Sobre «Atrapados», de Nicholas Carr

No, Nick, no hemos llegado aún - El Pais (pdf)Patricia Fernández de LisRedactora jefe de Ciencia y Tecnología de El País, me pidió un artículo rebatiendo las tesis de Nicholas Carr en su último libro, «Atrapados: cómo las máquinas se apoderan de nuestras vidas«, para acompañar a una entrevista con el autor realizada por Joseba Elola. Mi artículo se titula «No, Nick, no hemos llegado aún» (pdf).

La petición de El País me resultó muy interesante, dada mi historia personal con Nick Carr: en 2003, rebatí uno de sus textos más provocativos, «IT doesn’t matter» (convertido después en libro con el título «Does IT matter?«, nótese el importante cambio de matiz), con mi artículo en European Business Forum titulado «IT does matter«. Posteriormente, en 2009, Nick fue uno de los ponentes que sugerí como parte del programa académico de SIMO, lo que me dio la oportunidad de conocerlo brevemente.

Frente a la tesis de Nick en «Atrapados», que puede resumirse en que la interacción entre hombre y tecnología tiende a atrofiar determinadas capacidades a medida que externalizamos determinadas funciones a una máquina, yo defiendo que en realidad, solo estamos viviendo la primera parte de esa interacción, y que este tipo de cambios y ajustes se manifiestan a lo largo del tiempo. Desde mi punto de vista, tenemos que situar este tipo de interacción en un contexto histórico, y no considerar simplemente una primera fase. La tentación de observar un fenómeno y considerarlo parte de una tendencia universal es muy grande, pero no necesariamente ofrece conclusiones correctas. La misma tecnología que afirmamos que «nos atrofia» va a sufrir mil y una modificaciones y ajustes en sus próximas generaciones: su interacción con las personas se va a redefinir muchas veces, y posiblemente de maneras que ahora ni siquiera alcanzamos a imaginar.

A continuación, el texto completo de mi artículo:

 

No, Nick, no hemos llegado aún

Nicholas Carr está entre los pensadores más destacados del momento. En 2011, uno de sus libros, “The Shallows”, fue finalista del Pulitzer, una distinción que señala una trayectoria muy brillante y coherente. En 2009, en la que era la cita obligada de los interesados en tecnología en España y para la que me pidieron que diseñase un programa de conferencias, Nick fue una de mis opciones inmediatas, lo que me dio oportunidad de conocerlo. Anteriormente, en 2003, había rebatido académicamente uno de sus artículos más polémicos, “IT doesn’t matter” (“La tecnología no importa”), en el que cuestionaba la tecnología como ventaja competitiva.

Nick es profundamente riguroso a la hora de plantear las tesis de sus libros. Sus argumentos, en la órbita del tecno-escepticismo o del tecno-pesimismo, suelen estar  profusamente sustentados con ejemplos cercanos, que el lector puede fácilmente hacer suyos, que evocan pensamientos que todos hemos tenido.

Todo directivo se ha planteado en algún momento si su inversión en tecnología contribuía realmente a generar valor. Todo padre ha pensado que sus hijos se estaban volviendo idiotas incapaces de apartar la vista del móvil. O si tanta tecnología no nos lleva a perder algo de nuestra esencia humana cuando permitimos que el software lleve a cabo muchas tareas para las que antes utilizábamos nuestro cerebro. Son argumentos que mencionan incluso los más adictos a la tecnología. “Antes me sabía muchos teléfonos, ahora no recuerdo ni el mío… me estoy volviendo idiota”.

Un mensaje fácilmente inteligible: coincide con pensamientos que ya hemos tenido como idea espontánea, nos reafirma: “qué listo soy, aquella impresión que yo tenía aparece aquí refrendada con datos por este autor tan importante”. Nos convierte en “embajadores” del libro, convertido en “arma arrojadiza” que usamos para convencer a los que no piensan como nosotros.

Pero si el argumento es sonante, está bien documentado y me convence, no estaría aquí rebatiendo sus tesis, sino cantando sus alabanzas. Y sin embargo, no puedo hacerlo. ¿Por qué? Pues porque, en muchos sentidos, Nick Carr me evoca – dicho sea con el sincero respeto que le tengo – a esos niños pequeños que, en el coche, preguntan incesantemente cada diez kilómetros aquello de “mamá… ¿hemos llegado ya?”

Me explico: el tecno-escepticismo de Nick renuncia, desde mi punto de vista, a la visión de proceso, una visión que considero absolutamente imprescindible para analizar el efecto de la tecnología. Argumentos como “los conductores que usan GPS se relajan en sus instrucciones y dejan de ver las señales de la carretera” pueden ser válidos, pero  toman como base únicamente lo que ocurre en la primera fase del encuentro entre la tecnología GPS y el ser humano que la desarrolló. Tomar las conclusiones de esas primeras generaciones de usuarios como muestra de que existe un problema grave que debería replantear el uso que hacemos de la tecnología me parece peligroso.

Para mí, biólogo en origen, es como si Darwin hubiese intentado formular su teoría de la evolución observando únicamente una generación de pinzones de las Galápagos: no habría visto nada. Los efectos de la tecnología, como los de las mutaciones, se producen a través de múltiples interacciones, de procesos de adopción en base a numerosas variables, de cambios de versión que solucionan problemas evidenciados en las anteriores.

Hoy creemos que los niños se están volviendo idiotas porque en lugar de estudiar para hacer un ejercicio, simplemente copian y pegan un texto encontrado en la web, sin ningún esfuerzo ni aprendizaje. Pero lo que ocurre en realidad es que estamos juzgando a esos niños por cómo usan una tecnología, cuando les pedimos que solucionen con ella un problema planteado absurdamente. No, el efecto de esa tecnología no se puede medir ahora: solo será justo evaluarlo cuando los métodos con los que les enseñamos, en lugar de buscar el desarrollo de la memoria, se hayan adaptado para desarrollar habilidades como el pensamiento crítico, la validación de información o el contraste de ideas.

Un navegador con diez pestañas abiertas en nuestra pantalla nos puede convertir en seres dispersos y despistados, y perjudicar sensiblemente nuestro trabajo. A mi, en cambio, según dicen los que me rodean, me convierte en una persona hiperproductiva. Pero solo tras pasar por un largo proceso de adaptación, entrenamiento y evolución de mis procesos de trabajo. Mi hija, si n ese navegador, no es capaz de trabajar.

Lo que Nick considera conclusiones finales son, en realidad, lo que ocurre cuando la tecnología empieza a actuar sobre nosotros, antes de que nosotros y el contexto que nos rodea se haya adaptado a ella. El efecto real, además de ser un proceso dinámico, hay que evaluarlo cierto tiempo después. Hacerlo antes no solo es injusto, sino potencialmente erróneo. Y desde mi punto de vista, peligroso. Nos puede llevar a rechazar cosas con un valor enorme. A intentar impedir la evolución.

No, Nick… no hemos llegado aún. De hecho, nos queda mucho, mucho camino ;-)

 

ACTUALIZACIÓN (21/09/2014): Nicholas Carr comenta la edición en castellano en su página personal y hace referencia también a este artículo.

 

This article is also available in English in my Medium page, “The Glass Cage by Nick Carr: No, Nick, we’re not there yet«

29 comentarios

  • #001
    Observador - 22 septiembre 2014 - 09:42

    El comodín del «es que nos estamos adaptando, pero todo volverá a la normalidad» debe de ser algo magnífico, pero desde luego que sin alertas como la de Carr las adaptaciones serían mucho más tortuosas de lo que son ahora realmente. No obstante, intentar dar a entender que la capacidad de concentración es la misma leyendo un texto plano en una hoja física que un lector electrónico con Internet, el correo electrónico, la mensajería instantánea y demás, es sencillamente ridículo. Ahí no hay comodín que valga. Y no hace falta ser neuropsiquiatra para comprenderlo.

  • #002
    Goomer - 22 septiembre 2014 - 10:41

    La tecnología nos hace la vida más cómoda, y nos permite llegar más allá. Desde la invención del tractor, o del martillo neumático que probablemente nos haga menos fuertes o resistentes físicamente, a la de la calculadora, que nos hace no necesitar ser tan ágiles mentalmente.

    ¿Somos más tontos por saber usar un tractor, o una calculadora que por saber manejar un arado, o papel y lapiz? ¿Por saber manejar un procesador de textos y no una máquina de escribir?

    Yo creo que el enfoque correcto es, la tecnología nos demanda menos exigencias (físicas e intelectuales) pero a su vez nos permite llegar más lejos, venciendo límites de nuestros cuerpos humanos. Más con menos esfuerzo.

    ¿A dónde nos lleva eso? A un entorno en el que la tecnología lo haga todo sola, y las personas no tengamos que hacer nada. Lo que no quiere decir que no hagamos nada :)

  • #003
    Krigan - 22 septiembre 2014 - 11:09

    En otros tiempos había que aprenderse la lista de los reyes godos, no creo que nos hayamos perdido nada los que somos de una época posterior. Asimismo, a nosotros nos enseñaron a calcular raíces cuadradas, una operación que casi nunca es necesaria en la vida cotidiana, y que se puede hacer con cualquier calculadora científica desde hace más de 3 décadas (y con el móvil en la actualidad).

    El tiempo es un recurso, y como tal es limitado. El tiempo que dedicas a aprender algo (o a mantener el conocimiento de lo aprendido) es tiempo que no empleas en aprender otra cosa. Un niño al que no le enseñan a calcular raíces cuadradas no creo que sea un niño atrofiado, de la misma manera que no creo que mi mente se haya atrofiado por olvidar cómo se hacen. Precisamente porque aprendí a manejar un navegador, con varias pestañas abiertas, es por lo que ahora tengo muchos más conocimientos (también de Matemáticas) de los que habría tenido de haberme quedado al margen de Internet.

    http://www.vitutor.com/di/n/a_8.html

    Estoy bien seguro de que lo que aparece en este enlace ya se os olvidó. ¡No permitáis que vuestra mente se atrofie! ¡Aprovechad que os he puesto el enlace!

    Sobre todo si no sabéis cómo encontrarlo por vosotros mismos…

  • #004
    Antonio Castro - 22 septiembre 2014 - 11:29

    En las cámaras de compensación bancaria se usan ordenadores para contabilizar movimientos de efectivos entre bancos. Sería absurdo que cada movimiento tuviera que viajar en lugar de tranferir un total. Ahora se hace con ordenadores pero antes se hacía con calculadoras y la primeras fueron mecánicas. De esas que había que posicionar palanquitas y mover manivelas. Antes de eso se usaba papel y lápiz y los contables se sentían orgullosos de sus habilidades para sumar largas listas de números sin equivocarse. Tanto es así, que cuando llegaron las primeras calculadoras mecánicas las aparcaban debajo de la silla. Ellos no las necesitaban. Es lo que me comentó en su día un jefazo de la cámara de compensación bancaria de Madrid.

    Lo que quiero decir es que por culpa de la tecnología perdemos habilidades de las que nos sentimos muy orgullosos. Ello es así porque costaron un esfuerzo desarrollarlas, pero el valor de esas habilidades desaparece cuando dejan de ser interesantes y se desarrollan otras nuevas.

    Los mejor adaptados a la tecnología son los niños porque parten de cero. No tienen habilidades previas así que desarrollan aquello que comprenden que es más interesante y desprecian lo que creen no tiene utilidad.

    Desde mi punto de vista los peligros de la tecnología no están relacionados con los individuos sino con las sociedades, porque son incapaces de partir de cero. Tienen demasiadas inercias. Los políticos solo ven en la tecnología oportunidades para reafirmar su poder y su estabilidad.

    Solo hay que fijarse en quienes gobiernan y en quienes hacen avanzar la tecnología y la ciencia. Los primeros son expertos en manejar personas, mientras que los segundos solo son expertos en manejar conocimientos. Por eso los últimos apenas tienen poder y por eso las sociedades humanas usan tan mal los conocimientos.

    Hemos llegado al consenso científico de que hemos causado un cambio climático y de que no solo será muy grave sino además irreversible, pero apenas estamos reaccionando ante ello. No parece que la tecnología este siendo capaz de resolver los problemas más graves que ella misma está causando.

    Creo que habría que intentar pensar sobre cual será el concepto que tendrán las futuras generaciones sobre la tecnología.

  • #005
    Gorki - 22 septiembre 2014 - 12:28

    La postura de situarse en la caverna y considerar que cualquier avance tecnológico es contra natura y afecta nuestra capacidad de raciocinio, es universal en el tiempo y en él han caído hasta las mentes privilegiadas. Sócrates, no fue capaz de vislumbrar las ventajas de la escritura, que comenzó a implantarse en Grecia su tiempo y opinaba que perderíamos la memoria.

    Según Platón, (que precisamente gracias a la escritura recoge el pensamiento de Sócrates y nos lo hace llegar a nuestros dias), recoge en Fedro, que Sócrates opinaba que la escritura destruye la memoria y que los que la utilizan se harán olvidadizos al depender de un recurso exterior, por lo que les atrofian los recursos internos.

    Si hasta Sócrates ha caído en ese error, nada tiene de particular que caiga en el mismo Nicolas Carr y por supuesto nuestro habitual contertulio Observador.

  • #006
    Observador - 22 septiembre 2014 - 14:06

    Gorki, la analogía es interesante, pero como siempre, se os va de manos… Tienes razón, Sócrates exageraba con respecto a la escritura, pero eso no tiene por qué significar que con un lector con cincuenta mil aplicaciones y pop ups te vayas a concentrar igual o más. Es decir, aunque tú puedas ver cosas parecidas en la forma de pensar de Sócrates y Carr, siento decirte que no tiene absolutamente nada que ver. Además, es muy posible que Sócrates tuviera razón en cuanto a la correlación entre memoria y anotaciones (no escritura); porque lo que él quería decir es que las anotaciones podrían dañar la memoria individual en el sentido de no hacerla trabajar, no que la escritura fuera a ser un invento que no sirviera para nada.

    La diferencia es sutil, pero desde luego tú la has interpretado como te ha apetecido, como por otro lado ya nos tienes acostumbrados.

  • #007
    Gorki - 22 septiembre 2014 - 16:44

    #006 Observador

    Tomado del Fedor de Platón

    Sócrates — El que piensa transmitir un arte, consignándolo en un libro, y el que cree a su vez tomarlo de éste, como si estos caracteres pudiesen darle alguna instrucción clara y sólida, me parece un gran necio

    Alégrate. 2500 años después,´Sócrates y tu opináis iguala sobre los avances de la ciencia

  • #008
    Observador - 22 septiembre 2014 - 19:06

    # Gorki

    Lo cierto es que Sócrates jamás se enfrenta a la escritura porque cuestione su falta de neutralidad: lo único que pretende es pensar la relación que hay entre la escritura y la ciudad. Aunque esta cuestión es retomada al final del diálogo, el empeño fundamental de Sócrates es doble: por un lado, denunciar el contrasentido de que la logografía sea cuestionada por el propio poder político; por el otro, plantear la belleza, no como algo referido a la escritura en sí misma, sino a la índole pública de determinados escritos y, en particular, a su perpetuación en forma de leyes y decretos.

    El aspecto principal de la primera objeción es que un escrito no puede pensar ni puede responder todas las cuestiones que se le puedan hacer.

    Y aquí la real causa socrática en su crítica a la escritura, que por supuesto no tiene que ver con la escritura en sí, sino en cómo algunos la usan. Parecido a lo que hacéis algunos con la tecnología:

    Sócrates insinuaba que los escritores de discursos conocen el arte de decir las cosas bellas y responden al erotismo de los legisladores, que ansían la inmortalidad antes que pensar en una ciudad bella

    Porque el Fedro, en definitiva, y aunque tú no te hayas enterado de la mitad de la película, es una crítica contra el legislador. Quizás tan sutil que los que no estáis acostumbrados no podéis verlo. Porque desgraciadamente no todo el mundo es capaz de leer entre líneas.

    En fin… Imagino que tú sabes interpretar textos mejor que los especialistas. Es normal, hoy todo el mundo sabe hacer de todo mejor que nadie. Es algo cojonudo.

    No me hagas perder el tiempo, que suficiente lo pierdo ya leyendo tonterías que no puedo dejar pasar entre este y otros blogs.

    Aquí tienes una interpretación profesional:

    http://revistas.um.es/daimon/article/download/152441/134741

    Y aún había uno mucho mejor que vas a tener suerte de que no encuentre.

  • #009
    Observador - 22 septiembre 2014 - 19:14

    Gorki, a todo esto, ¿te has parado a pensar que la escritura en el período socrático no estaba lo desarrollada que ahora? ¿Te has parado a pensar que por aquel entonces es muy posible que fuera mucho mejor tener un maestro retórico que pudiera responder las preguntas que tener que leer obras muy cortas y difíciles de conseguir? ¿Has llevado la frase de Sócrates a su contexto o tienes en la cabeza una especie de Sócrates que habla en 2014?

    Porque te recuerdo que la imprenta todavía no existía y cada «obra» era «escrita» una sola vez por la misma mano. Ahora, con la llegada de los Kim Dotcom, todos podemos acceder a copias infinitas. Sólo que ellos no las han escrito.

    Aunque esto es secundario, lo importante es que la crítica socrática no es tanto contra la escritura en sí misma, sino la que sirve como medio para las gilipolleces de algunos (en su caso legisladores).

    Eso sí que no ha cambiado en dos milenios y pico.

  • #010
    Gorki - 22 septiembre 2014 - 19:51

    #009 Observado
    Aunque esto es secundario, lo importante es que la crítica socrática no es tanto contra la escritura en sí misma, sino la que sirve como medio para las gilipolleces de algunos (en su caso legisladores).

    No consta en lo que yo se, que Súcrates centrara su crítica en lo que indicas, sino en los escritos en general hechos por cualquier persona y sobre cualquier materia.

    ¿Te apoyas en algún texto socrático, o tal opinión, (como me sospecho), es sólamente tuya?

  • #011
    Gorki - 22 septiembre 2014 - 21:54

    #008 Observador
    Lo cierto es que Sócrates jamás se enfrenta a la escritura porque cuestione su falta de neutralidad, …. plantear la belleza, no como algo referido a la escritura en sí misma, sino a la índole pública de determinados escritos :

    Ni entiendo bien que has querido decir con esta en frase, (¿Como no puede ser neutral un escrito?), ni esta es la cuestión que comentamos, la opinión de Sócrates sobre la escritura.

    Sócrates clamaba en contra de la escritura, porque le parece un necio tanto el que piensa que transmite algo escribiendo, como el que cree que se enterará de algo leyéndolo, independiente de que el contenido se una leyes o un tratado de agricultura. Creo que la cosa esta meridiana en la frase que he copiado

    El que piensa transmitir un arte, consignándolo en un libro, y el que cree a su vez tomarlo de éste, como si estos caracteres pudiesen darle alguna instrucción clara y sólida, me parece un gran necio

    Lo extraño es que para apoyar tus argumentos sobre lo malo que es Internet para adquirir conocimientos, me envíes un link y no una cita bibliográfica. ¿Crees o no, en la utilidad de Internet a la hora de adquirir conocimientos?

  • #012
    Liborio - 22 septiembre 2014 - 22:47

    Ejemplo de «Atrapados»

    Ahora mismo, con el Tablet, tengo una señal wifi «débil» por lo que decidido aumentar la señal a «buena» y, si puedo, «muy fuerte», la máxima.
    Hoy mismo he elegido comprar una de estas dos opciones:
    -1- Repetidor wifi bueno
    -2- Un Powerline, que son dos aparatos Buenos que llevan la señal wifi por la Red eléctrica de casa. Uno esta conectado al Router y el otro a cualquier enchufe de la casa, dándome señal wifi y ademas un enchufe de una línea ethernet.

    ¿Cuál diréis qué he elegido?
    ¿Cuál elegirías vosotros?

    La clave está en ver con cual de los dos opciones estaríamos menos «atrapados» por las maquinas, los robots, la tecnología o el marketing.

    Adivina… Adivinanza.
    Como ayuda daré los nombres de TP-Link y Netgear y podéis descargar manuales. El repetidor de wifi y eterno te es de Netgear.

    No os confundáis, estudiarlo y pensarlo bien.

    Saludos

    PD
    Me voy a acercar al Roger para mandar este mensaje…

    P

  • #013
    Juan Alberto - 22 septiembre 2014 - 22:53

    Respecto a lo de «Ya no me sé ni tan siquiera mi número de teléfono, me estoy volviendo idiota» se puede rebatir diciendo «Ahora con la tecnología ejercito más la memoria: nombres de usuario, contraseñas y URLs, cosa que antes de la tecnología no eran necesarias, por tanto: ejercito de otra manera mi mente.»

    Con la tecnología perdemos ciertas facultades… que han quedado obsoletas (¿alguien hoy en día sabe guiarse con un sextante, enviar un mensaje en Morse, programar un vídeo VHS?).

    La tecnología es buena y nos ayuda. Si no aportase ningún beneficio, la gente no la utilizaría.

  • #014
    Enrique Dans - 22 septiembre 2014 - 23:01

    #001: A mí el libro me parece muy interesante, y el hecho de que haya escrito una crítica al mismo no implica que no recomiende poderosamente su lectura, como recomendé en su momento también la de «Shallows». El tecno-escepticismo, en general, no me parece malo si está bien fundado y documentado: se constituye en un elemento necesario de reflexión y precaución. Mi forma de interpretar la relación entre el hombre y la tecnología, como comento en el artículo, no va por esos derroteros, yo lo veo más como una co-evolución a la que llegamos tras un proceso de adaptación mútua (la tecnología cambia al hombre, y el hombre crea y modifica la tecnología en sucesivas versiones).

    #013: Me gustan mucho los ejemplos del sextante o del morse. Los utilizaré seguro…

  • #015
    Krigan - 22 septiembre 2014 - 23:24

    #11 Gorki:

    Muy acertado tu último parrafo. Sócrates tendría sus fallos, pero por lo menos era coherente con lo que decía, y no dejó ningún escrito. Por tanto, lo que sabemos sobre el pensamiento de Sócrates es precisamente lo que nos han transmitido aquellos que no siguieron su consejo, y lo pusieron por escrito.

    Muchas tonterías nos ahorraríamos si los tecnófobos practicasen la coherencia de Sócrates. El tal Nicholas Carr, por ejemplo, publicó un famoso artículo en un blog, y varios libros en formato electrónico. La tecnofobia no es algo nuevo, como nos demuestra el ejemplo de Sócrates, pero tal vez sí lo sea eso de arremeter contra la tecnología usando precisamente esos medios tecnológicos que tanto se critican.

    Esto no quiere decir que el avance tecnológico deba ser ciegamente reverenciado sin el más mínimo espíritu crítico. Pero si no se quiere caer en la hipocresía se ha de buscar ser constructivo. Usando el GPS como ejemplo, la solución no es abstenerse de usarlo, ni tampoco es decir hipócritamente que el GPS es malo mientras se conduce con GPS, sino construir un mensaje constructivo estilo «cuando conduzcas con GPS presta especial atención a las señales de la carretera, que tendemos a ignorarlas cuando lo usamos». En definitiva, aprender a usar el GPS, que no consiste solo en darle al botón.

    La tecnofobia no es otra cosa que miedo al cambio. El tecnófobo es paradójico por naturaleza. Rechaza, en todo o en parte, las nuevas tecnologías mientras usa sin reparos las antiguas. El tecnófobo actual viaja en tren, y lo ve como la cosa más normal del mundo, sin ser consciente de que sus antepasados ideológicos de hace siglo y medio aseguraban que hacer largos recorridos a 40-60 Km/h (la velocidad de los trenes de la época) es malísimo para la salud. No era ignorancia, sino fobia irracional. En aquella época ya se sabía que todo habitante de la zona ecuatorial se mueve a más de 1.000 Km/h (la rotación de la Tierra).

    No existe la obligación contraria. Es decir, no existe la obligación de ser tecnófilo. Hay gente que vive muy feliz sin usar apenas el móvil. No necesitan creer ni predicar ninguna tontería estilo que las radioondas del móvil causan cáncer, ni tampoco otros mensajes tecnofóbicos más suaves como los de Nicholas Carr.

  • #016
    Julio2 - 23 septiembre 2014 - 03:06

    Krigan, es mentira que las tecnologías sean opcionales. Hoy en día alguien que carezca de móvil no puede acceder a un puesto de trabajo. Hace poco proponíais suprimir las cabinas telefónicas con el fin de marginar aún más a los que no tienen móvil. Si fuera por vosotros los tecnófilos, arrojaríais por un barranco a los que se resisten a adoptar determinadas tecnologías.

  • #017
    Observador - 23 septiembre 2014 - 12:41

    #11 Gorki, la frase no es mía… Es de un profesional de la exégesis, si alguna vez has sabido que es eso.

    A lo que se refiere es que para Sócrates la escritura en sí misma no es el problema, sino lo que se hace con ella, que es a lo que aspira su crítica, sobre todo cuando se trata del legislador. Porque su crítica ESENCIAL es sobre todo al legislador de la época, aunque de forma SECUNDARIA le toque también a la escritura.

    Lo que quiere decir la frase que copias de Sócrates es que, para él, que alguien espere comprender algo mediante la lectura/escritura de igual forma que con la retórica (como daba él sus clases) es un necio. Y en parte tiene razón, sería como decir que alguien espera aprender a tocar la guitarra de la misma forma leyendo durante 2 años a través de Internet que junto al difunto Paco de Lucía.

    Te imaginarás qué pienso yo de eso, ¿no? Y mira que soy el primer auto-didacta de este blog… Una cosa son las materias puramente intelectuales, sobre las que sí se pueden aprender medianamente bien las cosas, y otras las que además van a requerir una práctica. Sócrates (o Platón recordándole) no se adentró en ello, pero en general van por ahí los tiros. Si tu me dices que un cirujano va a adquirir todo el conocimiento mediante la lectura/escritura sinceramente no te voy a creer. En ese sentido, la vía escrita no es la mejor, aunque está bien claro que si la quitáramos aun sería todo mucho peor.

    Repito: como se explica en el texto adjunto, el repudio real de Sócrates no es la escritura en sí, sino de ese que piensa que lo escrito ya es directamente conocimiento, tal y como creía el legislador de su época, sobre todo si esperaba que los demás supieran de leyes tan sólo por haber sido escritas, que curiosamente es algo que se ha mantenido en su estudio, dónde prácticamente unos loros repiten lo que antes han repetido otros.

    #15 Krigan, que no te empeñes en hacer de esto un SÍ/NO, que no es eso, que es sobre todo CÓMO. Si todavía no te has enterado del tema vas más perdido que un caracol por el desierto…

    Los científicos que se opusieron a tecnologías armamentísticas no eran tecnófobos, simplemente recomendaban no darle uso porque por muy interesante que fuera el descubrir la fusión/fisión de los átomos, había cosas que no eran recomendables. De la misma forma, tampoco la energía nuclear lo va a ser siempre, por mucho que nos haya servido un tiempo. Y por supuesto, todo lo relacionado con cómo repercute la tecnología en el ámbito social podría tener cosas interesantes y cosas no tanto. No es cuestión de coherencia, es cuestión de alertar de que según qué cosas no cumplen con lo necesario.

    A mí me parece bien que existan los lectores electrónicos, pero por ejemplo me parece una auténtica sandez que algunos lleven wi-fi con el que conectarse a aplicaciones externas que no tengan que ver con diccionarios o semejantes. ¿Para qué coño quiere alguien tener Internet en un libro si no es para buscar el significado de palabras? Para eso ya tiene Internet en otro dispositivo. Esa «mutación» es totalmente innecesaria y dañina porque como bien comenta Carr diluye la concentración, que es básica para el entendimiento. Lo mismo el aspirar a leer en una tablet o un móvil en los cuales tenemos los correos, la mensajería y todo activado. Y no, Gorki, que yo me queje de un tipo de libro electrónico no significa que vaya contra la lectura…

    #014 Es que no te quito razón en tu concepto de co-evolución, el tema es que algunos lo veis de color de rosa y cuando descubrís cómo esos actores de colores manejan según qué datos o por qué hacen gala de según qué palabras, os echáis las manos a la cabeza un rato, pero poco tarda en normalizarse vuestro concepto porque por alguna razón pensáis que tecnología=siempre cojonudo. Es lo mismo que el tema del desempleo. Pensáis que como la tecnología ha generado nuevos puestos de trabajo en según qué sectores eso ya debe suponer que la destrucción de otros esté bien vista cuando lo ideal sería complementar cuando se pudiera y buscar fórmulas sostenibles. De hecho, más de uno piensa que la tecnología ha generado a largo plazo más puestos de trabajo que los que ha destruido, y eso es una auténtica barbaridad. Con esto no estoy diciendo que haya que mantener artificialmente esos empleos, pero sí, por ejemplo, complementarlos cuando la calidad de los que hay ha disminuido. Y por supuesto, lo más importante, sería darse cuenta de que la tecnología, llegado a cierto punto, está condicionando estas cosas y que, como bien dice Rifkin, la tendencia no va a ser más y mejor como no se sepa regular la cuestión.

    Imagino que si uno piensa que la tecnología lo arregla todo por sí sola sobre estas cuestiones no va a reflexionar lo suficiente.

  • #018
    Krigan - 23 septiembre 2014 - 12:58

    Julio2:

    Oh, sí, todos los días estamos proponiendo que se arroje a alguien por un barranco. Te repito mi frase: «Hay gente que vive muy feliz sin usar apenas el móvil». Es un hecho, conozco casos.Y el móvil ni siquiera es un smartphone en algunos.

    Por supuesto, la telefonía fija también es una tecnología, cabinas incluidas, y además una históricamente reciente. En su forma actual (marcación automática, sin operadoras), tiene poco más de medio siglo. He aquí la paradoja del tecnófobo en todo su esplendor. Si estuviéramos hablando hace medio siglo, criticarías la malvada marcación automática, si fuera hace medio siglo, criticarías el malvado teléfono, y si fuera hace siglo y medio, criticarías el satánico telégrafo.

    Si estuviésemos hablando en el futuro, dentro de medio siglo, criticarías lo nuevo que habrá entonces, tan solo porque es lo nuevo, y DEFENDERÍAS el smartphone. ¿Acaso Nicholas Carr no defiende la palanca de cambios mecánica? Pero no le he visto defender la manivela de arranque, a pesar de que eso tiene que ser una gozada de experiencia.

    Eso es lo que el señor Carr y tú deberíais explicarnos. Por qué es la tecnología de este preciso momento la que es malvada, y no las tecnologías de otras épocas, que ha habido muchas.

  • #019
    Garepubaro - 23 septiembre 2014 - 12:58

    Internet lleva 20 años con nosotros, con la novedad historica de que jamas antes a un hecho tecnológico, que no tan claro avance, miles de millones de personas dedicaron miles de horas de uso y reflexion … ni la television que si empezo a revolucionar y funcionar bien desde el primer dia de su invencion se le dedico tanto esfuerzo intelectual mundial, sin frutos aun … asi que con tanto y tan poco tiempo historico la cuestion puede decirse que en cierto modo es madura … y que los negativistas como Nicholas Carr, Robert W. McChesney, Andrew J. Keen etc son los que se van a atender en proximos tiempos, a ver si Enrique Dans se pone la pilas porque el optimismo, positivismo sin fundamento, típico de Zapatero negando la crisis con sonrisita del joker de Batman, ya no va a llevar a ninguna parte …

  • #020
    Gorki - 23 septiembre 2014 - 13:45

    Tu interpretas sesgadamente a Sócrates, para llevarlo a tu forma de pensar. Socrates dice simple y llanamente el «cree a su vez tomarlo de éste, como si estos caracteres pudiesen darle alguna instrucción clara y sólida, me parece un gran necioel mo dice lo que tu dice simplemente, que el que espere

  • #021
    Gorki - 23 septiembre 2014 - 14:13

    Perdonar salto sin acabar el comentario

    Tu interpretas sesgadamente a Sócrates. Él dice simple y llanamente el lee esperando qye «estos caracteres pudiesen darle alguna instrucción clara y sólida, me parece un gran necio»

    El autentico «miedo» de Sócrates ante la escritura aparece en Fedon en otro párrafo
    «¡Oh rey! Esta invención hará a los egipcios más sabios y servirá a su memoria; he descubierto un remedio contra la dificultad de aprender y retener.
    –Ingenioso Teut –respondió el rey– el genio que inventa las artes no está en el mismo caso que el sabio que aprecia las ventajas y las desventajas que deben resultar de su aplicación. Padre de la escritura y entusiasmado con tu invención, le atribuyes todo lo contrario de sus efectos verdaderos. Ella sólo producirá el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; confiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.»

    El miedo de Sócrates es que la escritura reduzca la capacidad de memoria, no se refiere a legisladores sino a todos en general. Si te das cuenta el mismo miedo que siente Carr

    Socrates es indudablemente un gran filósofo, mayor que Carr con toda seguridad, pero en este punto, «metió la pata» y no solo eso, la historia le ha quitado absolutamente la razón, hasta el punto, que si hoy sabemos de él es únicamente porque sus seguidores no le hicieron caso y escribieron sus diálogos.

    Un mal día lo tiene cualquiera, incluso Sócrates y fobias irracionales, las sufrimos todos incluso Sócrates.

  • #022
    Liborio - 23 septiembre 2014 - 16:21

    #12 Loborio… ( A sí mismo.)

    – La opción elegida, mi capricho técnico, ha sido la 1: Netgear WN3100RP
    – La opción 2, en caso de elegirla, sería porqué: es fiable, ahorrara muchísimo dinero, es o fuera popular, la tuviera todo el mundo…
    Imaginar que es una tecnología en la que «os atraparían».
    ¡Además de estar «Atrapados»… Dinero perdido!

    Saludos.

    Perdonar el «rollo»
    Acepto dar el «mea culpa»:
    Si alguien usa la técnologia 2, la tiene y le funciona perfectamente, que lo diga aquí; y que explique como tiene instalado todo y/o como usa los distintos aparatos.
    Y no vendría mal que hablara de interruptores de enchufes, cables, concectores de luz de «su casa o de su trabajo» y de otras cosas técnicas.

    Saludos.

  • #023
    Edgar Chimal - 23 septiembre 2014 - 16:54

    «Hoy creemos que los niños se están volviendo idiotas…»
    A mi desde niño ya me parecía estúpido que el profesor nos pusiera a copiar (¡a mano!) el texto del libro al cuaderno. Aún odio a todos mis profesores de Ciencias Sociales.
    La tecnología es tan buena o mala según el uso que se le de. Ahora podría copiar ese texto en tres segundos, y aprender exactamente lo mismo (nada XD). Yo siempre busco la utilidad. Creo fervientemente que mucho productos actuales y novedosos desaparecerán al comprobarse que realmente no aportaron algún beneficio.

  • #024
    Israel Pérez - 23 septiembre 2014 - 17:35

    Krigan, lo valioso de aprender a hacer raíces cuadradas «a mano» es el proceso en sí. Parece ser, yo no soy experto, que aprender este tipo de cosas es bueno en el proceso de aprendizaje, independientemente de que lo olvides al cuarto de hora.
    Igual que se considera que aprender a programar de niño es bueno, en el sentido de que estructura el cerebro, aunque pasados seis meses lo hayas olvidado por completo, y en tu vida vuelvas a programar.
    Aunque insisto, yo no soy experto. Aunque espero que esto tenga algo de cierto, porque sino menuda pérdida de tiempo el 90% de lo que se aprende en la escuela…

  • #025
    Krigan - 24 septiembre 2014 - 01:26

    Observador:

    Tu ejemplo de la tecnología nuclear ya te lo has rebatido tú mismo. Al igual que pasa con los cuchillos, todo depende del uso que hagamos de ella. Así pues, ambos compartimos en esto un objetivo: que las vidas no sean segadas por las bombas. En otros casos discrepamos del objetivo, a mí me parece fantástico que la copia privada sea practicada a escala masiva, a ti eso te parece una aberración. En el caso que ahora nos ocupa, ¿compartimos el objetivo o discrepamos en él?

    Resulta que lo compartimos, ambos pensamos que es bueno leer libros. Pero tu tecnofobia te lleva a pensar que por narices tiene que ser un desastre el leer libros en un tablet o móvil. No es esto lo que me dice mi experiencia. Pocos españoles habrá que se hayan comprado un lector e-tinta (un aparato que apruebas) antes que yo comprase el mío en la primavera del 2007. Pero hace ya años que no lo uso, ahora uso el tablet para leer libros.

    Que conste que los lectores e-tinta me parecen una opción muy válida. Para empezar, hay gente a la que se le cansa la vista si leen mucho rato en una pantalla retroiluminada. Otros prefieren evitarse las interrupciones, que es precisamente tu argumento. Pero el caso es que a otros muchos no se nos cansa la vista, y no nos molestan las interrupciones, e incluso nos gusta saltar del texto del libro a otros textos de Internet.

    Los que somos así, ¿tenemos poca capacidad de concentración? No me hagas reír. Muchas de mis lecturas no son precisamente textos ligeros. Son precisamente vuestros prejuicios sobre el CÓMO los que os convierten a Carr y a ti en tecnófobos, no sois capaces de admitir un cómo diferente de lo que había antes. Y al no admitirlo, pretendéis limitar las posibilidades de la tecnología.

    Entroncando con el concepto de evolución de Enrique, he percibido a lo largo de los años, de forma creciente, que muchos libros tienen mucha paja, cada vez más libros tienen cada vez más paja. Conceptos que se repiten una y otra vez, explicaciones demasiado largas. Es una percepción subjetiva, no tiene que ver con el año de publicación del libro, la paja siempre estuvo allí, es solo que yo cada vez la noto más.

    Por tanto, frente a vuestro temor de que la concentración se vaya al garete, lo que sucede, al menos en mi caso, es justo lo contrario, que mi mente quiere cada vez píldoras más concentradas.

    Dime. En los tiempos en los que apareció el telégrafo, ¿también le habrías puesto objeciones? Me dirás que no. ¿Por qué no? En cualquier época, desde Sócrates hasta ahora, los tecnófobos siempre habéis sido la misma cosa. ¿Por qué no defiendes que los coches arranquen con manivela?

  • #026
    Krigan - 24 septiembre 2014 - 01:43

    Israel Pérez:

    Entiendo que si se enseña a calcular raíces cuadradas es para que la gente haga raíces cuadradas, y no para ejercitar la mente. Para esto último seguro que hay un millón de otras opciones mucho mejores que seguir al pie de la letra una secuencia de pasos predefinida.

    Y sí, yo también sospecho que es una pérdida de tiempo tremenda el 90% de lo que se enseña en la escuela, al menos tal y como se enseña ahora. ¿Aprender para olvidar? Algo está fallando.

  • #027
    Observador - 24 septiembre 2014 - 03:16

    –Ingenioso Teut –respondió el rey– el genio que inventa las artes no está en el mismo caso que el sabio que aprecia las ventajas y las desventajas que deben resultar de su aplicación.

    Gracias por lo que me toca, Gorki. Y es justo este párrafo el que resume a la perfección lo que te comentaba. Por eso Sócrates era un sabio, y no un genio. Por eso mismo no critica a la escritura en sí, sino sus desventajas, como la de la falra de retórica (por eso mismo Platón escribió diálogos en vez de tratados, posiblemente porque lo aprendió de la retórica socrática, que fue como aprendió él). Sinceramente, te quedas mirando el dedo, pero la Luna está en otro lado.

    Krigan, no es cuestión de ti, es cuestión de la generalidad. Probablemente, pero sólo probablemente, Carr no se esté refiriendo a ti, sino a una generalidad. Habrá que preguntarle a ver. Es posible que se esté refiriendo a ti, o Dans, y yo no le haya entendido…

  • #028
    Gorki - 24 septiembre 2014 - 04:04

    Es la economía estúpido

    Cuatro empresas entre las 10 ,ás valoradas del mundo, Aplle, Google, Microsoft e IBM son tecnológicas, la salida a bolsa de Alibaba que vende por internet ha roto todos los records, pero apesar d e todo hay personas como #019 Garepubaro que Internet aun no ha dado frutos. ¿Que frutos esperará que de Internet?

  • #029
    Krigan - 24 septiembre 2014 - 11:39

    Observador:

    ¿Qué es la generalidad? ¿Tienes alguna estadística? Los lectores e-tinta son populares, los tablets también, y los móviles ya ni te cuento. En Google Play la app Kindle tiene 50 millones de descargas, FBReader y CoolReader tienen 10 millones cada una. Incluso si los que leemos libros en pantalla retroiluminada e hiperconectada fuéramos minoría, vuestra tesis es que leer así disminuye la concentración, y eso es algo que no se cumple por lo menos en algunos casos (seguro que no soy el único en todo el planeta).

    Vuestros prejuicios sobre el CÓMO os llevan a postular una segura pérdida de concentración. Cuando se te dice que no es así al menos en algunos casos, postulas que esos casos son una rareza. Ni se os pasa por la cabeza que la rareza podrían ser vuestros casos particulares. Menos postulados y más datos empíricos serían de agradecer.

    En cualquier caso, nada impide que todo aquel que lo desee use un lector e-tinta. Ya usará cada uno lo que le convenga. Ah, pero no, que Carr y tú habéis dicho que la gente no debe usar lo que encuentre conveniente, sino lo que vosotros decís que les conviene. Lo cual, oh casualidad, es lo que más se parece a la tecnología preexistente.

    Sigo esperando a que me digas qué habrías dicho tú de haber vivido cuando se inventó el telégrafo. Para un tecnófobo, las tecnologías del pasado están bien, incluso muy bien, son las tecnologías del presente las que están llenas de peligros. Pero, ¿qué tiene de especial este presente? ¿Por qué ahora hay peligros?

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