Lección importante: no te enfrentes a tus empleados

IMAGE: Marco Verch on Flickr (CC BY)

Tras varios episodios de activismo, tanto medioambiental como por otras causas, entre sus empleados, Amazon decide empezar a tomar medidas drásticas y amenazar a varios de ellos con el despido si se significan públicamente en contra de los intereses de la compañía. El resultado, como era de prever en una compañía que depende enormemente de su capacidad para atraer y retener talento, está siendo que esos empleados reaccionen precisamente al revés de lo esperado: en lugar de rebajar el tono dócilmente para evitar el despido, más de trescientos están desafiando públicamente la política de la compañía y escribiendo con nombre y apellidos sus reivindicaciones en un documento en Medium, en una actitud solidaria de «no nos vais a poder echar a todos» que podría llegar a plantear serios problemas a la compañía.

Poner tu firma en una de estas cartas no es una decisión fácil. Por mucho que pienses que puedes encontrar trabajo fácilmente en otro sitio, que te echen de una de las compañías más importantes del mundo no es un trago agradable, como no lo es el dejar de contar con los ingresos extra de las posibles acciones que estabas esperando cobrar. La lucha entre los principios y el pragmatismo se desarrolla a nivel personal, y nunca es sencilla.

Los empleados de Amazon, que ya recibieron la solidaridad de políticos como Bernie Sanders para visualizar sus protestas, saben que responder a este movimiento con despidos masivos sería muy problemático para la compañía, no solo por la más que posible acción de los sindicatos y las agencias de protección de los derechos de los trabajadores, sino también porque, lógicamente, ninguna compañía funciona cuando el talento la abandona.

Cada vez más, los empleados de las compañías tecnológicas están dejando de ser meras máquinas de convertir cafeína en código ejecutable, y demandan saber para qué fines van a emplearse las herramientas que construyen. Si llevas tiempo dedicándote a un proyecto de reconocimiento facial, no es lo mismo ver que se utiliza en las tiendas Amazon Go para facilitar métodos de compra más eficientes, que saber que el gobierno de tu país lo está empleando para internar a inmigrantes en campos de concentración. Tampoco es lo mismo sentirte identificado con la estrategia y los fines de tu compañía, frente a estar convencido de que una compañía con esos recursos y esa capacidad de influencia tendría que estar haciendo mucho más con respecto a la emergencia climática, y que en realidad, sus acciones son más el producto de una campaña de greenwashing que una iniciativa real y eficiente.

Pero sobre todo, una compañía cuya fuerza se basa en el talento, las capacidades y la motivación de sus empleados debería saber que si no consigue mantener a esos empleados contentos y motivados, está perdiendo uno de sus elementos más importantes para ser competitiva. Que ese tipo de empleados no funcionan mediante coacciones y amenazas, porque pueden, casi en cualquier momento, meter tranquilamente sus pertenencias en una caja de cartón y marcharse a otro sitio en el que, seguramente, los acogerán con los brazos abiertos (y en gran medida gracias a la línea de curriculum que les has proporcionado tú).

Si tu actitud cuando tus empleados protestan por las acciones o la estrategia de la compañía es encastillarte y amenazar con despidos, piensa que con esa actitud estás poniendo de manifiesto tu compromiso férreo con el neoliberalismo que afirma que «lo único que importa es dar beneficios a los accionistas», en lugar de alinearte con las tesis de un stakeholder capitalism que afirma, no sin razón, que si bien los accionistas que te financian pueden ser importantes, no lo son menos que tus proveedores, tus empleados, tus clientes, la sociedad o el medio ambiente que te rodea. Un cambio que se está exteriorizando cada vez más, y que demanda una sensibilización con aquellos actores cuya participación resulta fundamental en el desarrollo de tu estrategia.

Las compañías que no sean sensibles al activismo de sus empleados revelan, en realidad, que hay manejos entre bastidores que no satisfacen ni a los que cobran de ellas, y se encontrarán con cada vez más problemas, sea el rechazo de cada vez más inversores, el de los clientes, o una dificultad cada vez mayor para atraer y retener talento. Si ese tipo de cosas no te parecen importantes, a lo mejor es que no las has mirado bien. Aunque seas la persona más rica del mundo, no haces las cosas tú solo. No te arriesgues a hacerlas en contra de la opinión de todos los demás.


This post is also available in English on my Medium page, «Labor relations 101: even if you’re the richest man in the world, don’t threaten your talent«


10 comentarios

  • #001
    Jose Garcia Yepes - 27 enero 2020 - 09:32

    Nunca se debe enfrentrarse contra los empleados, y así es, en tu empresa solo mandas tu, y si ellos se quejan, deben acatar las circunstancias como son.

    Muy buena lectura Enrique.
    Un 10.

  • #002
    Gorki - 27 enero 2020 - 09:58

    Mala para la direccionh y mal para los empleados, los trapos sucios se dceben lavar en la propia casa.

    Si la compañía no sabe ori las revindicaciones de los empoleados yo no sabe darlas cauce malo, pero si los empleados no han sabido mantener sus peticiones dentro de los cauces apropiados tambien malo-

    Mi opinion es que si no estas de acuerdo con tu compañía , buecas trabajo tramquilamente en otro sitio y te vas. pues nadie te obliga a trabajar en una compañía en contra de tus convicciones-

    Pero que morder la mano que te da de come.r es un sin sentido de mucho cuidado, SI Amazon por estas acciones piererde ingresos, ¿Se creen los que protestan que a ellos les va a salir de valde?

    La empresa es obra común entre los que ponen el capital y los que trabajan, se puede discutir como se cuida la vaca, o como nos repartimos la leche, lo que es un absurdo es emprenderla a palos con la vaca, que nos da de comer a todos.

    • Michel Henric-Coll - 28 enero 2020 - 16:59

      «Mala para la direccionh y mal para los empleados, los trapos sucios se dceben lavar en la propia casa.»

      ¡Claro! Escondamos el bulto, no airemos los trapos sucios, escondamos las cabezas debajo de la arena, pero sobre todo, sobre todo, no intentemos cambiar el mundo, ni las empresas, ni el poder de los que mandan sobre los mandados.
      Cuantos muertos en la guerra civil americana si hubiera podido evitar si esclavos y amos hubiesen tratados sus diferentes en la intimidad de las plantaciones. ¿verdad?

      • Asier - 28 enero 2020 - 20:43

        Para hacer demagogia, mejor a otro lado. Te has montado un comentario basado en algo que NO ha dicho Gorki.

        Solo te lo comento porque pensaras que has tenido un comentario muy elocuente; pero en realidad has quedado en ridículo.

        De nada.

  • #005
    Javier Vega - 27 enero 2020 - 12:11

    Primero recomendar la lectura de dos libros

    * https://www.akal.com/libro/la-destruccion-de-los-judios-europeos_33328/
    * https://elpais.com/diario/2001/02/13/ultima/982018801_850215.html

    De la lectura de estos libros te das cuenta como el régimen de «una civilizada Europa» utiliza empresas para la resolución de lo que ellos consideraban la «Judenfrage»(problema o cuestión judía) y produjo el resultado genocida que todos conocemos. ¿Qué aportan estas referencias? Algo parecido a la «Amazonfrage», te das cuenta de como una administración en aras de tener una situación bajo control, desde el coste de un judío que se transportaba al campo de exterminio por la Reichsbahn hasta la clasificación de la población mediante tarjetas perforadas, utiliza contratos con empresas que les facilita el trabajo. No es lo mismo ver un documental visto mil veces de 1 hora sobre aquella época, a leer a través de más de mil páginas, los detalles de esa maquinaria. Y ver que papel juegan algunas empresas en un entramado contra los DDHH.

    Una de las tésis del autor R.Hilberg es que en parte de esa masacre esas autoridades fueron ayudados por los Judenrat (los propios judíos) aunque no conocieran el devenir de los acontecimientos (colaborar para no crear problemas), y lo mismo podemos decir de las empresas que a sabiendas venden armas a dictadura, SW de reconocimiento facial, etc etc

    Parece obvio, pero si colaboras en heramientas «para internar a inmigrantes en campos de concentración» y sabemos como están tratando a las personas que cruzan los papeles, que incluso separan familias de niños pequeños de origen hispano por perservar la supremacia de ese país

    Resulta que hay personas que son empleados, pero antes que empleados tienen conciencia, y ya que Responsabilidad Social Corporativa de Amazon, hace agua, levantan la voz y no tienen miedo

    Y la vara de medir de muchos tiene dos métricas, una molesta que tengan un «pin empresarial», y esos mismos defienden el «pin parental» para educarles en valores, claro no sus valores medievales…

    • Gorki - 27 enero 2020 - 18:56

      ¿Es Xoaquin con otro alias?

      • Javier Vega - 28 enero 2020 - 12:07

        Perdona Gorki,

        Si mi redacción te resulta farragosa.

        Te hago un resumen que lo entendería hasta un niño de 2 años:

        * En los 40, Colaborar con nazis = empresa mala
        * En 2020, colaborar con proyectos que no respetan DDHH = empresa mala

        Empleado en empresa mala => puede tener conciencia y denunciar situaciones.

        PS: No tienes que compartir la opinión. Sin embargo la metáfora de la vaca, y mirar hacia otro lado, creo que lo hemos entendido todos.

  • #008
    Pedro Torres Asdrubal - 27 enero 2020 - 16:18

    El talento de Amazon es el mérito de Bezos, su John Galt.

    ¿La empresa v.s. activismo político?

    ¿Los problemas de todos los va a solucionar Amazon o sus empleados?

    ¿Qué va a hacer Amazon con Trump y los 48 millones que le votaron?

    ¿Para que queremos tener un sistema democrático si resulta que es en la empresa donde se dan respuestas a los problemas de todos?

    ¿Alguien se lo ha dicho a los lobbies de Washington? Están perdiendo el tiempo comiéndole la oreja a los políticos elegidos, es a los empleados de Amazon a los que tienen que convencer.

  • #009
    Xaquín - 27 enero 2020 - 17:30

    Toda la entrada me parece una reflexión muy oportuna, pero yo sigo al empleado que recogió todas sus cosas en una simple caja de cartón (para evitar plásticos) y se pone a buscar otro empleo.

    El exempleado vale lo que vale, pero las listas negras también valén un montón. Y puede que más que cualquier curriculum. ¿Que empresa quiere jugar con el talento algo rebelde (ya no digo muy) de su nuevo empleado?

    ¿Y el apoyo del político trumpiano, de que lado estará a la hora de la verdad? No hay más cera que la que arde, ni otro lugar para hacer política que las calles de la ciudad, para llegar democráticamente a las diversas instancias administrativas.

    Las catacumbas empresariales solo pueden ser sucedáneos para la toma del poder. Y además pertenecen a los empresarios «más o menos romanos», que tienen sus propios y «legítimos» (puede que no éticos) intereses, sean esclavistas o capitalistas. Las calles (como internet) son de todos, o debieran serlo.

  • #010
    Michel Henric-Coll - 28 enero 2020 - 17:15

    ¿Qué ejercito puede ganar una guerra luchando contra sus propios soldados?

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