Los interesantes dilemas del coche autónomo

IMAGE: Julien Tromeur - Pixabay

Un artículo en MIT Tech Review, «It will soon be easy for self-driving cars to hide in plain sight. We shouldn’t let them«, detalla cómo los vehículos autónomos, cada vez más habituales en ciudades como San Francisco, comienzan a ser cada vez más difíciles de identificar como tales: la tecnología permite que sus sensores y cámaras tengan dimensiones cada vez más reducidas o que se escondan tras elementos del vehículo como la rejilla delantera, los retrovisores, etc., y generan situaciones curiosas cuando, por ejemplo, un policía pretende parar a un vehículo autónomo que circula sin luces y que no parece aceptar la autoridad demasiado bien.

Los dilemas asociados con los vehículos autónomos hace ya mucho tiempo que no son el trasnochado y cansino «dilema del tranvía» (no, nadie tiene que programar un algoritmo para que decida si mata a su conductor o a un peatón, por dios… esas situaciones dicotómicas, simplemente, no se producen jamás, y menos con la fiabilidad que incorpora un vehículo autónomo), sino otros mucho más interesantes.

Por ejemplo: ¿debemos etiquetar a los vehículos autónomos para que se sepa perfectamente que lo son? Las respuestas a esa pregunta son, cuando menos, interesantes: si preguntamos a ciudadanos normales, todo indica que sí, y de hecho, los vehículos autónomos actuales circulan etiquetados como tales, aunque se debe fundamentalmente a una mera cuestión de marketing, a que las compañías que los ponen en circulación puedan presumir de su tecnología. Pero en una encuesta a 4,800 británicos, hasta el 87% de ellos respondieron de manera afirmativa a la necesidad de identificar convenientemente a los vehículos autónomos, con tan solo un 4% que contesto negativamente, y el resto que no están seguros. Pero si preguntamos a un grupo más pequeño de expertos en la materia, las respuestas son mucho menos claras: un 44% opina que sí, que deberían estar claramente etiquetados, y un 28% que no, con argumentos interesantes por ambas partes.

¿Qué cuestiones son esgrimidas para pedir el etiquetado inequívoco? Básicamente, que un vehículo autónomo es un robot, y que los humanos tenemos algún tipo de «derecho» a saber si estamos interactuando con un robot, del mismo modo que sabemos cuándo un vehículo está siendo conducido por un conductor inexperto o en proceso de aprendizaje.

En contra, los argumentos tienen en cuenta la naturaleza humana: un vehículo etiquetado como autónomo será, con toda probabilidad, objeto de abusos por parte de conductores humanos que se dedicarán, por todo tipo de razones, a confiar que sus sensores detectarán una maniobra brusca y les cederán el paso, o por peatones que cruzarán confiando que el vehículo autónomo los detectará y se detendrá. Por otro lado, debemos tener en cuenta los ciclos de la tecnología, y cómo lo que al principio de su desarrollo nos parece sorprendente o incluso inquietante, termina convirtiéndose en un elemento normal de la vida cotidiana. ¿Imaginamos un ascensor que advirtiese con una brillante etiqueta su condición de vehículo no tripulado y sin ascensorista? ¿O que cuando volamos, un piloto nos advirtiese cuando el piloto ha pasado de control manual a piloto automático?

¿Cómo evolucionará la tecnología de conducción autónoma? Como no puede ser de otra manera, los vehículos autónomos conducirán mucho mejor que los conductores humanos, y es incluso muy probable que lo hagan ya. En esas condiciones, cada vehículo autónomo que añadimos al sistema genera automáticamente una mejora en la calidad del mismo, y no es en absoluto necesario que los conductores humanos sepan si el vehículo que tienen delante, detrás o a su lado está siendo conducido de forma autónoma o no, más que para que intenten aprovecharse de la mayor fiabilidad de sus sensores, o de sus reacciones y reflejos más rápidos que los humanos.

Dedicarnos a etiquetarlos de manera inequívoca es, simplemente, pretender una transparencia que resulta no solo completamente innecesaria, sino además, potencialmente peligrosa. La discusión me recuerda a las interacciones telefónicas con asistentes robóticos, y cómo se esgrimió la supuesta «necesidad» de que el interlocutor supiese que estaba hablando con un asistente robótico, cuando en la práctica, eso era prácticamente imposible de detectar y completamente innecesario. ¿Qué ganamos advirtiéndolo? Simplemente, que el gracioso de turno se dedique a poner a prueba al robot en lugar de completar la transacción de manera eficiente.

Dejemos a los robots tranquilos que hagan su trabajo de la mejor manera posible, y pongamos bajo control a quienes realmente necesitan un control: a los humanos. En no muchos años, la conducción será rutinariamente autónoma, y lo que nos encontraremos será con un aviso cuando algún conductor humano decida, por la razón que sea, tomar el control manual de su vehículo.


This article is also available in English on my Medium page, «Let’s leave autonomous cars in peace to do their job»

7 comentarios

  • #001
    Xaquín - 14 mayo 2022 - 16:30

    La excelente reflexión me lleva a parafrasear el título del mago Dick… «cuando los algoritmos podrán dejar de soñar con seres humanos no eléctricos»…

  • #002
    KOLDO SARRIA - 14 mayo 2022 - 16:56

    “Debemos tener en cuenta los ciclos de la tecnología, y cómo lo que al principio de su desarrollo nos parece sorprendente o incluso inquietante, termina convirtiéndose en un elemento normal de la vida cotidiana.”

    “Dejemos a los robots tranquilos que hagan su trabajo de la mejor manera posible, y pongamos bajo control a quienes realmente necesitan un control: a los humanos.”

    Cuando dos frases resumen a la perfección el meollo de la cuestión, no hay mucho más que añadir.

    Añadiría solo que las inercias de todo tipo que arrastramos (psicológicas, conductuales, culturales…) nos limitan extraordinariamente y suponen un constante freno que dificulta que la tecnología ya madura facilite nuestras vidas y las haga más cómodas y seguras.

    Sencillamente nuestros entramados sociales (jurídicos, económicos, laborales…) no están a la altura ni son capaces de acompañar el avance de la tecnología y sus soluciones ya maduras o en avanzado estado de madurez. Una parte de nosotros (la más conservadora y segurola) frena a la otra (la más audaz e innovadora), haciendo que las cosas avancen mucho más lentamente de lo que podrían hacerlo.

    Si no fuera así, no sería necesario ir dosificando y metiendo con cuentagotas los nuevos conceptos en la cabeza de la gente, de natural temerosa y asustadiza. Para ilustrarlo, nada mejor que recordar lo que decían los médicos (nada menos) sobre las perniciosas consecuencias de viajar en tren, cuando éste apareció en el siglo XIX.

  • #003
    Gorki - 14 mayo 2022 - 18:35

    Creo que deberemos preocuparnos en resolver este problema, cuando realmente sea problema, De momento, los contados vehículos autónomos que circulan por muy determinados lugares, se les reconoce sin dificultad y no hay pruebas que se hayan producido vandalismos contra ellos.

  • #004
    Victor - 14 mayo 2022 - 19:33

    Yo soy motero. Voy tranquilamente conduciendo mi moto y un abuelo se pone a cruzar por donde le sale de los c… Le pitas y hace ademán de medio correr, levanta la vista, ve que es una moto… y vuelve a su velocidad normal, sabe que el de la moto no se lo va a llevar puesto por la cuenta que le trae. Pues lo mismo ocurrirá con los autónomos. PD: Y si no te amenaza con la gayata ni bien ni mal.

  • #005
    Lua - 14 mayo 2022 - 20:39

    De la misma manera que un recien estrenado carnet debe llevar su «L» correspondiente (y que cualquier ciclo, en forma de bici o patinete, deberia ser identificable por una matricula), al menos, por el momento, cualquier vehiculo autonomo deberia cumplir las mismas condiciones…

    Cuando su proliferacion equipare a los «manuales», igual lo volvemos a discutir…

  • #006
    Pepe Pérez - 14 mayo 2022 - 20:44

    Progresa lentamente.

  • #007
    aitor menta - 15 mayo 2022 - 15:21

    Si un vehículo autónomo no es capaz de encender automáticamente las luces, que lo hacen hasta los utilitarios más simples, no dan mucha confianza sobre el resto de funciones robotizasas.

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