El problema de creer que las apps chinas pueden crecer fuera de China

IMAGE: Julien Tromeur - Pixabay (CC0)

El ciudadano occidental medio suele ignorar la gran mayoría de las cosas que suceden en el mercado chino en general. Los usuarios de apps como TikTok tal vez sepan que la app que usan es de origen chino, pero a menudo, en muchos casos, ni eso. Simplemente, no les preocupa.

Y no seré yo el que defienda que antes de descargarte y utilizar una simple app debas saberlo todo sobre sus fundadores, la compañía, su nacionalidad o sobre esos términos de uso que nadie jamás se lee ni podría seguramente leerse o entender aunque pusiese todo su empeño en ello, y que constituyen como tales la mayor y más repetida mentira de toda la red, esa casilla en la que marcamos que «hemos leído y entendido los términos de uso»… pero a lo mejor, sería interesante que tuviésemos, como mínimo, una cierta cultura en ese sentido. Tal vez no para leernos esos términos de uso, pero sí para saber que hay profesionales que se los han leído y opinan esto o aquello, o que el mercado chino tiene esta serie de características. No sé, a lo mejor sería un buen detalle.

El mercado chino, además de ser enorme, es brutalmente competitivo. Tres conglomerados enormes, Alibaba, Baidu y Tencent, originalmente construidas como copias de determinados servicios en el mercado norteamericano, que tuvieron la oportunidad de crecer desmesuradamente en un mercado protegido por su gobierno, pero que hace muchísimo tiempo que abandonaron ese papel de copycats, pugnan por dominar cada segmento de ese mercado, por proponer productos cada vez más competitivos y que capturen la atención de más ciudadanos chinos, en lo que supone una rivalidad fortísima y que las obliga a mantenerse auténticamente en la cresta de la ola en cuanto a funcionalidades, usos, alianzas, etc.

La compañía propietaria de TikTok, ByteDance, fue fundada en 2012 por Zhang Yiming, y es un gigante cuyo producto principal es una app llamada Toutiao, «titulares», en la que muchos millones de chinos se informan de la actualidad todos los días, mediante algoritmos de machine learning que confeccionan el listado de noticias en el que están interesados. Todo ello, por supuesto, con la anuencia del gobierno chino, que como es bien sabido, aprecia en gran medida tener la oportunidad de saber quién de sus ciudadanos lee qué. Además, ByteDance adquirió en 2017 una compañía radicada en Shanghai, Musical.ly que tenía ya unos doscientos millones de usuarios en todo el mundo que se dedicaban frenéticamente a bailar y a hacer vídeos de lip-sync. Con esa adquisición, unida a otro producto similar de la compañía, Douyin, ByteDance creó (y exportó) la TikTok que conocemos, que se apalancó en el éxito previo de Musical.ly mientras mantenía Douyin en el mercado chino. En ese mercado, rivaliza con Kuaishou, una app similar que en otros países se denomina Snack Video, y que dentro del país tiene especial éxito fuera de las ciudades del conocido como Tier 1: Beijing, Shanghai, Guangzhou y Shenzhen.

Hasta aquí, todo muy bien, salvo un detalle: hablamos de las mismas compañías que mantienen un vínculo absolutamente servil – nada que las leyes chinas no exijan y delimiten claramente – con el gobierno chino. Las relaciones de poder son claras, y pueden verse reflejadas de manera cotidiana en la prensa del país. Cualquier información en poder de una compañía china es susceptible de ser reclamada y utilizada sin ningún tipo de límite por el gobierno del país. La vía china es claramente diferente a lo que conocemos en las democracias occidentales, el país reclama su derecho a ser diferente en ese sentido, y es lo que hay: no pidamos democracia a China, simplemente, tiene otro tipo de mentalidad, de visión política y, por supuesto, de prioridades.

Si seguimos, aunque sea tan solo a través de las noticias que el gobierno chino permite que leamos, el mercado chino, podemos ver cómo los tres gigantes rivalizan por su control. Ahora, Baidu ha lanzado Kankan, una app – por el momento simplemente un buscador – que proporciona ese tipo de vídeos cortos y pretende rivalizar con Douyin y con Kuaishou, mientras otra plataforma de vídeo cotizada en el NASDAQ norteamericano y muy popular con los millennials chinos, Bilibili, está capitalizándose con fuerza para financiar su crecimiento.

Como vemos, en China saben más de vídeos cortos y virales mucho más que en todo el resto del mundo junto. Un ecosistema fuertemente competitivo, bien financiado, con un mercado enorme en el que competir… y con una característica fundamental: una relación de poder unilateral y completamente sesgada con el gobierno chino. Si el gobierno chino quiere saber quién publica qué videos, lo sabe automáticamente. Si quiere represaliarlo de alguna manera o simplemente reducir su crédito social, puede hacerlo. Es algo natural, completamente aceptado por una sociedad que lo ve como algo que ha contribuido a su crecimiento económico, algo que no se cuestiona en modo alguno. Como decían algunos de los emprendedores chinos a los que doy clase cada año, «hace años, el gobierno tenía que pagar a muchas personas para que patrullasen las redes insertando mensajes a favor del gobierno y controlando los posibles focos de disidencia… ahora esas personas lo hacen gratis».

Ese tipo de compañías son las que, ahora, tras haber aprendido a capitalizarse fuera de China recurriendo a salidas a bolsa principalmente en los mercados norteamericanos, buscan extenderse fuera de China, siguiendo el ejemplo de TikTok. Pensándolo, tiene su lógica: si sabes más de una categoría de producto que nadie más en el mundo y puedes lanzarlo en otros mercados, ¿por qué no lo ibas a hacer? ¿Algún problema? Sí, que hablamos de las mismas compañías que mantienen esa relación que hemos comentado anteriormente con el mismo gobierno chino, que ahora se dedica, claro, a hacer bases de datos, u «Overseas Key Information Database (OKIDB)» sobre posibles datos de interés de ciudadanos prominentes o influyentes de otros países. Seguramente, nada que no hagan otros gobiernos de otros países. Pero como estas, muchas más. Normalizar el uso de información personal como parte de un control poblacional, de un sistema de vigilancia y monitorización que discurre ajeno a cualquier tipo de control, que solo responde ante sí mismo.

Ese es el problema de la competitividad china. No que el resto de países jueguen todos según las reglas, pero al menos, las tienen, las medio aceptan, y tratan de disimular cuando no las cumplen. China, simplemente, no, y además, lleva tiempo empeñada en convencernos de que su sistema es mejor. Y mientras no juegue con lo que consideramos las reglas comúnmente aceptadas, me temo que tendremos un problema. Y además, uno de muy difícil solución.


The original article was also published on Forbes, «There are apps, and then there are Chinese apps«


14 comentarios

  • #001
    Javier Figueroa - 9 octubre 2020 - 14:45
  • #002
    Gorki - 9 octubre 2020 - 14:54

    Cuando a un periodista extraordinario, Victoriano Fernandez Asis, que escribía en Pueblo, el director de periódico le dijo que escribiera un artículo sobre la Inmaculada Concepción. Cudrandose como un perfecto nazi y con el taconazo correspondiente, preguntó sibilinamente, «¿En favor, o en contra?»

    Exactamente así me encuentro ante este post, ¿Es a favor, o en contra, del sistema político Chino? o, ¿Se ha divulgado ya cultura cuántica y no es ni lo uno ni lo otro?

    Ante tanta estupefacción, solo puedo decir lo que siento.

    Prefiero el triste ejemplo de caos total, que damos en España, sin saber quién manda y en vista de lo cual saber si puedo o no salir este puente de Madrid, que el orden perfecto de China, donde todos tienen clarísimo quien manda.

    Pero mientras en Norteamérica este el frente del timón, un sicópata, prefiero que en China haya al frente de Nuevo Imperio alguien sensato.

    • Rubén - 9 octubre 2020 - 16:21

      Me quedé con la misma sensación… ¿Favor o en contra?

      • Enrique Dans - 9 octubre 2020 - 20:14

        Mis artículos no suelen ser, como decís, «a favor o en contra», sino tratando de que sea el lector el que forme su propio criterio. Dicho esto, en este caso tengo cualquier sensación menos la de haber sido ambiguo: ¿qué digo? Que China tiene unas reglas que me parecen incompatibles con la expansión de sus empresas por el mundo occidental o en países democráticos, porque sus empresas siempre estarán supeditadas al interés de su gobierno por los datos que generan, y además, obligadas a ceder esos datos si ese gobierno se los pide, algo que me parece completamente incompatible con los derechos que los ciudadanos de los países democráticos reclamamos con respecto a nuestra privacidad. Más claro, el agua, ¿no?

        • Gorki - 9 octubre 2020 - 20:41

          Rectificar ers de sabios, y si has cambiado tu forma de pensar, no tengo nada que opinar sobre ello, Pero que en pocos díias de diferencia,(del 19/9 al 9/10), pases de decir :

          La prohibición de las apps chinas, además de ir en la dirección completamente contraria de lo que un país como los Estados Unidos debería pretender para el mundo, es tan solo una cortina de humo, una maniobra de distracción de cara a las próximas elecciones presidenciales

          a decir

          Que China tiene unas reglas que me parecen incompatibles con la expansión de sus empresas por el mundo occidental o en países democráticos, porque sus empresas siempre estarán supeditadas al interés de su gobierno por los datos que generan, y además, obligadas a ceder esos datos si ese gobierno se los pide, algo que me parece completamente incompatible con los derechos que los ciudadanos de los países democráticos reclamamos con respecto a nuestra privacidad.

          me asombra.

          • Enrique Dans - 9 octubre 2020 - 20:52

            No me parece contradictorio pensar que el que un país prohiba las apps chinas es una cosa absurda, mientras que el que todos los países se pongan de acuerdo para obligar al gobierno chino a cambiar la forma en la que se relaciona con las empresas de su país es una cosa buena. Un país como Estados Unidos no debería desear una internet y un mundo divididos e incompatibles, sino lograr un consenso internacional que aislase a China si se niega a competir con unos criterios mínimamente razonables.

        • Francisco José - 10 octubre 2020 - 20:58

          Pues sí.

    • Dedo-en-la-llaga - 13 octubre 2020 - 16:37

      Vaya, como si todos los anteriores no fuesen, también, unos psicópatas. Que el de ahora sea más intenso que otros, no quita que los demás lo fueran. Y mucho todavía más… Sólo hay que preguntar, por ejemplo, a los japoneses de 1945…

  • #009
    JM - 9 octubre 2020 - 19:42

    Hace unos cuantos años leí un libro muy bueno del que no recuerdo el título y en una de sus páginas leí una frase que me impactó, algo así como que:

    «el infierno no es un lugar como piensa la gente con llamas y demonios que atormentan a la gente sino un lugar en el que todo el mundo está obligado a cumplir las reglas quieran o no, todo por supuesto por su bien»

  • #010
    Juan T. - 9 octubre 2020 - 19:43

    El concepto de «dictador» surgió en la antigua Roma para referirse a un senador elegido por el senado para gobernar con todos los poderes, aunque con contrapesos, en periodos de peligro evidente que exigían un poder sin cortapisas para hacerlo efectivo, y normalmente se elegia a alguien destacado por su capacidad , honestidad y eficacia.

    Y vaya si funcionaba.

    Solo después ha adquirido el sentido peyorativo que todos conocemos.

    En China funciona mas o menos el modelo de dictadura romana, es mayoritariamente aceptada por el pueblo, es eficaz en su propósito, y responde ,en palabras que oí recientemente a un politologo chino, a un acuerdo tácito entre el gobierno y el pueblo , a saber:

    El pueblo cede en su libertad mientras el gobierno proporcione prosperidad.

    De ahi que la única obsesión del gobierno chino no sea tanto el control del pueblo, que también, si no la economía.

    • Pedro - 13 octubre 2020 - 13:15

      Confucio 551 ac parió el contrato social y Séneca 4 ac dijo lo mismo en occidente medio milenio después.

      Lo de elegir a quien tiene mérito, a.k.a. oposiciones, también lo inventaron los chinos hace VARIOS milenios.

      Tampoco nos debería sorprender que dos imperios milenarios estén fundamentados en las mismas ideas.

      P.D. ¡No sabía que Séneca era cordobés!

  • #012
    San Bilbao - 11 octubre 2020 - 21:10

    Muy interesante reflexión sobre la que no puedo estar más de acuerdo en cómo compiten y se desarrollan las grandes Apps chinas( y por supuesto las emergentes).
    Esa vinculación política, supongo que inevitable por otro lado en un país como la RPC, también viene acrecentada por unas normativas de obtención y gestión del dato, cuanto menos suficientemente laxas a ojos de la normativa europea y estadounidense, como para que estas apps pierdan “competitividad” cuando quieran competir en dichos mercados con los “hábitos y formas” de su mercado madre, aunque es innegable la apuesta del gobierno de la RPC por la innovación y la transformación digital de una parte de su tejido económico y el resultado más que competitivo y sobresaliente que está consiguiendo.

    Un placer leerle siempre y estimular las neuronas del personal, además de explicar, aclarar y opinar sobre el ecosistema digital desde el conocimiento y experiencia, lo cual es un privilegio que quiera compartir con los lectores.

  • #013
    Pedro - 13 octubre 2020 - 13:10

    Enrique, no pierdas de vista que la única condición necesaria para que todos querramos copiar a China es que a ellos les vaya mejor que nosotros.

    #contratosocial

    Vivimos en un mundo dominado por el nacional-socialismo gracias al relativismo moral, es decir, tenemos unas tragaderas nachovidalianas y dime tu si no prefieres el autoritarismo totalitario chino que ha frenado la pandemia en seco, o los 53,000 compatriotas muertos mientras se escupen mierda entre el PP y el PSOE.

  • #014
    Anando - 14 octubre 2020 - 07:50

    Pues lo que sea, pero inventan los chinos algo que sea mejor que you tube o facebook, etc me paso con ellos. Ya las gringas hartan y se anquilosaron, nada nuevo en su horizonte.

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