Algunas reflexiones sobre los fitness wearables

Fitbit new modelsRecientemente he tenido la oportunidad de volver a probar algunos dispositivos desarrollados por Fitbit, marca con la que comenzó mi relación con el mundo de los llamados «fitness wearables» en mayo de 2012, y hoy me he encontrado con un artículo interesante en The Next Web titulado «How fitness apps and wearables can impact your performance at work« que me ha resultado muy inspirador para hablar sobre algunas de mis conclusiones de algo más de dos años y medio de uso casi ininterrumpido. Si añadimos los muy completos informes desarrollados por Endeavour Partners en enero y julio de 2014 que utilizo habitualmente en mis clases, y mi propia experiencia como usuario, creo que vamos teniendo elementos suficientemente interesantes como para arrojar algo de luz en un tema relativamente nuevo en su adopción.

La categoría de los fitness wearables es de todo menos tranquila. Un mercado en permanente evolución, con actores de todo tipo que entran y salen del panorama, con novedades que impactan sobre las preferencias del usuario y que redefinen las prestaciones cada muy poco tiempo. Los primeros dispositivos de este tipo fueron creados por Fitbit en el año 2008, seguidos más tarde por compañías como Jawbone o Nike. Esta última, sin embargo, ha anunciado el abandono de la categoría coincidiendo con el lanzamiento del Apple Watch, lo que parece indicar una convergencia de dispositivos entre trackers y smartwatches que puede dar lugar a grandes cambios en el segmento de los wearables. De hecho, el último dispositivo de Fitbit ya es prácticamente un smartwatch como tal que te da la hora y mide tu frecuencia cardíaca, mientras el de Apple tiene todo tipo de prestaciones de medición del ejercicio y la actividad física como parte fundamental de su propuesta de valor.

El uso de dispositivos para cuantificar nuestra actividad física me parece un tema apasionante. El efecto que tiene sobre las personas el disponer de métricas eficientes y fiables en temas como el ejercicio, el peso o el porcentaje de grasa corporal, unido al incentivo de la gamificación social, es capaz de dar lugar a cambios comportamentales notables – siempre que la persona, lógicamente, quiera cambiar. Es imposible disciplinarse cuando en realidad uno no se quiere disciplinar y se ha limitado a ponerse en la muñeca una pulserita que le han regalado (un tercio de estos dispositivos provienen de regalos de terceros) o que le ha entregado su compañía (en un 6% de los casos en el mercado norteamericano), pero cuando existe una voluntad de hacerlo, disponer del dispositivo es algo que puede ayudar muchísimo.

Sin embargo, mantener esa motivación en el tiempo parece ser algo bastante más complejo: alrededor de un tercio de los usuarios de dispositivos cuantificadores abandona su uso al cabo de seis meses. Que esa pérdida de interés se deba a una falta de compromiso con el objetivo, a una pérdida de fe en su eficiencia o a simple desinterés es algo sin duda complejo, pero indudablemente interesante. En mi caso, dejé de utilizar mi tracker durante unos meses entre agosto y noviembre de 2014, y experimenté una dificultad mucho mayor a la hora de mantener mis objetivos, que se refleja en una inestabilidad mayor de mi peso.

Weight evolution May 2012 to Dec 2014

En realidad, todo estriba en el compromiso entre facilidad de uso y objetivos: si bien al principio utilizaba la app de Fitbit en su totalidad, incluyendo la introducción rigurosa de mi dieta utilizando la base de datos de alimentos, abandoné esta práctica a finales de 2012 en cuanto consideré mi peso razonablemente estabilizado. Simplemente, la inversión de recursos necesaria para mantener ese tracking ya no parecía justificada. La decisión de abandonar el dispositivo en agosto de este año, provocada por algo tan tonto como estropearlo al bañarme con él, dio lugar en cambio a una dificultad mucho mayor a la hora de mantener mis hábitos de ejercicio. Mi peso se mantuvo razonablemente estable debido al uso continuo de otro dispositivo de la marca, la báscula, que me permitió mantener una cierta disciplina en ese sentido. Al final, la clave está claramente en el desarrollo de hábitos: cambiar tu aspecto y condición física obliga a introducir cambios en el estilo de vida. Lo contrario es limitarse a adelgazar de vez en cuando haciendo un cambio puntual, que revierte rápidamente a la situación inicial en cuanto se abandona.

Si el hecho de obtener una situación de uso eficiente con este tipo de dispositivos parece depender, por tanto, de la motivación personal, cabría pensar que el mejor punto de partida para conseguirlo podría ser el de una persona que toma la decisión de manera autónoma e independiente, no condicionado por algún tipo de regalo. Sin embargo, un número creciente de empresas parece estar inclinándose por facilitarlos a sus trabajadores, en un intento de obtener una plantilla más sana o más productiva. En algunos casos, se vincula incluso a la tarifa del seguro médico corporativo, intentando obtener rebajas en su coste derivados de esa mejora generalizada. El efecto de la gamificación en entornos laborales, por otro lado, parece ser muy intenso: introducir factores competitivos en ese sentido parece altamente recomendable, partiendo, claro está, de una actitud adecuada en los trabajadores que deje claro el alineamiento entre los intereses de usuario y compañía. Hazlo mal, explícalo deficientemente, y tus trabajadores verán en la compañía un monstruo obsesionado por el control y una amenaza a su privacidad en lugar de una empresa genuinamente interesada en su productividad y bienestar.

La convergencia de dispositivos, por otro lado, parece inevitable. El segmento de wearables parece claramente afectado por cuestiones relacionadas con el mundo de la moda: los dispositivos tienen que tener un aspecto y un diseño atractivo, que apetezca lucir como quien luce un objeto de moda. El anuncio original del Apple Watch es auténtica pornografía visual. Los desarrollos más «discretos», que se llevan en forma de clip en el bolsillo, en el cinturón, en la ropa, o simplemente en el smartphone en forma de app como Moves y similares parecen estar perdiendo interés con respecto a los que se lucen en la muñeca, y más aún a medida que la convergencia nos acerca a la idea de smartwatch. En esa categoría me parece interesantísimo como Apple ha podido redefinirla sin siquiera poner en el mercado su dispositivo: a partir del énfasis puesto por la marca en el anuncio del lanzamiento, parece que ahora todo smartwatch y wearable que se precie tiene que incluir monitorización del ritmo cardíaco.

Uniendo todas las tendencias, parece claro que la cuantificación de nuestra actividad es una tendencia en alza: en septiembre de 2013, uno de cada diez norteamericanos por encima de los 18 años utilizaba activamente un dispositivo cuantificador, y el número va sin duda a incrementarse con la llegada del smartwatch. La popularidad parece ser superior en la franja entre los 25 y los 34, lo que deja un amplio margen de mejora: en el futuro, veremos a hijos preocupados por la condición física de sus padres mayores regalarles este tipo de dispositivos, pero también lo veremos seguramente en el caso de empresas con las que nos une una relación laboral, o de otras, como compañías de seguro médico. Los datos derivados de la actividad física y la salud están pasando de ser considerados de especial protección, a convertirse en algo que utilizamos para sentirnos mejor, para presumir y competir con los amigos, para negociar una mejor tarifa en el seguro médico, etc. Obviamente, habrá que vigilar qué uso se hace de esos datos: hasta qué punto sabemos con quiénes se comparten esos datos, si son utilizados para localizarnos u obtener información sobre nuestra vida, o incluso para condicionar acciones de marketing a momentos en los que tengamos las endorfinas a tope tras un ejercicio intenso. Pero sin duda, hablamos de un uso de la tecnología que parece estar aquí para quedarse.

 

This article is also available in English in my Medium page, “Wearables are with us to stay«

13 comentarios

  • #001
    Dr Valentín De Benito - 14 diciembre 2014 - 18:42

    Todas estas reflexiones sobre los «wearables» importan más cuando empieza a atisbarse otra frontera: los implantables ¿Cómo no se iba a dar un siguiente paso? El de implantar dispositivos hoy día tan comunes como los de identificación por radiofrecuencia, sensores para recoger datos fisiológicos o chips para la autentificación. Aunque la utilidad para procesos de autentificación supone solamente una parte de la aplicación de esta tecnología, y los dispositivos implantables podrían llegar a recopilar parte de nuestra historia a la manera de una memoria, y así convertirse en parte de nuestra identidad.

    Lo traté en El blog de piel, el 24 de octubre.

    Un saludo

  • #002
    Rex Lameiro - 15 diciembre 2014 - 08:19

    Señor Dans. Sin ánimo de polemizar sino de simplemente trasladar una impresión personal solo comentar que soy manager de una de las más importantes cadenas nacionales de fitness y, por el momento, la implantación de los fitness wearables entre los socios de todos nuestros clubes es prácticamente nula. Eso que se trata de personas potencialmente interesadas en el quantified self y que obviamente deberían ser más receptivas que nadie a ese tipo de tecnología.

  • #003
    Alfonso - 15 diciembre 2014 - 09:01

    Agradezco la reflexión Enrique, no había pensado en el posible ‘gran hermano’ que facilita un wearable regalado por tu empresa o seguro… Dá un poco de miedo la verdad…

  • #004
    jose luis portela - 15 diciembre 2014 - 11:43

    Lo que no puedes medir no puedes controlar

  • #005
    BiBrother - 15 diciembre 2014 - 12:08

    El problema que tendremos en unos años y no tardaremos mucho es en el control de los datos que se recopilan. Quién lo recopila, de qué forma, con qué intenciones y sobre todo, quién vigila y controla la seguridad de los datos.

    Todo lo que haya en internet, en la nube, en el «aire» es susceptible de ser atacado, robado y comercializado.

  • #006
    Abelardo - 15 diciembre 2014 - 12:13

    Mi opinión personal es que esto de controlar y guardos el 100% los datos fisicos-biologicos o los ejercicios Gimnasticos es algo que esta relacionado con la acumulacion de datos, la compra venta de acciones, el manejo y control de dinero, etc.
    La verdad es que, para mi, ronda un poco la avaricia en la acaparación de datos.
    Además de lo anterior está el cargar y conectar estos dispositivos a la luz y al ordenador.
    Lo de «cargar» practicamente todos los días estos cacharros es pesado, aunque esa pesadez se podría se podría solocionar quitandose el «reloj inteligente» y poniendolo a cargar todas las noches poniendolo encima de un comodo dispositivo de carga puesto en la mesilla de noche. Algo parecido a los cargadores de cepillos de dientes electricos o máquinas de afeitar.

    Sobre la gimnasia y la alimentación… Pues para personas mayores de 40 años, es bastante recomendable y obligatoria. Unos consejos simples serían:
    – El ejercicio «perdido» de ponerse en cuclillas, es obligatorio. El levantarse y ponerse en cuclillas es necesario para todas las personas.
    – El «hacer deporte en Gimnasios de Fitness durante todo el año, puede compaginarse con «correr» y hacer algún otro tipo de deporte.
    En españa lo más práctico e individual es comprarse 2 balones, uno de Baloncesto y otro de futbol, para «jugar», yendo y volviendo «corriendo» a la cancha o zona deportiva adecuada del propio barrio, pueblo o ciudad donde se viva. La gimnasia será espontanea y alegre; cuando uno se aburre del fútbol, pasa al baloncesto. No os olvideis de un sombrero de color negro o verde que os tape las orejas y os proteja del sol. Lo ideal es que fuera blanco o gris por fuera y negro o azul marino por dentro.
    – Sobre la alimentación no dudo de la inteligencia de cada uno. No olvidar que a partir de los 40 años la azucar y la sal no es necesaria, «mejor nada», ya que la llevan los propios alimentos.

    En fin. Que apuntarse a un gimnasio e ir a lo hora que se desee, haga frio o calor, es una buena idea.
    Sobre el control total, pues… ¡A gusto de cada persona.!

    Saludos.

    PD.
    No veais lo dificil que es encontral unas zapatillas que valgan para Futbol-Baloncesto-Correr.

  • #007
    Iñaki Larraya - 15 diciembre 2014 - 19:23

    Hace unas semanas lanzamos Appdemecum (www.appdemecum.com), una plataforma para la prescripción de apps de salud que incluyen las asociadas a fitness wearables.

    Uno de los sectores en los que mejor acogida ha tenido es en el de seguros de salud. Las aseguradoras están inmersas en un profundo cambio de modelo de negocio evolucionando del B2B al B2C, donde el objetivo es que el asegurado se implique activamente en el cuidado de salud. En este contexto la prescripción de apps de salud y fitness wearables tiene un amplio recorrido.

    Estoy de acuerdo que es una tecnología que ha llegado para quedarse.

  • #008
    Abelardo - 15 diciembre 2014 - 20:51

    Enrique… En honor a ti. Va potencia ti.

    Como este es un tema que sacas de vez en cuando, voy a poner una idea simple y un reto para que los fabricantes este tipo de cacharros vendan millones y millones.

    1. El reloj y mas concretamente igual, según el gusto y diseño de cada fabricasnte.
    2. Conexiones físicas externas obligadas: 1-Cargador 2-Salida/Entrada de datos.
    3. Cajas de tipo mecano superpuestas, unidas y plegables para viajes. Transparentes, abatibles, etc., según necesidades o gustos.
    —1— Base de carga con reloj, viéndose la hora. Incluyendo un enchufe o, en otro caso, un cable enrollable o no para conectarlo a la corriente eléctrica.
    —2— Zona hueca para altavoces de tipo musical y para despertador.
    —3— Zona de luz. Una simple bombilla de tipo LED que se irá como iluminación y como despertar de luz para personas sordas.
    —n— Zona de sensores de: Temperatura, humedad, etcetera y etcétera.

    En resumen. Un pequeño cerrable/enrollable RELOJ + CARGADOR + DESPERTADOR + LAMPARA DE 40W + MULTI SENSOR + Etc. tecnológicamente avanzado que en principio comprarian casi todas las personas sordas que hay en el mundo.

    Esta idea es tanto mía como tuya y de tus lectores.
    Respecto a los fabricantes, emprendedores y Starups, pues como decimos aquí en España: ¡ Allá tú.!

    Ah… Mecachiselamar… Mecachiselamar…
    ¿ Y si esto lo hiciéramos para los móviles. ?
    Mecachiselamar… Mecachiselamar…

    Saludos.

  • #009
    Miguel Ángel - 15 diciembre 2014 - 22:57

    Hablaré de lo que conozco y uso como wearable. Practico habitualmente deporte, triatlón en mi caso, y uso desde hace años un Forerunner 405 (ya me gustaría tener el Fénix2) con el que monitorizo mis salidas de bici y carrera a pie. Particularmente tengo la certeza que Garmin, hoy por hoy, está muy por delante del resto de dispositivos en el mercado de GPS para la actividad deportiva. Lógicamente no tengo ningún interés en monitorizar mi actividad extradeportiva diaria, pero si lo hiciera, vivofit es una apuesta clara por un gadget cuyos requisitos de autonomía y estanqueidad satisfarían a la mayoría de ustedes. Garmin además cuenta con un portal completo donde descargar datos y obtener una vista rápida de la actividad realizada con posibilidad de descarga de tracks en cualquier formato, sin menospreciar el resto de opciones, mi decisión desde hace muchos años es clara.

  • #010
    Pedro - 16 diciembre 2014 - 12:35

    ¿Publicidad encubierta?

  • #011
    javier - 17 diciembre 2014 - 17:35

    Hasta el momento, su implantación está siendo más bien poca. Creo que van a crecer bastante despacio hasta que no calen hondo en el gran público.

  • #012
    GPS en Guatemala - 18 diciembre 2014 - 19:05

    Muy buen articulo, interesante tema relacionado con el fitness y metas a largo plazo, aun que el Apple Watch es mejor que fitness wearables, creo que con unos cuantos arreglos se pondra a la altura del apple watch.

  • #013
    Diego Mora - 22 diciembre 2014 - 09:39

    buen artículo, felicidades, estoy deacuerdo con gps en guatemala, por lo que he leído es mejor Apple watch, pero competir con apple, ya se sabe que es complicado!

    Un saludo

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