«

14 comentarios

  • #001
    Gorki - 25 abril 2015 - 17:05

    Un claro ejemplo de negocio colaborativo que muchos no gustará, pero que sin embargo brinda la oportunidad de ganar un dinero a quien no ha tenido la suerte, (o los enchufes necesarios), para poderse hacer funcionario, o encontrar una plaza fija en un empresa a la antigua usanza.

    ¿A quien hace daño un negocio así? – ¿Al comprador que le hacen la compra y voluntariamente paga por el servicio?. ¿Al supermercado que paga por horas a un trabajador a tiempo parcial y si que si no lo hace simplemente no vendería ese pedido?, ¿A quien voluntariamente hace la compra a cambio de un sueldo gig?.

    Sin embargos seguro que salen muchos críticos, que prefieren que quien no encuentra el chollo de un trabajo fijo, no cobre por ningún concepto, a que haya una solución, mala e imperfecta, pero solución de recambio.

  • #002
    Bruno - 25 abril 2015 - 19:10

    Cuando dices «Aplicó a la incubadora Y Combinator…» deberías decir «Solicitó la incubadora Y Combinator…»

    • Angel - 20 mayo 2015 - 16:54

      »Aplicar» es correcto. De hecho el documento se denomina »aplicacion» o »solicitud». (no tengo enie ni tildes, tengo teclado ingles)

  • #004
    Gordon. - 25 abril 2015 - 19:13

    Me gustaría tener las cosas tan claras como vosotros, la verdad. No se si es que tengo miedo a lo desconocido, si este cambio de paradigma en lo económico, social y laboral no termina de encajarme por falta de información, por falta de miras o simplemente por que en el fondo no soy tan innovador o con amplitud de miras como pensaba. Pero todo esto empieza a ser preocupante cuanto menos. Si aplicamos el sistema a cada uno de los servicios y/o trabajos que conocemos, yo como empresario tratare de externalizar todo lo que pueda en estas plataformas. Tan solo pregunto. Esto al final, a largo plazo, no llevara a una precarizacion laboral y un aumento de la brecha entre la clases sociales? Me gustaría saber vuestra opinión.

    • Gorki - 25 abril 2015 - 20:41

      Mi opinión es que la precarización laboral, no es el futuro sino el presente, Basta ver que quien antes era llamado desepctivamente «mileurista», es hoy un señor pagado por encima de la media.

      Pero, a mi juicio, la causa noo esta en la economía colaborativa o en la externalización de servicios, sino a la globalización. La mejora de nivel de vida de millones y millones de chinos, ha sido a costa de la bajada de nivel de vida de europeos y americanos. Ahora bien, tampoco podemos intentar vivir «de la colonias» como en el siglo XIX, porque entre otras cosas ni Europa es ya la potencia colonial que era, ni «las colonias» están por la labor de absorber la cuota de miseria que correspondía a los países europeos, obligados como estaban a vendernos sus materias primas y compara nuestros productos elaborados,.

      Mas bien creo yo, que los actuales salarios son debido a una inevitable efecto de la oferta y la demanda, hoy hay una oferta inmensa de trabajadores, que la demanda de empleo no cubre, por tanto el precio del trabajo baja, independientemente que el puesto de trabajo sea fijo, o eventual y a jornada completa o por horas.

      Si hubiera muy poca gente dispuesta a ser «comprador personal», fuera cual fuera el tipo de contrato laboral, su salario subiría, si hay abundancia de candidatos, su salario baja, pero nada tiene que ver, (a mi juicio), el que la oferta de trabajo sea del tipo de las generadas en la economía colaborativa, o no.

  • #006
    Antonio Castro - 25 abril 2015 - 19:43

    Por el mero hecho de centralizar los pedidos, adquiere condiciones ventajosas en precio. Para las tiendas físicas pequeñas o medianas no es sencillo desdoblarse en tienda on-line. Suelen tener muchos problemas.

    Este tipo de negocio para productos de consumo frecuente, resulta un modelo de negocio muy potente porque pueden conseguir precios muy competitivos. La marca que no ceda una parte de sus beneficios a esta compañía se quedará sin llegar a una parte importante de sus potenciales clientes y la que cede a cambio de un menor beneficio por unidad, está machacando a la competencia y aumentando su cuota de mercado y sus beneficios.

    El negocio está en hacer lo que otros necesitan pero no saben hacerlo bien.

    • jose finkiel - 25 abril 2015 - 23:39

      Muy correcta tu opinion. Y aun puede ser que la idea prospere sin explotar a los mas necesitados de trabajo pues pueden trabajar en relacion de dependencia con una empresa con responsabilidad social o en pais donde las leyes laborales los protejan

  • #008
    Ferran - 25 abril 2015 - 23:49

    Muy interesante post, una pregunta ¿cómo consiguen construir la BBDD de productos, y los precios actualizados, de cada supermercado? Imagino q con un webscrapper pueden sacarlos delas webs deas propias compañías, pero ¿es así?

  • #009
    Pep - 26 abril 2015 - 08:48

    No creo que se tanto de empresa que hace algo sin tener los activos que se supone que debe tener para hacerlo, como de que suple un servicio de intermediación y coordinación que facilita transacciones y que los propios supermercados no pueden facilitar por cuestiones de escala y -tal vez el quid- por cuestiones legales ?

    Porque una de las materias primas – méritos aparte en el valor añadido de la coordinación y facilidad de la transacción – es el aprovechamiento de esa fuerza de trabajo sub-empleada y marginal (en comparación a los trabajos tradicionales) que cada vez es más frecuente en nuestra sociedad.

    Una pregunta interesante para mi es: si eliminamos ese componente de mini-jobs.. y lo sustituimos por empleados digamos «a la Fed-Ex».. el sistema, se sostiene?

  • #010
    Alfonso - 26 abril 2015 - 09:27

    Muy interesante forma de resolver ‘la última milla’ de las compras on-line.

    Me asalta la misma duda que a Ferrán, ¿cómo acceden sistemáticamente a la BBDD de productos de los supermercados ? ¿Y a las innumerables ofertas que publican y cambian continuamente? Esto influye mucho en el precio final y en los hábitos de compra . Por otro lado, una actualización de la web del supermercado no deja inoperativo el servicio hasta que lo readaptas de nuevo?

    • Manuel - 26 abril 2015 - 11:16

      Yo también me hacía la misma pregunta, así que me puse a bucear un poco por internet, y por lo que he podido leer, recientemente han dado un giro importante al respecto.

      En sus inicios todos los datos de producto de sus primeros proveedores fueron subidos manualmente por el equipo de Instacart, sacándole fotos a cada uno de los productos en sus propias oficinas. Por su parte, entiendo que su política de precios no era la de estar constantemente actualizados igualando la de sus proveedores, sino que con frecuencia estos eran entre un 10% y un 25% más caros ( y alguna que otra vez incluso más baratos). Una estrategia muy poco escalable que supongo pudieron sacar adelante al operar sólo en unas pocas ciudades.

      Ahora que han cogido tracción (y un montón de pasta) y sus proveedores han visto que efectivamente el cliente quiere su compra en una o dos horas, es cuando han planteado un cambio de estrategia y es el proveedor (algunos de ellos) el que actualiza los precios (no siempre poniendo los mismos que tienen en tienda) y paga un fee a Instacart por usar este canal de distribución. Un modelo con probablemente márgenes más pequeños pero mucho más escalable.

      La verdad es que me ha parecido muy interesante ese cambio de modelo, despreocupándose de la falta de escalabilidad y concentrándose en el servicio y experiencia de usuario durante esa primera época hasta conseguir ser un «partner necesario» para el proveedor.

  • #012
    Pablo Astorga - 26 abril 2015 - 11:09

    Durante los dos años que viví en San Francisco utilizamos Instacart a menudo y funciona de maravilla. Es un gran servicio.

  • #013
    Juan Navidad - 26 abril 2015 - 15:18

    Leo en los comentarios que se ve este servicio desde el punto de vista de España, con varios errores de bulto. El primero es pensar que perjudica a alguien. Si se hace bien y las personas que hacen la compra y reparto se ganan sus 20-25 dólares la hora está de maravilla. En Estados Unidos la gente suele trabajar 8-10 horas mínimo al día, con lo que se sacan un buen sueldo. Aquí, en Nueva York, por ejemplo, el sueldo mínimo horario son 7,42$. Lo mínimo que se suele pagar habitualmente son 8-10$/h. Por lo tanto, estos compradores repartidores ganarían el doble de media. Yo creo que está de maravilla si es así. En España no existe el salario mínimo horario, por lo que hay miles de trabajadores ganando una basura de sueldos, casi como esclavos.

    En cuanto a la necesidad y conveniencia del servicio, creo que se está perdiendo la perspectiva de cómo vive la gente en Estados Unidos y en muchas ciudades. Lo más importante es la falta de tiempo, la gente no tiene tiempo de hacer las compras, por eso suelen ir los fines de semana o el día o los dos días libres que tiene como mucho. Luego está el hecho de que muchos CostsCos y grandes superficies que permiten compras en grandes cantidades y buenos precios están fuera de las ciudades y/o es necesario usar el coche. Para quienes no tienen vehículo y desean hacer una compra de gran volumen, este servicio es extraordinario. Y, para terminar, quisiera mencionar algo que es mucho más extremo que las compras en las grandes superficies de España: la disparidad de precios. Un producto que en un supermercado de descuento cuesta 1 dólar en otro puede costar 3 o más. Este servicio es muy interesante porque permitiría también que la gente pudiera comprar de manera selectiva tomando los mejores precios de diferentes grandes superficies.

    Hay varias cadenas que venden por internet que suelen prestar este servicio tan necesario (como soap.com), pero suele ser algo carísimo, por lo que esta opción de Instacart es mucho mejor. En fin, esta es una idea que siempre he pensado, pero yo estoy «a otras cosas» y además hace falta un desarrollo muy interesante y me alegro de que lo hayan puesto en marcha.

    Saludos cordiales,
    Juan Navidad

  • #014
    @SignosCyM - 28 abril 2015 - 10:14

    Muy interesante Enrique. Compartimos ;)

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