Sobre el aprendizaje y la memoria

¿Merece la pena memorizar algo con tanta tecnología? - El País

Sergio C. Fanjul, de El País, me envió algunas preguntas por correo electrónico sobre un tema que me apasiona, el modelo de aprendizaje y el uso (y abuso) de la memoria, para documentar un artículo que publicó ayer, en el que ha citado algunos de mis comentarios, titulado «¿Merece la pena memorizar algo con tanta tecnología?» (pdf).

El tema es complejo, pero sobre todo, difícil de explicar. Por alguna razón, en cuanto intentas explicarle a alguien que la memoria es la capacidad de la que más se ha abusado en el modelo de aprendizaje y que memorizar más cosas no te convierte en más culto ni en más inteligente, automáticamente piensa que le estás intentando vender una sociedad de ignorantes que no saben nada y que todo lo tienen que buscar en Google, una imagen que siempre me hace dudar precisamente de la inteligencia de quien la evoca. ¿Quién demonios querría una sociedad así, si no fuese un dictador para pretender manipularla a su antojo?

La sola idea es absurda, y obviamente, no tienen nada que ver con el nuevo modelo de aprendizaje que defiendo, en el que la memoria se utiliza, pero de manera natural: se memoriza lo que se usa habitualmente, lo que tiene mucho valor saberse sin necesidad de buscarlo, y lo que has visto más recientemente. Ese algoritmo RFV (RecencyFrequencyValue) es el que permite que la memoria funcione de manera óptima, no la barbaridad de ponerse delante de unos apuntes y aprendérselos a base de reiteración, algo aburrido y que no aporta nada al proceso. La clave está en conseguir que la memorización se dé por el uso, por la práctica, por la atribución de valor, no porque alguien te vaya a medir en función de cómo de fidedignamente te has aprendido las páginas de un libro. El valor de la metodología, además, está en que ese aprendizaje se haga además de manera interesante, entretenida e indolora: el mito de que «para aprender hay que sufrir» es una estupidez creada por masoquistas. Podemos – y debemos – hacerlo mucho mejor.

A continuación, el texto completo de las preguntas y respuestas que crucé con Sergio:

P. ¿Qué ventajas tiene tener la mayor parte del conocimiento del mundo a golpe de click? Supongo que influirá en muchos campos, del educativo, al profesional, y a la forma de relacionarnos con el mundo.

R. Tener la mayor parte de la información del mundo a golpe de clic implica, claramente, que el énfasis debe pasar de la memorización al saber cómo buscar de manera eficiente. El problema, en este momento, es que demasiada gente busca y se queda con el primer resultado que les aparece, que no saben diferenciar siquiera publicidad de resultados genuinos, o que son incapaces de entender que por el hecho de haber hecho clic en una serie de resultados anteriores, su buscador los ha caracterizado y los ha encerrado en una cámara de eco que les refuerza sus sesgos y sus creencias, y evita exponerles a otro tipo de resultados. El problema (y la solución) está en la educación: durante demasiado tiempo hemos creído que debíamos incorporar la tecnología a la enseñanza de manera vertical, como una ciencia más, cuando lo que debíamos hacer era incorporarla de manera horizontal, a todas las disciplinas, y enseñarlo todo en un soporte digital. El mayor error se llama libro de texto, la representación de una filosofía caduca que hacía creer al alumno que todo lo que necesitaba saber estaba en él, en lugar de invitarle a aprovechar la tecnología y buscar más respuestas. A partir de ahí, entender los problemas que tenemos ahora con las fake news y la manipulación es sumamente sencillo, como también lo es lo que tenemos que hacer si queremos prevenirlo en un futuro.


P. ¿Debemos desterrar el aprendizaje memorístico, la erudición, el almacenaje de datos en nuestro cerebro para descansar en la tecnología o también ese almacenaje tiene su valor?

R. La memoria es un algoritmo: memorizamos de manera natural aquello que hemos visto más recientemente, lo que vemos más frecuentemente, o a lo que otorgamos más valor. Ese algoritmo RFV (Reciente, Frecuente, Valioso) es lo que nos lleva a memorizar algunas cosas y no otras. Una persona sabia o erudita en un tema lo es porque ha memorizado muchos conceptos y su relación, pero no necesariamente porque los ha estudiado para aprendérselos de memoria (algo fundamentalmente absurdo, además de aburridísimo), sino porque los ha manejado mucho. Aprendemos y memorizamos aquello que manejamos habitualmente, y eso tiene un valor muy elevado, porque a los conocimientos y conceptos, incorpora la experiencia. Es la diferenciación que siempre hemos hecho entre alguien que había estudiado mucho frente a alguien que sabía lo que sabía gracias a la experiencia. La educación debería ser un proceso que permitiese cimentar la memoria en la experiencia, que enseñase haciendo, no repitiendo una lectura muchísimas veces o tomando apuntes. No se trata de no estudiar, sino de estudiar de otra manera, mediante la experiencia directa, mediante estímulos de diversos tipos, en lugar de hacer un reduccionismo salvaje del tipo «la letra con sangre entra».


P. ¿Cómo es la forma actual y futura de relacionarse con la información, si no está tan relacionada con la memorización?

R. Una persona maneja mejor la información cuando más la sitúa en un contexto, y la mejor manera de construir contextos es navegando en esa información, viendo todo lo que la rodea, cómo se organiza, quién dice qué, etc. Por eso mismo, la experiencia ya pre-digerida de un libro de texto resulta mucho más empobrecedora que la oportunidad de buscar – tras el adecuado proceso de enseñar a buscar – y obtener una visión completa. Si el proceso de obtener la información adecuada, discutirla, etc se convierte en la primera fase del aprendizaje, se llega al momento de utilizar esa información con un cierto nivel del conocimiento y del contexto que le rodea, sus dependencias y relaciones… y eso permite diseñar el aprendizaje en torno a experiencias prácticas, al manejo real de los conceptos, a la discusión, al role-playing, al método del caso y a muchas otras posibilidades. Con el nivel tecnológico actual, una persona no debería tener nunca que leerse veinte veces unos apuntes de historia, sino que debería poder «meterse» en la historia, ver películas, discutir, entender el contexto de cada hecho histórico, etc. ¿Las matemáticas? Es obvio que hay que entenderlas, y que buscar en la red las distintas maneras en las que se explican es un proceso que tiene, en sí, un gran valor, y que facilita su uso posterior en ejercicios. Ese tipo de reinvención debe hacerse con cada asignatura, con cada temario, con cada metodología: enviar a un alumno ya adiestrado en la búsqueda a aprender por su cuenta, antes de dárselo todo masticado en unos apuntes o en un libro y pretender que lo memorice. No memorizar no nos convierte en ignorantes, porque lo que se memoriza para simplemente pasar un examen tiende a olvidarse muy rápido, mientras que lo que se aprende de manera práctica suele persistir mucho más tiempo.


This article is also available in English on my Medium page, «Learning in internet times…«


19 comentarios

  • #001
    sin censura - 26 noviembre 2020 - 15:46

    Percibo un mensaje menos radical con respecto a otros artículos sobre el mismo tema, incluso podría estar de acuerdo en todo salvo «la pequeña demonización» al libro de texto, que en cierto punto puedo entender tu argumento.

    Algún comentario:

    1. Tengo algunos libros muy básicos y antiguos de la editorial Bruño heredados, geometría, aritmética, trigonometría etc que cuando estaba en EGB me encantaba leerlos por diversión. Luego poco a poco ves esas materias.

    Pero no uno de esos que se suponen que eran válidos para todas las asignaturas de varios años de primaria. Pues eso que reeditan creo que se llamaba «Enciclopedia Alvarez» y la hojeo en una librería. El chasco fue tremendo. ¿Durante cuatro o cinco años? eran lo que MEMORIZABAN y aprendían los críos ¿?. Un contenido ínfimo, a años luz de los libros «de texto» actuales. Que además muchos tienen actividades auxiliares de búsqueda de información externa ( no hay que demonizar tanto los actuales)

    2. Otra la falsa demonización de que internet nos hace más tontos por buscar la información. No el que viene tonto de serie seguirá siéndolo. Google te permite acceder a mucha información de forma cómoda en web como wikipedia o similares. Además tienes apuntes, videos explicativos, etc. Lo que sucede que el que no sabe buscar cree que no hay nada…

    La pega real es que «haya mucha información» no significa que eso se convierta en «conocimiento» en el alumno, muchas veces el exceso de información lo que hace es meter mucho «ruido» al proceso de aprendizaje. No es lo mismo aprender con 3, 5, 9, 12 o 15 años. Sin echar mano a Piaget está claro que hay distintas necesidades en cada etapa infantil.

    3. Por otro lado la memoria hay que ejercitarla, y de hecho un chaval que se ha bregado buscando información va a recordar al poner en práctica el proceso de «buscarse la vida» en la jungla de internet, igual que un habitante de la selva amazónica reconoce las plantas, los árboles,… adaptación al medio

    4. Si hay que ser crítico en 2020, no es por exceso de usar la memoria, sino por defecto. El uso de rotas memorísticas nunca fue una solución elegante al problema de como memorizar gran cantidad de datos. Dejando aparte del ¿para qué?.Sería interesante hablar sobre como han evolucionado las personas a la hora de memorizar (el cómo) y la cantidad de datos por unidad de tiempo que son capaces almacenar en la MLP por ejemplo vocabulario extranjero por semana.

    5. Y finalmente como mera gimnasia lúdica, ¿Cuántos números somos capaces de almacenar en 1 minuto? ¿Cuánto tiempo somos capaces de recordar ese aprendizaje?

    Hay una app de Android que tiene el nombre de «Números» (de Masters of Memory) que es tan simple como que te presentan durante unos segundos (p.ej.20) una ristra de números aleatorios (por ejemplo 10 dígitos y el reto es recordarlos en el mismo orden y cada vez en menos tiempo y más dígitos.
    y tienes que retarte a ti mismo.

    ¿Es eso malgastar la memoria o sirve para ejercitarla?

    • Lua65 - 26 noviembre 2020 - 18:06

      No te quito razon, ya para empezar…

      En mi casa, habian 3 enciclopedias, una Espasa/Calpe, una Sopena (de mi abuelo, antigua pero con aquellos dibujos litografiados) y un Monitor de Salvat.

      Uno de mis entretenimientos, era coger un tomo y leermelo, de pequeño solo miraba los dibujos, pero luego ya, las descripciones de las palabras. Memorizar, no memorize nada, pero esas cosas «se quedan»…

      Y un buen dia, hablando con quien sea (laboral, personal) sale el tema y como minimo, puedes «hablar» de ello (quizas no desarrollarlo).

      Me sorprendio no hace mucho, en que para determinado curso que iba a hacer, me hicieron una especie de test… Valgame dios, las dos ultimas preguntas, eran ecuaciones. En casi 40 años de vida laboral, las he utilizado entre uno y cero. Digamos que mi «memoria» aunque en este caso era sobre una experiencia negativa (odiaba las ecuaciones, y las matrices y los limites y…) me llevo a resolverlas.

      Pero sufri, lo reconozco. Y ahi es donde quiero ir… quizas nos hemos acostumbrado (los que venimos de antiguo y no digamos las nuevas generaciones) a sacar la informacion al momento (internet), el calculo (calculadora), etc…

      Yo no se si eso, esta provocando un «receso» en nuestra evolucion, pero se le parece…

      • sin censura - 26 noviembre 2020 - 19:08

        Esa afición a la enciclopedia también la tenía… y hoy en día el equivalente es cualquier cosa que veo que me interesa, verlo en la wiki… al final es un entretenimiento como al que le gustan los videojuegos. Lo de hacer ecuaciones, ufff mira que se olvidan cosas,… y no podemos beber del río de Mnemosyne NO OLVIDEMOS que está en el Hades… y cuanto más lejos de allí mejor !

        Cuando estaba estudiando EDOs saqué de la biblioteca un libro de los 50s sobre el tema, de Puig Adam creo. Que diferencia con la «m» que teníamos de «libro» comprado en publicaciones… todo degenera. O los libros de la Editorial MIR todo condensado que no cabía más conocimiento por cm2. Ahora mucho google mucho internet pero para lo que sirve es para localizar en PDF esas joyas !!! y en informática? El libro de C de Kernighan & Ritchie, otra joyita…

        Una vez leí que una persona que hubiera vivido en el renacimiento era más inteligente que una actual, y si es de la América profunda no hay color ;-)))

  • #004
    Gorki - 26 noviembre 2020 - 16:29

    Cuanto me gustaría que tuvieras razón, porque siempre he tenido mala memoria. Pero por desgracia, es la memoria lo que mas he tenido que utilizar en mi trabajo de programador primero y analista informático después.

    Yo he llegado a la conclusión, que la memoria es similar a la ROM del ordenador y la inteligencia es la RAM, Un ordenador no puede funcionar si le falta una de las dos tipos de memoria, precisa las dos, pero no en la misma proporción,

    Cuanto mas memoria RAM tengas. mejor que mejor, Pero un ordenador actual, puede tener 32 Gigas de RAM, pero tienes 1 Tera de ROM, pese a que puede acudir a Wikipedia a buscar cualquier dato.
    .

    • Pedro - 26 noviembre 2020 - 16:45

      Mejor dejemos la «inteligencia» para otro día.

      La memoria es la RAM y nuestra biblioteca la ROM. Ahora con Internet no necesitamos ni teras ni bibliotecas.

      Lo anormal sería pretender que la RAM sea la ROM, es decir, que nos memoricemos la wikipedia…

      • Lua65 - 26 noviembre 2020 - 17:45

        +1…. XDD

    • Lua65 - 26 noviembre 2020 - 17:44

      Chico… lo de haber sido analista… XDDD
      Ya que quieres hacer un simil:

      La ROM, seria tu instinto primario, el que te permite vivir, te hace comer, respirar y hasta procrearte…

      La RAM, siempre y cuando no te de por apagar la maquina, seria todo eso que almacenas para que gracias a lo primario de tu ROM, puedas procesar el resto de acciones…

      Si quieres «almacenar y procesar» y no perder ese conocimiento, ya deberias estar hablando de EPROM y EEPROM…

      Ya lo de discos duros, mecanicos o SSD lo dejamos para mañana… XDDD

      No quiero pensar en el precio de un ordenador con 1Tb de ROM…. XDDD

      • sin censura - 26 noviembre 2020 - 18:06

        Es más sencillo,

        La memoria para los griegos clásicos era una titánide llamada Mnemosyne que habitaba en el Hades, hija de Cronos, que podía recordarlo todo desde el origen de los tiempos. Era un río que si bebías de sus aguas podías recordarlo todo. Su opuesto era Leteo, que era un río que si bebías sus aguas provocaba un olvido completo.

        Ya los antiguos veían de forma mitológica el antagonismo entre la memoria y el olvido. Vamos como los pimientos de Padrón, que unas cosas se recuerdan y otras no…

        • Lua65 - 26 noviembre 2020 - 18:09

          XDDDD

      • mhyst - 26 noviembre 2020 - 23:02

        ROM es solo Read Only Memory. EPROM y EEPROM son dos tecnologías de ROM. Además sucede que la información almacenada en una ROM no se borra cuando dejas de suministrarle electricidad. Lo que tú identificabas como ROM es el firmware, que mantiene los datos de su configuración almacenados en una ROM (el SETUP). Entonces los instintos son el firmware, jejeje. Normalmente los datos que no queremos perder se almacenarían en una unidad de almacenamiento externo, ya sea un disco físico (HDD) o un disco de estado sólido (SSD). jejeje

  • #011
    Pedro - 26 noviembre 2020 - 16:39

    La memoria es la inteligencia de los tontos.
    Albert Einstein

    Me preocupa y trabajo mucho la memoria.

    ¿Quién demonios querría una sociedad así, si no fuese un dictador para pretender manipularla a su antojo?

    ¿Un presidente de los Estados Unidos? ¿Como explicas que surja Trump y la postverdad en un entorno de conocimiento, prosperidad y libertad?

    Estamos rodeados de relativismo moral y ni la educación ni el conocimiento lo cambian.

  • #012
    Xaquín - 26 noviembre 2020 - 17:23

    Una autora muy actual (Irene Vallejo) nos refresca en su último libro algo que tenemos olvidado (o no sabido). Que los poetas de la Grecia Clásica se aprendían de memoria a Homero, para recitarlos por los caminos del mundo griego. No los chapaban, los memorizaban (haciendo circuitos neuronales eficientes) por un simple interés y por un complejo disfrute, con una historia que se hacia adictiva, tan pronto como te «metieras» dentro de ella. A fin de cuentas iban a vivir de su buen recitado.

    Y también aclara que se aprendía a leer con esas lecturas. Se supone que con menos diversión (dada la edad del alumnado) y con más ayuda del palo de lo que sería conveniente. Ya entonces pensaban mucho, pero también «actuaban» demasiado ( los «educadores» griegos).

    Teniendo en cuenta que los infantes eran como esclavos, dudo mucho que no sufrieran cierto tipo de acoso escolar en modo «pedagógico».

    Lo que tengo muy claro, que el apredizaje de la Odisea por parte de un aedo y el aprendizaje de «diez cañones por banda» y similares en la escuela tradicional (básicamente desde el medievo hasta la actualidad más actual), no es precisamente practicar la memoria y si el almacenamiento semiorganizado de datos de dudosa recuperación. Chapar viene a ser algo así como usar la RAM y la ROM de un ordenador en plan «botellón adolescente».

    Porque no se necesita citar por enésima vez la famosa y anquilosada lista de los Reye Godos o las fechas de «determinadas batallitas». Chapar no es eficiente como medio de conocimiento duradero, ni para almacenar la lista de la compra.

    La memoria humana es algo demasiado perfecto como para asimilarla a un tedioso trabajo de poner los codos sobre un pupitre, mientras la cotrosa mental de turno (llamada profesora o incluso pedagoga) nos mira con ganas de mostrar el funcionamiento pendular de una regla en nuestra cabeza.

    Resulta curioso que hasta los átomos (dato by yutubero) demuestren tener algo como memoria, cuando el ser humano tanto gusta de confundir el rábano con sus hojas.

    En fin, que lo de los poetas griegos era memorizar, lo de mi época escolar (incluida la universidad) era chapar en casi un 90%.

  • #013
    de rocha - 26 noviembre 2020 - 18:00

    Es este un tema interesante y complejo al mismo tiempo.
    Hemos heredado, sobre todo los que ya peinamos canas, unos sistemas de aprendizaje memorísticos. En muchos procesos selectivos públicos, como las oposiciones, siguen teniendo un valor indiscutible. No podemos negarlo. Estos métodos de selección priman hoy día la capacidad de almacenar datos en la memoria y, a continuación, transcribirlos en unos papeles.
    Otra cosa bien distinta sería discutir cómo formar a las personas que en un futuro próximo deben tomar las riendas de un país, en las distintas funciones, tareas, responsabilidades, puestos, etc. Y, en consecuencia, hacer una reflexión en profundidad de las necesidades formativas que necesita ese país, en nuestro caso España, para conseguir ser una referencia en la creación de riqueza, en la generación de tecnología, en el desarrollo de la ciencia…, que es, creo yo, a lo que deberíamos de aspirar.
    A este respecto, hay un vídeo, que recomiendo ver, en YouTube de Alfredo Pérez Rubalcaba, como sabemos ya fallecido, en el que comentaba en un aula a unos jóvenes aspectos muy interesantes. Él consideraba que la educación en aquel momento en España formaba bien para la selección en la Administración Pública pero formaba mal para desempeñar puestos en la empresa privada. Y que habían sido varios los empresarios que se lo habían hecho saber.
    De alguna manera, Rubalcaba asumía su responsabilidad por no haber tenido en cuenta este hecho, allá a principios de los años noventa, cuando era Ministro de Educación para enfocar de otra forma la formación del profesorado en la LOGSE.
    Han pasado muchos años desde entonces y no parece que las cosas hayan cambiado. Las distintas leyes de educación que vinieron después, y que fueron alternándose según cambiaban los sucesivos gobiernos de distinto color político, tampoco han tenido en cuenta esas necesidades educativas. Y en esta última Ley Celaá, me temo que seguimos con las mismas intenciones.
    Venimos de una tradición, del siglo pasado y del régimen anterior, en la que para hacer carrera profesional había que ser funcionario público. De hecho en España, a lo largo de todos estos años, se hizo célebre la frase de que «las oposiciones son nuestra segunda fiesta nacional». Por cierto, expresión que unos atribuyen a Ortega y Gasset, otros a Gregorio Marañon…, pero que expresa muy bien la manera de pensar de aquellas épocas pasadas que han llegado a nuestros tiempos.
    Sinceramente, creo que debemos pasar página. Tenemos buenos funcionarios públicos porque, a pesar de todo, de la cantidad puede salir la calidad. Y además son muy necesarios. Pero para el sector privado de la economía necesitamos otras competencias y otras habilidades profesionales, que es, en el fondo, a lo que se refiere Enrique en este artículo.
    Como última reflexión, no olvidemos que el sustento económico de un país, los funcionarios, las pensiones, la educación pública, la sanidad…, lo financia en gran parte el sector privado de nuestra maltrecha economía.

  • #014
    mhyst - 26 noviembre 2020 - 22:31

    En efecto, aprender a buscar. Para ello hay que ir más allá de lo que la gente suele hacer. Google en el pasado tenía muchísimas palabras clave y sintaxis que permitía unas búsquedas de la leche. Algunos de estos comandos aún funcionan y se pueden encontrar por ahí listados. Para los escépticos, os voy a dar un ejemplo que puede seros muy útil. Probad esto en google:

    +index+of/ +parent-directory mozart

    En realidad eso puede considerarse un truco que tiene en cuenta cómo se muestran ciertas coas en un servidor web. Permite buscar listados de ficheros accesibles, aunque hoy hay mucho listado falso, pero fijo que sacáis más de uno.

    Aunque eso solo es una parte. Para aprender a buscar, como con cualquier ciencia, hay que hacerlo sistemáticamente. Con una preparación, unas búsquedas iniciales, tomando nota procurando no distraerse con el ruido, y luego hay que ir refinando.

    Yo tuve la inmensa suerte de conocer a fravia+ y su web que empezó siendo un tratado de cracking para después cerca del año 2000 centrarse en el conocimiento de la búsqueda en Internet. La web ya no existe, aunque hay copias por ahí. Un ejemplo de su trabajo que me parece que viene muy al caso de este artículo de Enrique es este:

    https://web.maths.unsw.edu.au/~lafaye/www.searchlores.org/evaluate.htm

    Merece leerse y desde luego para lo que nos ocupa hoy es esclarecedor.

  • #015
    Javier Lux - 26 noviembre 2020 - 22:49

    El colmo de la estupidez de la memorización es la oposición. Y este país es de lo peor y donde más enquistado está ese atraso que es la plaza fija de por vida por oposición.

    Por ejemplo. El MIR de los médico. Memorizar toneladas de texto de áreas que jamás tocarás como profesional, y que seguramente no podrás escoger la especialidad que deseas.

    Oposiciones de Jueces, Notarios…etc…. Memorizar leyes y además recitarlos, palabra por palabra, es la manera que el sistema usa para ser un buen juez o notario. Un sinsentido.

    RIDICULO totalmente.

    Lamentablemente ningún político se atreverá a cambiar ese modelo que en otros países más avanzados no se da tan masivamente como aquí. En USA, los países nórdicos, las plazas en entidades públicas se dan por concurso, con un tribunal que entrevista, hace preguntas y tiene en cuenta la experiencia del candidato. Ese tribunal justifica por escrito su elección y registra los votos particulares. Al candidato se le hace normalmente un contrato de 3 a 5 años y se le revalúa a su término. Por cierto muchos políticos son funcionarios en excedencia

    • sin censura - 27 noviembre 2020 - 12:54

      Javier Lux

      El aprender a montar en bici es un puro ejercicio de memoria.
      Cuando una persona habla su lengua madre, básicamente lo que hacemos es usar el cerebro para activar recuerdos semánticos, sintácticos, fonológicos y su uso sigue el patrón del algoritmo RFV citado por Enrique.

      Lo que no estás de acuerdo es «forzar» en la memorización de una serie de conceptos (sea para el MIR, oposición o aprenderte la guía de teléfonos) básicamente porque no se le ve la utilidad y por otro lado porque se intuye que supone un esfuerzo en principio no voluntario pero que las personas se ven obligadas a realizar por la consecución de algún título o alguna práctica.

      Bueno pues habrá que buscar derivadas

      a) La primera derivada es pensar que igual a alguna persona no le parece algo a cambiar. Y que opine que es el mejor método para poder realizar un diagnóstico, una sentencia judicial,… por tanto si hay un número de personas que no reniegan de tener que ejercitar su memoria, para ellos no hay problema. Y simplemente se trata de una queja de personas que no quieren pasar por ese esfuerzo.

      b) Otra derivada es que normalmente las personas se quejan de la tarea de memorizar, suelen quejarse porque les supone un esfuerzo intelectual y una inversión en tiempo. Dicho esto, podemos pensar que igual que yo no me puedo dedicar a ser tenor de ópera o a bailarina sexy de pole, habrá personas que no pueden ser médicos, jueces o ingenieros, y existen profesiones muy decentes como peluqueros, cuidadores de ancianos, auxiliares en general o incluso pintores de brocha fina o gorda, o influencer que no tienen porque usar una memoria de forma tan estresante. En este caso lo que se debe colegir es que hay una mala orientación profesional de base. Igual un ciclista profesional debe correr etapas de más de 5 horas, un militar debe hacer maniobras, un médico se le exige que tenga una base en la cabeza para poder diagnosticar o transferir a un especialista, vamos hacer el triaje que de él se les espera.

      Dejo sin comentar el cómo, siempre nos quedamos en las hojas del puerro del para que… una pena que no demos de más en los comentarios.

  • #017
    Juan T. - 27 noviembre 2020 - 10:00

    La memoria es un almacén de datos y eso ya lo hace infinitamente mejor un ordenador que un humano.

    Luego tenemos la creatividad que es como extraer y relacionar información relevante de ese almacén para cumplir un objetivo.

    Eso ya no lo hacen las maquinas tan bien aunque en poco tiempo también lo harán mejor.

    Por eso la educación tiene que estar basada en formar en el criterio de como conseguir información relevante , primero, y en como utilizarla de manera creativa después.

    Y por último , crear habilidades sociales para trabajar en grupo.

    Eso ya se está utilizando en colegios que trabajan por proyectos en los que el profesor es un coordinador y facilitador.

    Y visto que con la AI ya no siquiera se va a necesitar eso, es mejor que la educación sirva sobre todo para que en el futuro no haya ciudadanos que boicoteen con su voto y su ignorancia un futuro viable para todos.

  • #018
    Mauricio - 30 noviembre 2020 - 19:04

    Olga, cuando hago referencia al libro de texto, en realidad estoy criticando algunas afirmaciones que ha hecho Enrique sobre el mismo, como por ejemplo la que escribió hace algunos días en la entrada titulada Sobre el aprendizaje y la memoria, en la que entre otras cosas decía:

    «El mayor error se llama libro de texto, la representación de una filosofía caduca que hacía creer al alumno que todo lo que necesitaba saber estaba en él, en lugar de invitarle a aprovechar la tecnología y buscar más respuestas.»

    Critico el que meta a todos los libros de texto en el mismo saco cuando, en realidad, los hay excelentes, buenos, mediocres, malos y pésimos, y el uso que el docente haga de ellos puede abarcar también todo este rango de calificativos. Yo mismo he dado clases deliberadamente con un libro de texto malo, que resultaba excelente para aprender a través del análisis de sus errores y carencias, transformándose en un magnífico incentivo para encontrar la respuesta correcta o para buscar información adicional relevante.

    La mochila de 7 kg es un verdadero problema que los maestros y la escuela deben solucionar. Mi hija tiene dentro de su aula su propia casilla donde puede dejar los libros que no necesita para hacer sus tareas. Además, solo les envían deberes los martes, miércoles y jueves y algunos pueden hacerlos en la propia escuela.

    En cuanto a lo digital, es claro que se trata de un mundo mágico al que los alumnos deben acceder para explorarlo a fondo, de la misma manera que deben hacerlo con la biblioteca, el zoológico, el jardín botánico, el bosque, la granja, los museos, las calles de su ciudad, etc.

    Los libros de texto digitales suelen ser un desastre y es claro que para cada soporte hay que encontrar una ruta didáctica adecuada. Y si hablamos de libros de texto en papel de gran calidad, los alemanes Tobi, de iniciación a la lectura, y Fredo, de iniciación a las matemáticas, entre otros, me han dejado favorablemente sorprendido.

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