Qué fue de aquellas valoraciones demenciales

IMAGE: Milosh Kojadinovich - 123RFUn interesante artículo en GigaOm califica la adquisición de Instagram por parte de Facebook como uno de los mejores negocios de la década: una operación que tuvo lugar en abril de 2012, que se cerró inicialmente en mil millones de dólares, aunque finalmente, debido a las variaciones en la cotización de la acción de Facebook, se cerró en 715 millones , y que se contrapone con una valoración actual de Instagram llevada a cabo por Citigroup de nada menos que 35 mil millones.

Podemos hablar de lo que queramos: de los visos de realidad de ese tipo de valoraciones, basadas fundamentalmente en el número de usuarios activos y la capacidad de la compañía para generar publicidad para cada uno de ellos, o de la inestabilidad de un panorama en el que algunas aplicaciones parecen estar completamente de moda en un momento para caer completamente en desgracia al momento siguiente (from hot to not), pero el caso es que una empresa especializada en la valoración de activos emite esa valoración. Y que si la comparamos con, por ejemplo, los 1.650 millones que Google pagó por YouTube en octubre de 2006 frente a la valoración actual de la compañía, cifrada también en unos 40 mil millones, la verdad es que el negocio parece evidente.

Mientras en el caso de Instagram hablamos de una compañía que ingresa dinero mediante un tipo de anuncios que muy pocos calificarían como molestos y que parecen marcar en muchos sentidos la dirección a seguir por la publicidad, en el de YouTube hablamos de un servicio, obviamente más consolidado y mayoritario, pero en el que la publicidad suele ser considerada enormemente intrusiva y molesta, y para la que de hecho, parece llevar cierto tiempo meditando posibles alternativas.

La inestabilidad de tan fastuosas valoraciones parece ya parte del paisaje: ¿qué cosas no son inestables en los tiempos que vivimos? Pero el mensaje de fondo parece claro: hace tan solo dos años y medio, a muchos les parecía demencial que alguien ofreciese mil millones de dólares por una empresa que nunca había hablado de modelo de negocio… y hoy, dos años y medio más tarde, un banco de inversión afirma que esa misma compañía vale cuarenta veces más. La compañía, desde entonces, no ha hecho nada especial: prácticamente lo único que Facebook ha hecho con ella ha sido dejarla evolucionar de manera independiente sin inmiscuirse demasiado en su gestión, básicamente lo mismo que Google ha hecho con YouTube. Pero Instagram hoy tiene más usuarios que Twitter, y una valoración apoyada en transacciones reales, en intercambio de dinero que proviene de muchas empresas que quieren exponerse ante los ojos de muchos usuarios sin resultar por ello molestas. ¿Y Snapchat? Tras rechazar la oferta de adquisición de Facebook por tres mil millones y presuntamente una de Google por cuatro mil, su última ronda de financiación la valora en torno a unos diez mil. No está mal.

Nunca he sido amigo de las valoraciones basadas en multiplicadores más que para hacerme una idea rápida sobre algo. En el fondo, sigo pensando que una valoración tradicional mediante flujos de caja descontados en el tiempo mediante un porcentaje derivado fundamentalmente del riesgo inherente a la actividad proporciona resultados infinitamente más fiables y rigurosos. Sin embargo, el mundo entero parece empeñarse en dar por buenas las primeras, que generan números muchísimo más agresivos, ideales para un escenario especulativo. En mi caso, pude con ello hasta que llegó WhatsApp: ahí exploté ante lo que para mí parecía la cima de las barbaridades financieras, y ya veremos hasta qué punto el futuro dice que estaba equivocado.

En alguna oficina en Silicon Valley hay algún directivo que propuso en su momento una adquisición, dándose golpes en el pecho por lo bien que lo hizo, porque aquella compañía que adquirió fijando su precio mediante una valoración demencial ahora presuntamente vale cuarenta demenciales veces más. ¿Es de verdad cierto que algo vale tanto como un tercero está dispuesto a pagar por ello? ¿Estamos en una espiral en la que valoraciones ya de por sí especulativas son contrarrestadas con multiplicadores igualmente etéreos, y sumergidos en los inescrutables estados financieros de compañías más grandes? ¿Realmente valdría Instagram 40 mil millones de dólares si la pusiésemos a generar esos ingresos? ¿Los vale YouTube, con un registro de generación de ingresos más prolongado? ¿O Snapchat, que aún prácticamente no ha empezado a generarlos? ¿De qué estamos hablando realmente?

 

This article is also available in English in my Medium page, “Is a company really worth what it’s valued at?«

14 comentarios

  • #001
    Edu - 24 diciembre 2014 - 15:40

    Enrique, te faltó la joya de la corona: Facebook, que cuando salió a bolsa con una valoración de 100000 millones parecía irreal, y así fue durante un tiempo en que sus acciones estuvieron cayendo, pero actualmente vale más de 200000 millones!! Demostrando que tener un gran número de usuarios es la base sobre la cual monetizar un servicio posteriormente. Partiendo de esta valoración no parecen descabelladas las valoraciones de Instagram y Snapchat.

    Saludos.

  • #002
    Jesús Ranchal Sirvent - 24 diciembre 2014 - 16:54

    A veces me parece que la economía entera es un castillo de naipes, Enrique; el simple hecho de que el valor del dinero se dé en términos de confianza y no de oro (como en la Edad Media) creo que da lugar a que, efectivamente, las cosas valgan lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellas.

    Esto sin olvidar que el éxito social no tiene que coincidir necesariamente con el éxito empresarial, como quedó demostrado en el caso de Twitter:

    http://codigonuevo.com/twitter-un-exito-social-y-una-ruina-en-bolsa/

    Gracias por tu interesante artículo, Enrique; para los que somos profanos en estos asuntos, es un placer leerte.

  • #003
    Vival Galanternik - 24 diciembre 2014 - 17:47

    De acuerdo contigo, hay también algunas compañías que mantienen la vieja valoración, por ejemplo skype, es 100 veces mejor a Whatsapp, ahora estas hasta en la nube e integrará skype translator y no creo que la valoren tanto.

  • #004
    Antonio Postigo - 24 diciembre 2014 - 19:07

    «Los datos son los ladrillos de Internet, la nueva especulación» y aunque con gusto la firmaría, la frase no es mía si no que el autor es Gerson Beltrán hace unos días en nuestro programa.
    Leyendo tu artículo y repasando los casos que cuentas, no queda más que pensar en que Gersón tiene razón en lo que afirma y que en cierto modo ratifican otros invitados que hemos tenido hablando del «Big Data», estadísticas y otros temas en los que de una forma u otra se hablaba del valor de la información.
    Mi conclusión personal es que estamos ante una sobrevaloración especulativa de esas bases de datos, que para los inversores aparentan ser una fuente inagotable de ingresos y que los auténticos expertos consideran como algo de escaso valor si no sabes lo que buscas, cómo buscarlo y dónde hacerlo.
    En el fondo es como pagar una suma astronómica por una mina de oro de la que no se sabe bien cuanto queda y despreciar las arenas del río, donde los buenos bateadores obtienen sustanciosos frutos sin necesidad de comprar la mina.
    Y sin duda es una enorme especulación, a fin de cuentas una de las definiciones de «especular» es «perderse en sutilezas o hipótesis sin base real»

  • #005
    albert porta - 24 diciembre 2014 - 19:16

    Lo mismo pasó con las hipotecas subprime: mientras unos daban valor, otros ganaban con la especulación… hasta que llegó el día en que la burbuja explotó.
    Mientras tanto disfrutemos de una feliz Navidad :)

  • #006
    Garepubaro - 24 diciembre 2014 - 20:00

    Facebook, Instagram, Youtube … a ver que estaran viendo y escribiendo ahora en el 99 por ciento de tráfico de ahi, es internet convirtiendose en un colosal Tele5 mundial a marchas forzadas como siempre predije, su forma definitiva la banalidad

    … y ese es el negocio cada vez mas rentable y consistente ¿ que te creias que esto servia a la poblacion para aumentar su nivel cultural ?, cada vez sera mas deficitario eso …

    preguntale a cualquier nini que se pasa el dia, dia las 24 horas, cliki-cliki el ordenador y el iphone veras que preparacion, y si esta estudiando una carrera pues exactamente igual utiliza esta industria del entretenimiento, la que da trillones, no es ninguna casualidad que todas estas empresas esten al lado de Hollywood

  • #007
    Gorki - 24 diciembre 2014 - 20:33

    Me hace el efecto que en este mundo coexiste el dinero de los cajeros automáticos y el dinero del Monopol. Con dinero de los cajeros, tu y yo pagamos el autobús y un café, y si de repente un bar, sube el café de 1,30€ a 1,50€ ponemos el grito en el cielo, pero nos da lo mismo lo que vale una acción de Intagram, porque nunca pensamos comprar una. y porque quien la compra la pagamos con dinero del Monopol, es decir no lo paga con dinero que da un cajero de un banco, sino intercambiando las acciones de empresa, por acciones de la que la compra, que ayer amplio capital para comprar la mueva compañía, pero donde ningún accionista suscribió realmente el nominal, sino con pagares y otrs «ficciones» contables y de la qie también se dice que vale miles de millones.

    Estas transacciones se hacen siempre con intercambio de activos, te doy miles de dolares de acciones de mi compañía y un puñadito de dolares, por las acciones de tu compañía.

    Para mi, lo que realmente vale una empresa es el puñadito de dinero contante y sonante que se dan, el resto son músicas celestiales. ¿Cuántos millones contantes y sonantes dan por Instagram? Eso es lo que en realidad vale, el resto sabremos cuanto es, cuando se cambie por dolares realmente emitidos por el cajero de un banco y no por inscripciones en el libro de transacciones de acciones del Nasdaq.

  • #008
    Ari - 24 diciembre 2014 - 21:12

    ‘Podemos hablar de lo que queramos: de los visos de realidad de ese tipo de valoraciones, basadas fundamentalmente en el número de usuarios activos y la capacidad de la compañía para generar publicidad para cada uno de ellos, o de la inestabilidad de un panorama en el que algunas aplicaciones parecen estar completamente de moda en un momento para caer completamente en desgracia al momento siguiente (from hot to not), pero el caso es que una empresa especializada en la valoración de activos emite esa valoración.’

    ¡Oh, entonces lo ha dicho una empresa especializada en la valoración de activos! ¡Qué peso me quito de encima! Esperemos que no sean los mismos que le aconsejaron a Rupert Murdoch que se gastara un pastón en comprar MySpace, o los genios de Wall Street que recomendaron comprar acciones de Bankia. Por cierto, ¿alguien quiere comprarme unas habichuelas mágicas?

  • #009
    Gorki - 25 diciembre 2014 - 00:41

    #008 Ari
    Te compro el 100% de las acciones de tu empresa de habichuelas mágicas, pagando con 200.000 acciones de mi empresa de conjuros contra el mal de ojo.

  • #010
    Terricola - 25 diciembre 2014 - 03:27

    «Tener un gran número de usuarios es la base sobre la cual monetizar un servicio posteriormente». Ese es el ‘quid’ de la cuestión según Edu, y creo que tiene bastante razón, pero creo que también podría ser muy acertada la conclusión de Antonio Postigo y que estemos ante una sobrevaloración especulativa de esas bases de datos. O tal vez no.

    Mas que ser los ‘ladrillos’ de internet, yo diría que los datos son los terrenos o ‘el suelo’ de internet, su base, y un requisito sine qua non para su funcionamiento y para cualquier negocio a desarrollar en su seno. Y, de igual manera que a muchas inmobiliarias y a algunas entidades financieras hicieron grandes negocios y les fué de maravilla acaparando o acumulando suelo para su posterior desarrollo, o directamente especulando con solares o edificios emblemáticos. Sin embargo, a otras inmobiliarias, entidades financieras y especuladores les pilló el toro y sufrieron enormes pérdidas o simplemente quebraron cuando les explotó en la cara la burbuja financiero-inmobiliaria. También en el sector de internet hubo, hay y habrá de todo, sin duda.

    Indudablemente, la economía entera es un castillo de naipes, pero mientras no se demuestre lo contrario, y como bien dice Jesús Ronchal, las cosas valen lo que alguien está dispuesto a pagar por ellas. El tiempo dirá si el precio pagado, por alto que fuera o pareciera, valió la pena o no. En el sector inmobiliario, en el de internet y en cualquier otro sector.

    Sin ‘suelo’, no hay negocio para las inmobliarias. Sin bases de datos no hay negocio en internet. Son la base y esencia del negocio, por eso no parece descabellado ‘amarrar’ o acaparar bolsas de terrenos y de datos para asegurar la supervivencia del negocio o una posicion dominante en el sector, trátese de proyectos empresariales o de negocios especulativos en mayor o menor grado.

    A la hora de adquirir o ‘amarrar’ terrenos o datos, e independientemente de lo elevado que pueda parecer su precio, a algunos actores les irá bien y a otros mal, en función de diversos factores, tales como el momento en que lo hicieron, el tipo o calidad de los terrenos o datos ‘amarrados’, el uso que se les dió, la ausencia o repentina aparición o desaparición de competidores, nuevas modas, nuevas tecnologías o incluso, si se quiere, la buena o mala suerte.

    Para hacer negocio en internet es casi imprescindible contar con una gran base de datos de usuarios, especialmente si están fidelizados. De una u otra forma, en algún momento, siempre se podrá monetizar, con mayor o menos éxito, en función de que se haga, como se haga, y cuando se haga.

    Pero… ¿Cual es el valor de mercado de un usuario? Supongo que dependerá del tipo de usuario de que se trate y del grado de implicación, dependencia o relación que dicho usuario tenga con la empresa titular de la base de datos.

    En el hipotético caso de que la valoración de una empresa de internet dependiese unicamente de su número de usuarios, ¿Sabría alguien indicar cual sería el precio de mercado efectivamente pagado por cada usuario de Whatsup, Facebook, Youtube o Instagram?

  • #011
    Antonio Castro - 25 diciembre 2014 - 08:20

    Yo no hablaría de demenciacias porque no lo veo como algo enfermizo. Yo lo calificaría como meras carencias de lógica o de sensatez porque lo veo como fruto de la imposibilidad de escrutar un futuro muy opaco.

    Existe un par de certezas. La de que todo va a cambiar y la de que esos cambios profundos podrían afectar cada vez de modo más dramático a negocios aparentemente sólidos.

    Estas certezas creo que están afectando a la forma de especular. Para que el dinero sirva de algo hay que usarlo, pero hay muchas compañías poderosas que no tienen nada claro de donde colocar ese dineral que les quema en los bolsillos. Creo que son conscientes de que necesitan evitar un tipo de amenazas totalmente desconocidas.

    Cuando los médicos no ofrecen una solución para una grave enfermedad, los pacientes buscan soluciones poco lógicas y poco sensatas en la medicina alternativa ante la certeza de que no hacer nada supone la propia muerte.

    No todas las decisiones han de tener una motivación lógica y sensata.

  • #012
    Terricola - 25 diciembre 2014 - 15:38

    Según elblogsalmón.com, el valor de mercado de un usuario es el siguiente:

    Whatsup, 42 USD
    Instagram, 23 USD
    Linkedin, 88 USD
    Twitter, 115 USD
    Facebook, 153 USD

    Ahora bien,

    ¿Alguien sabría explicar que se entiende por ‘usuario’?

    ¿Un usuario es un señor o una señora que en un momento dado simplemente se registró o dió de alta en alguno de esos portales?

    ¿Independientemente de lo que posteriormente haya visitado o usado dicho portal?

    ¿Cuentan como ‘usuarios’ los visitantes, asiduos o no, a un portal aunque no se hayan registrado o dado de alta en el mismo?

    En definitiva, ¿que criterios o requisitos se deben reunir para que una determinada persona sea considerada ‘usuario’?

  • #013
    Xaquín - 26 diciembre 2014 - 02:32

    Me gusta mucho la pregunta final «de que hablamos o escribimos realmente?» Porque yo sigo pensando que se habla o se escribe mucho virtualmente…

  • #014
    edan_fan - 26 diciembre 2014 - 17:09

    Enrique, tu post se resume en una frase que viene que «ni al pelo».
    ¿Estamos locos o qué?.

    Felices Fiestas.

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