El sinsentido de las campañas electorales en redes sociales

IMAGE: Pete Linforth - Pixabay (CC0)

Google actualiza las políticas de uso de su red de publicidad para campañas electorales, e impedirá la personalización en función de criterios de pensamiento político. Sin embargo, la idea de prohibir el uso de una etiqueta de adscripción política sencilla que define a los norteamericanos como “left-leaning”, “right-leaning” o “independent” mientras se sigue permitiendo que segmenten en función de variables como edad, sexo, localización o, sobre todo, contenido de las páginas que visitan parece bastante insuficiente, y lleva a plantearse hasta qué punto puede de alguna manera servir para solucionar el problema.

El primer paso para solucionar que tienes un problema es reconocer que lo tienes, y en este caso no se trata ya de que las redes sociales lo tengan, sino de que la propia democracia – y por tanto, la sociedad en su conjunto, al menos en los países democráticos – tiene un problema con las redes sociales. Por el momento, las medidas tomadas por las diferentes redes sociales para evitar la manipulación del debate político derivada del uso de la microsegmentación están siendo de lo más variadas. El cambio prácticamente cosmético de Google contrasta con el «vale todo» de Facebook, que defiende que la mentira y la manipulación son recursos perfectamente válidos durante las campañas políticas y que ellos no son quién para hacer nada al respecto, o con la decisión radical de Twitter de prohibir globalmente todo tipo de campaña política en su red. La negativa de Facebook a erigirse en juez de lo que es verdad o mentira en política contrasta, sin embargo, con su actividad a la hora de impedir lo que denomina actividad coordinada no genuina en otros países, o de cerrar casi medio millón de cuentas de WhatsApp en Brasil durante las últimas elecciones. En el ámbito de las campañas políticas en redes sociales solo hay una cosa clara y evidente: que no hay nada claro ni evidente.

De alguna manera tenemos que ser capaces como sociedad de marcar la diferencia entre simplemente utilizar las redes sociales para hacer llegar un mensaje a unos electores, como se había hecho de manera tradicional a través de otros canales, y dedicarse a desinformar y a enviar noticias falsas para inflamar los peores miedos de unos votantes específicos. No se trata de discernir si los políticos mienten mucho o poco, o qué político miente más, sino de definir qué tipo de actividad está razonablemente permitida y cuál es, simplemente, una aberración democrática que debe sancionarse con toda la dureza de la ley. Comportamientos que hoy vemos triste y aparentemente normalizados, como el crear ejércitos de cuentas falsas o el difundir noticias con tono preocupante a personas que han probado tener una sensibilidad especial hacia ellas será, dentro de no mucho tiempo, visto como algo auténticamente demencial, como una forma criminal de adulterar la democracia, de buscar el poder a toda costa sin importar los medios utilizados. No, no todo puede valer para ganar unas elecciones.

Mientras se desarrollan los métodos para poder detener este tipo de maniobras, lo mejor seguramente sería excluir a las redes sociales, extremadamente peligrosas por su capacidad para la microsegmentación, de todo tipo de campaña política, y tratar de identificar el comportamiento coordinado no genuino de la mejor manera posible mediante el desarrollo de algoritmos específicos para ello, sin la complicación que supone que esos mismos actores estén invirtiendo millones en campañas en redes sociales. Simplemente, debemos reconocer que las redes sociales son armas demasiado poderosas, potentes y polarizadoras como para poderse utilizar en campañas electorales. Cualquier otra cosa, cualquier tipo de medias tintas o de actitudes permisivas supone dar alas a aquellos que intentan adulterar los procesos democráticos, algo que debemos proteger a toda costa. En el momento en que los procesos electorales, claves en democracia, se convierten en marionetas manipulables por aquel que tenga más presupuesto y más spin doctors capaces de diseñar campañas más agresivas de microsegmentación, lo habremos perdido todo.


ACTUALIZACIÓN (21/11/2019): Facebook parece estar planteándose restringir el micro-targeting en campañas políticas, de acuerdo con una exclusiva del WSJ.


This article was also published in English on Forbes, «Social networks and election campaigns: for the moment, best kept apart«


9 comentarios

  • #001
    Gorki - 21 noviembre 2019 - 17:00

    A estas alturas de la película deberíamos saber todos los votantes que «Las promesas electorales están hechas para no cumplirlas». Algo que en estos días se demuestra con toda nitidez . Por tanto, intentar discernir entre que son «Fake News» o «Verdades» es perder el tiempo lamentablemente, (casi) todo.son mentiras, pero hemos votado conscientes de ello, no creo que nadie se haya llamando a engaño. permitido

    Por tanto solo caben dos opciones, o prohibir el uso con fines políticos de las RRSS, o por el contrario autorizarlos sin ningún tipo de freno. O sea, la postura de Twitter, o la de Facebook, cualquier posición intermedia, tendrá problemas pues, pues aparte de resultar difícil señalar los limites de lo permitido y lo prohibido, está sujeta a una arbitrariedad, que en la práctica, transforma a los dueños de la RRSS, en un agencia más de propaganda política a favor de quien les parezca conveniente.

    Personalmente, entre los dos extremos, prefiero el no hacer nada, por mi particular prevención contra los que se empeñan en filtrarme lo que puedo o no puedo ver y oíir para «protejer» mi inocencia,

    No lo puedo evitar, no me gusta que nadie decida por mí, lo que debo leer u lo que conviene que desconozca

    • Enrique Dans - 21 noviembre 2019 - 17:22

      Gorki, no es que te mientan. Estoy contigo, a eso ya estamos acostumbrados y, por lo general, lo descontamos. El problema es otro. Mientras nos mienten a través de las vallas, la radio, la televisión u otros medios masivos, no hay problema: es más de lo mismo. El problema está cuando se utiliza todo lo que una red social sabe de nosotros, que en tu caso posiblemente no, pero en el del común de los votantes puede ser muchísimo, todo lo que has hecho, lo que has publicado, tus comentarios a publicaciones de otros, tus likes, las páginas que has seguido, etc., etc., etc. para buscar aquello que pueda preocuparte más, cabrearte más o condicionarte más, y se te lanzan con francotirador noticias destinadas específicamente para ello, no a través de medios masivos, sino a ti, a tus ojos, a tu persona, para así, uno a uno, hacer que más y más votantes terminen emitiendo su voto condicionados por noticias falsas, por cuentas falsas que les aplauden cuando dicen determinadas cosas o les insultan cuando dicen otras. Eso es lo que es novedoso, la capacidad de microsegmentación: nada que ver con que alguien decida por ti lo que no puedes ver, sino más bien con que decidan lo que te preocupa y te inunden con ello para polarizarte. Esa capacidad es lo que al principio – en las campañas de Obama – se utilizó simplemente para hacer llegar el programa o las propuestas a distritos en los que se estimaba necesario hacer un esfuerzo mayor, pero en la de Trump se utilizó para adulterar con falsos movimientos y plataformas ciudadanas, con fake news, con mensajes virales en grupos de WhatsApp y con campañas hechas desde otros países. No es lo mismo, no es ni lejanamente comparable, lo primero era usar un canal nuevo como se usaban los anteriores, lo segundo fue una auténtica manipulación colectiva llevada a cabo persona a persona. Para eso no estamos preparados, o a lo mejor tú crees que sí, pero muchas personas no lo están.

      • Gorki - 21 noviembre 2019 - 20:09

        No dudo la capacidad de microsegmentación: y que decidan lo que te preocupa y te inunden con ello para polarizarte. Pero dudo de su eficacia-

        Si Vox ha tenido un éxito que ni sus propios votantes esperaban, no es por un acertada campaña en Facebook, pues que yo sepa no la hicieron, sino porque supo hablar de problemas reales que preocupan a la gente, Cataluña, emigración, género,…. y dio «recetas», (a mi juicio, imposibles), para solucionarlos, mientras que el resto de los partidos del arco parlamentario, no se atrevieron a hablar de esos temas, (quizá porque tienen mala solución), que repito. preocupan al electorado, y prefirieron practicar la política del avestruz, hacer como si esos problemas no existieran.

        Los populistas, Trump. Bolsonaro, Brexit, Chaquetas amarillas, Vox,… se aprovechan de que no existen buenas soluciones para ciertos problemas, Entonces ellos se inventan una absurda, construiremos una muralla de 5000 kilómetros, volveremos a la autarquía, aplicaremos una solucion policial/militar,… mientras que los partidos tradicionales ante esos mismos problemas, se ponen de perfil y no hablan de ellos.

        Trump no gano las elecciones, las elecciones las perdió clarísimamente la Clinton, que ante la decadencia evidente de Estados Unidos, mientra uno dijo «American First» y otra ni habló del incierto futuro americano.

        • Lucas - 22 noviembre 2019 - 12:19

          Estoy de acuerdo contigo (ojo que no soy ningún bot automático).
          A mi me da la sensación que cuando la manipulación la hace la derecha todos nos escandalizamos. Mientras que en el caso de la izquierda nos da igual.
          A las personas hay que educarlas en tener criterio propio para discernir si algo es verdad o mentira.
          El problema de la cantidad de datos que tienen las redes sociales de nosotros, es por culpa nuestra. Es cuestión de no usarlas y punto.
          Por otro lado, desde los medios de comunicación tradicionales llevan años adoctrinándonos sobre lo que tenemos que pensar según los criterios de ciertas personas o ideologías. Menos mal que internet a democratizado la opinión pública.

          • Gorki - 22 noviembre 2019 - 14:56

            Me agrada encontrar alguien que opine como yo, pero como la alegría dura poco en casa del pobre, discrepo en tu opinión sobre el uso de las redes.

            Es absolutamente inútil dejar de utilizar las RRSS con la finalidad de defender tu privacidad, En la civilizacion actual, los ciudadamos somos seres que generaramos datos constantemente y en todas nuestras acciones.

            Llevamos un geolocalizador, (con cámara y microfono, dicen que apagados), en el bolsillo. Los medios de pago ; (telefono tarjetas de crédito, … ), son nominales como lo es el uso del cajero automatico. y cada vez hay mas sensores de nuestra actividad (lectores de matrículas, reconocimiento facial, contadortee de luz digitalizados, micrófonos de asistentes inteligentes,….

            Nuestra privacidad es agua guardada en una cesta de mimbre, puedes tapar un agujero, las RRSS pero el agua se escapará por otro. La defensa no es tapara agujeros sino engañar al fisgón con datos falsos. Si quieres taza, taza y media.

  • #006
    Miguelangel - 21 noviembre 2019 - 17:21

    Las «redes sociales» no tienen ni la más mínima influencia en las campañas electorales. Ni tuiter ni face ni siquiera wasap tienen masa crítica real suficiente como para contrarrestar a los millones de españoles que sólo ven futbol y sálvame. Y a los otros millones que ni siquiera eso. Las sobreestimamos. Son irrelevantes.

  • #007
    Manuel Herranz Martin - 21 noviembre 2019 - 17:40

    No tuve ocasión, Enrique, de hablar contigo en la presentación de tu libro sobre este mismo asunto. No estaba de acuerdo con tu percepción de este asunto. No voy a argumentarte, solo aportarte un par de experiencias sobre las que baso mi propio entendimiento.
    La primera, escribí un pequeño post en Facebook titulado «no votes» y Facebook me lo borro inmediatamente. Público también en Weibo y allí un artículo que titulé «democracia» me rompía el link para su difusión. Aquí cambie el título no tuve más problemas.
    Pero lo más significativo es lo que ocurre en Hong Kong. Las redes occidentales son la base de las protestas estudiantiles, no permiten contenido pro chino. Así me lo comunicaron amigos chinos. De otro modo un ejército de bloggers continentales se apoderaria de ellas. El esperpento ha llegado al extremo de que las posiciones pro continentales se difunde vía porntube, ya que YouTube las bloquea.
    Para mí la conclusión es que el medio es el mensaje sin remedio y realmente no hay mensaje alguno.

  • #008
    Xaquín - 21 noviembre 2019 - 19:38

    Cuando en un patio de vecinos una mafia (o dos) controlan la ocupación del espacio vecinal para información y juego, impidiendo si no les gusta todo tipo de protesata, me parece de rídiculo mental tanta protesta, porque un par de chavales con walkitalki (preinternet) intente colar en el patio mensajes de todo tipo.

    Ahora resulta que el problema son las redes sociales virtuales, en vez de las «redes sociales» mafiosas, totalmenet reales, que controlan todo tipode trafico : alimentos, drogas, armas, seres humanos y otros animales… y como no, si quieren, todo tipo de información (analógica o virtual). ¡Que manía de confundir prohibición con educación!

  • #009
    Carpanta - 27 noviembre 2019 - 11:03

    Las RRSS son herramientas, por tanto, será el uso que hagamos de ellas lo que las convierta en buenas o malas. El problema es: ¿Son herramientas que controlamos los ciudadanos que las utilizamos? ¿Las manipulamos nosotros o nos manipulan ellas a nosotros? Me encanta leer estos artículos y también leer los comentarios porque todos son razonados y aportan ideas interesantes que complementan la información inicial. Pero, esto no es lo habitual en las RRSS, donde predomina el insulto y el «hooliganismo futbolero» (como apunta el comentario de Miguel Ángel). Yo procuro seguir en RRSS a a personas y medios que están en las antípodas de mi pensamiento, y muchas veces me tienta bloquearlos, no lo hago porque creo que leer basura, es un trago necesario para tener un mejor conocimiento de la realidad, y por otro, espero que sirva para engañar a los puñeteros algoritmos, de forma que no puedan clasificarme. ¿Soy un ingenuo tragando sapos sin necesidad? Posiblemente, cualquier buscador aporta más información sobre mi persona de la que desearía.

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