Big tech y regulación

IMAGE: E. Dans (CC BY)

Todo indica que nos acercamos al momento en el que las grandes compañías tecnológicas se enfrentarán al enorme desafío de la regulación en su país de origen, los Estados Unidos, con consecuencias que afectarán sin duda a lo que puedan plantearse hacer o dejar de hacer en otros países. Con la excepción de Microsoft, que ya vivió sus choques con las autoridades reguladoras hace casi veinte años y que ahora parece quedarse completamente al margen, las grandes empresas tecnológicas se encuentran bajo la lupa, y se verán sin duda afectadas en múltiples aspectos de su negocio.

¿Qué ha desencadenado este afán regulatorio? En primer lugar, la evidencia de que esas compañías han resultado ser espantosamente malas a la hora de autorregularse. Una detrás de otra, las grandes tecnológicas han ido demostrando un nivel de irresponsabilidad demencial, capaz de poner en riesgo ya no a sus usuarios o a sus competidores, sino de resquebrajar los aspectos más básicos y fundacionales de la sociedad, como la privacidad o la mismísima democracia.

Lo que se le viene ahora encima a estas compañías es una acción inminente, no partidista, y ejecutada al máximo nivel: los fiscales generales de varios estados, tanto republicanos como demócratas, han iniciado investigaciones sobre estas compañías. En la picota, mayoritariamente, cuestiones como la gestión de sus plataformas o las estrategias que han utilizado para imponerse a la competencia: cómo Apple manipula su App Store para posicionar sus aplicaciones sobre otras, ejerce un control omnímodo o impide las reparaciones hechas por otras empresas, cómo Google hace lo mismo con sus resultados de búsqueda para monopolizar progresivamente el tráfico en la web, cómo Facebook se dedicó a adquirir todo aquello que podría eventualmente llegar a hacerle sombra o permitió usos completamente irresponsables de su plataforma, o cómo Amazon creó cientos de marcas propias de todo tipo de productos y las posicionó por encima de las de las compañías que intentaban vender en su tienda.

¿Cómo enfocar un proceso de regulación que puede ser, en algunos casos, enormemente complejo? Hablamos de reconstruir el panorama regulador que en su momento destrozó Robert Bork durante la administración Reagan, cuando neutralizó completamente la legislación antimonopolio y propició un entorno caracterizado por el «todo vale» que nos ha llevado a donde ahora estamos, y para ello habrá que poner en marcha medidas para separar la gestión de las plataformas de los intereses de sus dueños, posiblemente que obligar a retrotraer determinadas operaciones de adquisición, que buscar nuevos mecanismos de control y supervisión, que crear nuevos impuestos o evitar los agujeros que tenían los anteriores, o incluso que forzar la apertura de los datos o incluso de los algoritmos de funcionamiento de determinadas funciones que se consideran centrales y estratégicas para algunas compañías. Estamos hablando de reescribir las reglas del juego para la economía de los datos, para una economía que ya se había reescrito a sí misma, y que estaba llevando a la sociedad a una situación cada vez más insostenible.

¿Debemos confiar en la regulación como poción mágica que solucione todos los problemas? No, en absoluto. La capacidad y la habilidad de los reguladores ha sido, históricamente, muy torpe y limitada, y los políticos norteamericanos ya han demostrado sobradamente que, salvo honrosas excepciones, carecen de los conocimientos necesarios para regular algo que no entienden en absoluto. ¿A dónde nos llevará este proceso regulatorio? Es difícil saberlo. Pero eso no quita que resultase fundamental hacer al menos un intento de regular algo que había demostrado estar completamente fuera de control.


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3 comentarios

  • #001
    menestro - 13 septiembre 2019 - 18:16

    No se regulan las compañías – que son empresas privadas -, se suele utilizar «regular» en el contexto del mercado.

    Es decir, en caso de que existiese una manipulación del mercado que impidiese la libre competencia, como hace la CNMV aquí.

    En EE.UU. existe una legislación AntiTrust (Anti-monopolio) bastante solida y labrada en innumerables disputas desde hace décadas. Todas las compañías de mínima importancia respetan esa «regulación» legal de forma escrupulosa, y cuentan con bufetes de abogados especializados en ese ámbito.

    Es muy difícil, mucho, que se produzca una infracción en ese aspecto, dados los precedentes y sus consecuencias.

    Todo el mundo conoce y usa como caso de estudio y referencia lo sucedido con las ‘Baby Bell’ de AT&T Corporation, y que se saldó con un acuerdo voluntario de fragmentación de las diferentes operadoras, para eliminar el arbitraje financiero y de tarifas.

    (De hecho, Internet volvió a unir las Baby Bell)

    Igual sucedió con Microsoft, que simplemente ofreció la opción de separar su navegador de Internet de su sistema Operativo. Hoy en día, eso nos parece risible.

    En EE.UU existe la norma no escrita de ejercer una cierta accountability, rendición cuentas pública, de las empresas más relevantes ante las cámaras de representación política, de manera profiláctica, ya que sienta un precedente de transparencia y armonización legal, y evita demandas de diferentes estados federales por las causas más variopintas.

    Es más una auditoria pública, que una regulación.

    El único elemento reseñable, y que genera algo de fricción en Europa, es la integración de las conocidas como GAPPS, aplicaciones propias de Google, en el sistema operativo Android.

    En EE.UU. no serían objeto de disputa, dado que Apple hace lo mismo. Y, mira qué casualidad, curiosamente, su segregación favorecería a Huawei, Xiaomi, etc. y a todas las compañías chinas que actualmente tienen que contar con una licencia para certificar el SO Android de sus dispositivos.

    Estoy deseando ver las aplicaciones de IOS en Android. Ah, que no.

    Disclaimer

    Boooring.

    How AT&T conquered all forms of communication after the government forced it to break up

  • #002
    Jesus Raro - 15 septiembre 2019 - 03:11

    Vaya, por fín estamos de acuerdo……¡¡

  • #003
    Pedro Torres Asdrubal - 16 septiembre 2019 - 15:46

    ¿Lo que no ha hecho el mercado y el afán de lucro de multinacionales lo va a lograr el estado en contra de los lobbies?

    Si lo hace otro estado, como Francia con su versión de «tasa Google», la defienden como si fuera estatal.

    Trump lleva 3 años de presidente y no han conseguido juzgarlo por hacer trampas.

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