Futuro y baterías cargadas

IMAGE: Tesla

La Gigafactory de Tesla sigue su progresión para convertirse en el mayor edificio cubierto jamás construido y, con permiso de la compañía china BYD, en la mayor fábrica de baterías del mundo, en lo que se ha convertido en la gran batalla de cara al control de una de las tecnologías más importantes de cara al futuro. La joint venture de Tesla con Panasonic le permite convertirse en uno de los jugadores más relevantes, con más proyección y con mayor capacidad de expansión en un mercado cada vez más dinámico y disputado, y que va mucho más allá de la industria de la automoción, configurando una de las industrias clave en la transición hacia un mundo alimentado por energías limpias.

Mientras Europa y su industria se arrojan en brazos de los chinos para intentar desarrollar algo de capacidad de fabricación de baterías en su territorio, y los distintos países cortejan a Elon Musk para conseguir hacerse con otra de sus gigafactorías, las evidencias de la idoneidad de la tecnología de iones de litio como solución a los problemas que plantea el suministro eléctrico a partir de fuentes renovables se van sucediendo, y los supuestos problemas planteados por los agoreros con respecto a la escasez de este material se van resolviendo mediante nuevos desarrollos que posibilitan un mayor nivel de reciclaje: la gran diferencia que convierte en incomparables las baterías eléctricas y los combustibles fósiles es que no tenemos que quemar  – ni que eventualmente respirar – ninguno de sus componentes químicos.

Pero a medida que los automóviles van incrementando su autonomía y anunciando el fin de las emisiones derivadas del transporte, además, todo parece demostrar que hablamos de una tecnología que, a medida que pasa el tiempo, demuestra limitaciones cada vez menores: tenemos ya automóviles Tesla con más de diez años en circulación y cientos de miles de kilómetros, y la degradación de sus baterías es muchísimo menor de lo que los críticos de la tecnología del vehículo eléctrico presagiaban. En Australia, la enorme estación de baterías que Tesla construyó para balancear la red de suministro ha conseguido ahorros que la sitúan en camino de amortizar un tercio de su coste durante su primer año de operación.

No cabe duda: las baterías definen una de las industrias que más importancia van a tener en el futuro del planeta, y quien domine su fabricación ocupará un lugar privilegiado en muchos sentidos, en una amplia variedad de industrias que van desde la automoción hasta el equipamiento del hogar, pasando por la manufactura o la generación eléctrica. Hace nada menos que doce años, cuando describió la estrategia de su compañía en forma de supuesto «master plan secreto», Elon Musk no habló solo de fabricar automóviles progresivamente más accesibles, sino que incluyó un tercer punto, descrito como «mientras hacemos lo anterior, también proporcionaremos opciones de generación de energía eléctrica con cero emisiones», un punto que muchos, ante la vistosidad y prestaciones de los automóviles de la compañía, simplemente obviaron.

Doce años después y con la compañía ya en números negros, resulta que aquel pequeño punto era, en realidad, la clave de su estrategia: los problemas que analistas supuestamente privilegiados como Bob Lutz tenían a la hora de entender su hoja de ruta estaban perfectamente justificados, porque Tesla, simplemente, no es una empresa de automóviles, sino una empresa de baterías. En lugar de imaginarnos a Tesla como un fabricante de automóviles que compite con otros fabricantes de automóviles en el entorno del transporte de personas o mercancías, imaginemos sus vehículos como simples consumidores de su producto principal, unas baterías que, además, se venden para enormes plantas acumuladoras, para hogares y para todo tipo de instalación eléctrica con cierta dimensión. Ese mercado, en el futuro, será mucho más importante que una automoción que, en su evolución desde producto hasta servicio, demandará menos unidades y librará al mundo de un exceso de vehículos particulares que suponen importantísimos problemas de atascos y de calidad del aire en ciudades de todo el mundo.

Vayan rehaciendo sus modelos y sus hojas de cálculo: quien quiera interpretar a Tesla en clave de automoción se equivocará, porque los planes de la compañía son completamente diferentes. Y mucho más ambiciosos.


ACTUALIZACIÓN (25/01/2019): Charles Morris cita este artículo en Evannex, «Inside Tesla’s secret, intense focus on batteries« y en Clean Technica, «Tesla’s battery leadership protected in secrecy«.


This article was also published in English on Forbes, “The key for Tesla’s future is batteries, not cars» 

この記事は日本語で出版されました, «テスラの将来性、鍵となるのは車ではなくバッテリー«


12 comentarios

  • #001
    Rodrigo Filgueiras - 6 diciembre 2018 - 14:57

    Europa. Somos un continente que queremos luchar contra el cambio climático. En cambio no aprovechamos este impulso para crear tecnología, por ejemplo, relacionada con las baterías. Y nuestra industria estará a la cola del mundo en este campo. Pues nada, otro campo en el que dependeremos de USA y China

  • #002
    Toronjil - 6 diciembre 2018 - 16:46

    Lo cierto es que todos los fabricantes de baterías de buena calidad tienen todo el pescado vendido antes de echar las redes siquiera.

    • Gorki - 6 diciembre 2018 - 20:04

      El fabricante de baterías es en realidad Panasonic, En Tesla solo las agrupan en módulos de 516 celdas. La cosa tiene poco interés tecnológíco, solo soldar convenientemente los cables a los polos de cada una de las pilas de Panasonic,

  • #004
    Gorki - 6 diciembre 2018 - 19:04

    Este éxito que le atribuyes, no está teniendo reflejo en su cotización en bolsa. La gente sigue considerando esta compañía altamente especulativa y nada de fiar.

    Algo tiene hoy a su favor, por fin está cumpliendo sus promesas, tanto del número de coche a fabricar, (5000 semanales), como, cosa, ¡mas difícil todavía!, dar la vuelta a los resultados y pasar de tener gigantescas pérdidas a conseguir moderadas ganancias.

    Quizá con la dirección en manos de alguien menos imprevisible que Ekton Musk la compañía consiga la confianza de los inversores. A mi juicio, invertir en acciones de Tesla, es solo adecuado para ludópatas amantes de las emociones fuertes.

    • Iván - 7 diciembre 2018 - 07:45

      Hola Gorki. ¿No crees que Amazon también perdió mucho dinero durante demasiados años? Durante un tiempo la gente veía a Amazon como una empresa que perdía dinero y que se sustentaba por ser una empresa cuya visión era a medio y largo plazo. Yo sinceramente creo que lo de Tesla y Musk es un pensamiento y una estrategia que siempre ha sido a medio y largo plazo, son disruptores totales de varias industrias y el poner en jaque a empresas clásicas de automoción es ya una realidad, pese a vender muchas menos unidades. Ojalá podamos ver que Tesla va en el camino correcto y que todas esas innovaciones nos llevan a un mundo más sostenible sin tanto uso de combustibles fósiles. No tengo inversiones en bolsa ni en Tesla, pero yo confio en Musk y en Tesla como disruptores capaces de cambiar parte de nuestro mundo y de muchos de los modelos mentales e industriales del siglo XX. Un saludo.

      • Gorki - 7 diciembre 2018 - 12:07

        Si confías en Musk debes comprar acciones de Tesla, es lo que está necesitando.

  • #007
    Krigan - 7 diciembre 2018 - 09:38

    Lo cual implica que uno de los mejores clientes de Tesla (por las baterías) puede acabar siendo Google, que ha abierto su servicio de robotaxis hace 2 días:

    https://www.theverge.com/2018/12/5/18126103/waymo-one-self-driving-taxi-service-ride-safety-alphabet-cost-app

    • Gorki - 7 diciembre 2018 - 12:23

      No tiremos las campanas al vuelo, el servicio se limita a una muestra de 400 personas escogidas en la Ciudad de Foenix y es en coches autónomos, pero con conductor a bordo. Yo diria que simplemente es una prueba mas en sus ensayos.

      El mismo artículo que tu indicas lo confirma:
      «Los vehículos más avanzados de Waymo todavía están confundidos ocasionalmente por ciertas situaciones de tráfico, lo que sugiere que la tecnología, aunque increíblemente avanzada, todavía no está lista para el mundo real. «

      • Krigan - 7 diciembre 2018 - 13:29

        Las limitaciones que señalas, y alguna más que no has mencionado, son ciertas, pero están cobrando por los viajes, y por tanto esto ya no son pruebas, es ya un servicio comercial funcionando.

        Por otro lado, en los 3 trayectos que hizo el periodista, el conductor de seguridad no tomó los mandos en ningún momento.

        Te contesto aquí a lo de las baterías. También cierto, estos son coches fósiles, pero el Koala sí que era eléctrico. En mi opinión, el Koala representa el cómo ve Google que van a ser los robotaxis. La gran mayoría serán así, de 2 plazas, sin maletero, eléctricos, y con una línea aerodinámica pensada para baja velocidad (no se puede ir rápido en ciudad).

  • #010
    Gorki - 7 diciembre 2018 - 12:30

    Se me pasaba, los coches autónomos de Alphabet tampoco son eléctricos,. son de combustible fósil,. las minivans Chrysler Pacifica. El que un coche sea autónomo, no implica que sea eléctrico y estos en concreto, lo más probable que la batería que utilicen sea de las de plomo de toda la vida

  • #011
    Javier Lux - 7 diciembre 2018 - 15:01

    Siempre pensé que los primeros sitios donde se implementarán comercialmente en serio serán del lugares tipo Colorado Springs, o ubanizaciones para ricos jubilados. Esto es, trayectos con poco tráfico y áreas limitadas (Urbanización+Centro Comercial+Campo de Golf+Aeropuerto)

    Veremos si van allí. Lo que hay de momento lo veo bastante prototipo.

  • #012
    Amarok - 10 diciembre 2018 - 14:19

    Solo espero que un cambio en la tecnologia de baterias (pasar de Li-Ion a, yo que se, supercondensadores, baterias de Na, grafeno,…) no le convierta la fábrica en el edificio vacio con el mayor techo del mundo.

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