Dispositivos implantables: el quantified self, en su frontera

tooth sensorEl ciclo que separa la ciencia-ficción de la realidad se acorta cada día más. Hao-Hua Chu, un profesor de la National Taiwan University que había diseñado un juego asociado a un cepillo de dientes para intentar mejorar la salud bucodental de su hija mostrando qué zonas de la boca habían recibido un cepillado adecuado y cuáles no, investiga un dispositivo con acelerómetro tridimensional recubierto de resina dental e implantable en un diente, y se encuentra con que le permite detectar multitud de pautas de comportamiento, tales como bebida, tabaco, tos, masticación o incluso detección del habla con una sorprendente precisión del 94%.

El hallazgo ofrece una serie de posibilidades que van desde la detección casi infalible de la ingesta en personas que quieren controlar su dieta, al control de la adicción al tabaco, o incluso a la detección de pautas repetitivas en el habla (uso de muletillas, etc.) Aunque aún se encuentra en sus fases iniciales de diseño y desarrollo, la idea tiene infinidad de posibles aplicaciones a muy diferentes áreas que van desde la salud bucodental hasta muchísimos otros temas.

Hace ya bastantes años que los dispositivos implantables no nos resultan en absoluto extraños. Los primeros marcapasos implantables datan de la década de los ’50, y su evolución ha estado sujeta a toda la revolución del mundo de la electrónica que nos ha llevado a dispositivos cada vez más pequeños y con más capacidad de comunicación, permitiendo que sean actualizados o reprogramados sin necesidad de una intervención quirúrgica. Recientemente, una escena de la serie norteamericana Homeland mostraba cómo un vicepresidente era asesinado mediante la intrusión en el dispositivo de control de su marcapasos,

 

 

y desataba toda una oleada de preguntas e inquietudes sobre su posible viabilidad. El paso de la ficción a la realidad ha tardado escasos meses: un conocido hacker, Barnaby Jack, murió el pasado 25 de julio a los 35 años en circunstancias aún no completamente aclaradas, pocos días antes de que presentase en la conferencia Black Hat de Las Vegas una forma de interferir con este tipo de dispositivos.

La idea del cuerpo humano como «última frontera» tiene mucho sentido: cada día más, llevamos encima dispositivos que nos permiten registrar nuestros hábitos, ejercicio físico, movimiento, etc. y nos vamos acostumbrando a considerarlos aliados a la hora de obtener fines como la pérdida de peso o la consecución de hábitos saludables. El smartphone actúa, en muchos casos, como elemento central de la comunicación con esos dispositivos, convirtiéndose en un verdadero hub de control de nuestras Personal area networks, o PAN, compuestas por sensores distribuidos. La idea de contar con más sensores que se disponen en el propio cuerpo, pasando del wearable computing al implantable computing genera sensaciones como mínimo extrañas, pero una gran parte de las decisiones en términos de arquitectura y tecnología ya están más que superadas. De aquí, a un panorama de sensores implantados en diversas partes de nuestro cuerpo que monitoricen elementos de nuestra conducta o fisiología tales como la ingesta, la presión arterial, el ritmo cardíaco o el número de veces que hemos repetido una muletilla determinada. Quedan otras cuestiones, como la lógica inquietud sobre el control de los datos o la seguridad derivada del propio implante, pero ya parece únicamente cuestión de tiempo. Y como ya hemos podido ver, de muy poco tiempo.

 

(This post is available in English in my Medium page, “Implanted devices and the reality of the quantified self«)

8 comentarios

  • #001
    Antonio Castro - 3 agosto 2013 - 14:34

    Lo que está planteando es intentar situar esa frontera entre la realidad y la ciencia ficción, pero tu mismo te estás dando cuenta de que es una frontera que no está en un lugar fijo.

    La ciencia ficción, según lo veo yo, lo que hace es extrapolar tendencias hasta conformar teorías para una nueva realidad en el futuro. De esa forma se llegó, por ejemplo, a imaginar a los robots humanoides, que aunque actualmente son muy tontos comparados con los que imaginó la ciencia ficción, suponen un avance tecnológico muy prometedor.

    De la misma forma la ciencia ficción imagino a los cyborgs, mitad humanos mitad máquinas. El problema es que entre las máquinas y los humanos caben en teoría un montón de situaciones intermedias y nunca nos hemos preguntado si una persona con una rótula artificial, o con un marcapasos ya es un cyborg o no.

    Creo que por el momento no hay muchas dudas sobre eso, pero en un futuro no será tan fácil determinar si alguien es un cyborg o no y todo ello podría llegar a generar una realidad muy diferente a la actual.

    Permítidme plantear algunas cuestiones:
    Tendrán en un futuro todos los cyborgs los mismos derechos que los humanos? ¿Podría llegar a usarse un cerebro humano virgen (sin experiencias previas) como componente biotecnológico? Nuestra interactividad con las máquinas es enorme y está aumentado. ¿Será posible sustituir un ojo, un brazo, un riñon, un corazón? Entre unas Google glases y un ojo artificial que proporcionara exactamente la misma funcionalidad la diferencia de lograr que sea implantable de forma irreversible es lo que nos llevaría a un profundo cambio en nuestra propia naturaleza y no necesariamente para bien. No conocemos los límites de la nanotecnología así que tampoco podemos saber donde parará las posibilidades reales de los implantables.

  • #002
    astur - 3 agosto 2013 - 15:08

    Articulo interesante, me gusta todo esto aunque ultimamente he perdido bastante interes y el entusiasmo que antes me despertaban todo esto tipo de avances tecnologicos que no veo que vayan a estar a nuestro alcance, para preocuparme por cosas mas mundanas y de andar por casa.

    Como ingeniero informatico y trabajador de sub-subcontrata de IT, sobre lo que Enrique ha hablado alguna vez me parecería interesante que postearas algun articulo tuyo sobre la situacion actual. El mundo de la subcontratacion IT parece haber llegado muy lejos hasta el punto de que habia trabajadores (lo lei en tu blog) que hace un tiempo se quejaban cuando su cliente pagaba 100.000 euros por ellos, y ellos cobraban 30.000 (nos explicaste con numeros todos los costes intermedios etc… parecia bastante razonable). Ahora pasado un tiempo, esos trabajadores de 30.000 se han sustitutido por trabajaodres de 12.000, mientras que el cliente sigue pagando el mismo precio final. Y pegas una patada y te salen mil aun esperando ser contratados.

    Nunca pense que el mundo IT llegara a tocar fondo y unas bajadas salariales tan brutales. No teneis el resto de informaticos esta misma percepcion?

    Que bonito sería tener un salario del primer mundo, con el que poder comprar avances tecnologicos como el de esta noticia. Que a dia de hoy me suena a musica celestial para paises del primer mundo ya.

  • #003
    Gorki - 3 agosto 2013 - 15:30

    Mi familia era de labradores y teníamos un caballo. De joven, yo implantaba entre los dientes de un caballo un dispositivo con el que podía dirigir las pautas de su comportamiento, se llamba «bocado». Me temo que el invento de este chino evoluciones a igual «sutileza» que tenía el anterior, pero esta vez aplicado a los para hombres y seguro que no somos los ciudadanos, los que llevamos las riendas.

  • #004
    David - 3 agosto 2013 - 16:35

    Sería genial q pudiéramos recibir avisos sobre la probabilidad de tener un infarto en nuestro propio smartphone igual q vemos la hora o el tiempo.

  • #005
    Antonio Garcia Saenz - 3 agosto 2013 - 18:37

    Si uno tiene que sacarse una muela, tenga para gastarse 40 euros o 40 mil euros, le pondran lo mismo, morfina, es el conocimiento que hay disponible. Asi que el tratamiento médico depende del conocimiento disponible y los medicamentos que producen las multinacionales en masa, que del gasto de una fortuna para tratarse de una enfermedad en concreto. Todos conocemos casos de personas que fueron a tratarse una enfermedad a EEUU gastandose sus ahorros y resulta que le pusieron el mismo tratamiento y diagnostico que en la seguridad social. Ahora bien el conocimiento cada vez vale y valdra menos sera mas barato, paulatinamente, gracias a la globalizacion y su oferta global infinita, medico o ingeniero se puede contratar indus, descartados europeos y americanos, ya que los chinos empiezan a resultar caros. Asi que por otro lado si antes hasta el XIX lo barato eran los brazos, que habia muchos disponibles, a partir de ahora sera la oferta de conocimiento global los nuevos peones a partir de ahora. Se puede afirmar a estas alturas, que la nueva revolucion del proletariado, que antes la produjeron los propietarios de brazos baratos y de sobra para el mercado, ahora la proxima revolucion del proletariado, del pobre, del que tiene poco, si es que la hay vendra de los cerebros baratos, titulos superiores etc, de sobra para el mercado que tira sus precios al suelo. O una de dos o cae los cerebros o cae los mercados.

  • #006
    Antonio Castro - 3 agosto 2013 - 19:30

    #004 Incluso sería útil que nos avisaran al smatrphone de cuando estamos sufriendo un infarto porque el smartphone (dispositivo no implantado aún) engancha mucho.

    Las elucubraciones futuristas son libres. Lo mismo que hay ya montones de gatgets curiosos y absurdos, puede que aparezcan implantes de ese tipo. Hemos perdido la capacidad de sorprendernos ante este tipo de avances.

    Solo llama la atención el efecto novedad. Es lo que hace que un artículo como este tenga interés. Que un perro lleve implantado un chip de identificación es algo que ya no sorprende a nadie.

  • #007
    Gonzalo - 4 agosto 2013 - 15:14

    Estos avances podrían englobarse en lo que se ha dado en llamar biónica. En un sentido amplio, muy amplio, el hombre es biónico por naturaleza. Desde un simple palo hasta unas gafas, nuestra biología ha estado siempre asociada al instrumento y las prótesis más o menos implantadas. Que estos instrumentos sean cada vez más complejos forma parte de nuestra propia evolución. Esperad y veréis.

  • #008
    Cristina - 4 agosto 2013 - 20:45

    Me produce curiosidad el metodo que permite saber las muletillas. Esto tiene que ver con el desarrollo del lenguaje? O es quizás un registro de pautas/patrones?
    Ayer en Puebla, en una conferencia sobre cafe, (resulta que el cafe es azucarado) estuve comiendo pasteles y dulces con azúcar y no debo. Y no paraba de preguntarme, cual es mi nivel de tolerancia hasta enfermar? Me hubiera gustado tener ese parámetro de manera discreta.»
    Para los que consumen demasiadas grasas, que noveles semanales? Lo mismo con el colesterol. No saturar las arterias. No jugar un set mas de tenis, no repetir el postre. Dejar de ingerir un alimento que tiene azúcar y no se debe ingerir. En cuanto,tiempo lo detecta el,cuerpo? Se acumulan las cifras en periodos? Mide las constantes vitales en una cama de hospital solo con el dispositivo?
    Podría ser accesible a muchos lugares donde el instrumental no llega? Ayudar a determinar las causas de un fallecimiento? :-))

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