Tecnología, desigualdad y nuevos enfoques

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La creciente preocupación en torno a la cuestión de la desigualdad en el reparto de los dividendos tecnológicos, un tema sobre el que escribí hace ya algunos años y que continúa creciendo, está dando lugar, de la mano de políticos demócratas como Alexandria Ocasio-Cortez, Elizabeth Warren o Bernie Sanders, a todo un movimiento no en contra de los ricos y reclamando una redistribución agresiva de la riqueza, sino de los ultra-ricos, de los billonarios, de aquellos que son capaces de obtener fortunas tan extremadamente elevadas que les permiten comprar políticos y obtener una influencia desmesurada, hasta el punto de convertirse, según algunos, en la auténtica amenaza para la sociedad. Las comparaciones con la caída del imperio romano, en el que la xenofobia y la desigualdad había crecido hasta límites insostenibles, son cada vez más habituales.

¿Tiene sentido imponer, como pide Alexandria Ocasio-Cortez, una presión fiscal del 70% a aquellos que ganan más de diez millones de dólares? A pesar de la negativa con carcajada incluida de los super-ricos reunidos en el foro de Davos, la idea tiene precedentes históricos no en países comunistas, sino en los mismísimos Estados Unidos, y además funcionó muy bien. Algunos prominentes economistas la defienden como una forma de contribuir a arreglar el problema de la desigualdad, y como una idea lógica: no se trata de evitar que algunas personas puedan prosperar por encima de sus conciudadanos y alcanzar estándares de vida más elevados en términos de comodidades, sino evitar que ese diferencial de riqueza se convierta en una amenaza que únicamente busca su preservación y que está dispuesto a eliminar todo tipo de controles para acumular aún más riqueza.

La paradoja es clara: el descontento de muchos votantes norteamericanos, espoleado por mecanismos de confrontación y polarización cuidadosamente diseñados en redes sociales, tuvieron como resultado la elevación de Donald Trump a la Casa Blanca… un personaje reconocido como super-rico a pesar de sus constantes fracasos como gestor empresarial, un rico que, además, se ha dedicado precisamente a reducir la carga fiscal de otros super-ricos del país y a incrementar la desigualdad de su país, además de luchar por consolidar mayores niveles de xenofobia y poner en práctica estrategias al margen de toda ética que le han llevado a que la práctica totalidad de su staff haya sido ya procesado judicialmente.

El nuevo enfoque de la lucha contra la desigualdad se aleja del enfoque tradicional, no pretende luchar contra la ambición de las personas y su interés por alcanzar mejores estándares de vida, sino imponer un límite superior en un nivel razonablemente elevado en el que la acumulación de riqueza deja ya de funcionar como un incentivo a seguir creando valor para la sociedad, y pasa a funcionar como un auténtico peligro público, como un poder cuasi-omnímodo al que resulta muy difícil poner límites. Independientemente del valor que hayas sido capaz de generar gracias a la aplicación visionaria de un concepto, llega un momento en el que la acumulación de riqueza se convierte en una amenaza para la sociedad, y es esa misma sociedad, por su propia sostenibilidad pacífica, la que debe plantearse trabajar en su redistribución.

Prepárate a leer mucho más sobre este tema.


This post is also available in English in my Medium page, “How the technology super-rich highlight the growing income gap in the US and Europe«


15 comentarios

  • #001
    Perico - 10 febrero 2019 - 15:52

    Como dice Joseph Stiglitz: «El 90% de los nacidos pobres morirá pobre y el 90% de los nacidos ricos morirá rico, independientemente de lo que se esfuerce o fracase».
    ¿Cómo van los políticos lobbeados a solucionar el problema? Los partidos políticos están basados en la sumisión como clave; para prosperar y llegar a la directiva hay que ser necesariamente sumiso a los líderes del momento. Y a su vez, el simple hecho de presentar sumisión a un megamagnate como Bezos es ya una mancha en el expediente, sobre todo en una sociedad calvinista que ama a los Übermenschen caídos en desgracia, y donde cualquier redención va siempre acompañada de un «pero».
    Siento ser pesimista, pero como dice Noah Chomsky, a finales de los 60 se logró la acumulación de capital, y por tanto de poder político, por parte de la élite financiera (que de esto va la película y por el mismo motivo la UBI es inviable a día de hoy, por mucho que Zuckenberg lo diga con la boquita pequeña para ir de enrollao) para imponer su hegemonía en el resto de la sociedad.

  • #002
    Gorki - 10 febrero 2019 - 16:40

    Quien envidioso vive, desesperado muere.

  • #003
    xaquin - 10 febrero 2019 - 19:05

    «Buscar únicamente su preservación». Resulta un tema recurrente en el imperio romano (y chino, español….). Y así les fue a emperadores de ese estilo Lo que no quiere decir que no mataran a emperedadores como es debido, la diferencia está en como quedaban las arcas del imperio, en unos y otros casos.

    La naturaleza puede ir adecuando el ADN del ser humano para favorecer una evolución positiva. pero el ser humano (con poder) descubrió un sistema de domesticación (le dicen educativo) muy perfeccionado (ahí la tecnología será crucial). Contra la necedaz humana, la naturaleza hace tiempo que se notó en desventaja manifiesta.

  • #004
    Luis Hernández - 10 febrero 2019 - 19:06

    No se cuantas veces habré defendido la idea de que es tan inmoral la riqueza extrema como la pobreza extrema. Muchos malinterpretan la idea como que «todos deberían tener lo mismo», pero es que es en el adjetivo «extrema» donde está el quid de la cuestión:
    El 1% de la población acapara el 82% de la riqueza.
    Esta desigualdad va mucho más allá de unas mejores condiciones de vida e implica (aunque hay quien lo discute) privar a una gran cantidad de personas de la posibilidad de tener una vida mínimamente digna.
    Además, si no existen mecanismos de compensación, la riqueza tiende a acumularse cada vez más en las mismas manos ya que son los únicos con capacidad no solo de inversión, sino de eliminar a cualquier posible competidor.

    • Isangi - 11 febrero 2019 - 12:09

      Diria que esa afirmación está claramente desmentida:

      «El 1% de la población acapara el 82% de la riqueza.»

      https://gallir.wordpress.com/tag/85-mas-ricos/

      • Gorki - 11 febrero 2019 - 13:46

        Lo mas probable, es que el 30% de las personas posean el 70″% de la riqueza, pues eso es lo normal en cualquier reparto aleatorio.

        • Isangi - 11 febrero 2019 - 14:43

          Es probable que ese sea un punto de partida bueno, pero no creo que debamos lanzar afirmaciones como la del Sr. Hernández si sabemos son falsas, falaces o tergiversadas, ni dejarlas sin la respuesta siendo tan fácil linkear ya una respuesta clara que lo desmiente, ¿no?

          Que hay gente inmensamente rica creo que cualquiera mayor de 15 años es capaz de valorarlo y entenderlo. ¿cuan rica? Como bien dice el artículo de Gallir, muy difícil de saber con precisión, podemos poner unos margenes aproximados, que además se alejan bastante de lo dicho en el primer comentario de este «hilo».

  • #008
    Gorki - 10 febrero 2019 - 19:58

    la riqueza tiende a acumularse cada vez más en las mismas manos
    Puede que la riqueza se acumule en unas pocas manos pero no son «las mismas manos» , los grandes millonarios han hecho por ello mismos su riqueza y generalmente ´se reparte y desaparece cuando ello mueren.

    Bill Gates Bezos, Zukerman, Amancio Ortega, Slim, Warren Buffet… proceden en general de padres de clase media y son ellos los artífices de su inmensa fortuna, y lo más probable es que la riqueza que poseen se disgrega a su muerte como ha ocurrido con la de Onasis, Niarchos, Vandeerbilt.

    Probablemente encontremos excepciones, pero lo normal es que quien se enriquezca lo haga por el mismo y su dinero (casi ) se disperse a su muerte.

    En mi opinión si no se permite que uno entre millones de persona llegue a una inmensa riqueza, pasaría como si la lotería le quitamos los premios gordos y solo diera la pedrea. Nadie arriesgaría el dinero de un décimo para probar a ver si hay suerte. Es la posibilidad de llegar a muy rico, lo que nos hace poner nuestro dinero, (y el esfuerzo necesario para conseguirlo), en las quinielas.

    Puede que sea socialmente muy justo, pero la sociedad se beneficia de los cientos de miles de personas que se esfuerzan y no llega a multimillonarios, gracias a que un puñado muy reducido lo alcanza..

    • Mezo - 11 febrero 2019 - 22:13

      Al contrario la riqueza se concentra cada vez mas en quienes tienen una empresa de tecnología con CEOs de menos de 35 años de edad, ellos no existían en la lista Forbes hace pocas décadas y ahora acaparan el Top 10 desplazando a los ancianos de petroleoquímicos, Bienes Raíces y cerveza.

      Lo paradójico esos nuevos ricos son quienes apoyan ideas progresistas como la renta básica, pagar $15 USD por hora, pues sus clientes son la gente normal pero su propia juventud les impide apoderarse del poder político necesario para tales reformas.

  • #010
    Enrique - 11 febrero 2019 - 08:37

    Para usted la perra gorda, Donald Trump ha diseñado los mecanismos de confrontación y polarización para salir Presidente.

  • #011
    LEON - 11 febrero 2019 - 09:53

    El problema de origen viene de cuando ese tal Montesquieu definió el reparto de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, poderes que en teoria se debian controlar mutuamente, cosa que en la práctica no ocurre.

    No se entiende por qué se olvidó del poder económico, quizá en su momento no era tan evidente su poder, pero al no tenerlo en cuenta se plantó la semilla que ha dinamitado la democracia.

    Al no definir la existencia de ese poder y en consecuencia no reglamentarlo se le ha dado libertad de acción y como era de esperar ha campado a sus anchas, apoderándose del resto de los poderes.

    Si además de tener el control de las elecciones a través de los medios de comunicacion, se estabece un sistema de partidos políticos, las facilidades de control son mas que evidentes, ya no tienen necesidad de manipular a cientos de diputados, les basta con manipular a 2 o 3, jefes de partido, mucho mas fácil y mas barato.

    El tema de los lobbies ya es una burla sobre un insulto a las personas.

  • #012
    Paco - 11 febrero 2019 - 12:19

    Por una parte está gente como Amacio Ortega, un señor que tiene una cadena de tiendas de ropa barata, con más dinero del que pueda gastar en 7 vidas, y que tendrá sus intereses, pero no lo considero influyente para comprar políticos, porque ni le interese ni sea relevante para su negocio global. ¿Con qué amenaza, con cerrar tiendas de ropa? ¿Qué gana? ¿Qué pierde?

    Por otro lado, están los trepas, ejecutivos politizados que alcanzan puestos de mando en multinacionales estratégicas de energía, telecomunicaciones y banca, y que sin ser los más ricos a nivel personal ni aparecer en listas Forbes, ejercen mayor influencia sobre gobiernos para lograr legislaciones a favor de sus negocios.

    Que puede obtener el dueño de Zara, ¿que se permitan rebajas todo el año? ¿abrir domingos y festivos?
    Sin embargo, cuantas veces se cuestionan decisiones administrativas o legislaciones que parecen paridas por empresas eléctricas, fabricantes de coches en materia medioambiental, bancos, etc. perjudicando a sus consumidores, donde no hay un rico visible, sino un consejo de administración bien pagado con capacidad y firme decisión de comprar a quien haya que comprar para luego vender como quieren vender.

  • #013
    jose - 11 febrero 2019 - 13:39

    Estimado amigo, este tema de los impuestos es muy simple:

    Hay una casta politica que dice como tiene que ser el mundo y, para ello, impone unos modelos sociales que creen (aunque no haya evidencias) que van a resolver el mundo.

    Pero de antemano esa casta politica – con poderes aterradores – coloca a su familia en todos los puestos posibles, no vaya a ser que su modelo no resuelva nada; pero al menos se garantizan que le ha resuelto a el – y a su familia – la vida.

    Y luego estamos los demas, que no somos casta y que queremos la libertad de todo tipo, incluso frente a esa casta que impone su modelo.

    Yo prefiero la libertad … a seguir los pasos de los iluminados que resuelven el mundo y – sobre todo- sus problemas economicos (personales, primero) imponiendo dictaduras que prometen la igualdad … pero al final se construyen dachas en las afueras.

    Mientras los que no somos de esa casta apenas llegamos a fin de mes (por tantos impuestos que tenemos que pagar para mantener esas dachas).

    Yo no se exactamente de parte de quien tu estas, amigo. No queda muy claro. Yo siempre por la libertad. Tu posicion … ??? la casta de las dachas ?? o el libre mercado ???. Te pediria claridad. Esa tibieza me asusta.

    • Enrique Dans - 11 febrero 2019 - 17:40

      El «de parte de quien estoy» solo debería preocuparte si yo tuviese una agenda determinada, que no es el caso. Yo tengo mi opinión, por supuesto, pero soy un académico y escribo para promover la reflexión sobre el tema al igual que lo hago en mis clases, sin más.

      • jose - 13 febrero 2019 - 08:55

        Estimado Enrique, tienes razon. Disculpa. Un saludo.

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