Tecnología, medio ambiente y responsabilidad

IMAGE: Nick Youngson CC BY-SA 3.0 Alpha Stock ImagesDesde Damm, que me invitó hace algún tiempo a participar en uno de sus eventos de formación interna, «Let’s Damm Together«, me pidieron un artículo breve de temática libre para su newsletter corporativa, así que decidí escribir sobre el futuro de la innovación y la tecnología en un entorno cada vez más condicionado por la necesidad de desarrollar estrategias para una preservación eficaz de la vida en el planeta que vivimos.

Si te está pareciendo que últimamente dedico mucho espacio a este tema, es porque efectivamente es así: es el resultado de una toma progresiva de conciencia no sobre el problema, que lógicamente conocemos desde hace mucho tiempo, sino sobre la importancia de plantear soluciones para el mismo. Si el dieselgate de Volkswagen funcionó como una eficaz llamada de alarma y me llevó a escribir algunos de los artículos más duros que he escrito sobre una compañía y una industria con la que, además, no tengo una mala relación y que ahora veo necesitada de una reinvención radical y absoluta, el último informe del IPCC se ha convertido en la auténtica sirena que suena a todo volumen y que ya no puede ser ignorada de ninguna manera sin ser un completo irresponsable o directamente un idiota. Consecuentemente, he introducido este tipo de contenidos en la práctica totalidad de mis canales: todo lo que pueda contribuir a crear conciencia sobre el tema, aunque sea dentro de mis limitadas posibilidades, me parece un recurso adecuadamente dedicado.

Lógicamente, mi perspectiva no pretende ser catastrofista, sino poner de manifiesto que la tecnología y la innovación pueden convertirse en las soluciones a muchos de los problemas más importantes que tenemos, y que, además, se trata más de una cuestión de adopción que de desarrollo tecnológico como tal: mucha de la tecnología y de la innovación que necesitamos para solucionar nuestros problemas como civilización está ya desarrollada y disponible, y lo único que limita su capacidad para hacerlo es que sus procesos de adopción no están teniendo lugar a la velocidad adecuada, en muchos derivado de un isomorfismo marcado por la hoja de ruta de compañías que pretenden crecer todo lo que puedan, aunque su estrategia sea insostenible. Es el momento de que los innovadores se planteen, en cada uno de sus ámbitos, cómo llevar a cabo cambios que permitan estrategias más sostenibles, y que puedan convertirse, además, en ventajas competitivas.

En los próximos años, estoy convencido de que vamos a ver establecerse una auténtica carrera por adoptar esas tecnologías y lograr cumplir los objetivos de reducción de emisiones necesarios, en parte debido a una toma de conciencia de las compañías y de sus trabajadores, y en parte por la presión que podamos ejercer sobre ellas y sobre los gobiernos como sociedad y como usuarios. En ocasiones no sé si lo creo por idealismo, por desesperación o por estupidez, pero todavía lo creo.

A continuación, el texto de mi artículo:

 

El pasado día 8 de octubre se publicó un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático que revela la desesperada situación en la que se encuentra nuestro planeta, y hasta qué punto un incremento de la temperatura de más de un grado y medio podría generar una catástrofe medioambiental sin precedentes en la historia de nuestro planeta. Resulta enormemente curioso pensar cómo podemos, como especie humana, estar planteándonos cuestiones de todo tipo en nuestro día a día, y no tener la madurez suficiente como para afrontar lo que se nos viene encima, más allá de negarlo de manera persistente como hemos hecho a lo largo de los años, o de esconder la cabeza para pretender que no está ahí.

El cambio climático es, en gran medida, un problema económico y tecnológico: la combinación de una economía que se empeña en seguir creciendo de manera insostenible, y una tecnología que, aunque está a la altura proponiendo soluciones, se encuentra con unos procesos de adopción mucho más lentos de lo que sería necesario para ello.

¿Cómo puede ser posible que, teniendo tecnologías adecuadas como para detener un proceso de calentamiento global susceptible de acabar con la especie humana, renunciemos a utilizarlas porque, sencillamente, nos resultan incómodas, nos parecen caras o implican un crecimiento menor? ¿Cómo ajustar la mentalidad de toda una generación a la necesidad de un cambio imprescindible si no queremos precipitarnos a una catástrofe?

La responsabilidad no consiste ni en no hacer nada al respecto, ni en protestar, escandalizarse o asustarse. Implica entender el proceso que estamos viviendo como una enorme oportunidad para el cambio, para la diferenciación y para la contribución significativa a las soluciones. Implica ser creativo, trabajar en equipo, e introducir estos elementos de sostenibilidad en lo más hondo de la cultura empresarial, hasta afectar no solo como trabajamos, sino también como vivimos, como consumimos o hasta como votamos.

A lo largo de los próximos pocos años, nos disponemos a vivir el mayor proceso de concienciación medioambiental que hemos experimentado jamás como sociedad. Las compañías y las personas que trabajan en ellas tendrán que tomar una actitud inequívoca si quieren mantenerse entre las opciones elegidas por los consumidores: las tecnologías que permiten eliminar las emisiones, abastecerse de energías limpias y optar por sistemas de producción o distribución que generen balances de CO₂ negativos van a convertirse en fundamentales, y las empresas más proactivas en este sentido sustituirán a las que no sepan serlo. Estas opciones a menudo implicarán posibles pérdidas de competitividad o resultados más discretos, pero da lo mismo: la batalla ya no es el mercado, los accionistas o los beneficios… la batalla es la supervivencia. O nos convertimos en enormemente proactivos a la hora de adoptar y explotar las tecnologías adecuadas, o sencillamente, esto no da más de sí.

Pensémoslo. Tenemos una enorme responsabilidad.

 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “Technology, the environment and responsibility» 

 

15 comentarios

  • #001
    xaquin - 1 noviembre 2018 - 16:50

    Cada grano de arena ya sabemos lo que puede llegar a hacer. Con los Trumps y Bolsonaros por doquier, se necesita más aún el apoyo individual.

    Y no es por casualidad, que la revolución tecnológica obliga a pensar más en el ambiente que nos rodea. La palabra ecosistema nunca tuvo tanta importancia como ahora (globalmente pensada).

    La revolución industrial puso el punto de mira en la supervivencia humana (el proletariado), dentro de la jungla fabril que se avecinaba. Ahora es un asunto más global, tenemos que salvar la casa común (incluidos los otros). Porque además, cada vez está más claro, los «listillos» de este mundo, empiezan a pensar (lo de pensar es un decir) en soluciones «de élite» para irse de la Tierra.

  • #002
    Jose Miguel - 1 noviembre 2018 - 17:18

    Cuando las condiciones medioambientales en la Tierra no permitan la supervivencia humana morirán tanto los ricos como los pobres, aunque estos últimos antes. Y si para entonces hay tecnología y conocimiento de otro planeta para subsistir serán los ricos los que puedan emigrar, llevándose el chiringuito allí y procreando, que procrear crea pobres que los mantengan. Y la rueda sigue…

    Vale, me dejo el tema armagedón ya.

    Estoy completamente de acuerdo con los planteamientos de Enrique, salvo en que el peso del cambio lo tenga que llevar la ciudadanía como ha dicho en otros posts.

    El cambio es imposible si no se apoya desde los gobiernos, con medidas que limiten, pongan plazos coherentes y finalmente prohiban las energías fósiles y facilitando al ciudadano la transición a energías limpìas.

    • Enrique Dans - 1 noviembre 2018 - 17:24

      Ya, pero «los gobiernos» no son entes abstractos que decidan a su antojo lo que les dé la gana. Los gobiernos, al menos en los países democráticos, los ponen y los quitan los ciudadanos. Y el problema, al menos por el momento, es que la ciudadanía no tiene ni p**a idea de la verdadera importancia que tiene este tema, y no lo ven como algo que deba condicionar su voto. Votan en función de lo que creen que son «ideologías», que son en realidad clichés trasnochados absurdos que han perdido todo su significado y que están destinados a proporcionar, con un simplismo alucinante, un razonamiento para quienes no quieren complicarse la vida con decisiones delicadas. El voto verde se ve como algo de hippies y de comeflores, algo poco serio, mientras que las decisiones «serias» se toman en función de que unos, teóricamente, son más de derechas o más de izquierdas, como si eso de verdad significase algo a día de hoy. Mientras no seamos capaces de concienciar de verdad a la ciudadanía de la gravedad del tema y comiencen a votar en función de eso, no iremos a ningún lado más que a cargarnos el puñetero planeta.

      • Jose Miguel - 1 noviembre 2018 - 17:31

        “los gobiernos no son entes abstractos que decidan a su antojo lo que les dé la gana“. Yo no estoy muy seguro de esto, aún cuando se les elija democráticamente.

        En el resto completamente de acuerdo, las democracias se reducen a ser del Real Madrid o del Barcelona, y hay muchas más cosas en juego que las ideologías, concepto por otro lado perverso. No debería haber más ideología que el bienestar.

    • Matt - 2 noviembre 2018 - 01:06

      Pues en este tema yo creo que los políticos van por delante de la ciudadanía. Muchos políticos no se atreven a tomar medidas porque si lo hacen se les echa la gente encima.

      Sin ir más lejos, mira por ejemplo las que le montan a Carmena cuando hay restricciones en la circulación.

  • #006
    Gorki - 1 noviembre 2018 - 21:12

    no pretende ser catastrofista

    Pues , no es esa la imagen que muestras. Creo que en este tema has perdido el menor atisbo de objetividad y enseñas una visión del mundo. desde un punto de vista absolutamente fanático.

    • Raúl Kidd - 1 noviembre 2018 - 22:24

      Secundo…

    • Enrique Dans - 2 noviembre 2018 - 00:18

      En este tema no hay puntos de vista, querido Gorki. Es CIENCIA. No es opinión. Es lo que hay. Empeñarse en mirarlo desde otros puntos de vista es simplemente irresponsable y absurdo. No seré yo quien te diga lo que tienes que hacer, pero es lo que hay.

    • Krigan - 2 noviembre 2018 - 11:35

      Vaya manía que hay de llamarle «fanático» a los que no piensan como tú. A ver si ahora va a resultar que no hay un problema de contaminación en las ciudades. Sí que lo hay, y no creo que el proponer soluciones pueda ser considerado fanatismo.

  • #010
    Luis Alberto Díaz Martínez - 2 noviembre 2018 - 07:01

    Vuelve y juega… y así por saecula saeculorum, hasta cuando sea.

    «SÍ: ¡Necesitamos Conciencia de Vida y Humani_dad!

    «Porque los humanos somos conciencia de existir como energía del Cosmos en perpetua transformación y expansión, localizados en un rincón del cruce entre la Eternidad (Tiempo) y el Infinito (Espacio) de este Universo, uno más entre todos los Multiversos posibles.

    «Y al existir como Conciencia de Vida, la Vida en permanente creAcción es lo único que tenemos y de verdad importa: es nuestro mayor bien patrimonial. Y tanto mejor si junto a ella tomamos Conciencia de Ser Humanos, Conciencia de Humani_dad, porque Somos lo que Sabemos y Hacemos, y no las cosas o artificios que acumulamos. Se impone, pues, el mayor respeto por la vida de cada uno de nosotros y cada uno de los demás, así como exaltar que la diversidad étnica y cultural son nuestra raigambre e identidad esenciales. Por todo ello, debería quedar claro que la Vida humana no tiene precio, ninguno, y el dinero (más el imperio de las cosas que de él dependen) vale o debería valer muy poco, casi nada, o apenas lo mínimo necesario como instrumento de cambio, para satisfacer con suficiencia las necesidades básicas de todos, sin excepción alguna.

    Pero, ¿Cómo? ¿Qué Hacer?

    «Pues asumir de una buena vez por todas el imperativo yaísta (no yihadista) o yamismista del cambio de hábito social, solo posible si se da un cambio de hábito individual o personal, a partir de la plena conciencia de Vida y Humanidad. Tal cual se ha dicho aquí antes: Educación efectiva y práctica, de adultos a niños y viceversa; de padres a hijos y viceversa; en todos los ámbitos, estratos y estamentos (familia, escuela, trabajo, comunidad, entretenimiento): ¡Ya!

    «Y los instrumentos o herramientas existen: allí, ahí, aquí están, allá y acullá: solo se trata de utilizarlos ya y de manera orquestada o sistemática, debidamente. Cientos y miles de horas de contenidos audiovisuales magníficos en los que se expresa el milagro de la Vida (en todas sus manifestaciones micros y macros de la Naturaleza y el mundo; por ejemplo: serie Cosmos, en sus dos temporadas, para solo citar una entre centenas), como la mejor puerta de entrada permanente y ubicua para curiosear, entender y conocer plenamente su significación e importancia suprema, haciéndolos conscientes en el día a día. Pues solo al conocimiento y el aprecio puede seguir la admiración, el respeto y la reparación o restauración inevitables.

    «Sí, también a la manera de un mantra o invocación cotidiana, palpable -y no idealizada o divinizada- de una realidad inmediata a cada quien y sobre la que se debe actuar como un ejercicio irrenunciable de acondicionamiento físico y mental para impedir nuestra autoextinción, ¡Ya!

    «El desafío es Ser lo más creActivos posibles para coordinar todos los medios virtuales u on line disponibles, en coyunda o pancomunidad global con los medios físicos convencionales (incluido Radio Bemba, por supuesto), de modo tal que cotidianamente en forma personal o colectiva, individual y social, siempre reveladora, afrontemos de una buena vez este problema, constituido en la mayor oportunidad creActiva de la especie para restaurar un orden inclusivo y llevarle la contraria a la entropía». (X-8-18)

  • #011
    Carlos Diaz - 2 noviembre 2018 - 10:29

    Fanáticos y arribistas por mejorar su imagen corporativa…. aparte. ¿Hay acciones que podemos hacer y que no sean medidas a favorecer tecnologías y rémoras que se aprovechan de lo del rio revuelto… ?

    Seguro que si, ejemplo: Antes las cervezas las consumias en cristal, ibas a tu bodega y el envase era recogido para devolverlo. No había latas, ni plasticos. Y si pesaban un huevo, y era un coñazo, pero no es una medida anti nadie, fácil de aplicar (las cervezas son tres multinacionales), legislación a los fabricantes y nadie sale perjudicado.

    Pero es más bonito hacer hacer publireportajes. De las medidas racionales nadie saca tajada, de la parodia propagandística si, y se sigue mareando la perdiz.

  • #012
    Gorki - 2 noviembre 2018 - 11:35

    Estoy harto de personas que reclaman que el ayuntamiento haga una obra del copón, para que pongan un carril bici de su casa a su oficina, pero llega el punte de Todos los Santos y no duda en irse de puente a Cracovia en avión, Estoy harto de ecologistas de salón.

    • Krigan - 2 noviembre 2018 - 11:52

      Bueno, yo no me considero ecologista (ni tampoco he estado nunca en Cracovia), y creo que los carriles bici (que también sirven para patinetes eléctricos) son una posibilidad a considerar.

      No tiene mucha lógica la postura del «no hagamos carriles bici porque existen los aviones». Lo lógico es considerar si se hacen los carriles bici, y paralelamente, si así se desea, considerar también qué hacemos con los aviones. Lo otro suena a excusa barata para negarse en redondo a poner carriles bici, sin importar los argumentos sobre esa cuestión.

      Si alguien propone cambiar los aviones a reactores de hidrógeno, ¿dirás que no porque no existen los carriles bici en tu ciudad?

      • Enrique Dans - 2 noviembre 2018 - 11:58

        Yo estoy completamente harto de la maldita excusa: «como se sigue haciendo esto, entonces yo no hago lo otro». Si se quieren buscar excusas para no hacer nada, hay todas las que uno quiera, y no revelan nada más que la irresponsabilidad del que las esgrime. «Como seguís yendo en avión, yo no voy en bicicleta». Pues genial, estarás sumando tus emisiones a otras ya existentes, y si se generaliza tu pensamiento, nos iremos todos juntos al carajo. ¿No será mejor intentar hacer cada uno todo lo que buenamente pueda y esté dispuesto a hacer en función de su cultura, su disposición y sus posibilidades, en lugar de seguir escudándose en excusas absurdas?

  • #015
    Jesús Sánchez - 2 noviembre 2018 - 18:08

    A las ovejas, el pastor no le da una charla de «todas juntas a pastar, que luego es complicado reunirlas». O «…no se vayan muy lejos, que viene el lobo y se las lleva». Nada de eso. Directamente se lleva dos o tres perros pastores para controlar el rebaño y mantenerlo a su control.
    Desgraciadamente es así, nos guste o no.

    Hasta hace no mucho, exáctamente antes del 1 de Julio del corriente, nadie le importaba usar una o 20 bolsas plásticas en el supermercado. Desde que está en las redes y medios, ya cualquiera, hasta el jubilado de la construcción, opta por poner todo en una sola bolsa. Las redes sociales y los medios de comunicación, que gran poder tienen.

Dejar un Comentario

Los comentarios están cerrados