Implicaciones éticas del big data

A medida que vas entrando más y leyendo más sobre el desarrollo de la gran tendencia que representa Big data, más fuerza van tomando las consideraciones acerca de las implicaciones éticas de una tendencia absolutamente imparable.

A esas alturas, resulta evidente ya que Big data es ya una tendencia en clara consolidación que protagonizará el panorama tecnológico de los próximos años. Hablamos de algo que va a diferenciar claramente a las empresas capaces de extraer información del ecosistema de aquellas incapaces de hacerlo, de un conjunto de aplicaciones de gran potencia analítica que actúan sobre una información que, de manera creciente, los usuarios depositan en el espacio público o entregan directamente en aplicaciones de todo tipo.

Descartando visiones paranoides al respecto, pero intentando anticipar el uso que los diferentes actores implicados pueden hacer de Big data como tecnología, deberíamos empezar por considerar que un estudio detallado de los datos generados por un usuario en todos los formatos posibles estructurados o no, unidos a una cantidad similar o mayor de los llamados shadow data (accesos, búsquedas y datos no explícitos de todo tipo que también quedan almacenados), son susceptibles de ofrecer una visión de la persona que supera con mucho el conocimiento que la persona tiene de sí misma. ¿Piensas que te conoces? Pues no tiene nada que ver con las conclusiones que podrías intentar extraer de un análisis de toda tu actividad, consciente y no consciente, en una red que lo retiene todo. Y menos todavía con las que puedes derivar de un análisis comparativo con otros miles de personas. Tendencias, comportamientos, influencias, secuencias… originadas en nuestro propio comportamiento y en el creciente flujo de información que decidimos compartir. Recuérdalo: hablamos de todo, desde los sitios que frecuentas (geolocalización) hasta la semantización de tus comentarios, pasando por cualquier dato que generes en una aplicación determinada a la que una empresa pueda tener acceso: un nivel de analítica inimaginable.

¿Qué información suministramos de manera completamente voluntaria y sin presión alguna? Millones de personas hacen pública voluntariamente su geolocalización en determinados momentos (Foursquare, Twitter, Instagram, etc.), su estado de ánimo, sus intereses, sus opiniones, lo que están viendo en la televisión (Miso, GetGlue…), lo que les llama la atención, las personas con las que dialogan o intercambian opiniones, su mapa de influencias y relaciones… todo un mundo de información con estructuras diversas o sin estructurar, en múltiples formatos, entrelazado por relaciones de todo tipo, y condicionado únicamente por un «quién tiene acceso a qué». Un dato público es un dato público. Suministrado voluntariamente a cambio de una propuesta de valor determinada (comunicarte, compartir, aprender, socializar de alguna manera) y vinculado a un perfil. Semantizable, con capacidad muchas veces de asociar un sentimiento positivo, negativo o neutro a una palabra, a una marca, a una idea. Estamos únicamente rascando la superficie de todo esto.

¿Es posible de alguna manera limitar el uso que las compañías hacen de estos datos? Mi impresión es que no. Que estamos evolucionando lentamente a vivir en un mundo en el que, de manera inevitable, las compañías pasan a saber qué compras, cuándo compras, con qué frecuencia, cuándo consumes, con que actitud, con quién… y no porque te estén «espiando», sino porque tú mismo se lo cuentas. Estamos experimentando ya procesos de comunicación bidireccionales que, por novedosos, nos resultan sorprendentes: empresas que auditan constantemente la conversación y reaccionan ante menciones de productos, de marcas, de opiniones. ¿A dónde nos lleva un uso mucho más exhaustivo de los datos, analizados en su conjunto? Nuestra información, segmentada por las posibilidades que cada uno tiene de tener acceso a ella: si en la época del CRM aprendimos a medir los negocios en términos de «intensidad informativa» y «nivel de permiso» para utilizar esa información, ahora este tipo de variables cobran todo su sentido: el mejor competidor en una industria determinada será el que sea capaz de extraer una intensidad mayor de información y sepa tratarla de manera respetuosa, que no redunde en una sensación de «invasión» o de pérdida de privacidad de sus usuarios. Todo ello, además, en un contexto en el que la propia idea de privacidad se encuentra en profunda revisión y evolución generacional.

¿Qué pasa el primer día en que una empresa empieza a saber el tipo de argumentos a los que eres más sensible, y es capaz de dirigirte un mensaje publicitario adaptado a determinados rasgos de tu personalidad y a la expresión de tus preferencias en función de la información pública que has estado generando? ¿Y si en vez de hablar de una empresa hablamos, por ejemplo, de un partido político? ¿O de la Administración, del Estado? ¿Puede un Ministerio de Hacienda utilizar la información que los ciudadanos generan públicamente para, sin ir más lejos, revisar sus declaraciones de impuestos o localizar indicadores que hagan saltar las alarmas oportunas? Si le estás contando al mundo qué haces, qué te compras, qué te gusta, dónde estás, qué ves y mil cosas más… ¿puedes evitar o de alguna manera influir en que toda esa información sea analizada? ¿Hasta qué punto puede o debe cambiar el marco normativo y, sobre todo, el código ético con el que nos enfrentamos al procesamiento de información?

18 comentarios

  • #001
    Sonia Martinez - 19 noviembre 2011 - 17:15

    Señala usted varios temas interesantes.
    1º/ Ceder parte de nuestra intimidad en la red:

    Todos nos prestamos a ello pero solo es eso, una parte de nuestra intimidad, al menos yo, no lo comparto todo y conozco a muchas personas que tampoco lo hacen.

    2º/ Las impresiones que pueden sacar, las personas o empresas,de la información que facilito en la red:

    Lo que elijo compartir define mi carácter en la red, no en la vida real.Todos hemos conocido a personas On Line y Off Line y muchas veces no tienen nada que ver una cosa con otra. No hay opciones en Internet para definirnos con rasgos que no nos gustan de nosotros mismos o que socialmente no están bien aceptados, y esto también determina quienes somos, que nos gusta, como nos comportamos y que compramos.

    3º/ La capacidad de influencia en nosotros de todos los datos relacionados y orientados a un resultado personalizado y exclusivo para cada usuario:

    Teniendo en cuenta que poseen una información parcial sobre mi no creo que llegaran a influirme mas que un anuncio de televisión o en algún otro medio de comunicación.Personalmente considero que si cada vez que enciendo el ordenador encontrara productos o servicios orientados solo en relación a mi actividad en la red, mi vida seria muy aburrida,en bucle, y mi capacidad de elección se reduciría tanto, que buscaría otras cosas por pura higiene mental.

    4º/ Un codigo etico o marco legal para regular el uso de nuestros datos en la red:
    Imprescindible y necesario, pero ¿quien le pone el cascabel al gato?

  • #002
    Gorki - 19 noviembre 2011 - 17:19

    Planteas un problema cierto y que como bien dices, es imparable, con nuestra actividad digital, generamos un torrente de datos y ninguna ley va a impedir que esos datos sean analizados concienzudamente, para obtener de ellos todo tipo de conclusiones, comerciales, políticas y policiales.

    Pero por suerte. entre la persona física y la nube, de momento hay interpuesto un aparto que hace de interface entre ambos medios, puede ser una terminal de Pc, un teléfono, un cajero automático, una tarjeta de crédito, o cualquier otro artilugio mecánico/digital y creo que siempre lo habrá. pues nuestros impulsos son analógicos y tienen que ser transformados por esa interface mecánica en digitales.

    El cerro de información que se obtiene, parte de asumir que quien está al otro lado del terminal, es quien dice ser el propietario del terminal, lo cual no puede ser o no cierto, Tu novil lo puedo utilizar yo y tu puedes utilizar mi wifi y los datos que generen esos aparatos serán atribuidos a ti en el primer caso y a mi en el segundo.

    Podemos tener privacidad, si se busca la forma de utilizar de forma generalizada los terminales de otros, de forma que si bien se siga generando un torrente de datos, no hay forma de saber quien realmente los ha produjo.

    ¿Como se puede hacer esto?. -Pues realmente no lo sé, yo hoy lo intento como he explicado varias veces con el uso de varios alias y permitiendo el uso de mis terminales a todo mi entorno familiar, pero seguro que alguien encuentra una forma de poderlo hacer de forma generalizada entre todos de forma más ingeniosa.

  • #003
    Gorki - 19 noviembre 2011 - 17:44

    Y no te pierdas este post. El gobierno alemán colocando un virus en los Pc de sus súbditos para que les espíe, desenmascarados por el Chaos Computer Club y denunciados en el Franfurter Allgemeine http://edge.org/conversation/code-is-law

  • #004
    Sorrento - 19 noviembre 2011 - 18:08

    «Un dato público es un dato público. Suministrado voluntariamente a cambio de una propuesta de valor determinada (comunicarte, compartir, aprender, socializar de alguna manera) y vinculado a un perfil.»

    Pues no siempre. Que yo no pueda o no sepa como evitar que unas determinadas empresas o instituciones espíen mi vida o almacenen mi actividad en la Red y luego saquen conclusiones o vendan los datos, etc. no quiere decir que yo haya dado mis datos voluntariamente ni que haya consentido esas prácticas. Y, en ese sentido, tampoco nos vale la excusa de «la letra pequeña» que es una de las grandes vergüenzas de nuestras democracias.

    Desde antiguo ha existido en el hombre la tendencia enfermiza a explotar la ignorancia de otros hombres. Y en relación con este tema es esto lo que hoy está ocurriendo: los que saben lo que valen los datos privados de las personas y tienen los medios para obtenerlos masivamente y almacenarlos y venderlos lo están haciendo sin que nadie lo impida. Eso es todo.

    Pero esto terminará casi completamente cuando dispongamos en nuestros dispositivos (ordenadores, tablets, móviles, etc.) de robots que creen centenares de perfiles falsos que actúen en la red y se confundan totalmente con el perfil real. Técnicamente es bastante sencillo.

    Solo existirían dos problemas:
    1) Las compras. Un robot no puede comprar, a menos que estemos dispuestos a tirar nuestro dinero.
    2)El final de las tarifas planas como consecuencia del desmantelamiento de la Neutralidad de la Red.

    #02 Con tantos intentos por controlar Internet por parte de los gobiernos ¿cómo es posible que todavía no hayan conseguido acabar con los virus, el malware, spyware, etc.?

  • #005
    Xaquín - 19 noviembre 2011 - 20:58

    Normalmente se confunde la capacidda de controlar nuestros cuerpos con la capacidad de controlar nuestras mentes. En los campos de concentración es imposible escapar del control corporal, pero estoy seguro que hubo muchos casos que lograron escapar del control mental. Y campos de concentración sigue habiendo…

    No es el número de datos sobre nuestra entidad lo que permite que la perdamos, se pierde la entidad cuando el cerebro no es capaz de resistir los ataques diarios que otras entidades hacen para conquistarla…Eses ataques a nuestro cerbro no vienen de Apple, Google y demás monstruos informáticos (ni siquiera del gobierno)…ya empiezan a actuar en la familia, el colegio, la calle y los demás sitios donde desenvolvemos nuestra actividad (precisamente intentando construir nuestra entidad)…o acaso la comedura de coco fue un invento informático?

  • #006
    jethrov - 19 noviembre 2011 - 22:39

    No sé como será el mundo, pero personalmente he desarollado cierta inmunidad hacia la publicidad partiendo de la idea, de que cuando alguien te busca es porque quiere hacer un buen negocio contigo. De modo que el producto que vende no va a tener la mejor relación calidad/precio. hasta ahora nunca he hecho click sobre los anuncios que aparecen en mi cuenta de gmail. Pocas veces he prestado atencion a ellos y me han parecido muy mal seleccionados y nada relevantes o necesarios.

    respecto a usos ajenos al comercio, es absolutamente cierto que lleva un peligro potencial. Me imagino lo mal que pasaría si hubiera un tirano como stalin en nuestros tiempos. mediante un simple filtro ficharía a todos los que no encajan bien en el sistema y los eliminaría en una noche. Espero que la historia no se repita.

  • #007
    Antonio Garcia Saenz - 19 noviembre 2011 - 23:47

    Internet es el mundo de comparticion de archivos, etc todo lo ya archidicho… luego muchos achacaban la «falta de adaptacion de las corporaciones», frente a la plena adaptacion en tantos casos del usuario a la nueva realidad… pues bien estos casos de analisis y tratamiento de nuestros datos es la conversion de la vieja industria que se pierde, hacia la «Nueva Industria» esa que trae al internauta siempre con la mosca detras de la oreja. Vemos como las corporaciones se van renovando y adaptando al nuevo medio, que tantos se quejaban de que no «sabian, que eran muy torpes, que se habian quedado en el XX», jocosamente, y todavia no hemos empezado a ver apenas nada de lo que vendra … de esta «adaptacion de la gran industria al nuevo entorno»

  • #008
    Ignacio - 20 noviembre 2011 - 13:06

    «estamos evolucionando lentamente a vivir en un mundo en el que, de manera inevitable, las compañías pasan a saber qué compras, cuándo compras, con qué frecuencia, cuándo consumes, con que actitud, con quién… y no porque te estén “espiando”, sino porque tú mismo se lo cuentas.»
    Esto de que «Tú mismo lo cuentas» es un poco cínico. Los que somos mayores y hemos visto cómo ha ido evolucionando la web hemos ido protegiéndonos de cada intrusión que aparece: cookies, cookies de flash, Hijacking, geoloc… Los que se incorporan a la red no reciben instrucción ni se sacan un carnet para circular por la web así que, simplemente, ignoran todas estas posibilidades. Están vendidos. Es como si no se les enseñase que no debes ir con la tarjeta de crédito pegada en la frente acompañada de su pin si no que debes custodiarla de forma segura.
    Si hay forma de evitar este seguimiento, es obligación difundirlo y asegurar los derechos de los ciudadanos del mismo modo que es obligatorio y regulado el etiquetado de los productos de consumo. Porque debe ser un derecho del consumidor el ceder o no cualquier dato.
    ¿Qué os parecería si, cuando te asomas a un escaparate de la calle, hubera un trabajador del corte inglés mirándote por encima del hombro, tomara notas y la próxima vez que entraras en el corte hubieran modificado la presentación de sus productos para que resultara de tu interés?
    Bien ¿Verdad? Y si de paso averiguaran cuántas veces has visitado el sex-shop, cuántas y cuáles películas porno, cuál es tu ideología política, si orinas cinco veces por la mañana y este dato fuera del interés de tu compañía aseguradora porque les haría sospechar del buen estado de tu próstata y eso hiciera que te subieran la prima?
    Hay que poner un coto a esto.
    ¿Quién custodia esta información? ¿Aquién pertenece? ¿Qué hacen con ella?

  • #009
    Gorki - 20 noviembre 2011 - 14:32

    #008 Ignacio

    Es que de siempre ha sido legal seguirte por la calle y mirar por encima de tu hombro, ¿a que crees que se dedican los detectives privados?.

    Lo que pasa es que hacerlo hoy por Internet es infinitamente más barato y lo será aun más en el futuro cuando vayamos cubiertos de etiquetas REFID.
    Nos guste o no, todos amos dejando rastros digitales que se pueden recojer y a partir de ellos unos señores pueden inferir sobre nosotros lo que les de la gana y en razón de ello, ajustar sus prácticas comerciales, tomar decisiones políticas y crear ficheros policiales. No te extrañe que te mieguen un crédito en funcion de un algoritmo sobre tu vida económica, o que te nieguen un empleo público en funcion de un algoritmo sobre tu vida social. Eso ya pasa y pasará más en el futuro.

    Ellos lo pueden a hacer y estate seguro que lo hacen o lo harán, el problema es como burlar a la máquina, no como ocultarse de la máquina y ni mucho menos como legislar el uso de la máquina, porque lo que se legisle será papel mojado.

  • #010
    anónimo - 20 noviembre 2011 - 20:23

    Pero a veces la inteligencia artificial aplicada en las redes sociales, etc. también se puede utilizar con fines nobles como en el caso siguiente:

    http://www.hoytecnologia.com/noticias/Expertos-inteligencia-artificial-estudian/192220

    El problema es que, lamentablemente, también sirve para otros fines mucho menos confesables. Es decir, que el problema no son las tecnologías en si mismas sino el uso que se les da.

  • #011
    Op - 20 noviembre 2011 - 23:31

    Pudiera ser benéfico, pero también podría ser una de las cosas más peligrosas y horrendas de la historia de nuestra especie. Cómo decía Albert Einstein.
    «El problema no está en la bomba atómica, el problema está en el corazón del hombre»

  • #012
    pablo - 20 noviembre 2011 - 23:32

    Lo irónico es que si ahora mismo te comparto en Google+ o Twitter te convierto en ítem

  • #013
    depositos bancarios - 20 noviembre 2011 - 23:47

    efectivamente el problema es el uso que se le puede dar a la información, no la información en si. Pero eso es lo que pasa con practicamente todo, las cosas no son peligrosas en si, sino el uso que se le puede dar a ellas. Como el uso que den los otros no se puede controlar, mas vale tener cuidado, y seguro que dentro de un tiempo la gente no se toma a la ligera dejar tanta información suya.

  • #014
    Gorki - 20 noviembre 2011 - 23:49

    #010 anónimo
    Me recuerda a la policía que se viste de prostituta y hace la calle para deterner a todos los que la hacen ofertas económicas por sexo. Sinceramente, no sé hasta que punto es ético poner «cebos» para cazar pederastas. Pese que la intención pueda ser buena, no podemos olvidar nunca que el fin no justifica los medios.

  • #015
    Material de Oficina - 21 noviembre 2011 - 12:05

    Desde el punto de vista de nuestro ecommerce de venta de productos de oficina y olvidandonos un poco de la regulacion española que la vemos tan regulatoria que nos hace mas dificil competir en igualdad de condiciones con otras empresas extranjeras que tambien pueden comercializar sus productos en la peninsula, opinamos claramente que debe ser el usuario el que pueda decidir y definir con claridad y facilidad su porcentaje de anonimato.
    Con esto queremos decir que, por una parte, nos parec e muy positivo que quien quiera viralizar y visualizar todos sus datos, hasta los mas intimos, adelante. Pero, al igual, no nos parece bien que aquellos usuarios que quieran proteger todos o parte de sus datos y/o «vida», les resulte a veces tan complicado. Deberia de existir alguna regulacion trans-nacional y «racional» adaptada a la realidad y, por lo tanto, ni tan local ni tan generica como la española que es totalmente restrictiva y regulatorio y, ademas, no consigue su objetivo, pero que sea de facil aplicacion y adaptacda a los casos.
    POr ejemplo: si un usuario se ha dado de alta en la lista robinson y nos hace un pedido de consumibles de oficina donde necesitamos todos sus datos para el envio asi como para las comunicaciones transaccionales, que hacemos ??
    Por ultimo, solamente añadir que de momento creo que son realmente muy pocas las empresas capaces de extraer y utilizar la ingente informacion que podrian capturar de usuarios, habitos, tendencias, etcetera
    Por ejemplo, nosotros mismos en nuestro ecommerce de papeleria on line nos resulta de momento imposible pagar a tecnicos realmente cualificados que implanten todas las herramientas que nos gustaria.
    Animo porque creo que nos queda mucho camino x andar

  • #016
    nick911 - 21 noviembre 2011 - 17:10

    Gorky:

    Coincido con usted en parte en su comentario 014 pero no con el 08 pues ningún detective privado puede pinchar teléfonos ni espiar las comunicaciones o perseguir a un internauta violando su privacidad y derecho a la intimidad. Si lo hace está cometiendo un delito.

    Otra cosa sería por ejemplo que yo pueda tener un amigo que trabaja en una operadora y que tiene acceso a todas sus comunicaciones telefónicas y de Internet y que me mantenga informado sobre sus actividades. Pero allí podríamos estar hablando de un caso de corrupción.

  • #017
    Daniel Peiron - 22 noviembre 2011 - 02:43

    Es un tema realmente interesante y, sin duda, transcendental. Aunque me gusta verlo con optimismo.
    Me gustaria recomendarles el libro The Numerati, de Stephen Baker, algo desfasado ya pero igual de útil en esencia por lo que al uso del data se refiere…

    http://www.amazon.com/Numerati-Stephen-Baker/dp/0618784608

  • #018
    Thibaut Deleval - 22 noviembre 2011 - 19:34

    Un post muy interesante que desde luego invita a la reflexión.
    A mi me gustaría lanzar aquí una idea extraña que tengo desde hace unas semanas. ¿No podriamos cubrir nuestros datos personales con una especie de licencia Creative Commons? Al final pasa lo mismo con nuestros datos que con nuestras creaciones. Puedo tener afición a la fotografía y querer exponer mi trabajo en la web. Dejo que todos lo vean, puedo dejar que se usen sin ánimo de lucro y querer cobrar por los usos comerciales. Con mis datos pasa lo mismo. A mis amigos les cuento que me gusto mucho esta película pero si alguien quiere hacer una explotación comercial de estos datos… ¡¡que pague por ello!!
    Además a mi me gustaría que este sistema de «Data Commons» sirve para financiar proyectos de ONGs. Cada uno se da de alta y elige una causa que se beneficiara del dinero extraído de sus datos. En Valioo vamos por este camino. ¿Os parece una locura?

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